Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 13

Capítulo 2: Después de la Clausura

Parte 4

# Perspectiva de Keima

La cena de ayer fue un udon con verduras frescas. También justo a tiempo, ya que me estaba cansando del bistec udon después de comerlo en la cena tres días seguidos. Afortunadamente, sabían mezclar las cosas aquí.

De todos modos, por la mañana levanté pesas, luego tuve un trabajo diferente por la tarde.

“¿Que está pasando ahora?”

“Caza de monstruos”, respondió la criada elfa.

“Caza de monstruos”, repetí, imaginando a todas las personas que había visto en el Reino de los Demonios. A veces era extremadamente difícil distinguir entre humanos y monstruos aquí.

“¡Oye, Keima! Supongo que hoy estás de servicio de caza, ¿eh?”

“¿Ostle…? Correcto. Por supuesto, no se pasa todo el día todos los días en el campo de entrenamiento”.

“Las únicas personas que pueden simplemente entrenar y criar son los esclavos en las granjas, amigo mío. Por supuesto que tengo trabajo que hacer”.

Me dirigía a los terrenos de caza con Ostle, un tipo Lamia que era básicamente la representación perfecta de cómo era difícil distinguir a los humanos de los monstruos en el Reino de los Demonios. Fue bueno saber que había alguien a quien conocía aquí.

“Estoy emocionado de ver tu magia, Keima. Y ya sé que ese cachorro tuyo va a contribuir mucho”, dijo Ostle con entusiasmo, así que seguí adelante y pregunté qué tenía en mente.

“Oye, Ostle. Esto puede ser de mala educación, pero tengo que preguntar. Cuando cazas monstruos, ¿cómo distingues a los monstruos salvajes de los que realmente viven en sociedad? A mí me parecen iguales”.

“¿Hm? Aaah… Bien, naciste en el imperio. No voy a mentir, distinguirlos será bastante difícil para ti, ya que todo está en los detalles. Pero puedo sentir empatía contigo. Sé todo sobre culturas extranjeras”, dijo con los brazos cruzados mientras asentía. “Déjame decirte una regla de oro. Cualquiera que hable con fluidez es una persona, y cualquier cosa que no hable es un monstruo que puedes cazar”.

“¿No hay especies en el Reino de los Demonios que no puedan hablar?”

“Bueno, es más una cuestión de comunicación consciente que el discurso real. Puede tener conversaciones con movimientos de la mano y cosas por el estilo. A algunas personas les cortan la garganta y, después de todo, no pueden hablar. De todas formas. Si el capitán da órdenes a los Goblins y ellos escuchan, considéralos hermanos de sangre. Si el capitán les da órdenes y no lo hacen, están muertos. Incluso si alguien como yo ignora las órdenes, estoy muerto. Simple, ¿verdad?”

Oh ya veo. Solo necesito pensar en las personas como amigos o enemigos. Las personas que obedecen al Gran Rey Demonio son amigos, pero las personas que lo desobedecen son enemigos.

“Hm. Pero algunos Orcos también viven en el Reino de los Demonios como ciudadanos, ¿verdad? ¿Debería la gente comer carne de orco aquí?”

“¿Eh? Yo no te entiendo.”

¡Ah! Ya veo. Al Reino de los Demonios no le importa en absoluto el canibalismo. La comida era comida, e incluso si la carne pertenecía a un antiguo aliado, era sustento. En cierto modo, eso es bastante racional.

De todos modos, mata a nuestros enemigos y cómelos si quieres. No mates a tus aliados. Sigue estas dos reglas y nadie en el Reino de los Demonios dirá una palabra en tu contra. ¿Verdad, todos?

“¡Sip! ¡Viva el Gran Rey Demonio! ¡Viva Lord 50!”

“¡El Gran Rey Demonio prevalece!”

Todos levantaron el puño derecho en el aire mientras vitoreaban, con los pulgares hacia arriba. En Japón, la gente levantaba ambos brazos en alto cuando gritaba “larga vida”, pero bueno, el traductor automático probablemente estaba haciendo todo lo posible. Sucede.

Nos dirigimos a los terrenos de caza, donde nos pusimos en formación de batalla. Me pusieron en una de las filas traseras. Mis órdenes eran simples: cuando el capitán señaló en una dirección y dijo que atacara, simplemente lanza una tonelada de magia de ataque en esa dirección. Nuestro objetivo aquí era técnicamente recolectar comida, por lo que sería mejor no lanzar una magia tan fuerte que no dejara un cadáver. El capitán era un ciudadano de nivel 1 o algo así, y era un rinoceronte piel de bestia con armadura. Tenía un ochenta por ciento de peludo, diría yo.

