Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 5

Capítulo 3: Disputa familiar

Parte 1

Paul se alojaba en un lugar llamado La Posada del Amanecer, pero me llevó al bar de al lado. Había unas diez mesas redondas de madera en el interior y, en ese momento, yo estaba sentado en una frente a mi padre.

Todavía era de día, pero no éramos los únicos en el bar. De hecho, todos los asientos estaban ocupados. Los chicos que había noqueado antes en el almacén estaban sentados y sus heridas eran atendidas por los curanderos del grupo. No hace falta decir que las miradas que me dispararon no eran muy amistosas.

Todos aquí eran aparentemente miembros de la banda de Paul. Y la más llamativa de todas era definitivamente la mujer guerrera sentada en diagonal detrás de Paul.

Tenía el pelo corto y castaño que se rizaba hacia fuera en las puntas, una boca llena de pucheros y una cara bastante encantadora. Pero era su figura y su atuendo lo que realmente la hacía sobresalir. Su pecho era enorme, su cintura era delgada, y su trasero era regordete. Por alguna razón, todavía llevaba esa armadura de bikini. Supuse que estaba en la adolescencia.

Era la misma chica que me había dado tantos problemas antes. Paul la había llamado “Vierra”. Definitivamente tenía el tipo de cuerpo que podía ver a mi viejo babeando. A mí mismo me resultaba difícil apartar la mirada cuando miraba en su dirección… y esa ropa tan absurdamente escasa ciertamente no ayudaba a las cosas.

La “armadura de bikini” en sí no era tan rara en este mundo. Después de todo, la mayoría de las heridas podían ser curadas instantáneamente con magia, así que había algunas espadachinas que optaban por equipos de protección más ligeros, aceptando el hecho de que a veces se cortaban. Yo había conocido a algunas personas así en el Continente Demoníaco, y tuve que asumir que era lo mismo para ellas. Pero nunca había visto a nadie con un equipo tan mínimo. Normalmente, una armadura como esa se usaba sobre ropa ligera, no sobre piel desnuda. Y se usaban protectores para cubrir al menos algunas de las articulaciones. Supongo que ahora mismo estábamos sentados en un bar, así que tendría sentido no molestarse en usarlos. Por la misma razón, normalmente usarías un abrigo sobre esa clase de armadura cuando no estuvieras peleando. Eso fue lo que hicieron las damas del continente demoníaco, al menos. Aunque algunas de las espadachinas más viejas a veces no se molestaban…

Espera. ¿No se había puesto un abrigo en el almacén después de que yo hiciera el hechizo?

¿Por qué demonios se lo volvería a quitar?

Bueno, lo que sea. Podría disfrutar de la vista mientras pueda. Mm, sí, por supuesto.

Espléndido, espléndido…

Accidentalmente me encontré con la mirada de la chica mientras la miraba con los ojos. Me hizo un guiño rápido, así que le devolví uno de mi parte.

“Hey, Rudy… ¿Rudy?”

En este punto, noté que Paul me hablaba, y lamentablemente me arrancó los ojos de la mujer guerrera. “Hola, Padre. Ha pasado un tiempo.”

“Sí. Uh… es bueno ver que sigues vivo, chico.”

La voz de Paul estaba llena de cansancio. El hombre realmente había cambiado bastante.

Y no para mejor, eso es seguro. Nunca lo había visto tan demacrado o desaliñado antes. “Bueno… gracias…”

Para ser honesto, me costaba mucho entender esta situación. ¿Qué demonios estaba haciendo Paul aquí? Este era el País Santo de Millis. Estaba tan lejos del Reino de Asura como Mongolia lo estaba de África. ¿Había venido aquí a buscarme?

No, eso no podía ser correcto. Ni siquiera sabía que me había teletransportado al continente demoníaco. Tenía que haber otra razón. ¿Qué pasó con su trabajo de protección de Buena Village?

“Entonces… ¿qué está haciendo aquí, Padre?”

La pregunta me pareció un punto de partida razonable, pero Paul reaccionó con evidente sorpresa. “¿Qué? ¿Viste mi mensaje, verdad?”

“¿Tu mensaje…?” ¿De qué estaba hablando? No recordaba haber recibido ningún mensaje de él.

Por alguna razón, Paul frunció el ceño hoscamente ante mi confusión. ¿Había logrado molestarlo de alguna manera? “¿Te importaría decirme qué has estado haciendo hasta ahora, Rudy?”

