Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 8

Capítulo 1: Entrenamiento

Parte 1

Poco después del final de la feria escolar, los vientos del verano comenzaron a soplar sobre Asterisk.

El cielo estaba alto y brillantemente despejado; las ramas de los frondosos y verdes árboles crujían con la brisa, y el sol brillaba más cada día que pasaba.

Desafortunadamente, Ayato y compañía no tuvieron el lujo de detenerse para apreciar las alegrías de la temporada, sino que pasaron cada momento libre encerrados en su sala de entrenamiento practicando para el próximo torneo.

“Yabuki dijo algo sobre las etapas que están siendo renovadas para el Gryp”, dijo Ayato mientras comenzaba sus estiramientos, recordando lo que Eishirou le había dicho el otro día.

“Ah, claro. He oído en alguna parte que están mejorando el escenario principal y los otros tres grandes escenarios o algo así”, respondió Julis, aparentemente desinteresado en el tema. “Por eso, los combates de la clasificación oficial se han trasladado a las etapas medias. No importa la molestia que eso nos cause”.

Los combates oficiales de clasificación se celebraron una vez al mes en cada una de las seis escuelas de Asterisk, pero también hubo varias etapas a lo largo de la ciudad donde el público pudo ver tales eventos. Fueron uno de los principales atractivos turísticos de Asterisk durante las grandes franjas del año en las que no hubo eventos de Festa. Con pocas excepciones, a saber, los combates de Jie Long entre los Page Ones se celebraban habitualmente en los escenarios más grandes de la ciudad.

De hecho, tanto Ayato como Julis habían rechazado los combates en el escenario principal del Domo Sirius el mes pasado. La especialidad de Julis era el combate a distancia, por lo que sin duda quería disponer de un espacio lo más amplio posible para poder luchar en su mejor momento.

“¿Pero no dominaste completamente a Kannari la última vez que peleaste con ella?” Preguntó Ayato.

Julis había dicho una vez que no estaba a la altura de la séptima posición de la Academia Seidoukan, el usuario de la escuela de Orga Lux Longshanks. Sin embargo, en su combate de clasificación oficial del mes pasado, Julis se las había arreglado para enfrentarse a una rival aún más fuerte que ella en el combate a distancia, arrebatándole la victoria sin tener que enfrentarse a ninguna dificultad seria.

El hecho de que haya conseguido tener en sus manos una de las nuevas armas de la escuela, un Rect Lux, sin duda ayudó en ese sentido, pero el factor más importante fue, sin duda, su propio e importante crecimiento durante el último año. Ella había mostrado una mejora constante en todos los aspectos: desde su resistencia física y fuerza, hasta su volumen de prana, la variedad de técnicas a su disposición, hasta el perfeccionamiento del momento exacto de cuándo usar esas técnicas, todo gracias a los efectos acumulativos de su régimen de entrenamiento diario.

“¿Oh? Tú eres el que habla, viendo lo bien que te fue con el tuyo”, dijo Julis, levantándose las puntas de sus labios.

No se puede negar que desde que Ayato derrotó a Kirin y se hizo con el primer puesto, se ha enfrentado a más desafíos en los combates de clasificación oficial que cualquiera de los otros estudiantes de Seidoukan. El hecho de que la gente siguiera viniendo sin duda tenía algo que ver con la naturaleza especial del título.

“Bueno, no es raro que renueven los escenarios de esta manera. No hay nada de qué preocuparse.”

“…En realidad,” empezó Saya, que estaba de pie a un lado, inspeccionando uno de sus muchos Luxes en forma de pistola, “esta vez es bastante extenso. Están instalando un nuevo mecanismo de protección desarrollado por Allekant”.

“¿Un nuevo mecanismo de protección…?” Kirin, la Senbakiri tendida a sus pies mientras estiraba su cuerpo, ladeó la cabeza como si fuera la primera vez que oyera hablar de eso.

“Suena como si estuvieran usando un nuevo gel protector para la absorción de impactos, desarrollado por la facción Sonnet de Allekant.”

“¿Oh? Estás bien informada, ¿eh?” Julis hizo un ruido impresionante.

Saya, que seguía inspeccionando su pistola desde todos los ángulos posibles, dio una respuesta contundente: “Camilla Pareto me lo dijo.”

“Oh… Espera, ¿qué?”

Ella había hablado tan despreocupadamente que casi habían asentido con la cabeza sin siquiera procesar las palabras. Camilla Pareto, sin embargo, era la cabeza de la facción Ferrovius de la Academia Allekant, y la genio que había creado los títeres autónomos Ardy y Rimcy con los que habían luchado durante el Phoenix.

Se suponía que ella y Saya eran diametralmente opuestas.

No fue sólo Ayato quien fue tomado por sorpresa.

“¿Desde cuándo has estado teniendo estas charlas?” Preguntó Julis.

“¿Hiciste las paces con ella?” Kirin la miró inexpresivamente.

