Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 13

Capítulo 9: Cuarta Ronda

Parte 1

“Haah… ¡estoy tan nerviosa!”

Minato Wakamiya iba de un lado a otro en su sala de preparación en el Domo Sirius.

“…cálmate un poco, Minato.” La acompañaba con voz fría su compañera de equipo Chloe Flockhart.

“Así es, Minato. No podrás mostrarles todo lo que tienes si te esfuerzas. Actúa con naturalidad”. Con una cálida sonrisa, Yuzuhi Renjouji, la más relajada de todos, le dio una suave palmada en la espalda.

“¡D-D-De verdad, Minato! E-aunque haya logrado aplastar a mi hermano, has estado entrenando con Xinglou, ¿verdad? ¡Ten un poco de confianza!” Sus palabras pueden haber sido alentadoras, pero Sophia Fairclough parecía aún más nerviosa que la propia Minato, la taza de té y el platillo en su mano sonando tan fuerte que parecía que podrían romperse en cualquier momento.

“¡Estarás bien! Quiero decir, ¡nos tienes a todas nosotras, Minato!” Nina Achenwall, normalmente la más tímida, había tomado sus manos firmemente con las suyas.

“C-Cierto. ¡Sí! ¡Gracias a todos!”

Gracias a sus amigas, la tensión que la dominaba se había calmado un poco.

“Bueno, todavía tenemos tiempo antes del combate. Si necesitas una distracción, ¿por qué no vemos a algunos de los otros?” Chloe propuso abrir una ventana aérea a través de su dispositivo móvil.

Casi instantáneamente, una feroz batalla se extendió ante ellos.

“Por cierto… pensé que el combate de Minato y Ayato iba a ser el primero… ¿Por qué los otros han empezado antes?” Preguntó Yuzuhi.

“Ah, aquí guardan el horario más popular para el escenario principal. Quieren mantener el equilibrio entre las diferentes salas, ¿sabes? Así fue también en los preliminares”, respondió Chloe, claramente desinteresada.

“Sí…”

Minato giró su mirada hacia el combate que se celebraba en la ventana aérea, cuando de repente algo le llamó la atención.

“¡Eh, eh, mira! ¡Todos! ¡Mirar!”

Había tomado el primer asiento frente a la ventana aérea, haciendo un gesto a los demás para que vinieran.

Los otros se miraron entre sí confundidos, antes de unirse a ella.

“¿Qué está pasando?”

“Es el número dieciocho de Le Wolfe y el número nueve de Seidoukan. También se pelearon en el Phoenix, ¿verdad?”

“¡No esa mirada! ¡La forma en que se mueven!” Minato apuntó a la ventana aérea, hasta que, después de un segundo, los demás parecieron darse cuenta también.

“¡Oh…!”

La sorpresa se reflejaba en sus cuatro caras.

“Sí, tenía razón. ¿Ves cómo se mueven, cómo se pelean? ¡Ambos han estado entrenando con Xinglou!”

***

“¡Hrraaaaaaaaaaagh!”

“¡Hyaaaaaaaaaaaagh!”

Dos estruendosos rugidos resonaron por toda la arena cuando el poder chocó con el poder.

El primer Lester MacPhail, alias Kornephoros, se lanzó con su gigantesco hacha tipo Lux, el Bardiche-Leo.

La otra, Irene Urzaiz, usó sus manos desnudas para apartar su arma.

Este combate, en el escenario del Domo Canopus, fue su primer encuentro en casi dos años y medio.

“¡Conozco ese movimiento! ¿¡No me digas que también estabas entrenando en el Liangshan!?”

“¡Esa es mi línea, idiota gigante! ¡No me extraña que te hayas vuelto tan fuerte!”

Lester balanceó el Bardiche-Leo con una enorme velocidad, mientras que Irene saltó hacia adelante cuando pasó a un lado, demasiado cerca para que él pudiera dar un golpe directo.

“¡Eso va para ti también! Erenshkigal puede que te haya arrebatado tu Orga Lux, ¡pero eres mucho más fuerte que la última vez!”

Irene apuñaló con su mano a una velocidad increíble, pero eso solo no sería suficiente para detenerlo.

