Otome Game no Hametsu Flag shika nai Akuyaku Reijou ni Tensei shite shimatta… (NL)

Volumen 8

Capítulo 4: El Baile

Parte 3

Yo, Jeord Stuart, era un niño extremadamente frío. Nunca me interesaba nada y rara vez sentía emoción alguna.

Sólo necesitaba poner una sonrisa agradable y seguir a mis instructores, y todos estaban convencidos de qué maravilloso pequeño príncipe era, evitándome problemas.

No obstante, mi vida era aburrida… hasta que conocí a Katarina. Ella era la primera persona por la que sentía un interés genuino. Cuando me acerqué a ella, de repente todo cambió.

Mi mundo aburrido comenzó a brillar con color y aprendí sobre nuevas emociones que nunca antes había sentido. Todo esto era posible gracias ella.

Si nunca la hubiera conocido, todavía ignoraría las muchas emociones dentro de mí, incluida la fuerte y poderosa que experimenté hoy por primera vez.

Normalmente había podido controlar mis nuevas emociones hasta cierto punto, pero hoy este no había sido el caso. Los miembros de la familia real nunca debían usar la magia de manera imprudente. Lo sabía bastante bien desde que era niño, y nunca la había usado fuera de las clases en la academia.

Y, aun así, en este día, iba a usarla y nada menos que para dañar a alguien. Como miembro de la realeza, esto era imperdonable.

Cuando entré en esa habitación y vi la ropa andrajosa de Katarina y al hombre que le levantaba la mano, no pude contenerme. Sentí como si mi visión se hubiera vuelto roja y mi sangre estuviera hirviendo.

¡Nunca podría perdonar semejante afrenta a mi Katarina!

Y, perdido en mi ira, contuve al hombre y activé mi magia con la intención de quemarlo hasta que no fuera más que cenizas. Fue sólo debido a que Alan me detuvo que evité matar a un noble extranjero con mis propias manos. Esta fue, para mí, una situación increíble.

Saber que mi corazón tenía emociones tan fuertes me confundió, y ver como no podía superarlas me disgustaba.

¿Un príncipe maravilloso y talentoso? ¿Yo, este tonto que ni siquiera podía controlar sus emociones? Qué broma más vergonzosa y patética.

Alan se fue y yo me quedé solo en la habitación, apretando los puños. Escuché un ligero golpe en la puerta. Quería más tiempo a solas, pero no podía ignorarlo, y respondí.

“Con permiso.” Dijo una voz desde fuera.

“Príncipe Jeord, soy yo, Katarina. ¿Puedo entrar…?”

Ella me había visto en ese estado deplorable justo antes, y con toda honestidad, no quería verla ahora. Ahora bien, agitado como estaba, no pude reunir ninguna excusa decente y le permití entrar. Este era un error inevitable, pero planeaba encontrar una razón para que se fuera lo antes posible.

Cuando entró, me di cuenta de que le habían vuelto a peinar el cabello y que le habían cambiado el vestido por uno diferente, probablemente por parte de sus sirvientas.

“Príncipe Jeord, lamento no haber podido disculparme adecuadamente.” Dijo con una reverencia.

Estaba tan concentrado en mis propios defectos que no había pensado mucho en la necesidad de una disculpa de parte de ella.

“De ningún modo. Lamento no haber podido cuidar de ti como debería haberlo hecho.” Respondí.

Mientras yo estaba tan ocupado perdiéndome en la ira, Keith la cubrió con su chaqueta, Alan estaba lo suficientemente tranquilo como para analizar la situación racionalmente, y Nicol se hizo cargo e instruyó a todos sobre lo que debían hacer. Yo, en cambio…

Ahora que miraba tranquilamente mis acciones en retrospectivas, me di cuenta de lo inútil que había sido, y esta comprensión me hacía sentir aún más fracasado.

Claro está, Katarina no sabía cómo me sentía.

“Para nada, fue mi culpa por actuar así de imprudente, y he causado que tú y todos los demás se preocupen tanto. Lo siento.” Dijo ella, inclinándose de nuevo.

Era una chica tan genuina que, a diferencia de los otros nobles de dos caras, nunca diría algo sólo para halagarme. Ella siempre hablaba con sinceridad, y mucho más cuando se trataba de personas cercanas a ella, por eso sentí la necesidad de preguntarle.

Quería saber qué pensaba de mi crisis nerviosa, ya que podía esperar una respuesta sin filtros de su parte. Probablemente diría que daba miedo y no era apto para alguien de la realeza. Y escuchar esas palabras saliendo de su boca sería un castigo duro, pero muy necesario para mí.

