Wortenia Senki (NL)

Volumen 3

Epílogo: Derecho

A medida que la guerra civil en Rhoadseria se acercaba a su punto culminante, el Imperio de O’ltormea, soberano del centro del continente occidental, se estaba preparando para su invasión del reino de Xarooda. Tanto el gobierno como los ciudadanos quedaron atrapados en un período de turbulencia mientras se preparaban para la próxima invasión.

Hubo bastantes acontecimientos impredecibles, comenzando con la muerte de Gaius Valkland, pero parece que la invasión de Xarooda saldrá según lo planeado…

Una pequeña empresa se sentó en la calle principal de la capital imperial. Como un lugar administrado directamente por el gremio, tenía tanta influencia que pocas personas en la capital no lo sabían.

Mirando a las personas que pasaban desde su oficina en el tercer piso del establecimiento, el corazón de Kikukawa se llenó de inexplicable molestia.

Simplemente siguen en silencio sus vidas cotidianas, sin darse cuenta de nada… Los tontos. Simplemente permiten que el sistema que gobierna este mundo los explote…

La mayoría de las personas convocadas a este otro mundo murieron profundamente despreciandolo. Las masas comunes nunca se enteraron de ese odio, sino que simplemente vivieron su vida cotidiana. Nunca sabiendo la furia y la malicia de aquellos que tenían sus familias y seres queridos, sus propias vidas, robadas de ellos.

Aquellos que sobrevivieron tuvieron que vengarse, sin importar lo que tuvieran que sacrificar para hacerlo. Pero eso no significaba que Kikukawa no sintiera la más mínima ansiedad por los actos de la organización.

Tenemos derecho a hacer esto. El derecho a vengarse de este mundo. Pero… Es realmente justo involucrar a estas personas en él?

La organización tenía un solo objetivo: poner este mundo bárbaro y sucio bajo el control de aquellos que vinieron de la Tierra y forjar un paraíso para ellos aquí. Esa era la única forma que tenían en este mundo podrido para reclamar lo que les habían robado.

Creía que era un objetivo elevado. Lo suficientemente alto como para apostar su vida, tanto en sentido figurado como literal

Pero por otro lado, la organización tendría que derramar mucha sangre para hacer realidad esa visión. La sangre de amigos, enemigos y aquellos que no participan en la lucha.

“Director, puedo tener un momento?”

La conciencia de Kikukawa fue sacada del mar de sus tontos pensamientos por un golpe en la puerta.

“Sí, adelante. Qué es?”

Mientras sus palabras resonaban en las habitaciones, la

secretaria de Kikukawa, una Reiko Asano, entró a la habitación con un montón de papeles apoyados bajo su opulento pecho.

“Lamento interrumpir su descanso, pero hemos recibido un informe para nuestro agente de Rhoadseria, y lo he traído”, dijo Asano, entregándole los documentos a Kikukawa.

“El Reino de Rhoadseria… Te refieres a Sudou?”

No lo creyó posible, y pidió confirmar. Asano sacudió la cabeza.

“No, es de mi hermano menor, aunque fue Sudou quien le ordenó que escribiera el informe”.

“Oh, cielos. Mis condolencias a su hermano menor”, Kikukawa consideró la respuesta de Asano con una sonrisa amarga.

Normalmente, el responsable, que sería Sudou en este caso, era el que archivaba los informes, pero al hombre en cuestión le disgustaba mucho el papeleo. Por lo tanto, el trabajo recayó en el ayudante de Sudou en Rhoadseria, que también era el hermano menor de Asano.

Sudou era uno de los miembros más antiguos de la organización y conocía al presidente por mucho tiempo, por lo que tenía la mala costumbre de no preocuparse mucho por lo que pensaron los que lo rodeaban.

Un hombre problemático… Aunque hace el trabajo.

Dejando a un lado su inclinación por el cinismo y la negligencia ocasional, Akitake Sudou era un hombre experto.

“El problema es el contenido del informe”.

A juzgar por la personalidad de Sudou, este informe fue de suma importancia o completos disparates. Sin embargo, la mirada en los ojos de Asano dejó en claro que no era lo último.

“Es… algo preocupante…”, dijo Asano, señalando una cierta línea del documento en las manos de Kikukawa.

“Hmm… Bueno, me condenarán… ”

Sus dedos blancos señalaron el nombre de cierta persona.

“Parece que está trabajando con Lupis Rhoadserians “.

El nombre de un hombre con el que pensaron que nunca tendrían que volver a tratar.

“Ryoma Mikoshiba. Por qué tuvo que aparecer de nuevo…?” Pero los deseos de Kikukawa fueron en vano, y la organización una vez más se involucró con él.

Sudou…

Kikukawa oró por Sudou, que ahora se enfrentaba a este obstáculo inesperado lejos, bajo los cielos de Rhoadseria. Pero él sabía que la oración no era más que paz mental.

-FIN DEL VOLUMEN 3-