“No es así”, respondió Saya. “Todavía tengo que ajustar cuentas con ella. Eso no ha cambiado. Pero…. no es como si hubiera malos sentimientos entre nosotras.” Desactivó a su Lux, soltando un breve suspiro. “He estado pensando en mis Luxes desde hace tiempo. Por supuesto, no quiero criticar las armas de mi padre que él construyó específicamente para mí, después de todo, pero probablemente no son adecuadas para las batallas de equipo”.

Los Luxes de Saya ciertamente tenían un inmenso poder de fuego, pero era difícil decir que eran particularmente precisos. No era en absoluto una mala tiradora, pero incluso con eso, la posibilidad de que en medio de una acalorada contienda uno de sus compañeros de equipo quedara atrapado en la línea de fuego no era poca cosa.

Habría diez personas, amigos y enemigos por igual, en el escenario durante cada encuentro de los Gryps. Para aquellos en la retaguardia, cuyo trabajo era apoyar a la vanguardia, era un hecho innegable que se requería precisión.

“Es por eso que tengo la intención de preparar algunas armas nuevas más adecuadas para el combate en equipo.”

“Ya veo. Eso explica sus visitas a la Sociedad para el Estudio de la Ingeniería Meteorológica”. Claudia, que hasta ese momento había estado escuchando la conversación en silencio, aplaudió para comprenderla.

“Ah, ¿entonces ahí es donde has estado?” Preguntó Ayato.

La Sociedad para el Estudio de la Ingeniería Meteorológica era uno de los clubes de estudiantes más grandes de Seidoukan. Según Eishirou, eran mejores incluso que el propio Departamento Matériel de la academia a la hora de hacer ajustes en Luxes. Dicho esto, Ayato no estaba de ninguna manera insatisfecho con el trabajo del Departamento de Matériel en la Ser Veresta.

Mientras que el Departamento de Matériel tendía a adaptar los Luxes a las capacidades de sus usuarios, la Sociedad para el Estudio de la Ingeniería Meteorológica sobresalía en ciertos tipos de modificaciones, pero tenía menos experiencia con otros.

“…necesitaba un taller, así que decidí unirme al club.”

“¿Te has unido a un club?” Esta era la primera vez que Ayato había oído hablar de Saya haciendo tal cosa.

Al igual que Julis, Saya no era proactiva cuando se trataba de construir relaciones con otras personas.

“Y Camilla Pareto apareció, así que decidí tener una pequeña charla con ella.”

Camilla estuvo a cargo del desarrollo de los nuevos Luxes en los que trabajaron conjuntamente Allekant y Seidoukan los Rect Luxes. Su desarrollo ya se había completado, pero como todavía estaban recogiendo datos sobre su uso, ambas escuelas habían decidido mantener su relación por el momento.

Además, se había creado un comité especial en Seidoukan compuesto por miembros del Departamento de Matériel y de la Sociedad para el Estudio de la Ingeniería Meteorológica, por lo que no era extraño que Camilla apareciera. Que ella y Saya pudieran entablar una conversación cordial era sin duda prueba suficiente de que no había ninguna animosidad persistente entre las dos.

“Hmm…. ¿Así que estás trabajando en una nueva arma?”

“No desde cero. Eso sería tecnológicamente imposible, y no tengo tiempo. Así que pensé en personalizar mis armas actuales. Pero aún no sé si estarán listas a tiempo para el torneo”.

“Eso ya es bastante impresionante”, dijo Ayato.

Parecía que Saya también había estado pensando mucho en la competición por equipos. Se le había pedido que lo hiciera para mantenerse al día con el dominio de Julis de su Rect Lux y el notable crecimiento de la esgrima de Kirin, pero no fue en absoluto un mal desarrollo.

Saya se hinchó el pecho ante el cumplido. “Hmm…. Deberías alabarme más a menudo.”

Ayato, mostrando una sonrisa divertida, puso suavemente una mano sobre su cabeza.

“¡Así que ahí están, mocosos!”

Junto a la entrada estaba su profesora de aula, Kyouko Yatsuzaki. Como de costumbre, estaba sosteniendo su bate de clavos sobre su hombro, llevándose a sí misma con una postura innecesariamente agresiva.

“Ah, señorita Yatsuzaki… ¿Qué pasa?” Ayato se preguntó en voz alta.

“¿Eh? ¿Me lo preguntas a mí? Ustedes son los que me llamaron aquí”, exclamó ella, dejando que su bate de clavos se balanceara en el suelo.

En ese momento, Claudia se adelantó. “En realidad, puede que haya olvidado mencionarlo, pero pensé que sería una buena idea empezar a hacer prácticas de combate… Así que le pedí a la señorita Yatsuzaki que fuera nuestra oponente.”

“¿Eh…?”

Julis frunció el ceño. “¿Por qué no nos lo dijiste antes, Claudia?”

