Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 2: El paraiso y rechazar a la bruja

Parte 1

El estado independiente de Alsamira. Un oasis floreciente en un rincón del mayor desierto al este del continente.

Al igual que las ciudades neutrales, no está afiliado ni al Imperio ni a la Soberanía, aunque Alsamira no ha declarado su neutralidad. Había una posibilidad de que el estado se doblara a los deseos de cualquiera de los dos países.

—He oído que los ejecutivos del Cuartel General han intentado que se pongan del lado del Imperio bajo la mesa, según algunos rumores más oscuros. Y ha estado sucediendo durante décadas.

—Pero deben haberlos rechazado.

—Bueno, quiero decir, han logrado hacer de esto un centro turístico — explicó Jhin a Iska mientras miraban por la ventana.

El autobús se detuvo lentamente.

Después de cruzar la frontera hacia Alsamira, atravesarían el desierto durante un día entero y se dirigirían a su destino, la zona urbana de la capital.

—¡Vaya!  ¡Esto  es  increíble!  ¡Miren  esos  edificios  gigantescos  de  allí!

¡Deben ser todos hoteles!

La Capitana Mismis sonaba complacida.

Presionó ambas manos contra la ventana, esperando expectante que el autobús se estacionara.

—No salga todavía, capitana. Tiene que esperar a que el autobús se detenga.

—Eh… ¿Ya llegamos? ¿Ya llegamos? —Mismis estaba flotando sobre su asiento.

—Gracias por viajar con nosotros. Por fin hemos llegado a la metrópolis de Alsamira.

—¡He estado esperando esto!

Las puertas se abrieron en el momento exacto en que la Comandante Mismis salió del autobús. Llevaba una gigantesca mochila a la espalda, vestida para impresionar con su sombrero para el sol.

—¡Hace un calor abrasador!

Eso fue lo primero que salió de la boca de la capitana cuando aterrizó en la carretera asfaltada.

—¿Qué pasa con este calor? Hace más calor que en verano… ¡Es como estar encima de una sartén!

—Obviamente. Acaba de salir del autobús equipado con aire acondicionado.

Iska la siguió, cargando su equipaje.

La capitana tenía razón. Se sintió como si Iska hubiera sido golpeado por una ola de calor de otro mundo cuando bajó del autobús, revolviéndole el pelo. Inmediatamente comenzó a sudar copiosamente y pudo sentir sus labios secándose.

Debía hacer más de 40 grados.

—Vaya, esto es increíble, ¿no, Jhin? Es verano todo el año en este centro turístico —dijo Nene.

—Está en medio del desierto.

—Se siente como si… estuviéramos en otro país. ¡Puedo ver palmeras a lo lejos! Supongo que la flora es diferente, ya que el clima es diferente —Nene miró a su alrededor con asombro.

Mientras tanto, la Capitana Mismis estaba hurgando en su bolso.

—Aquí, Iska. Infla esto.

—¿Qué son?

—Un flotador de piscina y una pelota de playa.

—¡Se está adelantando demasiado! Acabamos de llegar al estacionamiento. ¡No estamos cerca de una piscina! No podemos pasear hasta que nos registremos y guardemos el equipaje en el hotel.

—¡Oh! Tienes razón…

—Todo lo que tiene en mente son las vacaciones.

Se dirigieron a la carretera principal desde el estacionamiento, donde docenas de autobuses turísticos y taxis habían estacionado.

Cuando llegaron allí, muchos hoteles de lujo formaban una fila.

—¡Hey,  Iska!  ¡Mira  eso!  ¡El  Mega  Hotel  Marino!  ¡Hotel  Isbelia!  ¡Y  los Hoteles Daikouha! Son todos súper famosos. ¡Siento que estoy soñando!

La  Capitana  Mismis  prácticamente  saltaba  mientras  corría  por  la  carretera principal bordeada de palmeras.

—¡Verano todo el año! Por fin hemos llegado al paraíso. ¡Vamos!

—¡Capitana! Por favor, mire a dónde va cuando…

—¡Oh! ¡¿Ow?!

—Estaba tratando de advertirle, pero supongo que no llegué a tiempo…

Había chocado a toda fuerza con una palmera.

Iska,   Jhin   y   Nene  intercambiaron  miradas    mientras  veían  a   la   capitana agacharse en el suelo después de golpear su frente.

***

La arena brillaba en las playas. Hacía un crujido satisfactorio bajo los pies descalzos. Pequeños trozos de concha y coral deben haberse mezclado en la arena.

La marea estaba alta en su mayor parte, aunque las olas chocaban suavemente en la playa.

