Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 1: De vacaciones

Parte 5

Un siglo antes, el Imperio había sido elogiado por dominar el mundo usando una fuerza militar aún mayor que su actual ejército. Se apoderó de otras naciones, dando lugar a su gloria.

Pero un día, el Imperio se topó con un secreto del planeta: el poder astral, una fuente casi  imposible de energía  que se había filtrado desde el núcleo del planeta.

Al atravesar la superficie, comenzó a poseer a los humanos, legándoles poderes sacados de cuentos de hadas mágicos. Se volvieron más poderosos que las armas de destrucción masiva, y la población imperial comenzó a temerlos, etiquetándolos como brujas y hechiceros. Fue entonces cuando la persecución comenzó, dando paso a una era de cacería de brujas… hasta que cierta bruja le mostró sus colmillos al Imperio, que había usado una fuerza excesiva para oprimirlos.

Esto comenzó la rebelión de la Gran Bruja Nebulis. Ella era sólo una adolescente cuando fundó la Soberanía Nebulis, que se convertiría en una nación con un poder que rivalizaría con el Imperio.

El Imperio intentaba eliminar a todas las brujas y hechiceros. La Soberanía Nebulis ardía en sentimientos de venganza.

La guerra entre las dos naciones más grandes del mundo no parecía disminuir, ni siquiera un siglo después.

El atardecer penetró en la aguja estelar del palacio de Nebulis.

En la pequeña habitación utilizada para los deberes oficiales, no se escuchaba ni un solo paso.

Incluso el ruido del polvo que se filtraba por el aire parecía fuerte. El único sonido detectable era el silencioso barrido de un bolígrafo mientras una chica rubia escribía en frenesí.

—…

Echó un vistazo a un informe y lo firmó.

Luego cogió otro documento para firmar, lo que siguió haciendo durante los siguientes veinte documentos antes de mirar al borde de su escritorio.

—Estos son de hace dos semanas.

Thud, se hizo eco de la montaña de documentos dejados en su mesa.

—Terminará después de revisar estos informes y los de esta semana y la pasada, Lady Alice.

—¡Por favor, ten piedad! —Alice gritó, saltando de su asiento sin querer.

Aliceliese Lou Nebulis IX. La segunda princesa del Paraíso de las Brujas, conocida por sus residentes como la Soberanía Nebulis.

Su sedoso cabello dorado estaba radiante. Sus ojos de rubí albergaban un cierto aire de sofisticación.

Aunque sólo tenía diecisiete años, había desarrollado curvas sensuales a temprana edad, lo que la hacía cautivadora. Su cuerpo contenía poderes astrales concordantes con su estatus de descendiente directa de Nebulis.

Era la candidata principal para convertirse en la próxima reina, lo que le daba cierta reputación.

Excepto que estaba a punto de retroceder contra una pared en el estudio y llorar, ¡no más! ¡No más!

—No puedo hacer más esto. ¡Mira, Rin! ¡Mira esta mano callosa! ¡He estado sosteniendo mi pluma por mucho tiempo! Este es el último de los trabajos para ayudar a la reina. ¿Verdad?

—Pero tiene otra mano. Esa puede sostener un bolígrafo, estoy segura.

—¿Quieres torturarme?

—Dejando de lado las bromas, ¿qué tal si nos tomamos un pequeño descanso? —sugirió la asistente de Alice, Rin, llevando un paquete de papel en sus brazos.

Rin Vispose.

Su cabello castaño estaba dividido uniformemente por la mitad y atado en dos partes. Era un año más joven que Alice.

Aunque parecía estar en el aburrido uniforme de un ama de llaves, Rin había ocultado hábilmente dagas, agujas de metal, alambres y otros instrumentos para el asesinato, como guardia de Alice.

—Hey, Rin. Me gustaría un poco de té. Con mucha leche y azúcar.

—Lo tendré preparado pronto.

De manera instruida, Rin extendió el juego de té en la esquina del estudio. Alice observó.

—Me gustaría tener algo de emoción en mi vida —murmuró la princesa mientras se sentaba de nuevo en su silla

— He estado encerrada en este lugar todo el día ayudando a mi madre. Esta rutina me está dando sueño. Me pregunto si hay algún trabajo más apropiado para una princesa.

—Esto sigue siendo parte de sus deberes reales. Incluso si es un trabajo interno.

—Pero, Rin…

—¿Y no tuvo suficiente adrenalina el otro día?

—… —Alice captó la indirecta. No tenía nada más que decir.

—¡Ahora está bajo mi vigilancia!

—Ja, ja, eso podría ser divertido de vez en cuando. Tener un poderoso luchador de un país enemigo pegado a ti. Es algo estimulante.

Sintió que había tenido una conversación así cuando capturaron al soldado imperial Iska y lo llevaron a la soberanía Nebulis. Todo ese incidente había ocurrido hace sólo diez días.