“Lo siento muchísimo. Intentaré ser más cuidadosa la próxima vez”. Claudia inclinó la cabeza para disculparse, pero sus palabras sonaron huecas.

“Uh…”, comenzó Ayato, tratando de arreglar la situación. “Por práctica de combate, ¿te refieres a luchar juntos como un equipo? ¿No es práctica de coordinación?”

“Ciertamente. Nuestra coordinación individual entre nosotros ya no es un problema, si se me permite decirlo. Pero sin probar el combate real, no podemos saber hasta qué punto seremos capaces de trabajar juntos contra rivales reales, ni cómo nos irá en la improvisación y la adaptación”.

Todos fueron sorprendidos por este anuncio, pero ninguno levantó la voz para quejarse.

Fue un argumento persuasivo. Después de todo, Claudia era la única que tenía experiencia compitiendo en el Gryp.

“Es difícil encontrar oponentes para los combates de equipo, incluso para las batallas simuladas”, prosiguió. “Nadie quiere mostrar su mano antes del evento principal, así que sólo un equipo muy seguro de sí mismo podría considerar un combate de práctica. Por supuesto, siempre hay coincidencias de simulación, pero como todos saben…”

Claudia se detuvo allí con una sonrisa ambigua.

No había necesidad de que ella terminara ese pensamiento. La sala de entrenamiento estaba equipada con un simulador tridimensional, pero dadas sus limitaciones, no era de ninguna manera comparable a la experiencia de combate real.

En resumen, esa experiencia no era fácil de adquirir.

“Ahí es donde la Señorita Yatsuzaki entra en escena.”

Kyouko emitió un suspiro exagerado. “Es un fastidio, pero esto es parte de mi trabajo. Incluso dejando eso a un lado, le debo una”, agregó, mirando a Claudia. “Así que te haré compañía mientras puedas seguirme el ritmo.”

“Estamos muy agradecidos”, comenzó Julis, mirando a su alrededor con dudas. “¿Pero dónde está tu equipo?”

“¡Ha! ¡No tienes que preocuparte por eso! Tengo todo lo que necesito aquí”. Mientras Kyouko balanceaba su bate de clavos en un círculo, varios de los clavos comenzaron a emitir una pálida luz azul.

“¡…!” Julis, la única Strega entre ellos, se dio cuenta.

De repente, una gran cantidad de maná salió del bate, arremolinándose y adquiriendo velocidad a medida que se materializaba en cuatro vórtices giratorios. Estos se transformaron lentamente como arcilla en figuras vagamente humanas.

Las muñecas eran completamente lisas, sus caras carecían de ojos, narices y bocas. Eran de color azul marino, como las profundidades del mar, cada uno con la misma estatura y complexión que Kyouko, aunque sin ropa ni armas.

“¿Es el mismo tipo de cosas que las bestias mágicas de Gustave Malraux?” preguntó Julis.

“A mí me parecen más bien esas figuras en la sombra convocadas por la persona que
secuestró a Flora…”, murmuró Kirin.

En cualquier caso, no había duda de que eran el resultado de las habilidades Strega de Kyouko.

Sin embargo:

“…pensé que sus habilidades eran particularmente efectivas contra otros usuarios de habilidades, Señorita Yatsuzaki?”

La pregunta de Saya estaba en la punta de la lengua de Ayato.

Se rumoreaba que las habilidades de Kyouko le daban una ventaja abrumadora contra Stregas y Dantes. Las muñecas que se paraban frente a los estudiantes no parecían tener ese tipo de ventaja.

“Capturar los poderes de sus oponentes y hacerlos suyos…” Esa es la habilidad de la Señorita Yatsuzaki. Pero es la primera vez que lo veo en persona”, murmuró Julis con cautela.

“¿Quieres decir, robar las habilidades de un oponente…?” Susurró Ayato.

“Algo así. Sin embargo, creo que sus oponentes aún pueden usarlos”.

Si eso fuera cierto, Julis, una Strega, sería vulnerable a ello. Tenía sentido que ella estuviera en alerta.

“Estas muñecas tienen las habilidades de mis antiguos compañeros de equipo. Puedo hacer copias de la gente, junto con todas sus habilidades de combate. Físicamente, sin embargo, esta vez sólo son copias mías”.

“¿Compañeros de equipo? ¿Te refieres a la gente con la que ganaste el Gryp?”

El equipo que Kyouko había dirigido como estudiante era legendario, siendo la única vez en toda la historia de Asterisk que el Instituto Le Wolfe Black había ganado en el Gryps. Ayato no conocía los detalles, pero había oído en alguna parte que los cinco miembros habían sido Stregas.

“Ver es creer. Lo entenderás bien una vez que empecemos”. Ignorando la pregunta de Ayato, Kyouko cogió cuatro Luxes de la bolsa a la cintura y los arrojó a sus muñecas sin rostro. “¡Déjame mostrarte el poder del antiguo número dos de Le Wolfe, la bruja de los clavos!”