“Katarina. Cuando entré en esa habitación, estaba convencido de que esos hombres habían usado violencia contra ti y perdí el control. Iba a usar magia en el hombre que estaba reteniendo y no hice nada para ayudarte. Te asusté, ¿no es así?” Pregunté, y la sorpresa apareció en sus ojos.

“Bueno, me sorprendió verte así, porque nunca te había visto tan alterado, pero no tenía miedo. Después de todo, no me paso nada porque viniste a salvarme.” Dijo con una sonrisa.

“En todo caso, gracias por estar tan enojado por mi bien. ¡Te prometo que, si alguna vez estás en problemas, también iré a rescatarte de esa manera!”

Mientras escuchaba sus palabras, el profundo disgusto que sentía por mí mismo comenzó a desvanecerse. ¿Qué estaba pensando? Debería haber sabido que no podía esperar ninguna respuesta en particular de Katarina, ya que era impredecible por naturaleza. Y sus respuestas inesperadas siempre lograban llenar mi corazón de calidez.

Nunca hubiera imaginado que alguien pudiera estar agradecido de que me enojara por su bien.

“Gracias.” Le dije, abrazándola contra mi pecho. Su agradable olor y su tacto suave y cálido llenaron mi pecho de alegría.

No es que sus amables palabras significaran que lo que hice pudiese ser perdonado— tendría que prestar la máxima atención para que la situación no se repitiera. No obstante, no hay mayor felicidad que saber que hay alguien dispuesto a aceptarte incluso cuando caes en tu nivel más bajo.

Sabía que mientras Katarina estuviera a mi lado, estaría bien.

Me tomé mi tiempo disfrutando de abrazar a mi prometida, a quien, por una vez, no pareció molestarle. Entonces finalmente recordé lo que tenía que hacer. Como príncipe del reino anfitrión de la Asamblea, no podía simplemente desaparecer durante toda la noche.

Katarina había dejado el baile desde el principio, y que volviera ahora mismo con un vestido diferente y, peor aún, con el cabello suelto, probablemente daría lugar a muchos rumores desagradables. Decidí que hacerla regresar a su habitación con la excusa de que se sentía mal era la mejor opción. Regresaría al baile y explicaría que había acompañado a mi cansada prometida a su habitación.

Salí de la habitación y vi a Keith esperando junto a la puerta con una expresión de preocupación en el rostro. Le pedí que llevara a Katarina a su habitación y me dirigí al pasillo. En mi camino, me encontré con alguien a quien ya había conocido ese día.

Era Cezar Dahl, príncipe de Ethenell.

“¿Príncipe Cezar?”

“Veo que ha regresado. ¿Está todo bien con su prometida?” Preguntó con una sonrisa, y tuve que contenerme para no dejar escapar un ceño fruncido.

“Sí, gracias en gran parte a su ayuda. Le ofrezco mis más profundas disculpas por involucrarlo a usted, un miembro de la realeza extranjera, en tales problemas. Los hechos de esta noche llegaron a su fin sin mayores daños, pero, como involucran a una potencia extranjera, le ruego que se abstenga de darlos a conocer a otras personas.”

En otras palabras, le estaba pidiendo que mantuviera todo en secreto. Él sonrió y asintió.

Mientras buscábamos a Katarina, fue él, Cezar, quien nos dijo adónde había ido. Dijo que la había conocido cuando estaba buscando a María y la había ayudado en este esfuerzo. Tendría que preguntarle a Katarina sobre los detalles en una fecha posterior.

Ahora que estaba en deuda con un miembro de la realeza extranjera, tenía que devolverle el favor como correspondía. Había ayudado a mi prometida y no parecía una persona peligrosa o desagradable. Sin embargo, por alguna razón que no pude identificar, no me agradaba.

Me recordaba a mi hermano mayor en lo agradable que era en la superficie, pero sin mostrar sus verdaderas intenciones u opiniones.

Incluso ahora, mientras supuestamente me había esperado preocupado por Katarina, dudaba de sus verdaderas intenciones, tanto que la sonrisa falsa que le estaba dando era algo más rígida de lo habitual.

Me miró y soltó una breve carcajada. De repente parecía completamente diferente— su risa salvaje con una cualidad peligrosa.

“Cuanto más poderoso te vuelves, más pesada también se vuelve tu carga. Ten mucho cuidado con tu poder o perderás lo que tanto aprecias.” Me susurró.

Miré a Cezar con incredulidad, inseguro de lo que había querido decir, pero su rostro ahora sólo mostraba la habitual y agradable sonrisa del príncipe de Ethenell.

“Disfrutemos el resto del baile, ¿de acuerdo?” Dijo, regresando elegantemente al interior del pasillo.

