Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 15

Capítulo 4: Cuartos de Final III

Parte 1

“Uf… lo hemos conseguido”.

“Naturalmente”.

Camilla y Saya habían estado ajustando y reajustando el módulo S en la sala de preparación de Saya en el Domo Procyon hasta el último minuto antes de que comenzara el combate. Ahora, una vez completados los preparativos, se mostraron mutuamente con una sonrisa de oreja a oreja.

Llevaban trabajando en los últimos ajustes del dispositivo desde ayer. No había ningún combate programado durante ese tiempo, por lo que habían tenido muchas oportunidades de perfeccionarlo. Y ahora, gracias a sus esfuerzos, habían reparado completamente el daño que sus Luxes habían sufrido en la quinta ronda.

“En cualquier caso, esto debería aumentar en gran medida la estabilidad del Módulo S. También debería aliviar la carga de su usuario”. Camilla apretó el hombro de Saya y desconectó el cableado que llevaba al núcleo de manadita del dispositivo.

“…Gracias de nuevo. Nunca podría haberlo perfeccionado sola”.

Saya había preparado dos cartas de triunfo para el Lindvolus. La primera la había creado con la ayuda de sus colegas de la Sociedad para el Estudio de la Ingeniería Meteorológica y de su padre, Souichi, pero el módulo S lo había diseñado y construido ella sola. Puede que la Academia Seidoukan le proporcionara su propio laboratorio de investigación privado, pero, aun así, hacerlo todo sola era algo excesivo.

“Entonces, ¿podemos decir que esto salda nuestra deuda?”

“No pensé que tuviéramos una deuda… Pero está bien, si eso te hace sentir mejor”.

“Muy bien”. Camilla asintió con satisfacción, entregándole el cuerpo de activación del
Módulo-S. “Ahora bien, haz lo que puedas. Estoy segura de que lo sabes, pero Lenaty es fuerte, ¿lo entiendes?”

“Lo sé”.

Por haber visto solo el combate de Lenaty contra Rimcy, Saya sabía que sus posibilidades de victoria aquí serían escasas.

O más bien, probablemente era justo decir que era la concursante más débil que quedaba entre los ocho primeros. No importaba contra quién luchara, sería un combate realmente agotador.

Sin embargo, ella no tenía intención de perder.

“Los Luxes de mi padre y yo somos invencibles. Voy a demostrarlo”, dijo mientras rodeaba su cintura con el cuerpo de activación del módulo S.

Rimcy, hasta ahora de pie junto a la pared, dio un paso adelante, con la cabeza baja.
“Lenaty está en tus manos, Saya Sasamiya. Todavía está creciendo y tiene el potencial de convertirse en ángel o demonio. Pero si a través de esta lucha, ella pudiera descubrirse a sí misma, como lo hicimos Ardy y yo…”

“No sé nada de eso”, interrumpió Saya, cortándola.

Ya había escuchado de Camilla que Lenaty no estaba bajo el control de Ernesta. Desde el punto de vista de Saya, eso era una increíble abdicación de la responsabilidad, por no hablar de un increíble error de juicio. Básicamente, estaba dejando libre a una marioneta autónoma con un poder destructivo mayor que el de la mayoría de los Page Ones.

Sin embargo, eso era un problema para Ernesta, o quizás para la Academia Allekant. No era de su incumbencia… O más bien, no debería haberlo sido.

“Sin embargo, es bastante impertinente. Si eres firme con ella, si le enseñas algo de disciplina, le vendrá bien”, dijo Rimcy con una risa, y su frío rostro se suavizó un poco mientras inclinaba la cabeza una vez más.

“Bien, entonces, es la hora”, dijo Saya, recogiendo el cuerpo de activación de su Lux completado desde la esquina de la habitación.

Era pesado, pero ese peso era la prueba de sus excepcionales especificaciones.

“…Sé que es un poco tarde para esto, pero ¿realmente te lo vas a llevar?”

“Naturalmente”.

¿Por qué sacaba el tema ahora? se preguntó Saya.

Puede que Camilla no haya participado directamente en el desarrollo del Lux, pero Saya le había dado una visión general de su diseño y capacidades. Se rió al recordar la expresión de asombro de Camilla al darse cuenta de lo que era.

“No puedo vencer a esa niña sin él”.

“Por supuesto, lo entiendo. Quiero decir, ¿estás segura de que en su configuración actual…? No, no te preocupes por eso. No debería interrogarte”. Camila se rindió, sacudiendo ligeramente la cabeza. “tienes agallas, Saya Sasamiya. Puede que esté afiliada a Allekant, pero mucha suerte”.

