Wortenia Senki (NL)

Volumen 8

Capítulo 2: Un Corazón Inquieto

Parte 1

Escondido en el terreno montañoso a lo largo de la frontera, Joshua miró hacia abajo a la columna que avanzaba por debajo del acantilado. Seguía un sendero anidado entre dos montañas, y mirándolo desde arriba, la columna de hombres que caminaban debajo de él parecía un regimiento de hormigas. De hecho, no eran del todo diferentes a las hormigas; la única diferencia era su tamaño, tal vez.

Mirando hacia abajo a la unidad de transporte que llevaba la bandera O’ltormeana, Joshua llevó el cigarrillo pellizcado entre sus dedos a sus labios. Esta unidad llevaba suministros de la princesa Shardina reunidos a través del imperio O’ltormeano. Era difícil contar cuántos suministros y hombres tenía intención de llevar.

O’ltormea fue uno de los tres países más grandes del continente occidental, y fue como si esto fuera un intento de mostrar su enorme poder nacional.

Es como decían los informes… Supongo que a esa mujer se le está acabando la paciencia, eh?

Traer a tanta gente y suministros para un solo campo de batalla sería difícil para cualquier país, incluso si fuera tan vasto y poderoso como O’ltormea.

Esa princesa es muy trabajadora…

Con una sonrisa torcida en los labios, Joshua evocó la imagen de la primera princesa de O’ltormea, su oponente durante el último año, en su mente. Su rostro, sin embargo, estaba borrado. Joshua había escuchado de los rumores que aparentemente era una mujer hermosa, pero este mundo no tenía nada que ver con la televisión o las fotografías. No tenía forma de saber cómo era la princesa de otro país.

De hecho, dado que se había negado obstinadamente a asistir a los bailes patrocinados por la familia real ya que no podía soportar los asuntos formales, Joshua no estaba familiarizado con el aspecto de la princesa de su propio país.

Este hombre perezoso ahora estaba siendo puesto en un pedestal como héroe patriótico por una razón simple y terriblemente irónica. La vida tenía la desagradable tendencia a no ir como uno se propone.

Lo único que necesito es la mejor bebida, la mejor comida, los mejores cigarrillos y las mejores chicas. Solo dame una manera de ganar más dinero además de eso y no le pediré nada a nadie nunca más.

Con ese modesto deseo en su corazón, Joshua esbozó una sonrisa de autocrítica. La mayoría de la gente estaría satisfecha por el resto de sus vidas con eso, pero Joshua Belares seguía siendo, a pesar de las apariencias, un miembro de la aristocracia. Comparado con la codicia de la mayoría de los otros nobles, su deseo era casi modesto en comparación. Y de hecho, hasta el día en que el ejército de O’ltormea marchó sobre los campos de Notis, la vida de Joshua consistió en ahogarse ociosamente en las delicias del distrito de placer de Peripheria.

Al ser el tercer hijo, sus posibilidades de heredar el cargo de cabeza de familia eran escasas. Esta vida libre en el abrazo del distrito del placer era la forma en que Joshua vivía en este mundo como deseaba sin causar problemas a su familia. Incluso en la sociedad militarista de Xarooda, la Casa Belares produjo guerreros extremadamente superiores. Y, por supuesto, todos esperaban tal brillantez marcial del sucesor de Arios Belares, el hombre conocido como la Deidad Guardiana de Xarooda.

Pero, desafortunadamente, la sangre y el talento de Arios corrieron más densamente por las venas de su tercer hijo, Joshua. Tenía el talento para leer las intenciones de su oponente y la mente táctica para usarlo contra ellos. Si Joshua no hubiera jugado el papel de un patán grosero y lujurioso, la gente le habría pedido que heredara la jefatura de la familia. Y eso llevaría a peleas secretas con las facciones que apoyaban a sus dos hermanos mayores, independientemente de si el propio Joshua lo había deseado o no. Están tratando de usar su poder nacional superior para aplastarnos de una vez… Eso es lo que eligieron al final. Bueno, esa es una estrategia confiable.

Su expresión parecía de alguna manera indiferente y carente de vigor. Tenía la barbilla cubierta de barba incipiente, ya que se había olvidado de afeitarse durante varios días. Su cabello estaba descuidado, y el hedor a alcohol y cigarrillos flotaba en su cuerpo.

Por una vez, el olor del perfume barato de una prostituta no estaba en su persona, pero si no usaba un chaleco de armadura de cuero reforzado con herrajes de hierro aquí y allá, uno asumiría que era un indigente repugnante de la capital del sector de refugiados. De hecho, el mismo tercer hijo grosero que todos detestaban.