Lo miré, congelado por la conmoción, mientras se alejaba. No olvidaría fácilmente esas palabras.

***

Me acerqué a la habitación de Jeord, temiendo que me regañaran, pero en cambio terminó agradeciéndome. Mientras volvía a mi habitación con Keith, vi a Nicol, que había terminado de lidiar con las secuelas del incidente.

“¿Estás bien?” Él me preguntó. Su rostro era inexpresivo, pero estaba claramente preocupado en el fondo.

“Si, gracias. Siento haber hecho que te preocuparas.” Dije, bajando la cabeza y él empezó a acariciarla como siempre hacía con Sophia.

“Me alegro.” Dijo con una sonrisa.

Me quedé mirando esta vista inusual, pero su rostro rápidamente volvió a una expresión severa.

“Pero asegúrate de no volver a hacer nada tan peligroso.” Dijo.

Cuando hablaba así, Nicol realmente sonaba como un hermano mayor.

“No lo haré.” Dije.

“Entonces… ¿qué pasó con esos dos nobles?”

Cuando salí de la habitación en la que habían obligado entrar a María, ambos estaban tirados en el suelo, inconscientes.

“Resulta que eran dos nobles de rango medio de Lousabre. Ese país es conocido por ser inseguro en general, pero parece que la educación de sus nobles tampoco es excelente. Por el momento los encerré en una habitación vacía en un rincón del castillo, para que mi padre y los demás puedan venir y hacerse cargo como es debido.”

Cuando Keith fue secuestrado, fuimos hasta la frontera de Sorcié con Lousabre para encontrarlo. Entonces supe que no era un país muy seguro, pero el comportamiento de esos dos hombres era prácticamente bárbaro.

“Aún tenemos que lidiar con esos dos, pero ya hablé con los nobles de alto rango de Lousabre, así que puedes estar segura de que no sucederá nada más.” Dijo.

Nicol realmente era un hermano mayor talentoso y confiable.

“Claro está, todavía tengo mucho por hacer.” Dijo, y se fue.

Le di las gracias de nuevo y volví a mi habitación. Me dijeron que volver al baile con un vestido diferente y el cabello suelto habría hecho que la gente tuviera ideas raras, así que tendría que descansar aquí el resto de la noche.

No obstante, como hija de un duque, Keith tenía que regresar. Así que me quedé sola.

De repente me sentí cansada de tanto correr y trepar árboles mientras usaba ese vestido incómodo, y me sumergí en mi cama.

Pasé tan poco tiempo en el baile y, aun así, habían sucedido tantas cosas en una noche. Nunca esperé que algunos nobles persiguieran a María, tratando de obligarla a entrar en su habitación… Pero me alegraba que todo terminara bien.

Ni siquiera era una villana como yo, pero tenía que soportar algo tan aterrador. Esa pobre chica. Tal vez, como protagonista, se suponía que debía meterse en problemas.

¡¿Podría todo este asunto… ser parte del juego?!

 La Asamblea en sí era un evento dentro del juego, por lo que tal vez se suponía que ella se pondría en peligro, sería rescatada en el último segundo por uno de los intereses amorosos y luego sería consolada por él…

Síp, eso era muy probable.

Y esto significaba que probablemente le había robado el evento de alguien… de nuevo. Pero como no había jugado FL2, no sabía a quién se lo había robado.

Tenía buenas intenciones, pero tal vez estaba impidiendo que María encontrara el amor. Ya había robado la mayoría de los eventos románticos de los otros personajes durante el transcurso del primer juego…

Realmente estaba actuando como un personaje rival, incluso si no era mi intención.

¿Y si María finalmente comenzara a odiarme por esto?

Sólo pensar en mi adorable María diciendo: “¡Te odio, Lady Katarina!”, me puso triste.

De repente, escuché a Anne hablarme desde afuera de la puerta.

“Señorita, a la señorita María Campbell le gustaría hablar con usted. ¿Puedo dejarla entrar?”

“Oh, por supuesto.” Respondí sin pensarlo dos veces.

Pero espera, ¿por qué María está aquí? ¿De verdad empezó a odiarme? ¡Ella podría estar aquí para decirme que nunca vuelva a hablar con ella!

Perdí mi control sobre la realidad y ya no podía distinguir mis pesadillas de la realidad.

“Con permiso.” Dijo María mientras entraba. No se veía bien y tenía una expresión muy seria.

¿De verdad va a cortar sus lazos conmigo…? 

“Lamento mucho lo de hoy, Lady Katarina.” Dijo, inclinándose profundamente.

Me sorprendió este giro inesperado de los acontecimientos. ¿Por qué se disculpa conmigo?

 “María, ¿por qué te disculpas? No me hiciste nada.” Dije, y ella miró hacia arriba.

