Wortenia Senki (NL)

Volumen 6

Capítulo 4: A la Península

Parte 3

Para empezar, ¿qué eran los semihumanos? Demi-humanos, o demis para abreviar, era un término general dado a la especie bipedal, no-humana que parecía sostener lo que era ostensiblemente una civilización. Uno podría describirlos como hombres-bestia, que tenían una cabeza de animal pero un cuerpo humano, o elfos y enanos. Todas esas especies civilizadas podrían categorizarse genéricamente como semihumanos.

Pero mientras en las novelas de fantasía Ryoma sabía que ese tipo de especies eran consideradas famosas y populares, la mayoría de la gente en este mundo casi nunca abandonaba sus ciudades, y nunca había visto un demi. De hecho, aparte de los aventureros que desafiaron las regiones inexploradas del continente occidental, era seguro decir que casi nadie las había visto.

Y eso fue porque la leyenda decía que los demi-humanos que eran residentes de este continente fueron llevados a la extinción hace muchos años por manos humanas. Hubo varias razones que llevaron a la presunta extinción de los demi-humanos, pero se creía que la más grande era la Iglesia de la Luz y su fe en el Dios de la Luz, Menios.

Según la fe, seis dioses crearon esta Tierra. De los seis, Menios fue considerado la deidad principal. Y el grupo religioso que adoraba al Dios de la Luz Menios era la Iglesia de la Luz. Su doctrina era simple. El Dios de la Luz y creador de la humanidad era la deidad principal de este mundo. Y como tal, los humanos, siendo las creaciones de la deidad principal, eran la especie suprema.

Esto podría decirse que es cierto de todas las religiones hasta cierto punto. Se podría decir muy bien que la religión era una herramienta conveniente desarrollada por la gente, destinada a posicionarse como una existencia especial en este mundo. Esto normalmente no era mucho de un problema. Religión que inspira un sentido de que el grupo de uno es el pueblo elegido por lo general no plantea ningún problema en sí mismo.

Y de hecho, según los documentos de la Iglesia de la Luz, la organización había existido por más de mil años. El exterminio de los demi-humanos, por otra parte, sólo ocurrió cuatrocientos años antes de la generación de Ryoma. Que fue decir que la Iglesia de la Luz no hizo ningún movimiento para exterminar a los semihumanos hasta varios siglos después de su fundación.

Sí, esos dos hombres no hubieran emergido y cambiado la historia del continente occidental hace unos cuatrocientos años, quizás la clase de elfos y bestias que la moderna idea japonesa de la fantasía parece romantizar habría existido y florecido en esta tierra. Pero las cosas no eran así, y la realidad de las cosas era que los demi-humanos fueron conducidos a la casi extinción hace muchos años. Los únicos rastros de ellos que todavía existen son rumores que afirman que un pequeño número de ellos todavía viven en las regiones más remotas del continente.

“Entonces… vamos a atacarlos?” preguntó Lione.

Se sentía como una pregunta natural para ella, pero Ryoma agitó la cabeza en negación.

“Mantendremos una vigilancia cuidadosa de los demi-humanos por ahora. No tenemos la intención de abordarlos voluntariamente por el momento. Ya se lo he dicho a Gennou, pero no estoy interesado en atacar su pueblo en el bosque del norte.”

Los ojos de Lione y Boltz se abrieron con sorpresa. Independientemente de las circunstancias, los subordinados que enviaron a investigar la península regresaron heridos. Lione y Boltz no pudieron evitar sentir que elegir no hacer nada al respecto era una opción extraña.

A juzgar por la personalidad de Ryoma, asumieron que aunque no recurriera a la fuerza, al menos enviaría un mensajero a quejarse.

“Y honestamente, no creo que provocarlos ahora sea una buena idea… Será mejor que vigilemos al Conde Salzberg y a Epirus, así que no quiero que tengamos más enemigos por ahora. Además, la culpa es nuestra por colarnos en su pueblo. Así que por ahora pensé que deberíamos dejarlos en paz.”