Pero al contrario de su apariencia, su mente estaba calculando cosas a gran velocidad.

Probablemente se enteraron de los movimientos de Helnesgoula y quieren atacar rápido antes de que Helnesgoula se interponga en su camino. Alguien finalmente encendió un fuego bajo el trasero mimado de la princesa… Aún así, estamos tan apoyados contra la pared aquí…

Joshua usó la taumaturgia, produciendo una chispa en la punta de su dedo para encender el cigarrillo en su boca. Inspiró una bocanada larga y silenciosa y saboreó el aroma del cigarrillo. La mente de Joshua ya se dio cuenta de que a Xarooda se le estaba acabando el tiempo, y que la posición de O’ltormea tampoco era tan diferente.

Durante el último año, Joshua había empleado este terreno montañoso y tácticas poco convencionales para contener la invasión otormeana, pero no estaba más cerca de encontrar una solución al problema fundamental. Era como un médico, brindando continuamente un tratamiento que prolongaba la vida de un paciente terminal. Todo lo que realmente podía hacer era aferrarse a la débil esperanza de que pudiera aparecer algún fármaco milagroso aún desconocido y curar a su paciente. Y Joshua no era lo suficientemente optimista como para pensar que su “tratamiento” seguiría siendo eficaz durante mucho más tiempo.

Y ahora, mientras miraba a la fila de gente que caminaba por el sendero bajo el acantilado, parecía que la Parca estaba cabalgando sobre su pálido caballo para reclamar la vida de ese paciente. Si no pudiera librarse de sus intenciones maliciosas, Xarooda no viviría para ver el mañana.

Bueno, que así sea. pase lo que pase, decidí poner mi vida y el destino de este país en manos de ese hombre y su complot… Sólo necesito jugar mi papel aquí.

El rostro del hombre que acababa de conocer y con el que había hablado por primera vez hace varios días apareció en la mente de Joshua. La gente a menudo susurraba a espaldas de Joshua, llamándolo cachorro, pero este hombre era incluso más joven que él. Un plebeyo de origen desconocido que ascendió al estatus de noble.

Con eso en mente, tal vez Joshua estaba loco por haber apostado todo en el plan de ese hombre de manera tan imprudente. Los que trabajaban junto a Joshua habían alzado la voz de disgusto por esa decisión más de una vez. Pero Joshua confiaba en que el plan de Ryoma Mikoshiba le permitiría proteger a Xarooda.

Joshua recordó su reunión hace unos días.

Ese hombre probablemente pueda leer los corazones de otras personas… Igual que yo.

Joshua podía olfatear fácilmente el hecho de que Ryoma era

capaz de hacer lo mismo que él. Joshua lo llamó leer los corazones de otras personas, pero lo que estaba leyendo no parecía ser números o letras. Joshua solo examinó cuántas veces respiraba una persona por minuto y el estrés y el sonido de su respiración.

Entre esos y la expresión de una persona, Joshua podía asumir con precisión el pulso de otra persona. No era de ninguna manera una habilidad especial. La mayoría de las personas pueden adivinar las emociones de otra persona sin intercambiar palabras, aunque el grado de precisión varía según el individuo. En teoría, la diferencia radica principalmente en si se puede hacer uso consciente de esta habilidad.

Pero esa pequeña variación marcó la diferencia. Al usar esta habilidad, Ryoma Mikoshiba estaba preparado para decidir el destino de un país. Su plan no era particularmente novedoso por sí solo. A casi cualquier persona se le podría ocurrir esta idea si la pensara un poco. Después de todo, en pocas palabras, el Reino de Xarooda carecía del poder para resolver sus propios problemas, por lo que todo lo que tenían que hacer era inclinar la cabeza ante Helnesgoula y pedirles ayuda.

Pero si bien pensar en esa idea fue bastante fácil, implementarla en realidad era otra cuestión. Normalmente, esto sería simplemente una teoría vacía. Pero ese hombre les mostró una forma de poner en práctica esa teoría.

Es un hombre interesante… Muy interesante…

Con la imagen de la sonrisa de Ryoma en su mente, los propios labios de Joshua se curvaron en una sonrisa. Joshua era muy consciente de que le encantaba apostar a un nivel poco saludable. Había pasado por innumerables y peligrosos rasguños en el distrito de placer de Peripheria, asuntos arriesgados donde la vida de uno estaba en juego, donde la sangre se derramaba y el calor sacudía el cuerpo. Joshua no amaba nada más que esas apuestas. Al recordar esos momentos, Joshua sintió que un dulce escalofrío recorría su columna vertebral.