“Se pone en peligro por mi culpa… Si tan sólo hubiera podido hacer algo por mi cuenta, o al menos haberme escapado como es debido, esto no habría sucedido… Todo es culpa mía.” Dijo. mordiéndose el labio.

Recordé que María era el tipo de chica que pensaba que tenía que hacerse cargo de todo ella sola y que no sabía cómo confiar en los demás. En el juego, también, cualquier cosa terrible que le sucediera, ella siempre estaba tratando de ayudar a quienes la rodeaban. Pensaba que era un rasgo natural para una protagonista de juego que se suponía que era amada por todos, pero verla comportarse así en realidad me entristecía.

“María, levántate.” Le dije, y lentamente dejó su reverencia.

Le pellizqué ambas mejillas y las jalé. Ella me miró estupefacta y yo le sonreí.

“¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Eres muy importante para mí y me agradas mucho.

¡Ayudarte no es una molestia en absoluto! ¡Estoy feliz de hacerlo!” Le dije, aun tirando de sus mejillas.

“¡Deja de intentar hacer todo por tu cuenta! ¡Puedes confiar en tus amigos! En realidad, ¡deberías! ¿Entendido? ¿Dónde está tu respuesta? ¡No puedo escucharte!” Dije, sonando como la villana que se suponía que era.

“S-Sí.” Dijo ella, aun sorprendida.

“Ejejeje, muy bien. Ten en cuenta que debes contar con nosotros.” Le dije, acariciando su cabeza y sintiéndome como una tranquila hermana mayor.

Ella asintió con la cabeza y sus ojos empezaron a ponerse un poco llorosos. Ella debía estar mucho más cansada que yo, así que le dije que regresara a su habitación y descansara.

Me quedé dormida poco después. Tenía mucho en qué pensar… pero estaba demasiado cansada para eso.

***

“Buenas noches, María.” Dijo Lady Katarina.

Regresé a mi habitación, cerré la puerta y comencé a llorar. Mis lágrimas, sin embargo, no eran de tristeza, sino de alegría.

Hace años, antes de ir a la academia, solía llorar en mi almohada para que nadie me escuchara. Esas lágrimas estaban frías y también hacían que mi corazón se sintiera frío. Gracias solo a Lady Katarina, aprendí que las lágrimas podían ser cálidas y también calentarme desde dentro.

Después de darme cuenta de que podía usar Magia de Luz, todas las personas que me rodeaban, incluida mi familia, se volvieron distantes y tuve que hacerme cargo de mí misma sin la ayuda de nadie. Todo lo que me importaba era cómo pensaba la gente de mí, y me dediqué a pensar y actuar de la manera que pensé que sería más agradable para ellos. Eso se convirtió en una parte normal e inevitable de mi vida. Tendría que hacerme cargo de mí misma, mientras hacía mi mejor esfuerzo por los que me rodeaban. Depender de la ayuda de otros estaba fuera de discusión.

Fue Lady Katarina quien me enseñó que, de hecho, podía contar con mis amigos. Cuando me intimidaban en la Academia, ella me protegía, se interponía entre los que pretendían hacerme daño y yo. Ella era mi salvadora.

Y las cosas no cambiaron cuando ambas empezamos a trabajar en el Ministerio. Lady Katarina siempre me protegería, incluso a costa de su propia seguridad. Recibir ayuda de alguien era tan inusual para mí que sólo podía preocuparme de que, debido a todos los problemas que significaba para los demás, llegarían a odiarme.

Pero hoy, una vez más, mientras pedía ayuda en silencio en mi corazón, fue el rostro de Lady Katarina lo que cruzó por mi mente. Dos nobles extranjeros se me acercaron y me obligaron a seguirlos a su habitación. Pensar en mi amiga me consoló en este momento de miedo. Por eso, cuando más tarde me abrazó, no pude evitar llorar de alivio.

Siempre necesito ayuda, pero Lady Katarina no me odia. Dice que significo mucho para ella y que no soy una molestia. Ella hace mucho por mí y yo no puedo hacer nada a cambio.

Incluso hoy, mientras mi corazón todavía estaba destrozado por el horror de lo que había sucedido, su sonrisa y sus amables palabras fueron suficientes para calmarme.

Realmente quiero hacer algo por ti, Lady Katarina.

 No porque tema que llegues a odiarme, como sucedía antes, sino porque significas mucho para mí.

Las lágrimas disminuyeron y me limpié la cara con un pañuelo. Tuve que recomponerme y concentrarme en mi trabajo.

Haré lo mejor que pueda y seguiré adelante, para que algún día, tal vez, pueda pagarle a Lady Katarina.