Concluyendo sus palabras, Ryoma dibujó un gran círculo rojo en el mapa alrededor del norte de Wortenia – un círculo que rodeaba aproximadamente una cuarta parte de la península. En otras palabras, este círculo era su frontera con el territorio de los demi-humanos.

“Supongo que tiene sentido…” Lione asintió profundamente.

“El Reino de Xarooda está en un estado de caos en este momento, así que es mejor no ir por ahí y hacer enemigos, ¿eh? Y supongo que no podemos estar demasiado enojados cuando somos los que entraron en su territorio…”

Las enseñanzas de la Iglesia de la Luz postulaban que los demi-humanos eran existencias contaminadas que debían ser eliminadas apenas sean vistas, pero Lione no albergaba ninguna aversión particular hacia ellos. Estaba dispuesta a luchar contra los semihumanos si la necesidad lo requería, pero no tenía intenciones de enemistarse voluntariamente con ellos.

Y sobre todo, la forma de pensar de Ryoma era muy racional e imparcial. La forma en que admitió que estaban equivocados en este caso y no buscó retribución por lo que se hizo a sus subordinados fue una decisión que Lione consideró favorablemente. Con el asunto de los demi-humanos a un lado, Lione mencionó el siguiente problema que tenían que resolver.

“Qué pasa con los piratas sin embargo? Estaremos en problemas si Simone termina sus preparativos pero no tenemos un puerto para aceptarlo, verdad?”

La presencia de los piratas fue un obstáculo importante para el pacto secreto de Ryoma con Simone. Su manejo es un problema importante, independientemente de si se los debe persuadir para que se vayan o se los expulse por la fuerza. Lione no tuvo tiempo para preguntarle a Ryoma por su carga de trabajo, pero quería saber cómo había decidido lidiar con los piratas.

“Sólo puedo decir una cosa al respecto. Honestamente hablando, mi país no tiene necesidad de piratas.” Ryoma respondió a su pregunta con un ligero encogimiento de hombros.

Había un pequeño fuego encendido dentro de la tienda grande, que ayudó a mantener el lugar caliente – pero a pesar de eso, todo el mundo sintió un escalofrío frío corriendo por sus espinas ante las palabras de Ryoma. Esto fue a pesar del hecho de que estaba tan tranquilo y sereno como siempre. Pero ninguna de las personas en esta tienda confundió el significado detrás de lo que había dicho. “Así que vamos a tener que acabar con ellos, eh…” murmuró Lione.

Fue un susurro, pero todo el mundo lo escuchó con demasiada claridad.

***

“Te encuentras bien, Melissa?” Coile le preguntó con preocupación en su voz, notando que la chica estaba agitando incansablemente el guiso en su tazón sin llevarlo nunca a su boca.

Estaban sentados alrededor de una hoguera mientras comían sus cenas calientes. La sensación de presión que se cernía sobre ellos durante su marcha ya se había suavizado, y el área estaba llena del tipo de risas que uno podría esperar de un grupo grande de niños.

Pero en contraste con el alegre tumulto que la rodeaba, Melissa estaba sentada en silencio. No… en demasiado silencio.

“Estoy… estoy bien.” Contestó Melissa con tristeza.

“Bien, eh…?” Coile dirigió una mirada cuestionadora a Melissa.

“Déjame adivinar. Estás pensando en Hanna.”

“Cómo hiciste…?” Melissa le miró con ojos sorprendidos, como si le hubiera sorprendido el corazón.

Coile suspiró. Habían vivido y trabajado juntos como parte del mismo grupo durante meses, por lo que podía recoger fácilmente la forma en que sus emociones oscilaban.

“No es como pensar en alguien que nos abandonó va a ayudar a alguien, verdad?” Coile escupió en un tono un poco repugnante.