Alice había estado vigilando a Iska mientras él estuvo cautivo durante días.

…Sé que esto me hace una mala princesa… …pero mi corazón se aceleró cuando estaba con él.

Se había sentido segura con Rin a su lado, pero había una parte de ella que estaba emocionada y nerviosa por estar a su  alrededor, recordándose a sí misma no bajar la guardia.

Y ella no podía olvidar ese placer.

… Además … fue la primera vez que dormí en el mismo lugar con un chico de mi edad.

Alice era todavía una jovencita, aunque fuera una princesa.

Aunque Iska era un soldado de un país enemigo, sentía algo cuando compartían comidas y conversaciones.

Alice había probado la emoción por primera vez al comer y dormir con Iska.

—Debería haber puesto a ese soldado imperial en un reducido almacén en lugar de la suite presidencial. Así no nos habríamos preocupado de que la atacara mientras dormía, Lady Alice.

—Rin —le advirtió suavemente a su asistente que hacía pucheros—. Iska no haría eso.

—…

—Lo sabes, ¿verdad?

—…No puedo negarlo —La expresión de Rin era obediente

— Ese soldado imperial es el enemigo, pero imagino que puede ejercer una razonable discreción como humano. Incluso si no estuviera esposado, supongo… no habría intentado atacarla mientras dormía.

—¿Verdad? Sabía que entrarías en razón.

En el campo de batalla, hasta Alice tembló de asombro por su fuerza.

Pero fuera de esas arenas, Iska era una persona completamente diferente, tranquilo y recatado, sin un pensamiento discriminatorio sobre las brujas, a pesar de que era un soldado imperial. Ciertamente parecía inteligente.

Eso era lo que lo hacía tan grandioso.

Si hubiera sido rudo y revoltoso, Alice no habría sido tan misericordiosa con su cautivo.

—No es que estuviera siendo compasiva con un soldado imperial. Es sólo que Iska es un caso especial.

—Casi tuvo un ataque de pánico cuando la vio desnuda.

—¡Gah!… ¡No me importa! ¡No me avergüenzo de mi cuerpo! ¡En todo caso, quería mostrárselo!

—¡Eso es lo que una pervertida diría! —Rin ni siquiera escondió su suspiro cuando trajo el juego de té

— Aquí está su té de leche. Puse un montón de azúcar. Revuelva bien antes de beberlo.

—Gracias, Rin —Alice levantó la taza humeante, recogiendo las notas amargas del té que venían a través de la dulzura.

— ¿Hmm? Nunca antes había olido este. ¿Es nuevo?

—Sí. Importamos un poco de té de una región lejana. Un desierto muy al este.

—¿Pueden hacer té en el desierto? —Preguntó Alice.

—Sí, en una granja en un oasis. La zona es conocida por sus centros turísticos. He oído que su té es de primera calidad. Un oasis en el desierto. Un centro turístico.

Algo en esas dos frases le sonaba muy atractivo.

—¡Hey, Rin! Vamos durante nuestras próximas vacaciones. Estoy segura de que podemos disfrutar en un resort. Podríamos nadar tranquilamente en una piscina por la mañana y poner una toalla en el desierto para dormir bajo las estrellas. ¿No es romántico?

—Con su actual programa, la primera oportunidad es dentro de dos años.

—… Así que un sueño lejano —Alice se desplomó en su silla cuando se enteró de la implacable situación.

Fue entonces cuando escuchó la fanfarria desde fuera de la torre.

Debe venir del patio. El palacio se llenó con el sonido de trompetas e instrumentos de metal con una cadencia que hizo que todos quisieran marchar con pasos saltarines.

La gente debe haber sido capaz de escucharlo en el centro.

—Una fanfarria marcando un regreso. Y esta canción es…

—Debe ser mi hermana mayor, Elletear.

Esta canción se usaba para señalar el regreso de la mayor de las tres princesas de Nebulis.

Elletear, la hija mayor. Aliceliese, la hija de en medio. Sisbell, la más joven.

Las tres eran magas nacidas con raros poderes astrales y candidatas a ser la próxima reina.

Eran hermanas por sangre.

Pero tendrían que luchar ferozmente entre sí en el cónclave para elegir la próxima reina, aunque fueran hermanas.

…Por generaciones, la reina renuncia a su trono a edad temprana… Tenemos dos años hasta que mi madre abdique. Tal vez tres.

Estarían un paso atrás si esperaran hasta entonces para decidir la próxima reina.

La lucha por el trono ya se estaba gestando bajo la superficie. Esto era especialmente cierto para Elletear. Durante la mayor parte del año, viajó al extranjero sin pasar tiempo en el castillo.

La razón era sentar las bases.

—Regresó muy rápido esta vez. Me pregunto si eso es un indicio de reuniones favorables con el grupo electoral para el trono.

—Rin —regañó Alice.

