Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 5

Capítulo 3: Disputa familiar

Parte 2

Pero Paul no se movió hacia mí… porque ahora había una niña pequeña parada justo en medio de nosotros.

“¡Basta! ¡Sólo detente!”

La niña tenía la nariz de Paul y el pelo dorado de Zenith. La reconocí inmediatamente. Era Norn. Norn Greyrat, mi hermana pequeña. Se había hecho mucho más grande desde la última vez que la vi. Ahora tendría cinco años, ¿verdad? Tal vez incluso seis. ¿Por qué estaba parada frente a mí con los brazos abiertos?

“¡Deja de molestar a papá!”

Pestañeé en la confusión. “¿Eh?” ¿Molestando a papá? ¿Qué? No. Vamos…

Norn me miraba fijamente, con aspecto de poder estallar en lágrimas en cualquier momento. Cuando miré alrededor de la habitación… por alguna razón, todo el mundo me miraba como si yo fuera el malo.

“…¿hablas en serio?”

Sentí que se me enfriaba la sangre. Los recuerdos de décadas anteriores pasaron por mi mente. Recuerdos de todas las veces que fui acosado en mi vida pasada. Cada vez que trataba de defenderme, todos en el salón de clases me miraban así.

Cierto, cierto, seguro. Supongo que me equivoqué otra vez, ¿no?

Lo que sea. Me rindo.

Ya es suficiente. Era hora de que me fuera. No había visto nada que valiera la pena aquí, y tampoco había hecho nada. Bien podría volver a la posada para esperar a Eris y Ruijerd. Podríamos dejar esta ciudad de inmediato… tal vez incluso mañana o al día siguiente. No era el fin del mundo, en realidad. La capital no era el único lugar donde podíamos ganar algo de dinero. Quiero decir, Puerto Oeste tenía que tener una sucursal propia del Gremio, ¿no?

“Escucha, Rudy. Ustedes no fueron los únicos que fueron teletransportados por la Calamidad. Todos en Buena Village también lo fueron”.

Paul estaba diciendo una cosa u otra, aunque en realidad no se daba cuenta.

¿Hm? ¿Qué?

¿Qué acaba de decir?

“Dejé un mensaje para ti con los gremios de Puerto Zant y Puerto Oeste. ¿No te convertiste en un aventurero? ¿Por qué demonios no lo has leído?”

¿Eh? No había visto nada como eso en el Puerto Zant…

No, espera. Bien. Nunca tuvimos la oportunidad de visitar el Gremio de Aventureros allí,

¿verdad? Fui directamente a recoger a Ruijerd después de que llegáramos, y esa salida terminó conmigo encerrado en una celda de la prisión en la Aldea Doldia.

“Mientras estabas disfrutando de tus pequeñas vacaciones, un montón de gente murió.”

Había visto “El incidente del desplazamiento” con mis propios ojos. Había visto la escala de esa mágica calamidad. ¿Por qué no había descubierto nada de esto por mi cuenta? Incluso el Hombre-Dios se refirió a él como un “enorme” desastre. No tenía motivos para suponer que el desastre nunca llegó a la Buena Village.

Así que… todos en casa habían desaparecido…

“¿Significa eso que… Sylphie también ha desaparecido?”

“¿Estás más  preocupado por una chica que por tu propia madre, Rudy?” Paul dijo, frunciendo el ceño irritadamente.

Mi aliento se quedó atrapado en mi garganta. “¿Qué? ¿¡Ni siquiera has encontrado a mamá!?”

“Así es. ¡No la encuentro en ninguna parte! Ni tampoco a Lilia.”

Las palabras me golpean como un golpe en el estómago. Me temblaron las piernas y se me agotaron; tropecé hacia atrás, apenas logré engancharme en una silla antes de caer.

“Hemos estado buscando, sin embargo. Hemos estado buscando a todos los que se han esfumado. Ese es el objetivo del Escuadrón de Búsqueda y Rescate”.

¿El Escuadrón de Búsqueda y Rescate? ¿Todo el mundo aquí era parte de un grupo de búsqueda organizado, entonces? “P-pero… ¿por qué un equipo de búsqueda y rescate arrebataría a la gente de la calle?”

“Porque algunos de los desplazados fueron vendidos como esclavos”.

Según mi padre, era un escenario común: Te teletransportas a un lugar totalmente desconocido. No tienes ni idea de dónde estás. Y luego alguien se aprovecha de eso para engañarte y esclavizarte.