“Si tiene suerte, encontró el camino de regreso a alguna ciudad y ahora está a salvo.”

A sus ojos, Hanna era una ingrata y una traidora. No tenía la intención de ir tras la chica y matarla, pero la odiaba lo suficiente como para no importarle si había muerto en la carretera. Esa emoción se filtró en sus palabras.

“No digas eso…” Melissa levantó su voz un poco ante esas palabras.

Hanna era una chica esclava que formaba parte del mismo equipo que Melissa. Pero ya no la veían cerca. Ella no pudo soportar la tensión de su entrenamiento y huyó del grupo con algunos otros niños. Nadie dudaba de que Hanna tenía la culpa, y Melissa lo sabía.

Y sin embargo, ella no podía llevar este estofado caliente a sus labios en este momento. El destino de un esclavo fugado fue grabado en piedra.

“Quiero decir, qué puedes hacer? Ella huyó porque no podía manejar el entrenamiento, verdad?” Las palabras enojadas de Melissa solo hicieron que las emociones de Coile se encendieran a su vez.

“O olvidaste nuestra deuda con el Maestro Mikoshiba por liberarnos y querer estar del lado de los que huyeron?”

Fue la noche antes de que alcanzaran su objetivo en la península de Wortenia, un punto de inflexión para las aspiraciones de su líder Ryoma Mikoshiba. Esto quedó claro por los ingredientes del guiso que se les dio, junto con el hecho de que a todos se les permitió beber alcohol esa noche.

Y durante lo que fue un día de celebración, Melissa ignoró la buena voluntad de su amo y se preocupó por una chica que escapó y traicionó a su grupo. Coile lo encontró difícil de tolerar.

“Son traidores, Melissa!” Gritó, como escupiendo las palabras. Probablemente había sido demasiado fuerte, porque el tumulto a su alrededor de repente cortó y todo el mundo dirigió una mirada cuestionadora en él. Coile ignoró esas miradas, sin embargo, y dejó que las emociones que había mantenido escondidas hasta ahora burbujearan a la superficie debido a la actitud de Melissa.

El entrenamiento fue duro. Los esclavos tenían que superar el miedo de estar en combate real, y no era algo que cada uno de ellos pudiera razonablemente claro. Coile lo entendió. Pero el que los elevó fuera de su condición de esclavos era Ryoma. Por supuesto, él sabía que esto no se hacía puramente por buenas intenciones, pero aún así les dio la oportunidad que necesitaban para salir de la esclavitud.

En este mundo, las posibilidades de levantarse de la debilidad eran pocas y lejanas entre sí. Y eso sólo hizo más difícil para Coile perdonar a los que eligieron correr. Se les concedió esta preciosa oportunidad, y aún así decidieron darle la espalda a quien se la dio…

“Yo…” Melissa no pudo encontrar las palabras para contradecir el frío razonamiento de Coile.

“Hey, Coile, déjala en paz.”

“Kevin…”

Kevin, que había permanecido fuera de su intercambio hasta ahora, intervino. Probablemente sintió que Coile había crecido demasiado emocional. Kevin era el líder de su equipo, lo que significaba que Coile tenía que parar. No tenía intención de culpar a Melissa, después de todo.

“Lo siento, fui demasiado lejos…” Coile dijo y se levantó, “A dónde vas?” Kevin lo miró sospechosamente.

“Iré a sentarme con gente de otros equipos”, contestó Coile y miró a Kevin con una mirada inquebrantable.

Kevin comprendió inmediatamente lo que esos ojos trataban de transmitir.

“Bien… Cran, ve con Coile, de acuerdo?” Kevin le dio la conversación a Cran, quien fue el único que se sentó tranquilamente y comió su estofado.

Kevin pensó que necesitaba hablar con Melissa en privado en este momento. Impulsado por su mirada firme, Cran se puso de pie y se fue, siguiendo a Coile. Confirmando que los dos se habían ido, Kevin se volvió hacia Melissa y reunió el valor necesario para hacer esa pregunta.

