Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 5

Capítulo 3: Guerra entre hermanas

Parte 5

Rin comenzó a caminar por el pasillo. Sin usar el ascensor, se dirigió a la escalera de emergencia.

—Si no fueras tú, no hubiera creído que Lady Sisbell tenía un soldado imperial como guardia.

—……

—Hay algo que le aconsejé a Lady Alice a mi manera —Rin subió las escaleras.

La habitación de Sisbell estaba en el noveno piso. Actualmente estaban en el décimo piso. Ella estaba subiendo otros dos pisos.

—El razonamiento de Lady Sisbell es muy forzado. Incluso en las situaciones más graves, es la muerte social el contratar una unidad imperial. Nadie en la familia confiará en ella. Será terrible si los Zoa se enteran de esto.

—¿Los Zoa?

—…… He dicho demasiado. Son los parientes de sangre de Lord Mask — La chica de pelo castaño se dio la vuelta.

Dos  pasos  adelante,  la  asistente  de  Alice  suspiró,  lo  cual  era  una  rareza viniendo de ella.

…Así que deberíamos fingir ignorancia. Esta fue mi sugerencia a Lady Alice.

—¿Va a fingir que no nos vio?

—No  nos  preocuparemos    por   esto.  No  prestaremos atención a las

contrataciones o a la ubicación de Lady Sisbell. Las cosas se arreglarán una vez que llegue al palacio por sí misma. Si fracasa, si tu negocio con Lady Sisbell sale a la luz, ella será la única que caiga.

Alice no le informaría a la reina sobre este incidente.

Al renunciar a este informe, la princesa más joven sería la única que sufriría el peso de su crimen si fuera atrapada. Sería como un lagarto abandonando su propia cola ante un peligro mayor.

… Lo hice hace un año… cuando no le dije a la Unidad 907 sobre ayudar a la bruja a escapar de la prisión.

Iska había querido actuar por su cuenta.

Si hubiera dicho una palabra de su plan, la Comandante Mismis, Nene y Jhin habrían sido acusados de su crimen.

—Lady Alice dijo que le gustaría escuchar su historia directamente de ti.

—Estoy preparado para eso.

No tenía derecho a negarse. Con un chasquido de los dedos de Alice, los soldados imperiales serían inmediatamente sometidos por el ejército astral.

—Esto es todo.

Salió de la escalera, volvió a un pasillo y se detuvo frente a una habitación.

—Entra solo.

—¿Eh? ¿Pero qué hay de ti, Rin?

—¿Yo? Otra unidad está esperando en el vestíbulo. Mientras Lady Alice está contigo, ganaré algo de tiempo… ¡Oye! ¡Deja de intentar sacarme información!

—¡¿Ow?! ¡E-espera! ¡Es injusto usar un cuchillo!

Ella intentó apuñalarlo. Rin le pinchó con una cuchilla escondida en su manga.

—Tú, pequeño… Tienes la intención de usar tu lengua de plata para descubrir los planes de Lady Alice. ¡Te juzgué mal! ¡No pensé que usarías un truco sucio!

—¡¿No eres tú quien lo está revelando todo?!

—¡Silencio!… Agh. Siempre me haces enojar —La asistente señaló la puerta de la habitación con la punta de su cuchillo—. Date prisa y entra en la habitación de Lady Alice. ¡Serás sometido a un interrogatorio o a una tortura o lo que sea!

—¿Eh? ¿Tortura? Lo dices tan casualmente.

—Te diré una cosa —Rin le pinchó la espalda con el cuchillo—. Por razones que no puedo entender, las emociones de Lady Alice están desbordadas. En pocas palabras, está furiosa.

—¿Qué? ¿Pero por qué…?

—Ni idea. ¿Pero a quién le importa eso? Estoy más interesada en encontrar el sacrificio apropiado para que ella se desahogue. Prefiero no ser el blanco de su ira.

—¡Yo tampoco!

—Entra ya. ¡Adelante y conviértete en el que calme su ira!

—¡¿Espera?!

La puerta se abrió. Le dieron una patada en la espalda, entrando a trompicones en la habitación de Alice.

La sala de estar era una amplia área de recepción iluminada por luces brillantes. Una chica solitaria estaba sentada en silencio en un lujoso sofá, mirándolo.

—……………

Algo no marcha bien.

El comportamiento de Alice era diferente al habitual.

Estaba en el sofá acunando sus dos rodillas como si fuera una niña. Esta sería normalmente la parte en la que le agradecía educadamente que viniera, pero todo lo que hizo fue mirarlo en silencio.

Había algo intenso en la luz de sus ojos. Este terrible estado de ánimo de ella ya había asomado su fea cabeza, como Rin dijo.

…  No  puede  estar  pensando  en  atacarme,  ¿verdad?  Tuve  que  dejar  mis espadas astrales, lo que significa que mi única defensa sería tratar de escapar.

Pero tenía que mantener la calma.

Fue convocado por Alice. Como ella dijo que quería oír cosas sobre su hermana, a él le gustaría pensar que las posibilidades de un ataque sorpresa eran bajas.

—Uh. ¿Hola?

—……

—Rin  me  trajo  aquí.  Dijo  que  quieres  que  te  dé  mi  palabra  sobre  la declaración de Sisbell.

—No, gracias.

—¿Eh? —Dudó de sus oídos.

La princesa bruja le respondió en un tono perezoso que él nunca antes había oído de ella.

—……Nuh-uh. No es por eso por lo que te llamé aquí.

