Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 3

Capítulo 14: El Comienzo De Nuestro Viaje

Parte 1

Para mí, como miembro de la generación Dragon Quest, las palabras “continente demoníaco” me recuerdan naturalmente el concepto de un “reino demoníaco”… una tierra oscura gobernada por un rey demoníaco todopoderoso, con pequeñas aldeas pobladas de monstruos, antiguos santuarios olvidados desde hace mucho tiempo, y temibles criaturas pavoneándose por todas partes.

Pero no era así en este mundo. Por un lado, ese todopoderoso Rey Demonio no estaba en ninguna parte.

Lo que no quiere decir que los “Reyes Demonios” no existieran. De hecho, había unos treinta en ese momento, y todos ellos tenían al menos un poco de territorio que dominar. Pero en realidad no eran gobernantes. Se llamaban a sí mismos reyes y actuaban como si fueran los dueños del vecindario.

Cada Rey Demonio tenía algo así como un escuadrón de guardias o una banda de caballeros, típicamente con nombres que suenan impresionantes. Los soldados de Rikarisu técnicamente pertenecían a uno de ellos. Complementaban las actividades de los aventureros exterminando monstruos peligrosos en la zona, capturando delincuentes en la ciudad y tomando medidas independientes para proteger sus hogares. Más una guardia municipal o una milicia local que un ejército en realidad.

No estaba muy claro sobre la relación exacta entre el Rey Demonio local y esos tipos. ¿Les daba órdenes o se llamaban a sí mismos sus soldados? Probablemente serían su ejército si alguna vez fuera a la guerra, así que supongo que había algún tipo de contrato en marcha.

En ese momento, nadie estaba luchando ninguna guerra, y las cosas eran relativamente pacíficas. Pero eso sólo se aplicaba cuando estabas en el vecindario de un Rey Demonio específico. La mayoría del Continente Demoníaco estaba completamente desordenado.

Las cosas pueden estar tranquilas alrededor de la Cruz del Sur y el Mausoleo del Sagrado Emperador, pero todo lo que había en el medio estaba lleno de pandillas de motociclistas que practicaban el deporte de la motocicleta en forma de mohawk.

En cualquier caso, el Rey Demonio que controlaba el área alrededor de Rikarisu se llamaba Badigadi. Se decía que era un hombre musculoso, macho, con seis brazos y piel negra. En ese momento, sin embargo, había emprendido un viaje sin rumbo, y nadie tenía ni idea de dónde estaba. Sonaba como una especie de espíritu libre.

En cualquier caso, el continente demoníaco estaba repleto de criaturas poderosas. Había una razón por la que el Gremio de Aventureros ponía todos los trabajos que hacían de monstruosos en el rango C o superior; básicamente cada monstruo que se podía encontrar aquí era al menos así de duro. Los Stone Treants tal vez apenas estaban en el rango D.

Dicho esto, los demonios eran generalmente más fuertes que los humanos. También eran muy buenos en el combate de grupo, ya que las habilidades únicas de varias subrazas les ayudaban a desempeñar papeles específicos. Para la mayoría de la gente, golpear la clasificación B era un verdadero desafío, pero los aventureros que consiguieron llegar allí eran más fuertes que los Rangos B promedio que se pueden encontrar en otros lugares. Aquellos que no podían llegar tan lejos generalmente terminaban como Nokopara o Jalil.

Cuanto más lo pensaba, más increíble me parecía Ruijerd. El hombre dijo que podía derribar a los monstruos de rango A sin ayuda, y yo le creí. Por sí solo, era más fuerte que un grupo de seis o siete hábiles aventureros de rango B.

Tenías que estar muy contento de ganarte la confianza de una persona así, ¿no?

***

Habían pasado tres días desde que dejamos la ciudad de Rikarisu. No estoy seguro de que tenga que ver con el hecho de que me sentía un poco más relajado después de ganarle a Ruijerd, pero mi apetito se estaba volviendo cada vez más feroz.

El problema era que no teníamos nada bueno con lo que podíamos contar. Vivíamos principalmente de la carne de la Gran Tortuga, y la carne de la Gran Tortuga no era mi idea de pasar un buen rato. Decidí intentar mejorar un poco nuestra situación culinaria. La cosa estaba asquerosa cuando la tuesta, así que podemos probar un método diferente.

Usando magia, preparé una olla grande de barro, una cocina básica pero poderosa, y un poco de agua artesanal de la familia Greyrat. Era todo lo que necesitábamos para hacer un guiso básico. El agua era un recurso precioso por aquí, pero podía producirlo en cantidades ilimitadas.