Era una sospecha que dudaba en poner en palabras. Incluso si esta duda estaba mal y fuera de lugar, si los otros se enteraran de que sospechaba de Melissa así, les haría perder todo lo que habían construido juntos hasta ahora…

“Estás… guardando rencor?” La expresión de Kevin era demasiado severa para que ella asumiera que esto era algún tipo de broma.

“Huh?” Melissa preguntó de nuevo.

Pero ella escuchó claramente lo que él dijo. Él había hablado en silencio, para que todos los demás no lo escucharan, pero sus palabras llegaron a sus oídos. Sin embargo, ella no podía entender lo que él quería decir, así que sólo podía responder a su pregunta con una pregunta propia.

“Estás… guardando rencor contra el Maestro Mikoshiba por la gente que huyó?” dijo con un toque de duda en su voz.

Melissa miró a Kevin con sorpresa. Ella claramente no esperaba esta pregunta, pero el significado de lo que acababa de decir se registraba en su mente.

“No! Por qué lo haría?” Melissa levantó la voz. Por qué? Por qué le guardaría rencor por eso?

Melissa realmente se hizo esa pregunta. A sus ojos, Ryoma era un rey amable, un salvador que la liberó a ella y a sus amigos de su vida como esclavos. No podía imaginarse guardando rencor contra él. Su cuerpo temblaba de rabia ante la misma noción de ello. Una ira mayor que cualquier cosa que haya sentido en toda su vida.

Kevin miró su expresión sin palabras. Era como si su mirada estuviera aguda, tratando incansablemente de mirar dentro de su corazón. Los dos se miraron el uno al otro durante un largo momento, durante el cual el sonido del fuego crepitando en la leña se sintió mucho más fuerte en los oídos de Melissa.

“Supongo que realmente no le guardas rencor.” Kevin finalmente dijo, drenando la tensión de su cara.

Probablemente había juzgado, mirando su expresión, que esos eran sus verdaderos sentimientos. Pero Melissa ignoró sus palabras y le gritó. Y no podía ser culpada por ello. La acusación que acababa de formular contra ella era tan repentina y espantosa.

“Por qué? Por qué me preguntas eso?” Ella levantó su voz con una indignación que uno no esperaría por su conducta habitual. Pero en lugar de dejarse llevar por su ira, Kevin simplemente suspiró pesadamente.

“Melissa… realmente no lo entiendes, verdad?”

Ver su reacción hizo que su expresión se oscureciera de una manera exasperada, pero de alguna manera convencida. Como si algo de lo que hubiera estado vagamente consciente hubiera sido confirmado.

“A qué te refieres?”

“Quise decir exactamente lo que dije… no entiendes la posición en la que estás.”

Melissa frunció sus cejas

“Entiendo lo mucho que el Señor Mikoshiba hizo por nosotros también, sabes.”

Ella nunca olvidaría el día que sobrevivió a su juicio final y fue reconocida como un soldado de pleno derecho. Al principio había unos trescientos esclavos, pero ese día su número se redujo a casi doscientos cincuenta. Aproximadamente el veinte por ciento de los esclavos desaparecieron durante el juicio final.

Y como prometí, aquellos que sobrevivieron fueron liberados de su condición de esclavos. Estaban todos reunidos en una plaza, donde sus contratos de esclavos fueron quemados ante sus ojos. Para Melissa… No, para todos los presentes allí, esa vista era un acto de benevolencia que no podía ser igualado por nada más. Sus propias vidas habían sido devueltas a sus manos. Esto era algo

que nunca olvidaría mientras viviera. Sin embargo, Kevin agitó la cabeza.

“No, eso no es lo que quise decir… estoy hablando de lo que viene a continuación.”

“Qué viene después…?” Melissa lo repitió en un claro malentendido.