“Uh, sobre todo tratando de sobrevivir. Es una larga historia…”

Realmente esperaba que Paul me explicara la situación primero, pero como me lo había pedido, decidí contarle la historia de mi camino a Millishion. Comencé con mi teletransportación al Continente Demoníaco con Eris, describiendo cómo fuimos rescatados por un demonio, nos convertimos en aventureros, y pasamos un año sólido viajando hasta Puerto Viento.

En retrospectiva, había sido un viaje bastante divertido. Empezamos con mal pie, es cierto, pero al sexto mes más o menos nos habíamos acostumbrado a la vida de aventureros. Poco a poco empecé a disfrutar de contar mi propia historia. Mis descripciones de los acontecimientos se volvieron más elocuentes y comencé a contar varios episodios de manera cada vez más dramática. Todo era de no ficción, pero encontré maneras de entrelazarlo todo en una gran y espectacular historia.

Capítulo uno: Me encuentro con mi querido amigo Ruijerd, y ganamos fama en la ciudad de

Rikarisu.

Capítulo dos: Prometiendo ayudar a Ruijerd en su búsqueda y corregir varios errores, el gran mago Rudeus emprende un gran viaje.

Capítulo tres: Caigo en una cobarde trampa beastfolk, y me encuentro con un cautivo indefenso en su pueblo.

Puede que haya habido algunas pequeñas exageraciones aquí y allá, pero mantuve la narración en marcha sin problemas. Después de un tiempo me estaba divirtiendo tanto que empecé a agitar las manos y a añadir efectos de sonido dramáticos a las escenas de acción.

Además, opté por dejar de lado todo el asunto del Hombre-Dios.

“Y entonces, cuando finalmente llegamos a Puerto Viento, lo primero que se nos ocurrió…” Justo cuando estaba terminando el capítulo dos de mis “Crónicas de un viaje errante a través del continente demoníaco”, me quedé bruscamente en silencio. Por alguna razón, el humor de Paul había empeorado. Tenía algo parecido a un ceño fruncido en la cara, y estaba tamborileando sus dedos sobre la mesa con irritación.

¿Fue algo que dije? No entendía realmente por qué estaba molesto, así que decidí tratar de continuar. “De todos modos… Después de eso, nos dirigimos al Gran Bosque…”

“Basta”, dijo Paul, su tono claramente irritado. “Me hago una idea, ¿de acuerdo? Te has pasado el último año y medio jugando”.

La forma en que puso esa clase de cosas me molestó. “¿Perdón? Tuve muchos problemas ahí fuera, en realidad.”

“¿Ah, sí? ¿Cuándo?” “¿Eh?”

Me había cogido desprevenido con esa. Mi voz salió un poco extraña.

“Tal y como lo acabas de describir, todo el asunto sonaba como un maldito paseo por el parque”.

Bueno, sí. Eso es porque deliberadamente conté la historia de esa manera. Tal vez me dejé llevar demasiado, en retrospectiva.

“Mira, Rudy… déjame preguntarte una cosa.” “¿Qué es?”

“¿Por qué no te molestaste en intentar averiguar si alguien más se había teletransportado al Continente Demoníaco?”

Me quedé en silencio. Era lo único que podía hacer. No tuve una buena respuesta a su pregunta, después de todo. Sólo había una respuesta posible. Una simple razón.

Se me había olvidado.

Al principio, estaba completamente ocupado con los problemas de nuestro grupo. Pero incluso después de que empezáramos a manejar las cosas, nunca se me ocurrió que alguien que no fuéramos nosotros también podría haber sido enviado al Continente Demoníaco.

“Supongo… que me olvidé de eso. Um… tenía las manos llenas…”

“¿Lo hiciste, sin embargo? ¿Encontraste el tiempo para ayudar a un demonio al azar que no conocías, pero no podías dejar de pensar en las otras personas que probablemente habían sido enviadas allí también?”

Me quedé en silencio otra vez.

Tal vez me había equivocado en mis prioridades. Bien. Pero no le veo el sentido a que me arrastre sobre las brasas por ello después del hecho.

No se me había ocurrido en ese momento. ¿Qué se suponía que debía decir?

“¡ha! ¿Y qué? No buscaste a nadie. Ni siquiera te molestaste en escribir una sola carta.