Sonaba como una niña gruñona. Pero Iska ni siquiera tuvo la oportunidad de señalarlo.

—¡¿Cómo te explicas?! —gritó, su voz resonando por toda la habitación.

Fue espeluznante.

Parecía como si fuera a estallar en lágrimas en cualquier momento. Su voz temblaba como si tratara desesperadamente de evitar que se rompiera.

—…¿Cómo… te explicas…?

La chica de pelo dorado se puso de pie.

Sus ojos de color rubí temblaban como la superficie del agua. La princesa de la Soberanía tenía las manos en forma de puños. Pero Iska todavía no podía entender la intensidad de su ira.

Sabía que estaba disgustada, pero ¿de dónde provenía esa emoción? Era tan desconcertante que incluso Rin no sabía nada.

¿Explicar qué? No sé de qué estás hablando. Se quedó en silencio otra vez.

—Durante el día —Alice se mostró tímida—. Estabas caminando con ella.

—…¿Te refieres a Sisbell?

Alice movió la cabeza de arriba a abajo.

—Yo estaba mirando.

—¿No te dijo Rin que era parte de nuestros deberes? Nos dirigimos a la terminal para explorar juntos porque pensamos que el grupo de Lord Mask vendría por esa estación.

Y no se equivocaron.

Incluso Alice utilizó la estación. Sólo fallaron en sus deberes de exploración debido a la imprudente petición de Sisbell.

Si no me hubiera dicho que tenía sed… Alice no nos habría encontrado.

No entendía por qué Alice estaba molesta.

—Rin me dijo que la contratación de Sisbell no es tolerable para ninguno de los dos países. Y tengo que estar de acuerdo. ¿Estás enfadada por eso?

—No —La princesa bruja sacudió la cabeza.

Ahora estaba de pie. Intentaba decir algo pero luego cerraba los labios.

—Alice. Sé que esto apesta, pero no sabré lo que está mal hasta que me lo digas.

—……

¿Cuánto tiempo duró el silencio entre ellos?

Sintió que Alice tragaba su aliento. Al final, habló.

—……. Estabas caminando con ella.

—¿Perdón?

—Estabas sosteniendo la mano de mi hermana. Me desairaste.

—O sea, se supone que estaba cuidándola.

Si mostrara señales de tomar precauciones de seguridad, se verían sospechosos. Necesitaban tratar de actuar muy casualmente y mezclarse y lo más importante, lo hizo para proteger a la hermana de Alice.

¿Había algo de lo que hizo que una hermana mayor encontraría molesto?

—… ¡Como dije! ¡Tienes que ser más sensible a estas cosas! Siempre eres…

—¿…?

—¡Bien, te lo diré! —Se apartó el flequillo que cubría sus ojos.

La Bruja de la Calamidad Helada Aliceliese se dirigió a Iska, señalándole con el dedo.

—¡Es injusto que estés haciendo todo con Sisbell!

Su declaración tuvo eco.

—……¿Perdón? —Iska ladeó su cabeza hacia un lado. Alice dio un paso, luego otro, hacia él, todavía señalándolo.

—¡Es una traición!

—¡¿Una traición a qué?!

—¡Prometiste  ser  mi  rival,  pero  estás  actuando  como  su  hombre  de confianza!

—Yo  no…  Estamos  arriesgando  nuestras  vidas.  No  creo  que  lo  que estamos haciendo sea inmoral.

Todo fue un trato para ocultar la cresta astral de Mismis.

En cincuenta días, la Unidad 907 tendría que volver a la capital imperial. Si no fuera por este acuerdo con Sisbell, cuando eso ocurriera, todos serían capturados sin ninguna forma de ocultarlo.

—¡Me niego a aceptarlo!

—Déjeme preguntarle esto en su lugar… Si dejáramos de vigilar a Sisbell inmediatamente, ¿nos darías la misma recompensa a cambio?

—E-eso es imposible. ¡No puedo ayudar a mis enemigos!

—Entonces, ¿qué otra opción tenemos?

—¡Ughhhhhh!

—Una protesta infantil no te llevará a ninguna parte.

—…Hmph —Sus hombros se desplomaron—. Probablemente eres el único en el mundo que puede ser tan incompetente.

—Sería raro si fuera complaciente. Se supone que somos enemigos.

—Sí. Por eso no insistiré… está bien. Siento que ver tu cara me ha aliviado el humor.

La princesa de pelo dorado respiró larga y profundamente. La malicia se evaporó, y su mirada se volvió amable.

—Déjame decir una cosa más. No estoy enfadada contigo.

—¿En serio?

¿Entonces con quién…? Decidió no hacer la pregunta. Alice podría terminar enojándose de nuevo.

—Entonces tampoco estás enfadada con Sisbell.

—¡No! ¡Estoy furiosa con ella!

—¡¿Con Sisbell?! Entonces, ¿qué vas a hacer al respecto?

—Buena pregunta. Voy a decidir eso ahora mismo —Alice asintió satisfecha antes de mirar la sala donde estaban solos—. Te llamé aquí para que actuaras como testigo. Como segunda princesa de la Soberanía Nebulis, tengo derecho a juzgar a una princesa de menor rango.

—…¿De verdad?

—Una vez que regresemos al palacio, aprobaré esa ley y crearé un comité legislativo.

—¡¿No te estás esforzando mucho para castigarla?!

—Sólo coopera. Si no hacemos esto pronto, Rin volverá —Alice fue a pararse en el medio de la habitación y le hizo señas.

Estaba muy oscuro más allá de la pared de cristal. La noche había llegado.