Re:Zero Ex (NL)

Volumen 3: La balada de amor del Demonio de la Espada

Capítulo 2: El día de la boda

Parte 3

 

 

El sonido resulto que era su forma de comunicarse con los que lo rodeaban. En respuesta al sonido del metal contra el metal, Conwood apareció junto a ellos.

—¿Llamaste? —dijo.

Publicidad M-AR-1

—Quiero volver a la ruta de la patrulla. El tiempo es especialmente apretado en esta misión.

—Eso es seguro— Conwood dio un guiño, luego miró a Wilhelm. Wilhelm mantuvo un silencio contundente, evidencia de que incluso el demonio de la Espada podía aprender su lección.

—No podemos tener a Lady Theresia de pie en el altar sola. Créeme, todo el escuadrón está detrás de ti en eso. Y esa pequeña escena antes de irnos sólo hizo que las tropas estuvieran aún más an- siosas.

—Eso es suficiente. Date prisa y ponte a trabajar— Wilhelm le dio a Conwood una mirada espinosa. El otro hombre sacó un mapa de su bolsa y lo abrió. Mostró el área alrededor de la capital, con su ruta marcada en tinta roja y círculos alrededor de sus destinos.

—Primero, iremos por Liphas a Furoul —dijo Conwood


—. Enton- ces nos dirigiremos al oeste, a través de Milgre, Bonobo, y Cramlin, antes de volver a la capital. Marcha forzada.

—Son dos días contando los viajes —dijo Wilhelm

—. Incluyendo patrullar, no estoy seguro de que tres días sean suficientes.

—Es por eso que vamos a volar por esos caminos tan rápido como podamos, así que tres días serán suficientes. Hemos acordado dejar a cualquiera que se quede atrás. Los hombres están preparados para mo- rir en lugar de retrasarnos.

—Esta no es una tarea para morir…

—¿Crees qué es una manera de hacer que acepte cualquier cosa, ¿no…?

Grimm tenía razón, sin embargo, esta lógica rápidamente hizo a Wilhelm mirar alrededor.

—A esta velocidad, y apegándose sólo a lo estrictamente necesario para las patrullas, deberíamos estar de vuelta en la capital en dos días y medio. Con medio día de tiempo, incluso debería tener unos minu- tos para prepararse para la ceremonia. Y entonces todo el mundo vive feliz para siempre.

—Espero que…

Conwood sonaba aún más brillante de lo habitual, tal vez en un in- tento de aliviar la ansiedad que sentían. Wilhelm, sin embargo, encon- tró todo difícil de tragar. Agradecido estaba de que los soldados estu- vieran tan completamente comprometidos a llevarlo a casa a tiempo para su boda, sabía que Veltol estaba detrás de esto.

Publicidad M-M1

No creo que me deje escapar tan fácilmente, pensó.”

—Este no es como tú. ¿De verdad estás tan preocupado?

—Estoy luchando contra un enemigo que no puedo alcanzar con mi espada. Yo también podría estar balanceando de un risco.

La expresión de Wilhelm era oscura, y Grimm le entregó un papel.

“Entiendo. Espero que te sientas mejor. Deberíamos ser capaces de pasar por

nuestra primera parada, Furoul.”

Los ojos de Wilhelm se ensancharon mientras leía la nota.

—… ¿Sabes algo?, Furoul es donde nací. Tengo una cierta cantidad de con- tactos con los residentes. Eso nos ayudará a terminar la patrulla allí en poco tiempo.

Wilhelm levantó una ceja. “Huh, eso es una buena noticia para mí. No me di cuenta de que eras tan cercano.”

Grimm le dio una sonrisa complicada. Wilhelm conocía esa expre- sión. Era la mirada de un hombre que había sido desleal con sus pa- dres. Se parecía a sí mismo: un hombre que había huido de su casa después de una pelea con sus hermanos, alguien que nunca había te- nido la oportunidad de disculparse.

—Todo el mundo tiene una historia”—dijo Conwood

—. No es que esto sea un concepto de extranjero para nosotros.