¡Sólo andabas por ahí disfrutando de la vida de aventurero con una linda señorita y un guardaespaldas invencible! Y luego, una vez que llegas a Millishion… ¡ah! ¿Lo primero que haces es tropezar con un secuestro, ponerte unas bragas en la cabeza y fingir que eres una especie de héroe?”

Con un resoplido burlón, Paul extendió la mano para agarrar una botella de alcohol de la mesa de al lado. Se bebió la mitad de ella de un solo trago largo, y luego escupió con fuerza en el suelo.

Su actitud estaba empezando a molestarme. No iba a decirle que no bebiera alcohol, pero estábamos en medio de una importante discusión.

“Mira, lo hice lo mejor que pude, ¿de acuerdo? Estaba varado en un lugar totalmente desconocido sin dinero, y sentí que tenía que concentrarme en mantener a Eris a salvo.

¿Puedes realmente culparme si me perdí algunas cosas?”

“No te estoy culpando ni nada, chico”. El tono de Paul era tan burlón como siempre.

No pude evitar levantar la voz esta vez. “¿¡Por qué sigues tomándome el pelo así, entonces!?” Mi paciencia tenía sus límites. No entendía por qué el hombre actuaba así.

“¿Por qué?” Una vez más, Paul escupió en el suelo con asco. “Eso es lo que quiero saber.

¿Por qué?”

“¿Perdón?” Esta conversación se estaba volviendo más confusa a cada segundo. ¿Qué estaba tratando de decir aquí?

“Esta chica Eris es la hija de Philip, ¿verdad?” “¿Eh? Uh, sí, por supuesto.”

“Nunca la he visto, pero estoy seguro de que es una pequeña y linda dama. ¿Por eso no enviaste ninguna carta? Podría haber sido más difícil hacer un movimiento con ella si se hubiera llevado demasiados guardaespaldas, supongo.”

“¡Oh, vamos! Ya te lo he dicho, ¡simplemente lo he olvidado!” Nada de ese pensamiento había pasado por mi mente.

Es cierto, Eris era la hija de una familia poderosa. Los Greyrats tenían mucha influencia. Si hubiera hablado con el señor local en el Puerto Zant, podrían habernos dado un guardaespaldas o dos. Por supuesto, había terminado en una celda en un pueblo beastfolk antes de tener la oportunidad de intentar algo así. ¿No se lo había explicado ya?

Oh, espera. No. Nunca llegué a esa parte, en realidad…

Aún así, realmente sentí que había hecho el mejor trabajo que podía bajo las circunstancias. No estaba diciendo que había tomado las mejores decisiones posibles en todo momento, pero no creía que Paul tuviera ningún derecho a criticarme tras ello.

Cuando nos quedamos en silencio por un momento, la señora de la armadura de bikini puso una mano en el hombro de Paul por detrás. “Capitán, ¿por qué no lo deja así? Todavía es un niño pequeño, ya sabe. No hay razón para ser tan duro con él.”

No pude evitar inhalar. Típico de Paul, en realidad. A pesar de toda su charla, no podía ni siquiera controlarse con las mujeres. ¿De dónde sacó a alguien como él para hablarme así, de todos modos?

No le había puesto un dedo encima a Eris, sólo para que conste. Para estar seguro, tuve mis momentos de tentación. A veces mis impulsos pecaminosos casi se llevan lo mejor de mí. Pero al final del día, nunca la había tocado. “No estoy seguro de que tenga derecho a sermonearme sobre las mujeres, Padre.”

“…¿Qué?”

Los ojos de Paul se entrecerraron de manera ominosa en este punto. Pero en ese momento, no me di cuenta.

“¿Vierra? ¿Qué pasa con ella?”

“Dime, ¿saben mamá y Lilia que trabajas tan estrechamente con una mujer tan bonita?” “No, no lo hacen. ¿Cómo diablos lo harían?” La cara de Paul se retorció amargamente, pero

yo ni siquiera la miraba. Estaba demasiado ocupada disfrutando el hecho de que finalmente había conseguido la ventaja.

“Entonces, ¿puedes engañarles hasta quedar satisfecho? Por cierto, es un gran traje el que le has puesto. Supongo que pronto tendré un nuevo hermano o hermana”.

De repente, me encontré tirado en el suelo con la cara palpitando dolorosamente. Paul me miraba con odio en sus ojos.

“Ya he tenido suficiente de esta mierda, Rudy”.

Me dio un puñetazo. ¿Por qué? ¿Qué demonios?