Niku estaba en primera línea. Ella luchó contra los otros esclavos para estar en la primera fila antes de finalmente asegurar su posición. Agradezco el entusiasmo, pero trato de no lastimarme.

“¡Ahí! ¡Un Rey Jabalí Sangriento!” gritó el capitán. Frente a él había una gran nube de humo, de la cual emergió un enorme jabalí con sangre roja oscura que se derramaba como si estuviera maldito.

“¡Bien! ¡Carguen!” gritó un soldado.

“¡Idiota! ¡La magia es lo primero! ¡Vamos!”

Oh, ¿era esa mi señal? Hyaaah. {Ice Bolt}, {Ice Bolt}, ¿y qué tal algunos

{Ice Bolts} y {Ice Bolts}? ¿Quizás un {Ice Bolt} sería bueno para mezclar las cosas? Aquí, ten un {Ice Bolt} gratis también.

“… Escuché que eras un experto en {Ice Bolts}, pero uh… Esto es algo bastante estándar. Hey, rango especial. ¿Tienes alguna magia más fuerte que esa?”

“¿Hm? Er, bueno…” Ahora que lo pienso, le mostré a toda la audiencia que podía lanzar un montón de hechizos a la vez cuando estaba luchando contra Core 50. Supongo que puedo ir con eso.

Murmuré, fingiendo pronunciar un cántico. Era normal hacer esto en el Reino de los Demonios (ya que el canto a menudo estropeaba el hechizo que planeabas usar en un duelo), lo que significaba que, afortunadamente, no tuve que pensar en un canto falso.

“Gatling Ice Bolt,” dije, disparando Ice Bolt más rápido tanto en frecuencia como en velocidad. Lo que había sido un rayo tras otro ahora era un rápido rocío de múltiples rayos a la vez. Los pernos se mantenían razonablemente juntos, y si me enfocaba en un solo punto, perforarían el objetivo.

Mis rayos de hielo volaron hacia la nariz del Rey Jabalí Sangriento. Fueron succionados por su nariz, pero disparé más, y luego más, hasta que finalmente… el Rey Jabalí Sangriento cayó a su costado, la inercia de su carga hizo que el polvo volara por el aire mientras raspaba el suelo. La sangre goteaba de su nariz llena de hielo, y convulsionó mientras echaba espuma por la boca. Detuve mi magia.

“¡Wow! ¡Tú, ¿qué?!”

“¡¿Qué diablos fue eso?!”

El Rey Jabalí Sangriento se había derrumbado antes de hacer contacto con el grupo. Aparentemente, las estacas de hielo le habían llegado al cerebro a través de la nariz, causando suficiente daño allí arriba como para matarlo. No me culpe, culpe al jabalí por tener fosas nasales gigantes.

“¡Yo estaba esperando a este! Gah, ¡¿por qué te diviertes tanto?!”

“¡Mi prestigio!”

“¡Vete a la mierda!  ¿Cuál es la  gran idea,  matarlo solo con magia? ¡Vamos!”

Los esclavos rugieron con desaprobación. Miré hacia el capitán rinoceronte, ya que él era el que estaba a cargo.

“Le pido que le dé a los demás la oportunidad de luchar, honorable esclavo de rango especial, señor”, se obligó a salir. Aparentemente, lo que había hecho fue lo suficientemente impresionante como para que el capitán se mostrara educado conmigo. Me alegro de poder ser perezoso para luchar contra el próximo. Después de todo, tengo su permiso.

Para la cena de esa noche seguimos adelante y teníamos udon de jabalí hervido con el Rey Jabalí Sangriento, pero había tanta carne apilada en mi plato que apenas podía ver por encima. Lo dividí con Niku, y por dividir, quiero decir que le di la mayor parte.

***

# Perspectiva de Rokuko

Keima fue llevado por Core 50 como esclavo, y en su lugar, Wataru fue asignado para proteger a Rokuko como su esclavo. Le pidió prestado un collar a Haku y firmó el contrato justo donde Keima había sido puesto en el {Storage} de Core 50.

Y luego, arrepentida más allá de las palabras, sus responsabilidades prácticamente tirándola del pelo, Haku se subió a su carruaje real y regresó al Imperio Laverio, dejando a Rokuko en el Reino de los Demonios.