—¿Todo este escuadrón está formado por fugitivos? Una unidad de élite— dijo Wilhelm, conmovido por su generosidad de espíritu. Su corazón se hizo cada vez más ligero; había sido bendecido con exce- lentes compañeros. No es que lo admita en voz alta.

“Gracias. De todos modos, déjame encargarme de Furoul.”

Justo cuando Grimm afirmaba que manejaría las cosas, el débil con- torno de algunos edificios se hizo visible en el camino. Era Furoul, la posada de la que acababan de hablar. Su primera parada y una prueba de lo buen conversador que era Grimm…

—Huh.

Justo cuando el pensamiento estaba cruzando su mente, Wilhelm quedó aturdido sin palabras por lo que vio de la ciudad. Así también, el resto del Escuadrón Zergev.

La razón era un gigantesco cartel colgado sobre la entrada de la ciu- dad, y decía:


¡BIENVENIDO! ¡EL REGRESO TRIUNFANTE DEL GRAN HÉROE DE NUESTRA CIUDAD!

Toda la población parecía estar presente para saludarlos.

Una gran ovación subió; el sonido de las personas que reconocieron a un hijo pródigo que vuelve a ellos después de haber ganado por sí mismo un puesto de autoridad en el ejército nacional. No se trataba de quien era bienvenida esta gente.

—…Oye —le dijo Wilhelm a Grimm—, ¿realmente crees que pue- des convencerlos de que se queden adentro?

Estaba hablando en nombre de todos ellos; todo el escuadrón miró a Grimm a la vez. Grimm empezó a sudar. Con una mano temblorosa, hizo una seña diciendo:

“Lo intentaré”

Estaba muy lejos de las afirmaciones audaces que había estado ha- ciendo unos minutos antes.

***

 

 

—Bueno, ¡voy a ver! Pensar que el engendro bueno para nada del posadero volvería a nosotros tan alto en el mundo!

Ha pasado mucho tiempo. Lo siento. Hay tantas cosas de las que hablar, pero…”

—¡Grimm, eres otra cosa! Yo, hui del ejército casi tan pronto como me uní y volví a casa.

No te culpo. El campo de batalla es un lugar aterrador”

—Grimm. Conozco a una joven dulce que te puede gustar. ¿Quieres hablar con ella antes de irte?


“¡Lo siento! Ya estoy viendo a alguien…”

Y así fue, hasta que el Escuadrón Zergev finalmente fue capaz de salir de Furoul.

Habían asignado dos horas para su patrulla en esta ciudad. Por los buenos oficios de Grimm, el héroe de la ciudad natal, el Escuadrón Zergev superó con éxito su tiempo asignado por cinco horas, pasando un total de siete horas en Furoul.

—¡Nunca volveré a confiar en nada de lo que digas! —Wilhelm se enfureció, dirigiendo su dragón de tierra a la cabeza del grupo.

Frente a la ira del Demonio de la Espada, todo lo que Grimm podía hacer era mantener la cabeza baja. Dada toda su confianza, fue su me- jor apuesta después de lo que equivalía a una derrota lamentable. De hecho, tendría que reflexionar cuidadosamente sobre lo que había sa- lido mal en esta ocasión.

—Tómalo con calma, Cap —dijo Conwood

—. El niño huye de casa y vuelve un héroe, por supuesto mamá y papá y los niños quieren ce- lebrar.

—Sí, y también lo hace cada pariente, maestro y viejo amigo! Esta- ban alineados hasta el siguiente pueblo… ¡Qué desastre! —los gritos de Wilhelm se hicieron aun más fuertes cuando pensó en las festivi- dades de siete horas.

La verdad fue que no sorprendió a ninguno de ellos que el pueblo de Grimm quisiera hacer un evento de su regreso a casa. Algunos de su familia cercana habían estallado en lágrimas al verlo de nuevo.

“Supongo que mis padres asumieron que estaba muerto”. Escribió Grimm.

—Dado como te veías cuando te conocí, y el hecho de que no hu- bieran sabido de ti durante años, no los culpo.