Paul y los otros miembros del escuadrón habían comparado innumerables registros con sus listas de personas desaparecidas, fueron a ver a todos los fittoan esclavizados que localizaron, y luego trataron de convencer a sus dueños de que los liberaran. Pero aparentemente, muchas de estas personas se negaron firmemente a renunciar a su “propiedad”. Bajo las leyes de esclavitud de Millis, no importaba cómo terminabas siendo un esclavo, una vez que lo eras, no eras más que la posesión privada de tu dueño. Así que Paul había recurrido a la liberación forzosa de esclavos.

Robar un esclavo era un crimen, naturalmente, pero había ciertas lagunas en la ley. El escuadrón había aprovechado al máximo para liberar a mucha gente.

Por supuesto, estaban dispuestos a respetar los deseos de cualquiera que eligiera permanecer en su situación actual. Pero prácticamente todos los esclavos que encontraron suplicaron con lágrimas en los ojos que los llevaran de vuelta a su patria. El niño que habían salvado hoy había sido uno de esos casos. No es de extrañar que el niño se viera tan familiar. Era Somal, uno de los niños que solía molestar a Sylphie en su día. Durante el último año, había sido obligado a trabajar como una especie de prostituto aquí.

Paul y sus compañeros habían escuchado los amargos gritos de innumerables Fittoans esclavizados, algunos de los cuales aún no habían logrado rescatar. Habían hecho muchos enemigos entre la nobleza local, y los miembros de la escuadra habían empezado a retirarse como resultado de sus métodos cada vez más contundentes. Paul estaba bajo una montaña de presión por todos lados. Cada día era una dura prueba para los nervios. Pero sin embargo, perseveró. Lo único que importaba era encontrar y rescatar a las víctimas de la calamidad, y todo lo que hacía, lo hacía por ellos.

“Pensé que habías descubierto la situación hace mucho tiempo, Rudy. Asumí que ya estabas ahí afuera haciendo tu parte”.

Todo lo que podía hacer en este punto era colgar mi cabeza. No estaba siendo justo. ¿Cómo se supone que iba a saber todo esto?

Pero entonces otra vez… cuando realmente pensé en ello…

Era muy posible que encontrara Fittoans desplazados en algunos de los pueblos que habíamos atravesado en el Continente Demoníaco. Si hubiera hablado con ellos, probablemente me habría dado cuenta de la magnitud del desastre. No había puesto suficiente esfuerzo en entender la situación. Había dado prioridad a ayudar a Ruijerd en vez de aprender más sobre la calamidad.

La fastidié. Simple y llanamente.

“Y ahora me entero de que estabas metido en una aventura…” Jugueteando, ¿eh…?

Sí. No podría discutir eso.

Todo el tiempo que estuve ahí fuera robando las bragas de Eris, mirando lascivamente a las señoras del Gremio de Aventureros, adulando a la Gran Emperatriz Demoníaca, y mirando con los ojos a una chica con orejas de gato, Paul estaba buscando desesperadamente a nuestra familia desaparecida.

No es de extrañar que se haya enojado tanto conmigo.

Aún así, no podía encontrar en mí la forma de disculparme. Al final del día, había hecho todo lo posible. Había pensado bien las cosas y tomado las decisiones que me parecían más razonables.

¿Qué se suponía que debía hacer con respecto a todo esto ahora?

Paul no dijo ni una palabra más. Norn también se quedó en silencio. Pero pude ver la hostilidad en sus ojos, y me dolió profundamente. Sentí como si hubieran sacado un gran pedazo de mi corazón.

Miré alrededor de la habitación y vi que los camaradas de Paul también me miraban con

ojos reprobadores.

Los recuerdos más dolorosos volvieron a inundar el lugar. Recordé el día después de que un grupo de delincuentes me desnudaron y me ataron afuera para que todos lo vieran. Recordé la forma en que todos me miraron cuando entré al salón de clases esa mañana.

Mi mente se quedó en blanco.

***

En algún momento, había regresado a nuestra habitación en la posada.

Me desplomé sobre la cama. No estaba seguro de lo que me había pasado, o por qué. No estaba seguro de nada. Mi cerebro no funcionaba realmente en ese momento.

“¿Eh…?”

Algo dentro de mi ropa se arrugó de forma audible. Buscando en ellos, encontré el papel de escribir que había comprado esa tarde. Lo aplasté en mis manos y lo tiré.

“ha…” Con un largo suspiro, me bajé de nuevo a la cama y me abrazé con las rodillas al pecho.

No quería hacer nada en absoluto.

Nunca antes había sido tratada tan fríamente por un padre, ni siquiera en mi vida anterior.

Al final, Mamá y Papá siempre habían sido muy suaves conmigo.