“Okaaaay, y eso es todooo. Sírvanos bien, Wataruuu,” dijo Neruneh con su tono de voz perezoso.

“¡Claro! Puedes contar conmigo, Neruneh”, respondió Wataru, ‘disfrazándose’ con un sombrero de oso. Parecía muy feliz de estar con la chica de la que estaba enamorado.

Sigh. Y yo también tenía muchas ganas de pasar tiempo con Keima… pensó Rokuko.

“Rokuko, no te sientas tan mal. ¿Tenemos un baile?” Ofreció Aidy.

“Aidy. Bueno… Anoche cargué mi energía Keima, así que creo que estaré bien”.

Anoche, después de que Keima se durmiera, Rokuko se metió sigilosamente en la cama con él y se puso el Edredón Divino. Lo único que lamentaba era haberse reprimido, pensando que tenía muchos días con él por delante. Si hubiera sabido lo que pasaría, habría tenido un festín. Después de todo, pensaría que todo era solo un sueño.

“En cualquier caso, sugiero que vayamos a mi ducado”, dijo Aidy. Y de hecho lo hicieron, montados en un carruaje de herramientas mágicas tirado por Sleipnirs. El carro se sacudió un poco a bajas velocidades, pero una vez que alcanzó la velocidad máxima súper rápida, dejó de temblar en absoluto. Una carretera que normalmente habría tardado tres días en viajar para un carruaje normal se destruyó en medio día.

En otras palabras, para cuando llegaron al ducado de Aidy, el sol se había puesto y ya era de noche.

“Me pregunto si Keima está mirando a la misma luna en este momento”. Rokuko se preguntó en voz alta con nostalgia.

“Me imagino que todavía está dentro del almacenamiento de Lord 50”, respondió Aidy, destrozando por completo los sueños de su amiga.

“Sabes, Aidy”, comenzó Wataru, “Me sorprende que tu ducado solo tenga una valla marcando las fronteras en lugar de paredes. Pensé que te estaban mimando, por lo que todo tu ducado tendría una tonelada de fondos invertidos”.

“Oh vaya. Qué cosa más extraña para decir, Wataru el héroe… ¿o debería decir, Wataru el esclavo ahora?”

“¿Qué quieres decir con extraño?”

“Bueno, si hubiera muros resistentes, ningún monstruo salvaje atacaría”.

“¿Eh…? ¿No es exactamente por eso que quieres paredes?”

“Ah. Me temo que hay una gran división cultural que nos separa”, respondió Aidy, poniendo fin a la conversación a la fuerza. Wataru se encogió de hombros y Rokuko ladeó la cabeza.

“¿Hm? Vamos, explica. Tengo curiosidad ahora. ¿Por qué no tienes muros si sabes que te van a atacar?” Preguntó Rokuko.

“… ¿Cómo debería decir esto?”, Comenzó Aidy, incapaz de rechazar una solicitud de su amiga. “Piénselo así. En el Reino de los Demonios, los ataques de monstruos se disfrutan como entretenimiento y como trabajo”.

Según Aidy, los residentes ávidos de batalla del Reino de los Demonios se levantarían alegremente para luchar contra los ataques de monstruos y bañarse en las entrañas de sus víctimas. No solo eso, sino que los edificios destruidos en el ataque proporcionarían trabajo a los trabajadores de la construcción, y los campos destruidos podrían compensarse con carne de monstruo (y si faltaba algo, los Cores podrían usar sigilosamente DP para suavizar las cosas).

Muchos ciudadanos del Reino de los Demonios eran de especies carnívoras, por lo que solo necesitabas suficientes verduras y granos para hacer udon. Realmente, muchos ciudadanos consideraban las granjas como un cebo para los monstruos. Sin mencionar que la agricultura en sí se hizo a bajo costo con mano de obra no muerta gratuita. No hubo ningún problema en que fueran atacados y se llevaran la cosecha.

“Ya veo, eso es definitivamente una cosa cultural. Nunca pensé en las incursiones de monstruos como divertidas, ni en tratar las granjas como cebo para ellos”, dijo Rokuko.

“Todo es diferente en el imperio, creo. Pensar que existen personas que no encuentran alegría en la lucha”.

“De hecho, me gusta mucho pelear, honestamente”, dijo Wataru.

“Tú y Aidy probablemente se llevarán sorprendentemente bien”, señaló Rokuko. Casi todo el mundo en el Reino de los Demonios amaba pelear. Lanzar un puñetazo a la cara de alguien era una forma perfectamente normal de saludar.