Mientras cerraba la poca distancia que quedaba entre ellos, Lester se movió para golpear con su mano extendida con el codo, pero ella terminó dando un fuerte golpe en la parte superior de su brazo.

“¡Idiota! ¿Creíste que me había olvidado de eso? ¡No me engañarás dos veces con eso!”

“¿Sí? ¡Esta es la oportunidad perfecta para recompensarte por lo de la última vez! ¡Toma esto!”

Ignorando el dolor, Lester cambió su agarre para agarrar al Bardiche-Leo con una sola mano, usando su mano libre para dar un poderoso puñetazo.

“¡Guh…!”

Irene logró atrapar el golpe con ambas manos, pero la fuerza detrás de él fue suficiente para enviarla volando hacia atrás a través del escenario.

Al momento siguiente, Lester reajustó su arma y se abalanzó sobre ella desde arriba, apuntando a un decisivo golpe por encima de la cabeza.

“¡No tan rápido!”

Irene, sin embargo, retorció su cuerpo por el aire, esquivando el golpe por una fracción de centímetro. Luego, aterrizando con su pie derecho sobre el Bardiche-Leo, que ahora estaba encajado en el suelo, usó su pie izquierdo para dar una poderosa patada giratoria.

“¡Tch!”

Lester lo protegió con su brazo izquierdo, pero el golpe fue tan poderoso que prácticamente hizo eco en todo su cuerpo. Pensar que podía dar un golpe tan formidable desde una posición tan desventajosa…

“¡Impresionante, Irene Urzaiz…!”

“he, tú tampoco te quedas atrás! ¡Seguro que no pudiste haber hecho eso la última vez…!”

Con ese intercambio, cada uno de ellos se retiró para recuperar el aliento.

Y luego…

“¡Raaaaaaaaaarrrgh!”

“¡Hraaaaaaaaaaaaaah!”

Una vez más saltaron el uno hacia el otro, ambos desatando terribles gritos de guerra.

Esta vez, sin embargo, Lester atacó desde el frente, mientras que fue Irene quien trató de dar la vuelta a su lado.

¡Maldita sea, es rápida!

Antes de que pudiera alcanzarla, Irene saltó y luego, enroscando su cuerpo en una pelota mientras se lanzaba por el aire, giró y dio una impactante patada de hacha.

“¡Gah…!”

Lester se protegió con su brazo y extendió la mano para agarrar su pierna, pero Irene fue un paso adelante, usando ese brazo extendido como punto de apoyo y lanzándose en una voltereta sobre su cabeza. Entonces, de cabeza y en el aire, ella desató un poderoso golpe con la mano derecha en la parte posterior de su cabeza.

Se las arregló para esquivar el golpe haciendo una finta hacia adelante, mientras que al mismo tiempo se retorcía y balanceaba el Bardiche-Leo.

Su alcance, sin embargo, se quedó corto.

“¡Ngh…!”

“¡Tch…!”

Irene, habiendo aterrizado a salvo en el suelo, y Lester, levantando su hacha delante de él y restaurando su postura de lucha, se fijaron el uno al otro con miradas torpes.

Estaban, a todos los efectos, igualados. Lester tenía la ventaja en cuanto al poder destructivo de cada golpe, pero Irene estaba en primer lugar en cuanto a la velocidad y el ritmo de sus ataques.

El poder absoluto del Bardiche-Leo de Lester era tal que normalmente no tendría dificultad en empujar a su oponente con el pie trasero. Irene, quizás cautelosa de esa hacha de guerra, o quizás recelosa dada la diferencia en el alcance de sus respectivos ataques, estaba siendo inusualmente cuidadosa al perseguirlo.

Sin embargo, con la forma en que enfocaba su prana en sus puños, su propio poder de ataque no podía ser subestimado. Incluso si dedicaba parte de su prana a la defensa, si esos golpes con la mano de lanza hacían contacto, lo atravesarían como un papel. De hecho, dudaba que enfocar cualquier cantidad de prana fuera efectivo para detener esos golpes cortantes. Había investigado a luchadores similares antes del combate y encontró un viejo artista marcial de Jie Long con un estilo de ataque similar, pero desafortunadamente, eso no le había ayudado a desarrollar una contraestrategia.