“Sí”. Saya saludó a Camilla y a Rimcy con el pulgar hacia arriba antes de dirigirse tranquilamente hacia el escenario, con un paso pausado.

***

“¡Ha-ha-ha-ha-ha-ha! Oh, Dios mío, ¿en serio? ¡No puedo dejar de reírme! ¡Ha! ¡Ha-ha- ha! ¡Es glorioso! ¡Ha-ha-ha-ha-ha!”

“¡C-calma, Chitose…! ¡Pff! ¡Te estás pasando de la raya…! ¡Pffta-ha-ha!”

Abajo, en el escenario, Saya hinchó las mejillas indignada por las incontrolables risas de la comentarista, Chitose Sakon, y de la locutora, Nana Andersen.

“Errrg…”

“¡Lo sé, pero ha traído una mochila! ¡Una mochila! ¡A los cuartos de final del Lindvolus!
Y quiero decir, ¡mira lo adorable que te ves con ella! ¡Pah…! ¡ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha!”

Tal vez sea así.

Quizá el activador que llevaba atado a la espalda sí que parecía a primera vista la mochila de un niño.

Pero no lo era. El activador estaba simplemente diseñado para ser eficiente y fácil de llevar, nada más.

“¿Y llaman a este comentario…? Vergonzoso”.

Pensando en ello, Chitose y Nana también habían sido responsables del comentario hace dos años, cuando ella y Kirin habían luchado por primera vez en el Phoenix. Aquellas dos también habían sido un dúo desagradable en aquel entonces, y ahora le resultaban aún menos agradables.

Y no eran sólo ellos: el público parecía reírse con la misma intensidad.

Los espectadores parecían tan divertidos que era difícil imaginar que el combate estaba a punto de comenzar. Teniendo en cuenta el espectáculo que fue el combate de Sylvia contra Orphelia hace poco tiempo -aunque fuera en otro lugar- y el hecho de que había terminado con Sylvia sufriendo un ataque al corazón, Saya habría esperado que los locutores estuvieran un poco más aprensivos y silenciados, pero no había ninguna señal de ello.

“Eh, eh, ¿por qué se ríe todo el mundo?” preguntó Lenaty, su contrincante, mientras se acercaba, con una expresión interrogativa.

Y es que, después de ver su combate de quinta ronda en el Domo Canopus, Saya había asumido que sería Lenaty quien encontraría el dispositivo más divertido.

“Esa mochila, ¡es tan bonita! ¡Lena la quiere! Oye, ¿puedo tenerla? ¿Por favor?”

“…No.”

“¡Eh! ¡Imprudente! ¡Le vendría mejor a Lena!”

Mientras observaba a su oponente enfadada, Saya descubrió que entendía exactamente lo que Rimcy había querido decir hace un rato.

Para Lenaty, no había nada más importante que sus sentimientos. Quería divertirse, echarle mano a todo lo que le gustaba, y odiaba las cosas que le desagradaban. Se dejaba llevar completamente por sus caprichos.

Según Camilla, Lenaty había arrancado alegremente los brazos de Ardy de sus
articulaciones en un simulacro de batalla en su primer encuentro. Y Saya lo creyó. Aunque su oponente hubiera sido un ser humano y no una marioneta autónoma, Lenaty tenía ese nivel de inocencia egoísta.

Ya veo… Realmente es una niña.

No es que le falte la razón, sino que le falta el sentido común.

Al mismo tiempo, mientras evaluaba a la chica que tenía delante, Saya sintió como si ella misma pudiera ver los ideales que Ernesta había hecho realidad en esta marioneta autónoma.

Supongo que esto significa que Ernesta Kühne tenía razón. Odio admitirlo, pero ahí está…

Saya exhaló un suspiro resignado y llamó a Lenaty: “¡Hey, niña!”

“¡Vamos! Deja de llamar niña a Lena”.

“¿Oh? Lena, entonces”.

“¿Qué…?” Lena se quedó mirando con los ojos muy abiertos, como si le hubiera cogido por sorpresa que su petición hubiera sido atendida.

“Soy Saya Sasamiya. Recuérdalo”.

“¿Saya Sasamiya? Qué nombre tan gracioso”. Con una sonora carcajada, Lenaty regresó corriendo a su posición de salida designada.

Probablemente era de esperar.

Para Lenaty, Saya era sólo una oponente más sin nombre.

Pero ese no sería el caso por mucho tiempo.