Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 2: El paraiso y rechazar a la bruja

Parte 2

Eso fue un gran elogio de Jhin. Él no era de los que alaban a la gente. Pero Nene era así de linda en traje de baño.

—Hee-hee. ¡Elogiada por los chicos!

—¡No es justo, Nene!

La Capitana Mismis se había acercado a ellos. Se paró frente a sus ojos con el pecho levantado. Prácticamente pedía que la miraran.

—Muy bien, Iska, Jhin, ¿les gusta mi traje de baño? ¿No es lindo?

—…Uh, sí, pero…

¿Era un traje de niña?

Tenía la silueta de un gato. Fue diseñado con un corte óptimo.

Era más infantil que el traje de baño de Nene, pero Mismis tenía una cara de bebé y era pequeña

…la estatura. El traje de baño le quedaba perfecto. Excepto que había un problema.

—Es lindo, pero… pero el tamaño…

—¿Qué tamaño?

—No creo que lo oculte todo, lo que podría ser un problema.

Hablaba de los picos gemelos que sobresalen del pecho de Mismis. Eran desproporcionados para su pequeña figura, algo que no podía ser ocultado por un traje de baño de tamaño infantil.

—Capitana, algo se le está saliendo. Justo ahí.

—¿Qué? ¿Qué crees que estás haciendo, Nene?

Con  su  dedo  índice,  Nene  había  pinchado  el  pecho  de  Mismis  que  se desbordaba de su traje de baño.

Los lados y la parte inferior de sus gruesas curvas amenazaban con salir. Cada vez que Mismis daba un paso, se sacudían de una manera muy… estimulante.

—Está envenenando a los niños.

—¡Oh, lo sé! ¡Ya lo sé! —Nene exclamó

— Esto es lo que tú llamarías ‘no arrepentido’.

—Una exhibicionista, querrás decir.

—¡Son todos horribles! —La Capitana Mismis sujetó su artefacto flotante delante de sí misma para ocultar su pecho.

— ¡Ugh!… ¡De todas formas! ¡Vamos a la piscina! Quiero ir con las olas. ¡Vamos a hacer una carrera de cien metros!

—Jefa, estoy bastante seguro de que no puede nadar tanto tiempo.

—¡No! ¡Puedo remar como un perro! ¡Soy bastante buena en eso! Creo que podría romper un récord mundial.

Dejó su aro de natación y corrió a la piscina.

Iska, Jhin y Nene comenzaron a caminar por la playa caliente, siguiendo su pequeña figura.

Llegaron a la piscina de olas saladas.

—¡Whoa! Es súper salada. ¡Es como el agua del océano real! —Nene gritó, lamiendo el rocío de sus labios.

— Hmm. Pero no es sólo cloruro de sodio. Esta salinidad es compleja. Tal vez han hecho agua de mar artificial con toda una lista de minerales… Debería probar otro sabor.

—¡Nene! ¡Atrapa!

—¡Whoa! ¡E-espere,  Capitana! —Nene nadó tras  el balón que Mismis había pasado.

Justo antes de que el balón tocara el agua, Nene saltó y hábilmente lo pateó con el pie.

—¡Hey! ¡No pies! Eso es injusto, Nene.

—Hee-hee. ¡Nadie dijo que eso era contra las reglas!

Iska devolvió la pelota con ambas manos, y Jhin la golpeó por encima de la cabeza de Mismis.

—Oops, la golpeé demasiado lejos.

—En serio, Jhin. ¡Eso fue demasiado fuerte! —Mismis exclamó.

—Pero perderá si no lo atrapa, jefa. Parece que la cena va por su cuenta.

—¡¿Hiciste eso a propósito?!… ¡No voy a perder con tus trucos mezquinos!

—Se lanzó a través del agua con desesperación.

La piscina era lo suficientemente profunda como para llegar al pecho de un hombre. Todo debajo del cuello de Mismis estaba bajo el agua.

Pero ella perdería si la pelota golpeara el agua.

Mismis  se  acercó  a  la  pelota  en  el  último  momento,  girando  hacia  Jhin  y sonriendo triunfalmente.

—¡Ja, ja! ¡Mejor suerte la próxima vez, Jhin! ¡La conseguí justo a tiempo!

Como venganza, voy a…

—Jefa. Detrás de usted. Un maremoto.

—¿Perdón? ¡Uh! ¡¿Aaaaaaaah?!

La advertencia de Jhin fue demasiado tarde. La ola artificial se estrelló sobre Mismis, tragándosela.

Lo que significa que no tuvo tiempo de devolver la pelota.

—¡Lo hicimos! Usted pierde, capitana. Estoy deseando disfrutar de la cena

—Nene levantó las dos manos para animar.

—Nene, cuidado.

—¿Qué? ¡Gah! ¡Tan salado! —Su emblemática cola de caballo estaba empapada.

Mientras se levantaba, Nene estaba goteando agua.

—Ugh. Mi pelo está arruinado… y mi traje de baño está deslizándose.

Estas cuerdas son tan difíciles de atar —Nene intentó ajustar su traje de baño.

…pero antes de que pudiera… se le cayó del pecho.

—Um…

Salpicó al agua.

Nene lo miró, y su cara se puso roja como una cereza.

—Aaaaaah! Iska, Jhin, ¡no miren! ¡No se atrevan!

—Nene, eso no fue muy astuto —anotó Mismis.

—¡H-hey! ¡Y usted es quien habla, capitana! —Nene se agarró el pecho con  una  mano,  usando  la  otra  para  agarrar  su  traje  de  baño

—  Capitana, ¿podría ayudarme con la cuerda…?

—Está bien. Pero primero salgamos de la piscina.

Ya no podían evitar las miradas de los hombres que se reunían alrededor de Nene.

Se dirigieron a la playa. Bajo la sombra de una palmera, Mismis ató el traje de baño de Nene.

—Voy a comprar unas bebidas o algo así —Jhin señaló una tienda escondida en la playa

— Creo que el jugo de coco era su especialidad. ¿Te parece bien?

—Me gustaría uno —dijo Nene.

—A mí también. ¿Y usted, capitana? —Iska preguntó.

—Um, tomaré lo mismo… Espera. Estas son unas vacaciones. Voy a tomar algo más maduro, ¡una cerveza de coco! Esa es una de sus especialidades, también, ¿no es así?

—¿Una cerveza? —Jhin frunció el ceño dubitativamente.

— Mejor no, jefa.

No es para niños. Probablemente se derrumbará después de un solo sorbo.

—¡No soy una niña! ¡Soy una adulta!

—Vaya. Soy menor de edad. ¿Puede venir conmigo a comprar su bebida, jefa?

—¡Puedes  contar  conmigo!  Esperen  bajo  la  sombra,  Iska,  Nene  —La

Capitana Mismis comenzó a caminar alegremente por la playa con Jhin.