Para añadir más complicaciones, Irene evidentemente había templado sus habilidades
hasta el extremo. No había manera de que un luchador promedio pudiera lograr ese movimiento en el aire que ella había logrado unos momentos antes.

“…Sólo por curiosidad”, dijo, “¿cuál fue tu clasificación final en el Liangshan?”

“Otsubu. ¿Tú?”

“Koubu”.

“¡Tch! ¿¡Así que estás más arriba que yo!?” Irene frunció el ceño frustrada.

El sistema de clasificación de Xinglou en el Liangshan se dividió en cuatro niveles: koubu, otusbu, heibu y teibu, en ese orden. En otras palabras, Lester se clasificó entre los luchadores más fuertes reunidos allí. Sin embargo, era prácticamente imposible medir mucho más sobre el sistema que eso. Para empezar, Xinglou nunca había revelado qué factores contribuían a ello, ni tampoco les había dicho a cuántos estudiantes estaba enseñando.

Bueno, entonces… ¿qué sigue?

Desde que había empezado a entrenar en el Liangshan, el nivel de destreza y técnica de Lester había superado sus más salvajes expectativas. Como uno de los luchadores de más alto rango allí, confiaba en que podía derrotar a la mayoría de los oponentes, pero para su disgusto, le era difícil controlar los movimientos de Irene.

Sin embargo, por su parte, Irene no sería capaz de dar un golpe decisivo sin ponerse a su alcance, tampoco.

En ese caso…

“Muy bien, gran tonto. Tengo una propuesta para ti”, dijo Irene. “Estirar esto se está volviendo aburrido. ¿Por qué no decidimos esto ahora? ¡Pongamos todo lo que tenemos en un ataque final!” Y con eso, levantó su dedo índice en el aire, sujetándolo con una sonrisa indomable.

“…Todo o nada, ¿eh?”

“Eso será más interesante que desgastarnos mutuamente de esta manera, ¿no crees?”

“…Está bien. ¡Suena bien! ¡Picaré!”

Tuvo que admitir que ese tipo de batalla también se ajustaba mejor a sus propios gustos.

“¡Heh-heh! ¡Ahora estás hablando!” Irene se rió, poniendo una pierna adelante y preparándose para atacar.

En respuesta, Lester apretó el agarre de su mano derecha en el Bardiche-Leo,
manteniéndola en posición horizontal, así que no importaba la dirección desde la que su oponente se lanzara, estaría listo para contrarrestar.

“Muy bien… ¡Ahora!”

Y con eso, Irene parecía desaparecer completamente.

“¡Tch!”

Por supuesto, ella no se había desvanecido simplemente. Su velocidad explosiva era tal que no había sido capaz de captar sus movimientos.

¡Igual que ese mocoso de Jie Long…!

Era una técnica de movimiento de ultra alta velocidad, producida por enfocar el prana en las piernas. Aunque era raro, dado que era bastante común para los artistas marciales enfocar su prana en sus puños, no había nada particularmente extraño en ello.

Balanceó el Bardiche-Leo a su derecha, pero era demasiado lento. No había manera de que pudiera llegar a tiempo.

Y sin embargo…

“¿¡Guh!?”

-El golpe de la mano de Irene se detuvo repentinamente a pocos centímetros de la cresta de su escuela.

“¡Tú…!” Al toser sangre, lo arregló con una mirada torva.

“Lo siento, pero no fuiste la única que mantuvo su mejor movimiento para el final.”

Irene bajó la mirada, sólo que ahora viendo que, en su mano izquierda, Lester estaba agarrando un segundo Bardiche-Leo, con su pomo incrustado profundamente en su abdomen.

Era una técnica defensiva-ofensiva mixta, posible sólo con el uso simultáneo de dos armas. Este era el nuevo estilo de batalla que había dominado durante su estancia en el Liangshan.

“Feh… ¡Tú… tú me tienes…!” Irene exhaló, antes de caer inconsciente al suelo.

Tomándola en sus brazos, Lester murmuró: “Considere la cuenta saldada, Irene Urzaiz”.

“¡Fin de la batalla! Ganador: Lester MacPhail!”

Y con eso, la voz automatizada sonó, anunciando que había llegado a los dieciséis finalistas.