Inicialmente, quise usar una olla a presión para que la carne quedara muy tierna… pero la primera que intenté hacer casi explotó, así que decidí no seguir con esa idea. Cocinar la carne de esta manera nos llevó mucho más tiempo, pero no teníamos que preocuparnos por la tarifa del gas o del agua. Estaba dispuesto a mirar con amor esa olla hirviendo a fuego lento durante horas si era necesario. Era particularmente conveniente que yo pudiera hacer todos los utensilios de cocina que necesitábamos usando magia de la Tierra, haciéndolos desechables.

Uno de estos días, también quise probar el ahumado de la carne… pero las virutas de Stone Treant probablemente no le darían un sabor demasiado agradable.

El estofado de la carne de la Gran Tortuga la hizo un poco más comestible. En lugar de masticar carne dura y desagradable, ahora teníamos carne tierna y desagradable.

Sí, aún así era desagradable. No se le podía quitar ese aroma picante, y el sabor era el que era.

Era raro, de verdad. Juraría que esto sabía mucho mejor en el pueblo de Migurd. ¿Nos hemos perdido algo?

Después de pensarlo un momento, finalmente me di cuenta.

Deben haber sido esas plantas que cultivaban dentro de la aldea. Pensé que eran cultivos de vegetales medio muertos, pero no fue así. Esa planta era probablemente algún tipo de hierba o especia… algo que usaban para esconder el hedor de su carne y mejorar su sabor. Había sido totalmente engañado por la descripción de Roxy de ellos como “amargos y desagradables”. Se usaban para sazonar; no se suponía que se comieran solos.

Por el amor de Dios. Mi Maestra podría ser una tonta a veces.

Hice una nota mental para tratar de comprar algunas especias de ese tipo, si es que había alguna disponible en la siguiente ciudad que visitamos. Quería recoger otros ingredientes también, sólo por el bien de la variedad, pero tal vez sería un desperdicio de dinero. Los alimentos solían ser caros en este continente. Las verduras eran particularmente caras, ya que la región era inhóspita para la vida vegetal. Usted podría comprar cinco kilogramos de carne por el costo de algo que se asemeje a una raíz de ginseng rasposa.

La carne de la Gran Tortuga era barata. Era el alimento básico por aquí, más o menos. Esas cosas eran más grandes que un camión de cinco toneladas, así que matar uno te daría suficiente carne para mantener a una familia satisfecha durante un buen rato.

Por supuesto, no se podría alimentar a una ciudad entera de esa manera. A veces la gente comía Coyotes de Pax, o incluso la larva de insectos que vivían dentro de Treants. A pesar de su valentía, Eris no estaba muy interesada en probar esto último.

No es que me sintiera diferente. La cultura culinaria de este continente no era exactamente de mi agrado. Dependiendo de cómo se cocine, la carne de la Gran Tortuga podría ser al menos comestible.

Para los estándares de la comida del Continente Demoníaco, probablemente estaba en el lado “sabroso”. Apenas podía entender de dónde venía Ruijerd cuando lo llamaba delicioso.

Aún así, necesitaba conseguir algo de condimento.

Eris y Ruijerd parecían contentos de comer su carne. En otras palabras, estaría haciendo la compra de las especias yo solo.

Eso no estaba bien. Éramos un equipo después de todo.

Probablemente necesitábamos acostumbrarnos a hablar de nuestras decisiones como grupo.

***

“¡Reúnanse todos!” Grité.

Era nuestra hora habitual de acostarnos. Eris buscaba un buen lugar para colocar el paquete de tela enrollado que usaba como almohada, y Ruijerd estaba empezando a explorar el área en busca de enemigos con los ojos cerrados. Pero esta noche, teníamos que ocuparnos de algo primero.

“Me gustaría convocar una reunión de grupo.”

“¿Una reunión de grupo?” Dijo Eris, inclinando la cabeza interrogativamente.

“Sí. Espero que nos encontremos con una variedad de problemas en nuestros viajes. Al hablar de las cosas y tomar algunas decisiones importantes por adelantado, podemos evitar entrar en discusiones cuando el tiempo es vital”.

“Espera…” Había una expresión dudosa en la cara de Eris. ¿Quizás no estaba interesada en tratar con los detalles? Ruijerd y yo probablemente podríamos tomar todas las decisiones por nosotros mismos, pero dejarla fuera nos pareció una mala idea. Eris no era una carga, era una integrante del grupo. Necesitaba que ella participara.

