Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 11

Capítulo 3: Un Instigador Peor Que Dios

Parte 4

“¡E-ejem! ¡Haré lo mejor que pueda, Nagumo-san!” dijo Liliana, interrumpiendo el parloteo de los estudiantes. Su cara estaba roja también, y había una mirada esperanzada en sus bonitos ojos azules.

¿Por qué todo el mundo elige hacer esto ahora? Estamos decidiendo el destino del mundo aquí. Tal vez debería lanzarla a través de un portal y enviarla de regreso a Heiligh

“Sí, yo también cuento contigo, Princesa”.

“¡Haré lo mejor que pueda!”

“Ya lo he oído”.

“¡Haré lo mejor que pueda!”

“……”

“Ha-haré todo lo posible… Hic…”

“…cuento contigo, Liliana.”

“Llámame Lily.”

“Ugh… Bien, cuento contigo, Lily.”

“¡Te tengo cubierto! ¡Déjamelo todo a mí! ¡Usaré mi popularidad y autoridad para que todos los ciudadanos bailen en la palma de mi mano!”

Eso no es algo que una princesa debería decir. Imagina lo que la gente pensaría si se enteran de que la princesa que aman piensa que todos son unos incautos sin cerebro.

En ese momento todos los estudiantes se dieron cuenta de que Liliana se había ofrecido a darle RCP a Hajime porque quería besarlo.

En ese momento, Yuka se quejó y se agarró a sus lados. Por lo que parece, Nana y Taeko le habían dado un codazo.

“¡Vamos, Yukacchi, es tu turno!” Nana susurró.

“¡Ya les dije no es eso!” Yuka protestó acaloradamente.

“Oh por favor, basta con el acto tsundere. Ve por él, Yuka”, dijo Taeko.

A Hajime le costaba creer que todos estos estudiantes habían estado en las profundidades de la desesperación hace unos momentos. Todos estaban bromeando, y parecían genuinamente relajados.

“Bien, escuchen. Voy a repasar el plan una vez más,” dijo Hajime con un suspiro. Sin embargo, no hizo nada para arruinar la atmósfera relajada. Era mejor que todos estuvieran de buen humor, en lugar de preocuparse por la potencial destrucción de Tortus y la Tierra. Era normal tener la respuesta que recibió de los estudiantes de la mesa tres cuando Hajime les habló por primera vez de la inminente destrucción de la Tierra. Pero ahora sabía que ignorar sus preocupaciones sólo causaría problemas más adelante. Dejar que se cocinen en su desesperación sólo llevaría a más traidores como Shimizu y Hiyama.

A juzgar por la rapidez con la que las expresiones de Aiko y Liliana se habían vuelto serias, Hajime adivinó que habían actuado de la forma en que debían contribuir a aligerar el ambiente. Aunque sospechaba que sus sentimientos por él eran reales. De todas formas, una vez que ambas se pusieron serias, los otros estudiantes se calmaron también.

Hajime se aseguró de que todos prestaran atención, y luego dijo, “Mi prioridad principal es recuperar a Yue. Para ello, voy a invadir el santuario cuando Ehit envíe sus ejércitos dentro de tres días. Dejo en manos de Taniguchi la forma de tratar con Nakamura y Amanogawa. El resto de ustedes lucharán contra el ejército de los apóstoles”.

Hajime se detuvo para asegurarse de que todos le seguían hasta ahora. Como había pensado, la mayoría de sus compañeros de clase parecían aterrorizados ante la perspectiva de luchar contra los apóstoles, pero al menos estaban dispuestos a escucharle ahora.

“Así que, ahora repasamos qué hacer en los próximos tres días. Personalmente, voy a regresar al fondo del Gran Laberinto de Orcus. Tiene todas las materias primas que necesito para producir en masa un montón de artefactos. Kaori, quiero que tú, Myu y Remia vengan conmigo para ayudar.”

“Claro, Hajime-kun.”

“¡De acuerdo! ¡Ayudaré un montón!”

“Si hay algo que pueda hacer, no dudes en pedírmelo.”

Kaori, Myu y Remia asintieron con la cabeza.

Hajime quería mantener a Myu y Remia con él para evitar que Ehit las tomara como rehenes otra vez, pero también necesitaba a alguien que se ocupara de sus necesidades naturales mientras él se centraba únicamente en la artesanía.

“Shea, ¿puedes ir al desfiladero Reisen mientras tanto?”

“Oh, ya veo. Quieres que le pida ayuda a Miledi-san, ¿verdad?”

“Sí. Ella nos sacó la última vez, así que no sé dónde está el atajo para llevarte directo a ella. Si la fuente de Brooke no reacciona a su insignia, tendrás que conquistar el laberinto de nuevo…”

“No hay problema. Puedo despejarlo en medio día. Ese laberinto es un juego de niños después de todo lo que hemos pasado.”

“Me imaginé que dirías eso. Bueno, cuento contigo.”

“¡No tienes nada de qué preocuparte!”