Había sido la opinión compartida de todo el escuadrón en ese mo- mento que Grimm no era probable que sobreviviera por mucho tiempo. Pero a través de una serie de coincidencias, aquí estaba, toda- vía con ellos. Grimm probablemente no estaría en desacuerdo llamán- dolo un regalo de suerte.

—Es un éxito bastante crítico para nuestro horario, pero la familia del vicecapitán estaba feliz de verlo —dijo Conwood—. Y en cuanto a patrullaje, no podríamos haber pedido una exhibición más exitosa de presencia militar.

Publicidad G-M1



“Todo este incidente fue…”

—No, olvídalo— dijo Wilhelm, interrumpiendo a Grimm cuando comenzó a escribir una nota de disculpa.

“Conwood tiene razón. Al menos hemos hecho el trabajo.”

Como fugitivo carente de piedad al igual que su viejo camarada, apenas había espacio para que Wilhelm juzgara. Cualquiera que sea la situación de los otros miembros de su escuadrón, Wilhelm ya no tenía familia con quien ponerse en contacto. Los fuegos de guerra los ha- bían consumido, junto con toda su ciudad natal. Era como Grimm en que se había escapado y nunca se había puesto en contacto con su familia a partir de entonces. Pero a diferencia de Grimm, Wilhelm nunca tendría la oportunidad de disculparse.

Desde esa perspectiva, la oportunidad para que Grimm se reúna con su familia y amigos fue motivo de gozo.

—Podemos reponer el tiempo —dijo

—. Si quieres demostrar que te arrepientes de lo de hoy, solo… escribe a tu familia a veces.

—…

—De todos modos, cuando vuelvas con Carol un día, va a ser aún peor, ¿verdad?

Publicidad M-M3

Tratando de dejar atrás lo que pasó, Wilhelm crio al amante de Grimm. Había visto lo extasiado que era la familia de Grimm al saber que su hijo había alcanzado el rango militar. Si supieran que se iba a casar con una hija de la nobleza, se sorprenderían inimaginablemente.

En tu propio asunto. Cuando Grimm finalmente miró a Wilhelm de nuevo, estaba sonriendo por fin.

Parecía inspirar a toda la tropa, y partieron por el camino con su renovado vigor. La línea de tiempo que habían estado tratando de conservar tanto como era posible se había alargado seriamente en su lugar, pero todavía no estaba muy lejos como para recuperarla.

—Afortunadamente, no creo que tengamos miembros del escua- drón que proclamen de ninguno de los otros lugares que estamos vi- sitando— dijo Conwood.

—Eso es un alivio —respondió Wilhelm

—. Si veo a otro padre, amigo, familiar o buen deseo, será demasiado pronto.

Eso parece un poco en la nariz, ¿no? Grimm parecía menos satisfe- cho.

“No quiero que se repita Furoul. Estoy tratando de mantener el daño colateral bajo, por así decirlo”

Independientemente de la reacción de Grimm, el Escuadrón Zergev se apresuró por la autopista Liphas. A su debido tiempo, llegaron a salvo a su próximo destino, Milgre.

Esta vez, no hubo una fiesta masiva de bienvenida, y fueron capaces de completar su patrulla y seguir adelante en el menor tiempo posible.

Me alegro de que no haya salido nada. Espero que las cosas sigan así.

—¿Cuánto tiempo nos queda?

“Aún tenemos cuatro horas de retraso.”

–No debería haber preguntado.

Sin embargo, de hecho, habían recuperado algún tiempo. Si las co- sas siguieran así, podrían lograr estar de vuelta en la capital con un par de horas de sobra antes de la boda.

—Por lo menos…

Al menos podría escapar sin molestar a Theresia. Wilhelm sabía que se estaba aferrando al límite, pero era todo lo que tenía.

Pero, por supuesto, cuando uno se aferra al límite, ese límite final- mente llega a su fin.

***

 

 

El barrio de los nobles de la capital era un lugar que sólo aquellos con estatus podían vivir. Nuevas linternas mágicas brillaban en la noche a lo largo de calles de piedra de borde recto que corrían entre lujosos y elegantes edificios. Los carruajes de dragón que rodaban por las calles apenas hacían un sonido; todo el lugar era la altura de la clase.

