Wortenia Senki (NL)

Volumen 3

Capítulo 4: Los Que Luchan

Parte 3

“Personalmente, me preocupa que ella me regañará en su lugar…”

Helena se veía sorprendida por las palabras de Ryoma. Ella no entendió dónde se encontraba la falla con Ryoma. Ryoma tenía un asunto en mente sin embargo, el destino de Mikhail Vanash.

Informó todo a Helena sin ocultar los hechos, pensando en que cualquier intento de ofuscar las cosas simplemente les hubiera dañado su confianza.

“Veo… así que Mikhail…”

“Sí, no hemos confirmado si fue asesinado en la batalla o no, pero no hubo señales de él después de que la misión de exploración fallara. Ni de él, ni de su cuerpo… Está claro que violó las órdenes, pero seguía siendo un gran ayudante de la princesa…”

Helena levantó un suspiro, lo que podría ser leído como uno de los agotamiento o exasperación.

Qué molestia… Esto realmente es un problema…

Una vez que Ryoma honestamente le contó sobre lo que sucedió, se dio cuenta de sus aprensiones. Mikhail era el subordinado de Ryoma, pero al mismo tiempo, fue colocado para velar por él. Era un papel necesario, ya que Ryoma era un recién llegado que asumía un deber importante. La princesa Lupis no podía permitirse que él la traicionara en medio de la guerra después de que ella le otorgó el mando sobre sus soldados.

Y así, la princesa Lupis envió a Mikhail, el retenedor que solo era superado por Meltina en términos de lealtad hacia ella, para vigilarlo. Eso era un testimonio de cuánto confiaba en ese hombre. Y luego, incluso si se trataba de sus postres para desafiar las órdenes, murió bajo el mando de Ryoma. Su supervivencia era incierta, pero a juzgar por la situación, probablemente estaba muerto. Entonces, desde la perspectiva de la princesa Lupis, había perdido un preciado retenedor debido a Ryoma.

Si ella entendiera que él murió en la batalla, Ryoma habría estado mejor. En el peor de los casos, podría llegar a creer que Ryoma arregló su muerte.

“Crees que estoy pensando demasiado en esto?”

Helena estaba en apuros para responder a las dudas de Ryoma.

Era fácil reírse mientras pensaba demasiado en el asunto, pero considerando las cosas de manera realista, uno no podía ignorar fácilmente sus preocupaciones.

“No… pero tienes que informarlo de cualquier manera, verdad?” “Correcto… Esa es la razón por la que te hablé de eso primero”. Si Ryoma atrapó a Mikhail en una trampa, los 1500 caballeros presentes no seguirían las órdenes de Ryoma. Desde la posición

de Helena, el hecho de que Ryoma había establecido esta cabeza de puente y podía esperar a que llegaran los refuerzos solo demostró su inocencia.

Pero si eso convencería a la princesa Lupis era una apuesta.

Tanto Ryoma como Helena no habían interactuado mucho con la princesa, y la princesa solo los veía como criados. Solo asistieron a reuniones con ella. Y justo cuando envió a Mikhail para vigilarlo, él tampoco confiaba en ella.

“Bueno, está bien… tendré que ser yo quien le dé el informe…” Helena decidió ser la que se llevaría la peor parte de ese golpe.

Si bien había una explicación perfectamente razonable del asunto, podría resultar fácilmente una mentira si la persona involucrada tenía la tarea de explicarlo. Pero si Helena fuera a dar la noticia, la princesa Lupis sería menos propensa a reaccionar de manera emocional.

“Siento haberte dejado caer sobre ti, Lady Helena. Gracias”. Al darse cuenta rápidamente de su intención, Ryoma la dejó manejar todo.

“Está bien, dejarte ir aquí solo me causaría problemas… Cierto. Debes priorizar la reorganización de tus formaciones por el momento” Helena le asignó a Ryoma una tarea.

“Alguien tendría que hacer eso de todos modos… hablaré con ella sobre eso después de la cena de hoy”.

Esa tarea era inventar una razón para que Ryoma no necesitara dar la noticia por sí mismo. Ella no había servido todos esos años como general de Rhoadseria para nada.

“Entendido… me iré, entonces”.

Ryoma se inclinó y salió de la tienda, con Helena suspirando mientras lo veía irse.

“Ahora, entonces… Cómo le doy la noticia…? Tal vez sería mejor decirle a Meltina primero que a Su Majestad…”

No estaba directamente relacionado con la guerra, pero si manejaba la situación erróneamente y hacía sospechar a la Princesa Lupis, podría influir en la orden de Ryoma.

“Sí, informarlo a Meltina sería lo más sabio…” Concluyendo como tal, Helena se dirigió al muelle, donde llegaría la segunda ola de refuerzos, dirigida por Meltina.

“Aaaaah…” Una mezcla de un suspiro y un gemido de lamentación escapó de los labios de la melina.