Pero  era cierto.  Mientras  Alice se quedaba  en el  palacio  real,  su hermana visitaba a los nobles para reforzar su apoyo.

—Lady  Elletear  estará  en  el  palacio  en  breve.  ¿Le  gustaría  darle  la bienvenida, Lady Alice?

—…Hmm. Mi corazón no está en ello, pero es mi hermana.

Alice  básicamente  arrastró  sus  pesadas  piernas  mientras  salía  del  estudio, siguiendo a su asistente.

—¡Oh! —Rin exclamó cuando abrió la puerta.

¿Había alguien más que un soldado afuera?

—¿Qué pasa, Rin? ¿Es Elletear? —Alice se asomó al pasillo por detrás de

Rin.

Alice no estaba mirando a la hermosa primera princesa sino en la joven y pequeña tercera princesa.

—¿Sisbell?

—…

Tenía pelo rubio fresa y una cara adorable. Sus grandes ojos reflejaban la luz del sol, brillando como joyas.

Su vestimenta real tenía un suave degradado que la hacía parecer como si llevara algo salido de un cuento de hadas.

Mientras sus ojos miraban aburridos a Alice, su mirada albergaba una cierta oscuridad. Alice no llegaría a llamarlo hostilidad, pero su hermana estaba obviamente alerta.

—Sisbell, ¿También le darás la bienvenida a nuestra hermana?

—…

—Momento perfecto, Rin y yo también vamos. ¿Te gustaría venir con…?

—Disculpa —dijo Sisbell bruscamente.

Giró sobre su talón y comenzó a caminar por el pasillo antes de que Alice pudiera responder.

No iba a saludar a su hermana. Se dirigía a su habitación.

—Parece que la atrapamos cuando salió.

—Sí. Así es como actúa siempre… —se lamentó Alice.

Incluso Alice podía ver que su hermana menor era tan linda como una muñeca. Cuando eran más jóvenes, había sido lo suficientemente amistosa y curiosa e infantil como para rivalizar con Alice.

¿Cuándo cambió eso?

¿Cuándo empezó Alice a temer a Elletear y a sentirse extraña con Sisbell?

…Elletear es brillante y vivaz y me gusta hablar con ella… pero Sisbell es un enigma.

Alice no podía adivinar lo que Sisbell estaba pensando.

Su hermana se encerraba en su habitación, prefiriendo no mostrarse a nadie. Comía en su habitación la mayor parte del tiempo, uniéndose a ellos a la hora de la comida sólo si su madre la invitaba. Incluso cuando pasaban juntas por el pasillo, ella se daba la vuelta inmediatamente.

¿Su hermana planeaba algo desagradable?

—…¡Ugh! —Alice gimió, enterrando su cara en sus manos

— Esto es terrible. Voy a morir de fatiga con mis dos hermanas de vuelta. ¡Sólo quiero salir del palacio!

Alice llegó preparada con excusas.

Hubo ese incidente cuando el hechicero trascendental, Salinger, escapó de la prisión con el Ejército Imperial. ¿Cómo los espías del Discípulo Santo Sin Nombre habían traspasado las fronteras del país? Alice no pudo averiguarlo.

Además, el Ejército Imperial podría estar aún escondido en la soberanía.

—¿Y si me fuera a patrullar el país desde el exterior?

—No.

—¿Por qué no?

—Es una buena opción. Hasta la reina ha sugerido esto. Demasiados de nuestros mejores magos astrales se han reunido en el estado central. Deberíamos preocuparnos de que el Ejército Imperial haga su próximo movimiento.

—…¿No significa eso que debería ir a patrullar?

Si la Bruja de la Calamidad Helada saliera, haría que el Ejército Imperial procediera con cautela. Sería efectivo para controlar cualquier plan para invadir la frontera.

—Parece  que  Sisbell  está  a  punto  de  salir.  Partirá  de  la  Soberanía mañana.

—¿En serio? —Alice dudaba de sus oídos.

— Me pregunto si ella fue la que lo sugirió.

—Escuché que fue ordenado por la reina. Viajará a la nación independiente del este. Era un asunto que no podía ser resuelto sin los poderes de Lady Sisbell.

—… Ya veo. Son muy útiles.

El poder astral de Sisbell Lou Nebulis IX era el de Illumination.

No se adaptaba a la batalla directa, pero no había mejor habilidad cuando se trataba de guerras de información. Era lo suficientemente poderosa como para que la temieran los vasallos y los soldados del palacio real.

—Lo que significa que usted cuidará del palacio, Lady Alice. Al menos hasta que Lady Sisbell esté de vuelta.

—…

—¿Es todo lo que tiene que decir?

—…Biiiien.

Alice no podía ir en contra de las órdenes de su madre. Puso su cara en su escritorio con resignación.

El espadachín imperial Iska ya debe haber regresado a casa. Se preguntó distraídamente qué estaba haciendo él en este momento.

—Necesito más adrenalina… —murmuró Alice para sí misma.