“Muy bien… Debería ser ahora”.

Lo que Joshua estaba a punto de hacer ahora era una apuesta mayor que cualquier otra que hubiera hecho. Una apuesta con la continuidad de la existencia de los tres países ubicados en el este del continente occidental está en juego.

Arrojó el cigarrillo a sus pies y lo apagó bajo la bota. Y en ese momento, la expresión letárgica de Joshua se llenó de la ferocidad de una bestia.

“Te lo juro, me echas todo el trabajo encima solo para que puedas relajarte y mirar desde lejos. hablando de vivir la buena vida…” Una voz habló a Josué por detrás, con su tono de voz a partes iguales de burlas y exasperación.

Detrás de él había una mujer con los labios curvados en una sonrisa torcida.

“Estás lista?” le preguntó a ella.

La mujer de cabello carmesí detrás de él era un caballero que originalmente era un mercenario. Cuando Ryoma llegó al frente hace unos días, dejó a esta mujer al cuidado de Joshua. Al ver su cabello rojo ondeando al viento, se dio cuenta de que su apodo, “La Leona Carmesí”, no era en vano. Y durante los últimos días, Joshua se dio cuenta de que su habilidad también estaba a la altura de su reputación.

“Sí, lista cuando sea”. Lione asintió con confianza.

Tenían muy poco tiempo para prepararse, pero aparentemente ella había hecho sus ajustes con éxito. Los hombres de Joshua eran hábiles, pero eso dificultaba que alguien más los manejara.

“Bien… Buen trabajo.”

“Si. Son un montón de diablillos problemáticos, muchachos”, dijo Lione con una sonrisa.

Joshua exhaló un pequeño suspiro. Sabía que esto no era tan simple como lo expresó Lione. Su educación única los hizo muy diferentes de los soldados normales bajo su mando o de los reclutas plebeyos enviados a Joshua por los nobles circundantes. Dependiendo de su habilidad, las personas a las que dirigen podrían convertirse en soldados temibles que se mostraran inquebrantables ante la muerte o en debiluchos que huirían del campo de batalla por completo.

“Mi gente es toda habilidosa, pero son tipos con personalidad. No escucharán una palabra de lo que dices a menos que admitan que eres más fuerte”.

Y, de hecho, ignoraron obstinadamente las instrucciones de los caballeros de Peripheria. Eran un cuerpo de ejército especial formado por el difunto general Belares. Eran una especie de unidad corsaria, centrada en perturbar la paz y reducir el poder nacional de los países enemigos.

Con la muerte de su padre, se convirtieron por completo en las tropas personales de Joshua. Originalmente eran criminales, bandidos y forajidos que causaron problemas dentro de las fronteras de Xarooda. El general Belares era tanto un hábil caballero como un hábil estratega, y se adhería firmemente al estilo de lucha de un caballero. Pero se dio cuenta de que, eventualmente, cederían bajo el poder nacional superior de O’ltormea.

El tamaño de su país, su economía, su mano de obra, superaron a Xarooda en todos los factores imaginables. Tan militarista como pudo haber sido el Reino de Xarooda y tan hábiles como lo fueron sus caballeros, el número fue lo que decidió las guerras.

Para colmo, Xarooda en sí no era un país monolítico. Su territorio estaba demarcado por montañas y bosques. Si bien hubo reyes y gobernadores a lo largo de la historia de Xarooda, nunca hubo un déspota. O’ltormea se unificó bajo la voluntad de un solo emperador, mientras que el rey de Xarooda no podía tomar ninguna decisión crítica sin consultar con la nobleza. Incluso un niño podría decir qué lado tenía la ventaja.

Y así, el general Belares tomó medidas para cubrir la brecha entre el poder nacional de O’ltormea y el de Xarooda. Y algunas de esas medidas significaron desviarse del camino de la caballería. Uno de esos métodos fue emplear esta unidad corsaria para perturbar la paz dentro de O’ltormea.

Para ello, el general Belares indultó las condenas a muerte de los líderes bandidos y los envió a provocar disturbios en el territorio de O’ltormea a cambio.

Eran hombres que llevaban vidas incluso más duras que la de un mercenario o un aventurero. El hecho de que obedecieran a Lione sin muchas quejas era prueba de sus habilidades. Pero al escuchar las palabras de Joshua, Lione simplemente entrecerró sus ojos dorados y se rió.