“Como dije, este no fue el error de Ryoma en particular”. “No, entiendo eso… Es solo…”

“Qué?” El tono de Helena se hizo más fuerte al repetir la vaga respuesta de Meltina

“Sir Mikhail había sido la escolta y el guardaespaldas de su Majestad desde que era una niña… Si le dijo la verdad, la vínculo de su Majestad con él se extiende más allá de mi vínculo con ella…”

Helena se puso pálida con las palabras de Meltina. Esto fue exactamente lo que Ryoma había temido.

“Crees que sospechará de Ryoma después de todo?”

“No, no creo que ese fuera el caso…” Meltina negó las preocupaciones de Helena. “Si explicas la situación claramente, sin importar lo triste que sea que sea, su ira no se dirigirá a Sir Mikoshiba…”

Meltina no quería que la princesa Lupis sospechara de Ryoma en este momento, tampoco. La facción de la princesa le debía toda su superioridad a sus parcelas, después de todo

“Entonces podrías manejar la reportándola a su alteza en lugar de mí?”

“Sí, me encargaré de darle el informe”. Meltina asintió.

Al anochecer, las 23,000 tropas dirigidas por la princesa Lupis habían cruzado el Tebas. Las carpas se agregaron al campamento al mando de Ryoma para acomodar a los recién llegados. Y en una de esas tiendas de tiendas recién erigidas estaba la princesa Lupis. “Mikhail…”

Sentada en su cama, demasiado modesta para que la realeza se durmiera.Susurró el nombre de Mikhail

“Mikhail… No dijiste que siempre me protegerías…?”

Habiendo escuchado de Meltina que su destino era desconocido, la princesa Lupis pensó en los días que pasaba con el caballero en su juventud. Las lágrimas similares a perlas se deslizaron por sus mejillas.

Al escuchar el informe de Meltina, la princesa Lupis tuvo que reprimir la ira que la superó. Su responsabilidad como princesa le prohibió culpar a Ryoma.

Como gobernante, tuvo que juzgar las cosas de manera justa, en cuyo caso, no hubo fallas con el mandato de Ryoma. La culpa fue de Mikhail, quien había desafiado las órdenes y le costó a quinientos hombres sus vidas.

Ella entendió totalmente eso. Al menos, su mente lo hizo. Pero como persona, su corazón negó ese juicio racional.

Como resultado, la princesa Lupis se retiró a su tienda después de una cena rápida, donde se encerró. Ella era consciente de que si ella se quedaba allí, podría haber encontrado fallas con Ryoma. “Aaah, Mikhail… una vez, dijiste que me volverías tu novia…”

Una realeza como la princesa Lupis no podía casarse con un caballero simple, y ella realmente no deseaba eso. No era nada más que una promesa verbal caprichosa hecha cuando era una niña. Pero los recuerdos como este, que usualmente fueron desterrados a la parte posterior de la mente y fuera del alcance de los recuerdos, parecían ascender a la superficie ahora uno tras otro “Dijiste que siempre me mantendrías segura…”

Para la princesa Lupis, Mikhail era su retenedor más leal. Fue él quien le aconsejó oponerse a la tiranía del general Albrecht. Si Meltina, una mujer, era una hermana, Mikhail era similar a un hermano o padre para ella.

El dolor de perderlo era incluso más profundo de lo que había sentido cuando su verdadero padre, Pharst el segundo, había fallecido. Si bien no estaban separados, eran rey y princesa del país antes de que fueran padre e hija, y para que nunca pudieron construir ese tipo de afecto.

“Oh,” La voz de un hombre repentinamente habló detrás de la princesa Lupis. “Veo que está tan afligida, como pensé que estaría, su alteza”.

“Quién eres? Un asesino…?!” La princesa Lupis tomó la decisión de una fracción de segundos para gritar. “Alguien! Vengan rápido!” Ella no sabía cómo este intruso había entrado en su tienda, pero había caballeros haciendo guardia cerca. Su grito debería haberlos hecho venir de inmediato.

Pero ella aunque espero, ni un solo caballero entró en su tienda. “Estás perdiendo el aliento, su alteza. Mi taumaturgia los ha puesto a dormir por un tiempo”

Las palabras del hombre le aclararon la situación. Ella desenvainó la espada apoyada contra la cama.

“Si no eres asesino… Para qué estás aquí?”

Sus palabras y acciones se sentían un poco desiguales e incómodas, pero la princesa Lupis hablaba en serio. Ningún asesino hablaría de esa manera, pero eso no significaba que no significara ningún daño para ella. No tenía intención de bajar la guardia hasta que el objetivo del hombre quedara claro.

“Por qué estoy aquí preguntas? … bien, es lo justo. Tenemos poco tiempo, así que iré directamente al meollo del asunto. He venido a ofrecerte un trato”.

La princesa se relajó ligeramente en su respuesta.

“Qué quieres decir? Para empezar, quién eres? Cómo llegaste aquí?”

Para responder a la pregunta de la princesa Lupis, el hombre reveló su rostro de debajo de la capucha.

“Pido disculpas por no presentarme antes. Me llamo Sudou. Akitake Sudou “.

Sudou inclinó la cabeza, en un gesto de no hostilidad.