El país supuestamente se había fatigado por la larga guerra civil, pero el conflicto parecía apenas haber tocado este lugar. El barrio de los nobles parecía rechazar todas las influencias de más allá de sus fronteras, como un mundo en sí mismo. Cualquier tipo de perturba- ción o lucha era estrictamente un tabú, a diferencia de la etiqueta y tranquilidad de la zona.

Dos mujeres caminaron por el distrito, sus zapatos haciendo clic contra el suelo. Uno de ellos caminó con los hombros tirados hacia atrás, cortando el aire, mientras que la segunda mujer llamó a la pri- mera.

—¡L-Lady Theresia! ¿Realmente vas a enfrentarte a Lord Veltol?

—Por supuesto que sí, Carol. Estoy muy enfadada por todo esto.

Theresia, todavía marchando rápidamente, frunció los labios a la otra mujer, que tenía el pelo dorado y los ojos azules, y dio una impre- sión general de nitidez. La segunda mujer, Carol, se encogió bajo la mirada de Theresia.

—¿Estás diciendo que te opones a mí, Carol? Que te opongas… a mi boda…?

—Por favor, no me mires con tanta ansiedad, Lady! ¡Nunca me opondría a ti en ningún asunto! Aunque admito que Wilhelm no sería mi primera opción para un marido…

—Así que estás en contra de nosotros…

—¡Por favor, no me pongas en una posición tan difícil; me harás llorar! Voy a llorar como un bebé patético!

—¡Lo siento, lo siento. Está bien, Carol, confío en ti.

Al ver que la belleza tensa estaba a punto de romperse, Theresia se apresuró a tranquilizar a Carol. Su asistente de tantos años era nor- malmente bastante estoica, pero cuando se trataba de asuntos en los que Theresia estaba involucrada, a veces podía llegar a ser sorpren- dentemente delicada. Recientemente esa tendencia se había expandido para incluir su amor por Grimm y, debido a su conexión con Theresia, cualquier cosa que tuviera que ver con Wilhelm. Carol se había con- vertido en un poco emocional y un amante de las cosas lindas…

—Me sorprende saber cuántos problemas puedes tener, Carol — dijo Theresia.

—Es una crítica tan repentina, mi lady. Soy la primera entre sus asistentes y el que la ayuda a navegar por este mundo. Espero que sigas confiando en mí como siempre lo has hecho.

—Sí. Y siempre has sido muy confiable.

—¡Sí, mi Lady!

Theresia le dio a Carol una palmadita alentadora en el hombro, a lo que Carol respondió con ojos brillantes y un guiño enfático. Saltó con un grito antes de amartillar la cabeza con sorpresa.

—¿Huh? ¿Cuándo me hice tan obediente contigo…?

— Vamos, Padre y Madre deben estar aquí. Vamos a darles un pe- dazo de nuestra furia— Theresia ignoró rotundamente la pregunta de Carol cuando llegaban a una casa en particular en el barrio de los no- bles, un lugar para los visitantes que habían llegado a la capital desde lejos. Considerando la boda al día siguiente, los padres de Theresia, Veltol, jefe de la Casa de Astrea; y su esposa, Tishua, estaban presu- miblemente allí.

—Pensé que era extraño cuando dijeron que se quedarían en la casa de huéspedes en lugar de en nuestra mansión. Estoy seguro de que simplemente no querían que averiguara lo que estaban tramando.

—Ya veo —dijo Carol—. Si me permite preguntar, mi Lady, ¿qué dijo Lord Veltol cuando se negó a quedarse en la mansión?

—Afirmó que la casa ya nos pertenece a mí y a Wilhelm como ma- rido y mujer, para que mis padres no trataran de imponernos… Y, uh, bueno, créeme, no estaba convencida simplemente porque nos llamó “marido y mujer”, ¿de acuerdo?

Carol sonrió suavemente. —Por supuesto, lo entiendo

—. Sí, Carol está de su lado, Lady Theresia.