Pero ahora, Paul me había rechazado totalmente. Me había mirado de la misma manera que mi hermano en mi vida anterior el día que me echó de la casa.

¿En qué me había equivocado?

Pensé que había hecho un trabajo decente, considerando todas las cosas. Incluso ahora, ninguna de mis decisiones más importantes se destacaba como fatalmente defectuosa. Lo más cercano que se me ocurrió fue la forma en que acudí a Ruijerd en busca de ayuda desde el principio. Había seguido el consejo del Hombre-Dios en eso, aunque desconfiaba profundamente de él.

No había ayudado el hecho de que describiera mis viajes tan alegremente como fuera posible. Eso fue en parte porque me había dejado llevar, pero tampoco había querido preocupar a Paul… y también tenía mi orgullo. Quería convencerlo de que podía manejarme bien.

Sin embargo, Paul no estaba de humor para un relato alegre de aventuras. Y tampoco lo estaban los otros miembros de su equipo. Definitivamente había elegido mal mis palabras. En primer lugar, nunca quise insinuar que Sylphie era más importante que mi madre. Pero Paul y Norn estaban allí… ¿no era natural que yo asumiera que Zenith también estaba bien?

No. Eso es sólo una excusa. En ese momento, la idea de Zenith ni siquiera me había pasado por la cabeza.

¿Y qué hay de todo el asunto de las mujeres? Paul fue el que sacó el tema, y nunca puse un dedo sobre Eris. Seguramente una escoria tramposa como él no tenía derecho a sermonearme…

Oh. Espere. Ahora tiene sentido. Tal vez tampoco había tocado a esas chicas. Sí… eso explicaría por qué se volvió loco conmigo.

Bien. Ahora lo había reconstruido todo.

Tendría que volver mañana y hablar con Paul de nuevo. Los dos nos pusimos un poco emocionales hoy, eso es todo. Ya había lidiado con este tipo de cosas antes. Una vez que lo habláramos, él lo entendería.

Sí. Todo debería ir bien la próxima vez. Yo también estaba preocupado por nuestra familia, por supuesto. Si hubiera sabido antes que habían desaparecido, también los habría buscado.

Realmente apestaba que hubiera pasado más de un año en el Continente Demoníaco sin reunir ninguna información. Pero al final del  día, todavía estaba vivo. Todavía tenía la oportunidad de hacer las cosas bien. Todo lo que teníamos que hacer era planear una lenta y minuciosa búsqueda. Encontrar a un par de personas varadas en un mundo tan grande iba a tomar un tiempo sin importar lo que pasara; Paul lo entendió, seguramente. Una vez que lo calmara, podríamos pensar en nuestro próximo movimiento. Quisiéramos enfocarnos en los lugares que nadie había buscado todavía. Yo también ayudaría, por supuesto. Una vez que dejara a Eris en Asura, podría seguir viajando hacia el norte o ir a otro lugar completamente distinto.

Sí. Muy bien, entonces. En primer lugar, voy a … ir a ver a Paul de nuevo. Voy a volver … a ese bar, y …

“…Urp!”

De repente, abrumado por las náuseas, me levanté de la cama y corrí al baño. En poco tiempo, vomité el contenido de mi estómago.

Había resuelto las cosas de manera racional, pero aún no me sentía mejor. Hacía mucho tiempo que no me enfrentaba a este tipo de hostilidad por parte de un miembro de la familia, y me dolía demasiado como para poder soportarla.

***

Era temprano en la tarde cuando Ruijerd regresó a la habitación. Con un aspecto un poco más feliz que de costumbre, sacó un pequeño sobre y comenzó a mostrármelo. Pero cuando lo miré desde mi asiento en la cama, se detuvo y frunció el ceño. “¿Pasó algo, Rudeus?”

“Me encontré con mi padre. Está aquí en la ciudad”.

La expresión de Ruijerd se volvió aún más severa. “¿Te dijo algo desagradable?” “Sí”.

“No se han visto en algún tiempo, ¿correcto?” “Bueno, sí”.

“¿Pero se pelearon?” “Sí”.

“Cuéntame los detalles”.

Describí todo el incidente de principio a fin tan honestamente como pude. Una vez que terminé, Ruijerd dijo “Ya veo”, y luego se calló.

Ese fue el final de nuestra conversación. Después de un tiempo, salió en silencio de la habitación.

Eris volvió por la noche.

Obviamente algo había sucedido, a juzgar por lo emocionada que estaba. Había hojas pegadas a su ropa y rayas de polvo en su cara… pero se veía feliz. Parecía que el trabajo de matar goblins había salido bien. Eso era bueno, por lo menos.

“Hola, Eris.”

