Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 8

Epílogo: Animo Después de la Derrota

“Ah, perdimos…” La voz de Miluše mientras conducía a las integrantes de su equipo de regreso a su sala de preparación fue bastante indiferente.

“…que pena…”

“Y estuvimos así de cerca…”

“¡Es horrible! ¡Perdimos, y se me quemó el pelo!”

Todas las demás hablaron con pesar, pero sus rostros parecían inusualmente sonrientes. No detenerse en sus fracasos fue una de sus mejores características, al menos desde la perspectiva de Mahulena.

Su propia disposición a aceptar la derrota también la había sorprendido. Habían luchado lo mejor que podían, así que no había nada que lamentar, incluso habiendo perdido. Eso es lo que ella pensaba.

“Buen trabajo a todas”, les dijo Sylvia.

¿Había estado esperando frente a su sala de preparación todo el tiempo?

“Sylvia…. ¿Qué haces aquí?” Miluše parpadeó sorprendida.

Sylvia, con las manos en la cintura, les devolvió la sonrisa como si la respuesta fuera obvia. “¿Necesitas preguntar? Después de ver eso, hay algo que quería decirte”.

“¿Oh…?”

“Fue un buen combate. Realmente bueno.”

“…” Las cinco chicas, incluyendo a Mahulena, se quedaron sin aliento, sin hacer nada.

Sylvia les mostró a todas una sonrisa divertida y emitió un suspiro silencioso. “Bueno, para decirlo sin rodeos, la Festa no es más que un espectáculo, una estupidez, al igual que el sistema que hay detrás… Pero, aun así, eso no significa que todo lo que ocurre durante la Festa también sea estúpido o, mejor dicho, puede ser estúpido, pero no es inútil. Hay valor en ello.” Ella miró a cada una de ellas a su vez, sus ojos llenos de bondad. “No importa el escenario, tener un fuerte deseo y luchar con todas tus fuerzas para cumplirlo es algo admirable y digno de respeto. Eso es lo que pienso.”

Se detuvo allí, rascándose la mejilla, avergonzada, como si supiera que estaba siendo inusualmente habladora. “De todos modos, lo que trato de decir es esto: Estuviste muy bien. Buen trabajo, Rusalka”.

Con eso, se dio un golpecito en el pecho a Miluše con el puño antes de despedirse. “Hasta luego”.

Las cinco integrantes de Rusalka permanecieron en silencio, asombradas por un largo momento, hasta que de repente estallaron en una alegre risa.

“¡Esto debe significar que finalmente nos ha reconocido!” exclamó Miluše, su rostro rebosante de alivio.

“¡Dijo que éramos geniales! ¡Y merecedora de respeto!”

“¡Sí, sí, sí! “¡Creo que ya hemos ganado!”

“…yo también.”

Como de costumbre, las cuatro sólo se preocupaban de sí mismas, pensó Mahulena, pero ni siquiera ella podía dejar de sonreír.

Y no hay duda de por qué. Habían sido elogiadas por Sylvia Lyyneheym. No habría un solo estudiante en Queenvale que no lo considerara un honor.

Y con ese pensamiento, su móvil empezó a sonar.

“Buen trabajo, todas”, dijo la voz de Petra al otro lado de la ventana aérea negra.

“¡Ugh!, P-presidenta!” Los cinco enderezaron apresuradamente sus posturas, permaneciendo firmes.

Por extraño que fuera, casi habían olvidado que habían perdido. Su trabajo en equipo pudo haber sido perfecto, pero no hace falta decir que, como representantes de Queenvale, tendrían que enfrentarse a las consecuencias de su derrota.

“Es una pena que terminara así. Bueno, no hay nada que hacer, supongo, no contra oponentes como él”.

“¿H-huh…?”

En lugar de regañarles, las palabras de Petra fueron inesperadamente suaves.

“¿No estás enfadada…?” Preguntó Miluše nerviosamente.

“Hicieron lo mejor que pudieron, todas ustedes. No te pediría más que eso. Tu actuación esta vez fue suficiente”.

“Ugh…” Las cinco chicas fruncieron el ceño ante este comentario.

En otras palabras, ella había pensado desde el principio que no podrían reclamar la victoria. Puede que eso haya resultado ser cierto, pero aún así fue una evaluación decepcionante.

“Dicho esto, los próximos Gryps serán una historia diferente.”

“¿Eh…?”

“Para cuando llegue el próximo torneo, me aseguraré de que todas ustedes sean capaces de sacar el poder de Lyre-Poros a un nivel totalmente nuevo. Por supuesto, todos tendrán que mejorar sus habilidades individualmente también, así que estarán más ocupados de lo que están ahora”.

“¡Sí!”, dijeron al unísono, sus rostros iluminados por las extraordinarias palabras.

Ella tenía razón. Podrían haber perdido esta vez, pero aún tenían a los próximos Gryps. La próxima vez, tendrían que hacerlo tan bien que no habría lugar para las quejas.

“…Dicho esto, tendré que darle un trabajo más adecuado a su situación actual. Ya hemos recibido cinco solicitudes de presentaciones de estaciones de noticias y programas de televisión relacionados con la Festa, así que será mejor que se preparen para salir”.

“¿Um…? “¿N-ahora?”

Acababan de salir del escenario y estaban tan exhaustas que todo lo que Mahulena quería hacer era ducharse y caer sobre su cama.

Sin embargo

“¿Hay algún problema con eso?”

“Um… N-no realmente…”

No tenían espacio para negociar.

“Además, dos de ellos son para actuaciones, así que tendrás que prepararte para eso también”, añadió antes de cerrar la ventanilla aérea, lo que les exige aún más.

“…U-um…. Tendremos que hacerlo lo mejor posible… ¿verdad?” El pesado silencio que cayó sobre ellas se rompió sólo por el deslucido aliento de Mahulena.

***

“Whew…” Después de regresar a su dormitorio después del combate, Ayato se desmayó inmediatamente sobre su cama.

“Buen trabajo. Supongo que es un trabajo duro ser el único hombre para nueve damas, ¿no?” Eishirou bromeó desde su escritorio al otro lado de la habitación.

“Eran de Queenvale, así que no tuve elección. Pero esa no fue la parte difícil”.

“Lo sé, lo sé, estaba bromeando. Pero oye, la próxima es la semifinal, ¿verdad? Parece que va a ser más fácil que el Phoenix, ¿eh?”

“Bueno, han pasado muchas cosas desde entonces.”

No tenía ni idea de si iban a ganar, pero esta vez tenía la intención de concentrarse únicamente en el torneo.

Se levantó de su cama con una sonrisa tensa, a punto de ir a cambiarse, cuando su móvil empezó a sonar.

“¿Eh? ¿Quién…? Ah, Saya.” Preguntándose qué podía querer ella, dado que acababan de separarse hace poco, abrió una ventana aérea.

“…Ayato, ¿puedes venir aquí?”

“¿Ahora mismo? Hoy ha sido un día bastante duro, ¿no sería mejor descansar un poco?”

No había ningún combate mañana, ya que había sido reservado como un día de descanso, que era precisamente lo que Ayato planeaba gastarlo. Saya sin duda lo usaría para terminar de personalizar sus Luxes.

Al otro lado de la ventanilla aérea, Saya, sin embargo, simplemente agitó la cabeza.

“¿Ha surgido algo urgente?”

“Sólo quiero hablar contigo. Y….quiero usar mi cupón de deseos.”

“¿Eh? Bueno…. Está bien, entonces.”

Si ese fuera el caso, no podría rechazarla.

Se sentó a un lado de su cama, rascándose la cabeza y mostrándole una sonrisa de desconcierto. “Pensé que habías dicho que querías quedártelo por un tiempo”.

“…he cambiado de opinión.”

“Ya veo. ¿Qué es lo que es?”

Saya asintió. “Quiero…”

***

“¿Seguro que estás de acuerdo con esto?”

“…Sí. Gracias”, dijo Saya, tomando la barra de helado de la mano de Ayato.

El bajo sol poniente se sentaba detrás de los árboles, proyectando largas sombras sobre el paseo marítimo y pintando sus alrededores de un rojo brillante. Ayato, caminando junto a Saya, estudió su perfil contra el paisaje extrañamente irreal.

“Quiero que me compres un helado”.

Así fue como Saya quiso usar su cupón de deseo final, en una petición tan pequeña y sencilla. Ayato no tenía idea de por qué.

“…Rusalka era bastante interesante”, dijo Saya de repente.

“¿Qué quieres decir?”

“No tengo nada en contra de ellas.”

“Dijiste algo así durante el combate.” Ayato se rió.

Era algo raro, viniendo de ella.

“Hablé con ella, Miluše, cuando estábamos atrapadas bajo tierra. Me dijo que si no hago lo que quiero hacer, que, si trato de negar mis sentimientos, terminaré arrepintiéndome algún día”.

“¿Oh?”

“Y recordé que Haru dijo algo parecido.”

“¿Haruka lo hizo?” Repitió Ayato, sorprendido por la mención de su hermana mayor.

“Ella dijo que debería decirle a la gente como tú lo que realmente pienso”, agregó Saya, moviéndose para pararse frente a él. “Así que eso es lo que voy a hacer.” Ella le miró con una suave sonrisa, sus ojos brillando. “Ayato….te amo.”

“¿Eh…?”

Sus palabras fueron más sinceras, honestas y serias de lo que nunca habían sido, como si las hubiera pronunciado después de haber cruzado a salvo un abismo de vacilación y aprensión.

Hasta Ayato podía ver eso.

“Si puedo, quiero estar a tu lado para siempre.”

El sol rojo brillante se estaba poniendo a su espalda.

En ese mundo lleno de matices de rojo y negro, sólo destacaba la brillante sonrisa de Saya.

“Está bien. Puedes darme tu respuesta más tarde… Sólo quería decírtelo”, terminó Saya antes de salir corriendo hacia el sol poniente.

Ayato, sin palabras, no pudo hacer nada más que verla irse.

-FIN DEL VOLUMEN 8-