“Mira. Si llegaste hasta aquí, pasaste por el puerto Zant en algún momento, ¿verdad?” “Sí. ¿Y qué?”

“Así que ya lo sabes, ¿no?”

¿¡De qué estaba hablando!? Esto en serio ya no tenía ningún maldito sentido. Todo lo que podía decir era que Paul me ocultaba algo… y que estaba enojado porque no sabía qué era ese “algo”. Qué chiste. No lo sabía todo, maldita sea. El mundo estaba lleno de cosas que yo no sabía.

“¡No tengo ni idea de lo que estás hablando!” Me puse en pie de un salto y le di un golpe a Paul.

Incluso mientras él esquivaba el puñetazo, yo activaba mi Ojo de la Previsión.

Me agarró la pierna y me hizo tropezar.

Bajé con fuerza del pie de Paul y giré para lanzarle otro puñetazo hacia su barbilla.

Esquiva mi puñetazo y me golpea con un contragolpe.

El hombre se movía bien para alguien tan obviamente borracho. Canalizé la magia en mi mano derecha. Si no fuera rival para Paul en una pelea a corta distancia, tendría que usar mis hechizos.

El torbellino que llamé golpeó a mi padre de frente. Con un grito de sorpresa sin palabras, giró hacia atrás en el aire, elevándose hasta detrás del mostrador de la barra. El choque de las botellas rotas llenó la habitación cuando cayó al suelo.

“¡Maldita  sea!  ¡Es  el  colmo!”  Paul  se  puso  de  pie  en  seguida,  pero  se  tambaleó

inestablemente cuando trató de moverse.

Has estado bebiendo demasiado, idiota. Había sido mucho más fuerte antes. El viejo Paul habría evitado mi torbellino de alguna manera, incluso desde esa posición incómoda.

“Rudy, pequeño…” “¡Capitán!”

Mientras Paul vacilaba, otra mujer se precipitó a su lado. Esta vez, era la maga con túnica. El hombre estaba rodeado de chicas, ¿no? Es sorprendente que haya tenido el valor de sermonearme.

“¡Suéltame!” Empujando hacia un lado a la maga, Paul cruzó de nuevo la habitación hacia mí.

“¿Con cuántas mujeres has sido infiel mientras no estaba, Paul?” “¡Cierra la boca!”

Lanza un golpe con su mano derecha.

Hablando de un puñetazo telegrafiado. ¿Era este realmente el Paul que yo conocía? Incluso sin el Ojo de la Previsión, probablemente podría haber esquivado este.

“¡ha!” Le agarré el brazo extendido y lo empujé hacia delante en algo parecido a un lanzamiento de hombro con un solo brazo. Por supuesto, no podía hacer judo de verdad. Utilicé una ráfaga de magia de viento para impulsarlo y luego lo golpeé contra el suelo tan fuerte como pude.

“¡Gah…!”

Paul ni siquiera logró detener su caída correctamente. Mientras yacía tendido en el suelo de forma incómoda, me tiré al suelo y lo monté, sujetando sus brazos bajo mis rodillas como siempre lo hizo Eris. “Hice… lo mejor… que pude, ¿¡de acuerdo!?”

Lo golpeé. Y lo golpeé.

Y le pegué un poco más.

Apretando los dientes, Paul me miró con ojos llenos de amarga furia.

¿Qué le pasaba, maldita sea? ¿¡Qué había hecho para merecer esa mirada!? “¿Qué quieres de mí? ¡Estaba varado en un lugar totalmente desconocido! ¡No tenía a nadie a quien recurrir!

¡Y aún así me las arreglé para hacer todo esto! ¿¡No es eso suficiente!?”

“¡Podrías haberlo hecho mejor, y lo sabes!”

“¡Eso no es verdad!”

Le di un puñetazo otra vez. Y otra vez.

Ambos nos quedamos sin cosas que decir, aparentemente. Paul me miró, con la sangre saliendo por la comisura de su boca.

Parecía tan irritado. Como si estuviera tratando con alguien totalmente irrazonable. ¿Por qué? Nunca había visto una expresión como esa en su cara antes. Esto no era propio de él en absoluto. Maldita sea, todo para…

“¡Basta!” De repente, algo me golpeó por el costado. Me balanceé un poco por el impacto, y al instante siguiente, Paul me empujó y se sentó.

Asumiendo que se produciría otro ataque, me preparé rápidamente.