“¡Hey, Rudeus! ¡He vuelto! Nunca adivinarás lo que… ¿Eh?”

Cuando le sonreí, los ojos de Eris se abrieron de par en par con el shock. Un instante después, ella corrió a través de la habitación hacia mí.

“¿Quién fue?” gritó frenéticamente, sacudiéndome por los hombros. “¿Quién te hizo esto?” “Estoy bien. No es gran cosa”.

“¡Oh, vamos! ¡No puedes hablar en serio!”

Fuimos de un lado a otro así por un tiempo, pero Eris fue realmente persistente. Terminé

rindiéndome y contándole lo que pasó con Paul. Con una voz plana y sin emoción, le conté toda la historia por segunda vez: lo que dije, cómo reaccionó y cómo terminó todo.

La respuesta de Eris fue una explosión de furia. “¡No puedo creer esto! ¿Cómo pudo decir esas cosas!? ¡Has trabajado muy duro para traernos aquí! ¿¡Y él llama a eso jugar!? ¡Es un fracaso total como padre! ¡Mataré a ese estúpido idiota!”

Con esa algo alarmante declaración, salió de la habitación con su espada en la mano. Ni siquiera tenía la energía para intentar detenerla.

Unos minutos más tarde, Ruijerd llevó a Eris de vuelta a la habitación por el pescuezo de su cuello como una gatita rebelde.

“¡Déjame ir, Ruijerd!”

“No deberías interferir en una disputa familiar”, dijo Ruijerd, depositando a su prisionero en el suelo.

Eris se giró inmediatamente y le miró con desprecio. “¡Hay algunas cosas que nunca deberías decirle a tu hijo! ¡Incluso si estás peleando!”

“Es cierto. Pero puedo entender cómo se sintió el padre de Rudeus”.

“¿Ah, sí? Bueno, ¿¡qué hay de lo que siente Rudeus, entonces!? ¡Ya lo conoces! Es la persona más despreocupada y segura del planeta. Puedes darle un puñetazo o una patada,

¡y él sólo se encoge de hombros! Pero míralo ahora… ¡Está devastado!”

“Tal vez deberías consolarlo, entonces. Estoy seguro de que una joven como tú podría lograrlo”.

“¿¡Qué!?”

Mientras Eris agitaba la boca sin decir nada, Ruijerd se giró y salió en silencio de la habitación.

Dejada atrás conmigo, Eris comenzó a moverse, y luego empezó a vagar inquieta por la habitación sin hacer nada en particular. Echaba frecuentes miradas en mi dirección. A veces se detenía, asumía su habitual postura de brazos-akimbo y abría la boca para decir algo, sólo para cerrarla y reanudar su deambulación. La chica estaba muy inquieta. Era como ver un oso en el zoológico o algo así.

Al final, Eris se sentó tranquilamente a mi lado en mi cama. No dijo ni una palabra. Y dejó un poco de distancia entre nosotros.

¿Qué tipo de expresión tenía en su cara ahora mismo? No había estado mirando con mucho cuidado. No tenía la energía.

Pasó un poco más de tiempo en silencio.

Eventualmente, me di cuenta de que Eris ya no estaba sentada a mi lado. Justo cuando me preguntaba adónde había ido, me rodeó con sus brazos por detrás.

“Está bien. Estoy aquí para ti…” Mientras decía esas palabras, Eris me abrazó con fuerza la cabeza. Me envolvió la suavidad, el calor y el débilmente sudoroso aroma de su cuerpo.

Después del año y medio que habíamos pasado juntos en el camino, ese olor era muy familiar. Y ahora mismo, era extrañamente reconfortante. El rechazo de mi familia me había llenado de ansiedad y miedo, pero ahora esos sentimientos parecían desvanecerse.

Tal vez Eris era “familia” también, en este punto. Si hubiera estado en mi vida anterior, podría haber escapado de mi miseria mucho, mucho antes. A juzgar por lo mucho que ese abrazo hizo por mí, parecía plausible.

“Gracias, Eris.”

“Lo siento, Rudeus. No soy muy buena en este tipo de cosas…”

Alcancé a apretar una de las manos de Eris mientras me abrazaba. Era la mano de una espadachina fuerte y callosa. Un testamento a su duro trabajo. No es exactamente lo que se espera de la pequeña dama de una casa noble.

“No te disculpes. Significó mucho para mí”. “…De acuerdo.”

Algo dentro de mí se estaba recomponiendo. Sentí que me estaba calmando un poco.

Con un tranquilo suspiro de alivio, me dejé caer de nuevo contra Eris. Necesitaba apoyarme en ella un poco… al menos por ahora.