“¿No es esa cosa que solías hacer todos los meses en casa?”

¿Todos los meses…? Oh, ella está hablando de esas conferencias que tenía con sus otros instructores, cuando era su Tutor en Fittoa. Honestamente, me había olvidado de todo eso.

 “Así es. Esta es la versión para aventureros”.

Cerrándose la boca, Eris se dejó caer delante de mí con un golpe. Claramente estaba tratando de parecer muy seria, pero tenía una sonrisa incontrolable en su cara. Eso me pareció un poco raro. No era como si estuviéramos haciendo algo divertido aquí, pero al menos ella no se quejaba.

“¿También voy a participar en esto?”, preguntó Ruijerd.

No tendría mucho sentido si no lo hicieras, viejo…

“Por supuesto. ¿No tenían discusiones de grupo como ésta en tu banda guerrera?”

“No. Tomé todas las decisiones yo solo.”

Así es como funcionan las cosas en este mundo, supongo: el líder es el que manda, y todos los demás simplemente siguen las órdenes. Pero yo crecí en una democracia.

“A partir de hoy, quiero hablar entre los tres y tomar decisiones en grupo.”

“Muy bien.” Con un fácil asentimiento, Ruijerd también se sentó. Los tres formamos un círculo junto a la hoguera.

“Muy bien entonces. Por la presente llamo a la primera `Reunión del Equipo de Dead End’ para dar comienzo. ¡Aplausos, por favor!”

Aplausos, aplausos, aplausos. Aplausos, aplausos, aplausos.

 “Rudeus, ¿por qué estamos aplaudiendo?”

“Así es como funcionan estas cosas.”

“Pero no hiciste esto en esas reuniones con Ghislaine.”

¿Cómo sabía eso? Bueno, lo que sea.

“Esta es nuestra primera reunión, lo que hace que sea una ocasión digna de conmemoración, ¿de acuerdo? Por eso aplaudimos”.

Además, somos aventureros, no tutores. Es mejor mantener las cosas animadas, ¿no?

“Ejem. ¡Ahora, entonces! Como todos sabemos, recientemente la he cagado a lo grande.”

“No, no era tu…”

“¡Silencio, por favor!” Grité, haciendo mi mejor impresión de una dama con los vasos triangulares.

“Ruijerd, si quieres responder, levanta la mano cuando termine el altavoz actual.”

“Entendido”.

“Está bien entonces.” Ahora que había hecho callar a Ruijerd, continué.

“Ya he identificado una serie de factores que contribuyeron a mi fracaso.”

Yo era poco estricto en la recopilación de información, demasiado enfocado en ganar dinero rápidamente, demasiado ansioso por matar dos pájaros de un tiro… etcétera, etcétera. Iba a hacer un esfuerzo personal para tener cuidado con todo eso, pero también tenía en mente una solución más sistemática.

“Como medida de precaución, quiero que todos nosotros nos aseguremos de informar cuando algo suceda, comunicar nuestros pensamientos y consultarnos sobre nuestras opciones. Informar, comunicar, consultar. Eso es InCoCo para abreviar. ¡Recuérdalo, por favor!,¡Es importante!”

“Uh… InCoCo, ¿verdad?”

Una excelente palabra de moda, si se me permite decirlo. ¡Suena casi francés! 

“Así es, InCoCo. En primer lugar, quiero que los tres nos consultemos constantemente”.

“Hrm. ¿Qué implicaría esto específicamente?”

“Cuando algo te preocupa, o hay algo que quieres hacer, díselo al grupo en vez de guardártelo para ti.”

Para ser honesto, yo tampoco tenía mucha experiencia práctica con ese tipo de debate… pero no teníamos que complicarlo demasiado. Hacer un esfuerzo era lo importante.

“Estoy planeando pedirles a ustedes dos sus opiniones también. Cuando alguien te ‘consulta’, escucha atentamente y piensa bien el asunto. Pregúntate si es una buena idea o no, y por qué. A veces, se te ocurre un plan aún mejor o algo así”.

En retrospectiva, había tomado la mayoría de mis decisiones sin pedirle a Ruijerd que me diera su opinión. Siempre le dije que confiaba en él, pero quizá en el fondo no era verdad.

“En segundo lugar, ¡comuníquese! Cuando se den cuenta o noten algo, hagan un esfuerzo por hablar y contarlo uno al otro”.

Eris asintió con la cabeza, pero la mirada en su cara sugería que estaba pensando mucho.