—Es maravilloso…

Era difícil de creer que era la piscina del hotel.

Con arena traída de un océano lejano y un enorme generador de olas instalado en el fondo, la piscina incluso permitía practicar surf.

Las familias podían hacer uso completo de la pequeña piscina para niños.

Los jóvenes enamorados nadaban en los ríos tranquilos o se tumbaban para cocinarse en la arena.

—Ahhh… Esto es agradable —Iska asintió para sí mismo en una esquina de la playa llena de turistas.

Este era el verdadero paraíso. Un auténtico centro turístico.

Podía entender por qué la Capitana Mismis estaba tan excitada. Incluso Iska podía sentir su corazón latir más rápido sólo mirando la escena.

Podía nadar en cualquiera de las piscinas. Hasta un paseo tranquilo por la playa sería agradable.

Los lugares de comida rápida estaban llenos de bebidas y bocadillos.

—Iska. ¿Ya llegaron Nene y la jefa?

—Parece que todavía están cambiándose.

—Cielos.  ¿Por  qué  tardan  tanto?  La  jefa  fue  quien  nos  dijo  que  nos cambiáramos lo antes posible.

La persona que se le acercó era un joven con cabello plateado.

Incluso Jhin se había cambiado a un traje de baño para la piscina, usando una lycra sobre su traje de baño, como Iska, en lugar de su uniforme de batalla habitual.

Excepto que la lycra de Jhin estaba abultada, porque tenía algo escondido allí.

—Jhin, ¿eso es…?

—Una pistola. Todo lo que cabía en mi bolsillo era la más pequeña que llevaba encima —susurró el francotirador para evitar que alguien lo oyera. Su expresión era muy seria.

El estado independiente de Alsamira no prohibía la portación abierta de un arma para defenderse con la identificación adecuada. La única excepción eran las armas que eran muy peligrosas.

Sin embargo, las armas estaban estrictamente prohibidas en el área de la piscina.

—Si se enteran, te arrestarán…

—Si creo que están tras de mí, la tiraré a la hierba. Tengo mi sniper habitual en el hotel.

El arma favorita de Jhin estaba camuflada como un rifle de caza y actualmente estaba en su habitación del hotel.

—No se puede saber cuándo puede estallar una guerra civil en este país.

Iska era el único que había captado el comentario de Jhin.

Si un soldado imperial se encontrara con una bruja, el soldado desarmado no tendría forma de luchar contra los poderes astrales.

…Sólo sería secuestrado a algún lugar fuera del ojo público y sería golpeado… No habría ningún alboroto. Nadie sabría qué ha pasado.

Por eso tenían medidas defensivas.

Aunque este lugar era un paraíso, había que estar preparado para cualquier conflicto que pudiera ocurrir por debajo del agua.

—Bueno, la estrategia es fácil. Sólo tenemos que asegurarnos de no estar en las zonas comerciales después del anochecer. Esas brujas no intentarán sacar nada a la luz pública.

—… Cierto.

—Estoy más preocupado por tener que pasar el rato con esas dos —Jhin suspiró.

El hombre de pelo plateado miraba hacia la entrada de la piscina, donde la capitana Mismis y Nene tenían las manos ocupadas llevando flotadores y pelotas de playa, corriendo hacia la playa.

—Ahí están. ¡Los encontré! —Nene exclamó.

—Perdón por el retraso. Tomó un tiempo para inflar estos.

—…

—¿Qué pasa, Iska? —Preguntó Nene.

—Quiero decir, debería haber esperado que estuvieras en traje de baño.

Um, obviamente.

Bajo el sol, sus dos compatriotas exponían su delicada piel.

En traje de baño, Nene parecía más radiante ahora que en el centro comercial de la capital. Tal vez esto se debía a que estaban en la isla en este paraíso veraniego.

—Hee-hee.  ¿Qué? ¿Finalmente te sientes  atraído  por mí?  —Nene se inclinó hacia él.

Su top con volantes hizo que sus miembros parecieran más largos y delgados de lo normal. Su pecho y su trasero no eran tan modestos como él esperaba. Podía ver todas sus curvas.

Se había dado cuenta de algo.

Su ropa oscurecía su verdadera figura.

—¿Qué piensas? —Nene presionó.

—Si realmente quieres saber … Um, creo que es lindo.

—¿Verdad? Jhin, ¿qué hay de ti? Podrías hacerme un cumplido de vez en cuando.

El francotirador le dio a Nene una mirada fugaz.

—¿Qué?

—Se ve bien.

—¡¿Oh?!

Iska aplaudió. Incluso la misma Nene inmediatamente gritó.