En cualquier caso, continuaron su discusión hasta llegar a la finca de Aidy.

Llegó el día siguiente. Rokuko estaba mirando por la ventana, su mente en otro lugar completamente.

“Siiigh… quiero estar con Keima”, murmuró con tristeza.

“¿Le gustaría hacer ejercicio un poco? Creo que eso te quitará la mente de él”.

“Aidy, ¿cuántas veces he dicho que mi espada es simplemente ornamental? Si quieres batirte en duelo, puedes pedir prestado a Wataru”.

“¡Oh vaya! Qué maravilloso. Entonces haré precisamente eso. ¿Y tú, Rokuko? ¿Mirarás?”

“Hmm… creo que leeré un libro. Aidy, ¿tienes algún libro sobre la historia, la cultura y todo eso del Reino de los Demonios? Bien podría aprovechar esta oportunidad para aprender”.

“Puedo prestarte algunos libros viejos esparcidos por aquí. Creo que Core 42 escribió algunos de ellos”.

Había guerras constantes entre ducados en el Reino de los Demonios, y el ducado completo de Aidy (incluida su propiedad) había sido construido por Core 42. Estaba lleno de tantos libros antiguos como cabría esperar de una mansión que había sido habitada por un antiguo primer lote Core.

“Parece que vale la pena leerlos. Pero espera… ¿no era Core 42…?”

“En efecto. El otro luchador en la gran final del Torneo del Infierno. Me regaló este ducado cuando lo derroté en la batalla, aunque en una que estaba discapacitado. Quería emprender un viaje en busca de monstruos más poderosos para luchar, y tener que gobernar un territorio tan cerca de la capital demoníaca se interponía en su camino”.

Aparentemente, era posible usar el sistema Dungeon Battle para apostar y luchar con la totalidad del territorio de tu mazmorra.

“Las batallas de territorio de mazmorras son una cosa, ¿eh? Nunca pensé en eso”, reflexionó Rokuko.

“Aunque nadie aceptará una batalla así a menos que juegues lo suficiente como para demostrar que hablas en serio”, dijo Aidy, y Rokuko concluyó que el Padre (también conocido como el Dios Oscuro) probablemente manejó los detalles de eso.

Después, Aidy y Wataru disfrutaron de una batalla simulada. Neruneh ocasionalmente lo había animado un poco desde el margen mientras leía uno de los libros sobre círculos mágicos que Wataru le había dado.

Rokuko llegó a un buen punto de parada en uno de los libros que Aidy le había prestado y encontró sus ojos atraídos por la ventana. Afuera había una luna redonda y blanca una vez más.

“Incluso en el Reino de los Demonios, la luna se parece a la luna”, observó.

“Me imagino que hoy su Maestro fue sacado de {Storage} y comenzó su vida como esclavo”, dijo una voz. Rokuko se volvió y vio a Aidy de pie en la puerta, sonriendo con satisfacción.

“Entonces, podría estar mirando la misma luna”.

“Estás apegado a las ideas más extrañas, ¿no es así? ¿Qué tiene de divertido mirar la luna?”

“No es la luna lo que es divertido, es la idea de que Keima podría estar mirando lo mismo que yo. ¿Nunca quieres mirar el mismo paisaje con la persona que amas?” Preguntó Rokuko.

“… Sabes, creo que puedo entender el sentimiento”, respondió Aidy.

“Oh, eso es sorprendente”.

“Vamos, ¿de verdad? Yo también puedo ser una chica emocional a veces, ya sabes. Me gustaría que el que amo estuviera a mi lado en el campo de batalla”.

“Ah, vale. Definitivamente estamos en la misma página entonces”, respondió Rokuko, mirando a la luna de nuevo. Los campos de batalla eran ciertamente sangrientos, pero al final, Aidy también era una chica con sueños románticos.

“… Rokuko, si tanto quieres verlo, ¿te sugiero que vayas al ducado de Lord 50?”

“¡¿Yo puedo hacer eso?!” Rokuko exclamó, con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

“Por supuesto. Esa aprendiz de bruja tuya desea estudiar herramientas mágicas, ¿no? Entonces será sencillo. Puedo pedirle a Lord 50 que le permita estudiar en uno de sus talleres”.

“¡Gracias, Aidy!”

“No es ningún problema, Rokuko. Podrás ver a tu Maestro incluso si se niega a permitir que la bruja estudie. Dudo mucho que muriera allí, después de todo. Pero a cambio, te pido que me vuelvas a prestar Wataru”, dijo Aidy, y el trato se hizo completamente a espaldas de Wataru. Ni siquiera era necesario decir que Rokuko estuvo de acuerdo al instante.