Estaban en deuda con Ryoma Mikoshiba, y eran conscientes de ello. Qué más podría haber además de eso?

“Muy bien, escucha. El Señor Mikoshiba es un hombre benevolente. Nos liberó de la esclavitud. Sólo éramos esclavos de trabajo, pero él nos dio un medio para luchar, nos enseñó tantas cosas y nos dio todo lo que necesitamos para vivir… Pero no lo hace por buena voluntad. Quiero decir, creo que la buena voluntad es parte de ello, pero creo que nos dio poder para que podamos ayudarlo con algo.”

Esto era algo de lo que Melissa era algo consciente. Gastó una gran cantidad de dinero en los esclavos y puso tiempo y esfuerzo para enseñarles a pelear. Se dio cuenta de que no lo había hecho por misericordia o por la bondad de su corazón.

“Nos está probando…” susurró Kevin, mirando a su alrededor con ansiedad.

“Poniéndonos a prueba?” susurró Melissa.

“Para qué nos está probando?”

“Está tratando de ver si realmente vamos a obedecerle.”

Enseñar a los esclavos a luchar significaba darles las herramientas para oponerse a su amo. Por eso a los esclavos normalmente no se les daba una educación. Se aplicaban sellos pesados a los esclavos de guerra que inhibían su poder a menos que su amo les diera permiso explícito. Pero Ryoma no puso ninguna limitación o sello en los niños que compró en Epirus. De hecho, esta fue la razón por la que tantos esclavos escaparon de su severo entrenamiento desde el principio.

Ryoma inicialmente dividió a los niños en equipos de cinco para su entrenamiento básico. Los miembros de cada grupo siempre actuaban juntos. Comieron juntos y durmieron en la misma tienda.

“Mira, ahora mismo somos un grupo de cinco, incluyendo uno de los mercenarios que contrataron en Epirus. Entiendes lo que eso significa?”

La estructura de los equipos había cambiado desde que comenzaron su entrenamiento taumaturgia. Lo que una vez fue un grupo de cinco niños se dividió en un grupo de cuatro niños y un mercenario. Por supuesto, los mercenarios experimentados desempeñaban el papel de comandantes de los equipos, pero las cosas no se reducían a eso.

Una cierta sospecha surgió en el corazón de Melissa.

“Está ahí para… vigilarnos?” susurró Melissa, a lo que Kevin asintió sin decir palabra.

Esto hizo que Melissa entendiera por qué Kevin y Coile estaban ansiosos.

“Ves? Nos filtraron antes, y nos están filtrando incluso ahora.” Dijo Kevin.

Esas palabras impactaron en el corazón de Melissa como una cuña.

Tal vez dije demasiado… Kevin pensó para sí mismo, un sentido de culpa que viene sobre él como cuando él vio la expresión petrificada, culpable de Melissa. No… Me siento mal por ella, pero necesitaba oír esto.

Para ellos, Ryoma era un rey digno de dar su vida. Cuando fueron puestos como esclavos, nadie le dio una mano a Kevin y a los otros. Todo lo que la gente que pasaba por las tiendas de los mercaderes de esclavos en los callejones traseros de Epirus eran miradas de lástima y desprecio o si no burlas directas. Pero sólo Ryoma los trataba de manera diferente.

Hicimos un juramento ese día… el día que dijo nuestros nombres…

Los eventos de ese día seguían vivos en la mente de Kevin.

***

Al día siguiente, Ryoma Mikoshiba y su convoy alcanzaron su objetivo. Era una ensenada. Se abrieron paso a través de los espesos árboles y arbustos, moviéndose a lo largo de la orilla de un gran río de 400 metros de ancho. Siguieron la corriente mientras daba un giro agudo hacia el oeste, cuando el paisaje cambió de repente ante sus ojos.