“No son tan malos. Son un poco revoltosos, se lo concedo, pero no es nada que una pequeña patada en el trasero no pueda arreglar. Lindos es lo que son”.

Y Lione no mentía. Irrumpir en los subordinados de Joshua no era una tarea difícil para ella. No lideró el grupo León Carmesí como una mujer con apariencias justas y comportamiento caprichoso.

Sí, puedo ver lo que quiso decir… Esta mujer es útil. Y ella confía en él.

Ryoma no estuvo presente en lo que estaba por venir. Se dirigía a Helnesgoula, para encontrarse con la Zorra del Norte en un encuentro que podría decidir el destino de los tres países del este.

Encomendó la tarea de detener la invasión de Xarooda por parte de O’ltormea durante el mayor tiempo posible a manos de Joshua y Lione.

La mayoría de la gente pensaría que están siendo tratados como un peón desechable y el pánico.

Pero Joshua no vio ni un indicio de ansiedad en la expresión de Lione. No había una lealtad vacilante ni un sentido del deber entre ellos. Esta fue una prueba de que había verdadera confianza entre los dos.

“Por cierto… Es esa su idea de un regalo de despedida?” Preguntó Joshua, mirando las cajas de madera que se llevaban una tras otra detrás de ellos.

“Oh etso. Las gemelas los compraron en Peripheria”, dijo Lione, señalando con la mano a uno de los soldados que trabajaba detrás de ellos para que se acercara.

“Oh, ya veo… Jarrones de cerámica llenos de aceite de pescado, con telas rellenas para servir como corchos…”

Los jarrones de cerámica estaban en general mal hechos. No se les aplicó ningún esmalte y sus formas y tamaños no eran uniformes. Eran bastante toscos, probablemente el resultado de un aprendiz que practicaba en el taller. Eran jarrones de baja calidad, y Joshua dudaba que alguien en su casa, no, ni siquiera los sirvientes que trabajaban en la finca de su familia, usaran cerámica de tan baja calidad.

Pero para este uso en particular, la calidad de la cerámica que usaban importaba poco. El tamaño no era una preocupación importante, y mientras el aceite dentro de ellos no se filtrara, su forma tampoco importaba.

Apuesto a que los talleres de cerámica de Peripheria estaban felices de que alguien les comprara todas estas existencias inútiles…

Joshua tomó un jarrón que era lo suficientemente pequeño como para caber en su mano. Confirmando su peso un par de veces, Joshua asintió con la cabeza hacia Lione.

“Solo tengo que encender la tela y tirarla… Es una buena idea”. “Si. Es fácil de transportar, y en el momento en que lo arrojas al suelo, el aceite del interior salpica”, dijo Lione, hinchando el pecho. “Es difícil lanzarlo tan lejos como una flecha de fuego, pero es perfecto para momentos como este, cuando atacamos desde arriba”.

A decir verdad, la idea de meter aceite en estas botellas y arrojarlas no era un método de ataque particularmente bueno. Su alcance era mucho más corto que el de una flecha de fuego, y los contenedores eran consumibles que no podían guardarse para uso futuro. Esta vez podrían obtener suficientes de ellos, pero no necesariamente podrían obtener un suministro constante de ellos en el futuro si fuera necesario. La cantidad de aceite desperdiciado en la elaboración de estos también fue considerable.

Pero, por otro lado, este método ofrecía una velocidad de combustión que excedía con creces la de una flecha de fuego. Este fue un método mucho más eficiente para quemar la unidad enemiga en esta situación particular. Era un método utilizado en las batallas de asedio: verter aceite hirviendo por las paredes para matar al enemigo, pero esta vez se desarrolló para ser aún más eficiente.

“Esa es una idea bastante interesante, que… Se le ocurrió a ese tipo?” Preguntó Joshua.

“Sí, fue hecho con las instrucciones del chico. Muy conveniente”, respondió Lione con una gran sonrisa.

Era una sonrisa inocente, como si Joshua acabara de felicitar a alguien de su familia. Probablemente vio a Ryoma como un hermano menor problemático.

“Ya veo… Así que sus logros son reales”. Joshua no pudo evitar esbozar una sonrisa irónica al tenerla mostrando tanta confianza en Ryoma.

Luego volvió los ojos a la fila de personas que se movían debajo de ellos. Estaban a medio camino a través del pasaje. Estaban fuera de tiempo para charlas ociosas.

“Así que estamos listos, verdad? Empieza”. Joshua asintió a Lione, juzgando que el momento era el correcto.

“Ya. Entendido.” Lione obedeció, levantando la mano para que los que estaban detrás de ellos la vieran.