“Oh, pero puede esperar unos días. Primero quiero terminar de leer estos libros”.

“Vaya, vaya, ¿de verdad? Estaba segura de que querías verlo de inmediato,” dijo Aidy, mirando a Rokuko con sorpresa.

“Leí en un libro que el amor se fortalece con una pequeña ausencia. En otras palabras, planeo esperar unos días, por lo que Keima estará muriendo, muriendo, muriendo por verme cuando llegue allí”.

“Vaya, vaya. Un soldado del amor, ¿no es así?”

“Solo piensa. ¿Cómo se sentirá cuando, en su momento más desesperado, yo aparezca de la nada para verlo?”

“… ¡Ya veo! Eso ciertamente le daría un golpe crítico”, respondió Aidy, con el corazón bailando ante la estrategia de batalla de su amiga. El amor era guerra. Y en la guerra, era tanto natural como esperado formar complots en nombre de asegurar la victoria.

“Puedo encontrarme con él cuando quiera, y eso me da una ventaja”, dijo Rokuko.

“Has asegurado una posición superior y la estás usando para manipular el campo de batalla. Espectacular, Rokuko”.

En cierto modo, eran como cualquier otro par de dos niñas, discutiendo con entusiasmo el amor y el romance en una pijamada.

En cualquier caso, sucedieron algunas cosas, y finalmente sucedió que el grupo de Rokuko se fue al ducado de Core 50 una semana después. Naturalmente, ese grupo incluía a Neruneh como sirvienta y Wataru como guardia. Con el Maestro Sebas de Aidy conduciendo el carruaje, eran cinco en total.

“Me pregunto si Keima está bien.” Wataru se preguntó en voz alta.

“Estoy segura de que está bieeen”, respondió Neruneh. Se sentía como si los dos hubieran pasado más tiempo juntos desde que llegaron al Reino de los Demonios. O bueno, de hecho habían estado pasando mucho más tiempo juntos. Mientras Rokuko estaba leyendo libros en la finca de Aidy, Neruneh animaba un poco a Wataru en la arena, haciendo todo lo posible para traer las herramientas de estudio y los libros relacionados con la alquimia que Wataru había pagado para alquilarla.

“… Entonces, Neruneh. Últimamente pareces estar bastante unido a Wataru. Ustedes dos seguro que están mucho juntos”.

“Eso es ciertooo. Estoy tratando de pasar tiempo con él donde puedooo”, dijo Neruneh casualmente.

Pero eres MI sirvienta, pensó Rokuko, pero finalmente decidió dejar que Neruneh siguiera haciendo lo que quisiera, ya que podía usar el tiempo que pasaban juntos como material de estudio para aprender. Ayudó que con todos los sirvientes en la finca de Aidy, Rokuko no necesitaba exactamente otra doncella que la cuidara.

“Por cierto, Wataru el Esclavo. ¿Cómo ha sido la habitación del único sirviente que tuve tiempo de preparar para los dos? ¿Me imagino que no ha habido problemas?”

“… Eh, bueno, me las he arreglado gracias al collar”, respondió.

Además de todo, Neruneh y Wataru habían estado durmiendo en la misma habitación, a pesar del hecho de que Rokuko, su maestro, estaba durmiendo solo (aunque después de charlar con Aidy hasta el último minuto). La impactante verdad golpeó a Rokuko con un poco de celos. Si las cosas no hubieran ido tan mal, ella y Keima dormirían en la misma habitación todas las noches.

“Oh, no te hagas una idea equivocada, Rokuko. ¡Nunca forzaría a Neruneh!” Wataru declaró.

“¿Es eso cierto?”

“Es ciertooo. No te olvides de su collar de esclavooo”, dijo Neruneh con una sonrisa.

“Naturalmente, como esclavo, duermo en el suelo. Aunque primero coloco un futón”, dijo Wataru. ¿Por qué pensó que era natural que un esclavo durmiera en el suelo? Parecía que tenía algún prejuicio incómodo que debería cuestionarse.

“Por cierto, Rokuko. Me sorprendió un poco saber que Wataru también tiene un futón en su {Storage}. ¿Todos los imperiales llevan futones con ellos?”

“Creo que son solo Beddhists”.

Charlaron en el carruaje que conducía Sebas y, si todo iba bien, llegarían al ducado de Core 50 mañana por la mañana.