Las primeras cosas que notaron fueron las dunas blancas de las orillas que se extendían al norte y al sur de ellos, y más allá de él, las aguas transparentes, cerúleas del mar. Las olas que se lavaban contra la orilla eran suaves, y el olor salado del viento cosquilleaba suavemente sus narices. Más adentro del golfo, podrían distinguir las sombras de unas pocas islas.

Esta tierra no fue tocada por el hombre. Fue la encarnación misma de la dicotomía entre la cruda esencia del desierto y la belleza de la naturaleza. La región estaba rodeada de montañas bajas y triangulares, formando una fortaleza natural. Pero si pudieran limpiar este bosque y hacer uso del río que fluye en el mar, tendrían todo lo que necesitarían para ser autosuficientes.

“Ya veo… he visto el informe, pero este es realmente un buen terreno.”

De pie encima de un acantilado que sobresalía y pasó por alto la entrada, los dos miraban hacia abajo en la región. Los dos vinieron a estudiar la región. Gennou se sentó a caballo, mientras Ryoma estaba a su lado, entrecerrando los ojos bajo la intensa luz del sol. Gennou habló con una sonrisa de satisfacción, orgulloso de ver que el informe que su clan había entregado era exacto.

“Sí, una parcela ideal de tierra si alguna vez la hubo”, asintió Ryoma y miró a su alrededor.

“Asegúrate de servirles algo de tu mejor alcohol.”

Un gran río y un bosque, así como un área ligeramente abierta cerca de la orilla. Dentro de esa área, un gran número de personas iban y venían, ocupadas montando un campamento. Los troncos fueron arrojados al suelo para montar tiendas. Ryoma miró la vista con una sonrisa satisfecha. El río que fluía hacia el golfo les ofreció un suministro de agua potable. También podrían utilizarlo para la agricultura y para un foso, si construyen un castillo. Tenían mucha madera del bosque cercano, y cuanto más árboles limpiaban, más tierras agrícolas podían adquirir. La caminata de cuatro días desde Epirus era justo la distancia correcta, y la ubicación era perfecta en términos de defensas, también.

La sonrisa de Gennou se amplió ante las palabras de Ryoma. Estaba orgulloso de que sus logros fueran elogiados. Ryoma, por su parte, sabía lo importante que era recompensar a sus subordinados por sus logros. Y eso no tenía que significar una recompensa monetaria. La parte verdaderamente importante fue ser agradecido y considerado del esfuerzo que pusieron para lograrlo.

Aprecio sus esfuerzos. Lo han hecho bien. Gracias. Esas pequeñas palabras de consideración fueron un largo camino para solidificar las relaciones interpersonales.

“Estoy agradecido por sus palabras, milord. Estoy seguro de que estarán felices de escuchar sus alabanzas también.”

“Quiero decir, poder elegir libremente nuestra base es una de las pocas ventajas que tenemos. Sólo tiene sentido que busquemos la mejor tierra posible. Pero no imaginé que esta zona sería tan buena. Podremos construir un pueblo en poco tiempo con esto.”

El hecho de que esta era una tierra sin desarrollar que no había sido tocada por el hombre significaba que Ryoma podía construir su base donde quisiera. Si hubiera un único y pequeño asentamiento en esta península, Ryoma no habría tenido esta libertad de elección. La necesidad de garantizar la seguridad de los ciudadanos significaría que tendría que desarrollarse en torno a ese asentamiento, no importa lo desventajosa que pudiera haber sido su posición.

Después de todo, no tenía los militares para defender un asentamiento existente mientras desarrollaba una nueva base propia.

“Muchacho! ¡Hemos montado el campamento!” La voz de Boltz le llamó.

“Ven, por aquí.”

Al parecer, su campamento estaba listo. A partir de mañana, cortarían el bosque y comenzarían a construir su pueblo.

“Así que aquí es donde realmente comienza, eh…”

Ryoma giró una mirada desafiante hacia el sur. Como si mirara fijamente a un oponente aún no visto…