Publicidad G-M3



Era la misma sonrisa que había mostrado en la ceremonia después de la conclusión de la guerra, cuando había visto en silencio a Theresia a punto de aceptar un honor que no quería. Es decir, una sonrisa que mostró que estaba sosteniendo algo dentro de su corazón; y Theresia no tuvo el valor de preguntar que era.

—De todos modos, vamos —dijo Theresia

—. Y vamos a asegurar- nos de que este tipo de cosas nunca vuelvan a suceder.

—Pero, mi Lady, ¿de qué servirá, incluso si Lord Veltol admite a su derrota en este caso?

—No me importa esta vez. Voy a hacerle prometer para el futuro.

Después de todo…

Mientras se dirigía a la entrada de la casa de huéspedes, Theresia miró hacia atrás a Carol. Sus ojos no tenían ningún rastro de duda, ya que declaró—: Wilhelm volverá a la boda. Prometió hacerme su novia. Así que no tienes que preocuparte por eso.

Entonces, montando esa ola de confianza, Theresia llegó a la puerta.

***

 

 

Por lo tanto, Wilhelm tenía la plena confianza de Theresia, pero…

—…

El cielo estaba oscuro. Increíblemente oscuro. El mundo entero pa- recía estar hecho de esta oscuridad, y sin un rayo de luz en ninguna parte.

Los cuatro rincones del mundo parecían no tener luz en ellos, y el aire se sentía saturado de arena que se frotaba contra su piel, llevando una amargura que prácticamente podían saborear. El suelo bajo a sus pies era a la vez duro, pero húmedo y resbaladizo. Fue realmente el peor ambiente posible.

Varios ruidos de metal contra metal sonaron a través de la oscuridad y desaparecieron en la lejana distancia. Los hombres tensaron sus oí- dos para seguirlo, solo se escucharon desaparecer a lo lejos, y luego se tranquilizó.

—Profundo, ¿eh…?

Publicidad M-M5

No había lugar para la duda en el asunto, ni hubo ninguna respuesta. Pero eso sólo tenía sentido. Aparte de Wilhelm, sólo había otras dos personas aquí en este lugar. Uno de ellos estaba inconsciente en los brazos del Demonio de la Espada, y en cuanto al otro…

—…

Wilhelm sintió un toque en su hombro y miró hacia atrás. No podía ver la cara de la otra persona por la penumbra. Pero a través de la familiaridad, todavía sabía lo que el hombre estaba pensando. Daba miedo. Y estaba dando la peor respuesta posible.

No era necesario profundizar en lo que hizo una mala combinación a Grimm y la oscuridad total. La falta de luz era el enemigo natural de un hombre que se comunicaba a través de la palabra escrita. Su expre- sión y lenguaje corporal podían traer algo de lo que estaba pensando, pero en esta zona negra, incluso eso era imposible.

—Ngh. 

—No importa lo desesperado que estés por hablar —dijo—. Toda-

Publicidad M-AB

vía no sé lo que estás tratando de decir…

Tal vez Grimm estaba angustiado por lo terrible que era la situación. Escuchar el gemido, sin embargo, en realidad hizo que Wilhelm se calmara. Los humanos a veces se vuelven más firmes cuanto más pá- nico están en loa que les rodean. O tal vez eso fue simplemente como parecía. Tal vez Wilhelm simplemente se había encontrado con una tremenda ola de mala suerte que había pasado por la angustia final para llegar a algo como la iluminación.

—Ahh…— Wilhelm se rascó la mejilla y miró hacia arriba. Podía ver la entrada colapsada a la cueva, pero por la vida de él, no pudo alcanzarla. Tendrían que explorar, usando el eco de la placa de metal de Grimm, con la fe de que esa sería otra salida más.

—Pero incluso si sobreviva a esto, Theresia podría matarme en su lugar…

Antes de llegar a la boda a tiempo, se había vuelto cuestionable si llegaría a casa con vida. Wilhelm suspiró. Y con la ceremonia de la boda a sólo medio día de distancia, el demonio de la Espada dio su primer paso más profundo en la cueva, con la esperanza de escapar a ser enterrado vivo.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

0 Comentarios
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios