Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 8

Capítulo 8: Batalla De Los Ídolos

Parte 3

“¡Todos, retrocedan! ¡Necesitamos reajustar nuestra formación!”

“¡No es tan fácil…!” Tuulia gruñó mientras bloqueaba los nuevos ataques de Ayato.

Con Mónica eliminada, las mareas de la batalla habían sufrido un cambio repentino. Ayato y las demás habían estado luchando a la defensiva, pero ahora, a pesar de que los números seguían siendo iguales, habían logrado tomar la delantera.

La única razón por la que no pudo acabar con su oponente fue porque Päivi siguió usando su barrera acústica para bloquear sus ataques antes de que pudieran alcanzar su objetivo.

“Estallar en flor: ¡Antirrhinum Majus!”

Las habilidades Strega de Julis habían sufrido una transformación dramática. Mientras corregía su agarre sobre el Ser Veresta, Ayato pudo sentir el calor latiendo de las llamas que ella había convocado a lo largo de todo el escenario.

Ahora, Päivi sin duda tendría que concentrarse por completo en mantenerla bajo control, lo que significaba que era libre de ir tras Tuulia.

Mirando a través del escenario, Kirin parecía haber recuperado también su compostura y estaba empujando a Miluše con sus Grullas Conjuntas.

“¡Más vale que no me tomes a la ligera, Murakumo!”

“¡…!”

Tuulia, sin embargo, se adelantó con una bien dirigida embestida. Ayato no pudo evitar recurrir a la fuerza de su determinación. Tal vez, pensó, todavía no iría tan bien como él esperaba.

“Puede que no sea rival para ti en fuerza o habilidad, y el hecho de que estemos intercambiando golpes puede ser gracias a Mahulena, ¡pero no voy a caer tan fácilmente!”.

Ciertamente parecía tener una fuerte voluntad.

“Argh, bien!” Miluše gritó de repente. “¡No podemos permitirnos el lujo de contenernos más! ¡Todos, resonancia!”

¿Resonancia…?

Había muchos misterios girando alrededor de la Lyre-Poros, así que no debería haber sido una sorpresa que estuvieran escondiendo algún tipo de as precisamente en tiempos como estos.

Ayato dio un paso atrás, por si acaso, cuando Tuulia empezó a golpear violentamente las cuerdas de su guitarra.

En ese momento, un pesado sonido de bajo se precipitó hacia él: la potente descarga que lo arrojó a la parte trasera del escenario.

“¿¡Nngh-!?” Reflexivamente retorció su cuerpo mientras volaba por el aire y de alguna manera se las arregló para aterrizar de rodillas.

“…Ayato, ¿estás bien?” Saya, que estaba de pie cerca, comenzó a moverse hacia él, pero él levantó una mano para decirle que se quedara dónde estaba.

“Creo que sí. Pero eso…”

No era una onda acústica. Si lo hubiera sido, tan rápido como lo fue, debería haber tenido tiempo suficiente para esquivarlo.

Cierto. Debe haber sido Päivi, pensó mientras miraba al otro lado del escenario.

Antes de él, había una distorsión moviéndose por el aire, al menos una docena de metros de ancho.

“Esa…. no es su barrera acústica, ¿verdad?” Preguntó Kirin, poniéndole una mano en la cabeza. Ella también había sido arrojada al escenario por la fuerza de la explosión.

“Eso es imposible. Tiene que ser diez veces más grande que lo que ha estado haciendo hasta ahora…”, murmuró Julis.

No tardó mucho en disiparse la barrera acústica, y cuando lo hizo, los cuatro miembros restantes los esperaban al otro lado del escenario.

“¡ha! ¿Qué te parece? ¿Sorprendido?” Preguntó Miluše con una sonrisa audaz y confiada mientras señalaba con su guitarra en su dirección. “¡Es nuestro último movimiento! ¡Extraemos el poder original de Lyre-Poros haciendo que cada uno de nuestros Orga Luxes resuene entre sí! ¡No tienes ni una oportunidad entre un millón ahora!”

“…parece que lo estás pasando mal”, señaló Saya.

“¿¡Qué…!?” Miluše graznó.

Saya tenía razón. Las cuatro estaban sudando mucho, como si tuvieran un dolor considerable.

Ayato se dio cuenta de que eso era sin duda el costo de usar la técnica de resonancia de Orga Lux.

“H-hmph! Eso no importa. ¡Este es el fin para ti!” declaró Miluše, levantando la mano hacia su guitarra.

En ese instante, un escalofrío bajó por la columna vertebral de Ayato.

“¡No puede ser…!”

Las otras parecían haberlo sentido también.

Si Päivi usó su barrera acústica ahora.

“¡No te escaparás de esto!” Tuulia gritó, su brazo levantado hacia ellos.

“¡Todos, detrás de mí!” Julis lloró, corriendo hacia delante mientras Maná se arremolinaba a su alrededor.

Pero incluso si usara una habilidad defensiva, no llegaría a tiempo.

Y fue entonces cuando Kirin también dio un salto adelante.

“¡Yaaaah!” Con un grito penetrante y crudo, lanzó el Senbakiri al escenario como una jabalina.

Ayato sólo había oído hablar de la técnica una vez antes. El Pico Devorador. Al igual que su técnica de desenvainar espadas, fue un movimiento poco ortodoxo creado por el estilo Toudou.

La hoja de plata tallada a través del aire en línea recta antes de alojarse en el centro de la guitarra de Miluše.

“¿¡Eh!?”

“¡Rompe en flor, Arthurium Multifluus!”

Aprovechando la breve ventana que Kirin le había comprado, Julis soltó varios escudos de llamas a su alrededor.

En ese momento, las guitarras de Miluše y Tuulia parecieron emitir gritos todopoderosos, y una feroz ola acústica se apoderó de ellas.

Era lo suficientemente fuerte como para destrozar sus ropas, rechinando la piel y todo lo demás, excepto molerlas contra el suelo.

“¡Nngh…!” Ayato no tuvo más remedio que cubrirse la cara con sus brazos y concentrar su prana en la defensa.

La tormenta no cesó durante un largo momento, penetrando en todo lo que estaba dentro de su alcance y lanzando al menos la mitad del escenario hacia las barreras protectoras que había detrás de ellos.

Cuando finalmente se aplacó, y Ayato fue capaz de levantar su cara, la voz automatizada, familiar y sin emociones, sonó.

“Julis-Alexia von Riessfeld, cresta rota.”

“Kirin Toudou, cresta rota.”

Las dos niñas yacían arrodilladas donde habían estado de pie.

“¡Julis! gritó, a punto de correr hacia ellas, cuando Julis lo detuvo con una mirada de dolor.

“…Lo siento. No era lo suficientemente fuerte. Pero ambos están a salvo, así que todavía hay una posibilidad. Ahora todo depende de ti”.

“Ayato, Saya…. Contamos contigo”, añadió Kirin, su rostro ya empieza a hincharse por sus heridas.

Él y Saya sólo estaban a salvo porque los dos se habían usado a sí mismos como escudos.

“Bien, déjanoslo a nosotros.”

“…” Saya asintió con la cabeza.

“¡Argh…! ¿Por qué no se rinden?” Miluše dijo respirando con dificultad.

“¡No importa! ¡Seguiremos golpeándolos, no importa cuántas veces sea necesario!” Tuulia contestó mientras las dos levantaban sus guitarras una vez más.

Ayato rápidamente inspeccionó sus alrededores. Había demasiada distancia entre él y ellas. No podría alcanzarlas a tiempo. Ahora todo depende de ti”.

“Ayato, Saya…. Contamos contigo”, añadió Kirin, su rostro ya empieza a hincharse por sus heridas.

Él y Saya sólo estaban a salvo porque los dos se habían usado a sí mismos como escudos.

“Bien, déjanoslo a nosotros.”

“…” Saya asintió con la cabeza.

“¡Toma esto!” Miluše y Tuulia gritaron al unísono, el sonido de sus voces desangrándose en el grito desgarrador que había comenzado a surgir una vez más de sus guitarras.

Ayato vertió su prana en el Ser Veresta.

Era Artes Meteóricas.

“¡haaaah!”, gritó.

Balanceó el Orga Lux, que había sufrido una explosión explosiva de crecimiento, y con un rugido penetrante, lo hizo caer en el diluvio que se aproximaba.

Su núcleo de urm-manadita emitía un brillante resplandor carmesí al atravesar la onda
acústica, partiéndola por la mitad como lo hizo Moisés con el Mar Rojo.

“¡Saya!”

“…Full burst.”

Detrás de él, la chica estaba lista para disparar.

“…Boom!

Una larga explosión de luz pasó a través del camino abierto por la Ser Veresta, descendiendo sobre Miluše, o mejor dicho, sobre el escudo de su escuela.

Sin embargo

“¡No lo creo!”

“¡No, no lo harás!”

Tuulia y Päivi se pusieron entre el líder de su equipo y la explosión que se avecinaba.

“¡Mahulena!” gritó Miluše.

“¡Bien!” Mahulena contestó, golpeando una poderosa y hermosa nota en su teclado.

Con eso, el brillo azul en los ojos de Miluše comenzó a arder aún más.

“No, ¿¡están usando esta técnica de resonancia en su capacidad de fortalecimiento…!?”

Ayato corrió para detenerla, pero al mismo tiempo, Miluše vino corriendo hacia él, y después de esquivar su ataque con el Ser Veresta, ella siguió adelante.

¡Va a por Saya…!

Su velocidad era incomprensible. Ella era al menos rival para Hufeng Zhao, posiblemente aún más rápida.

Ayato se giró para perseguirla, pero incluso él sabía que no llegaría a tiempo.

“¡Se acabó!” gritó ella, segura de la victoria, mientras levantaba la guitarra.

***

Sucedió en un abrir y cerrar de ojos.

En un destello de esa luz azul, Miluše, su guitarra levantada ante ella, había aparecido frente a Saya. Era el momento perfecto para tomar a su oponente con la guardia baja.

Saya, sin embargo, se mantuvo en calma. Las cosas seguían su curso según la estrategia de Claudia, cuya segunda etapa consistió en atraer a Miluše a un combate cuerpo a cuerpo.

Desactivó el Waldenholt y esquivó el golpe en el último momento. Cuando la hoja brillante de Miluše se alojó en la unidad trasera modificada de la máquina dinamitadora Lux, tomó el Senbakiri, aún atrincherado en medio de la Orga Lux.

Los ojos de Miluše cambiaron de color conmocionados.

Su respiración bajo control, Saya hábilmente giró la katana.

Era el estilo Amagiri Shinmei, que ella había aprendido del Ayato para poder seguirle el ritmo durante su práctica.

Había visto a Haruka hacerlas tantas veces que los movimientos estaban casi grabados en su memoria.

“Estilo de Espada Amagiri Shinmei, Primera Técnica – Serpientes Gemelas”.

Incluso ella se sorprendió de lo bien que su espada se entrecruzó sobre su objetivo.

“Miluše, cresta rota.”

“¡Fin de la batalla! Ganadores: ¡Equipo Enfield!”

Con eso, el escudo de la escuela de Miluše se rompió en cuatro pedazos, cayendo al suelo con un ruido sordo.