Hajime sonrió para sí mismo, pensando en cómo la coneja que una vez no valía nada se había convertido en una camarada tan fiable. Pero no era el momento de recordar, y su mirada se quedó sólo un momento antes de dirigirse a Tio.

“Tio”.

“Puedo imaginar qué es lo que me pedirías. Quieres que regrese a mi pueblo, ¿no?”

“Sí. Hazle saber a tus hermanos que ha llegado el momento.”

“Ya veo. Supongo que es así. Nosotros los dragones ya no podemos permitirnos escondernos en las sombras”, dijo Tio, luego puso una mano en su pecho y cerró los ojos para ordenar sus sentimientos.

Con una voz increíblemente suave, Hajime respondió: “Ya te dije antes que haríamos una nueva promesa, pero supongo que ya no es necesario, ¿no?”

“Ufufu, no seas ridículo. ¿Crees que renunciaría a tan valioso beneficio? Ya que lo mencionaste, ¿por qué no hacer esa nueva promesa conmigo aquí y ahora, Maestro? Prométeme que nos aferraremos a un futuro ideal juntos.”

“Esa es una promesa bastante vaga… pero segura. Prometo que nos aferraremos al mejor futuro posible para todos nosotros. Así que Tio, ¿quieres…?”

“¡Claro! Mi camino es tu camino, Maestro. Yo, Tio Klarus, te seguiré hasta los confines de la tierra!”

Hajime y Tio se sonrieron el uno al otro mientras intercambiaban sus votos. Aunque su dinámica era un poco diferente a la de Hajime y Yue, era difícil para cualquier otro interponerse entre ellos.

A continuación, Hajime se volvió hacia Shizuku y dijo, “Yaegashi, por favor, viaja al imperio por mí. Te daré unas cuantas llaves del portal que llevan a Heiligh, así que convence a Gahard para que envíe sus fuerzas”.

“No hay problema, pero… ¿por qué yo?”

“Porque eres una buena negociadora. Además, Gahard está enamorado de ti. Es más probable que te escuche a ti que a nadie más.”

Hajime fue indirectamente responsable de obligar a Gahard a llevar el Collar de los Votos y liberar a todos los esclavos del imperio, por lo que dudaba mucho que el emperador fuera a estar demasiado feliz si hacía una visita. Shizuku era la única persona que era buena negociando y lo suficientemente fuerte para cuidarse en una pelea en caso de que Gahard intentara algo. Sin embargo, no estaba contenta con esa explicación.

“Entiendo lo que dices, pero… No puedo creer que me pidas que me aproveche del enamoramiento de otro hombre cuando sabes lo que siento por ti. Sé que la situación es grave, pero aún así…”

“Es mi culpa. Si te hace sentir mejor, tienes permiso para usar mi nombre para asustarlo. Siéntete libre de decirle que si te pone una mano encima, Hajime Nagumo no será feliz.”

“Eso no es justo. Ni siquiera puedo enfadarme contigo cuando lo dices así.”

Sonrojándose, Shizuku aceptó el trabajo que Hajime le dio.

“Sensei, tú y Liliana volverán a la capital. Reúnan tantas tropas como puedan y empiezen a dar discursos para levantar la moral. Asegúrense de que les laven el cerebro a todos lo suficiente para que luchen contra los apóstoles sin dudarlo. Además, el campo de batalla principal probablemente terminará siendo las llanuras de las afueras de la ciudad. Los ejércitos de Ehit brotarán de la Montaña Divina, así que no podrás luchar dentro de los muros de la ciudad.”

“Tendremos que evacuar a los residentes, entonces. Incluso con la ayuda de sus portales, será difícil sacar a todos en sólo tres días.”

“Bueno, tendré que abrir un portal que conecte el reino y el imperio de todos modos para que podamos hacer uso de eso. Puedes trasladar a los ciudadanos al imperio mientras ellos envían a sus soldados. Crearé más portales a medida que pase el tiempo, así que deberías ser capaz de acelerar la evacuación.”

“Pero Nagumo-kun, ¿no es una mala idea luchar en las llanuras, considerando que los apóstoles pueden volar?”

“No se preocupe, Sensei. ¿Recuerdas que dije que fortalecería tus ejércitos? No me refería sólo a dar a todos un equipo más fuerte. Estoy planeando enviar también armas a gran escala, como cañones antiaéreos, fortalezas móviles y cosas así. Además, Nomura…”

Kentarou dejó escapar un grito de sorpresa al ser abordado directamente. Pensó que estaba completamente fuera del radar de Hajime.

“Eres un Geomante, ¿verdad?”

“¿Eh? Sí, ¿por qué?”

“Quiero que reúnas a todos los artesanos y magos con aptitud para la magia terrestre en la capital y trabajes con ellos para hacer un castillo. Puede que no seas capaz de hacerlo en una noche como Hideyoshi, pero tienes tres días, así que hazlo.”

“¡Espera, esto es una gran responsabilidad! No sé nada de arquitectura… ¿Cómo puedo hacer un castillo?”

“Por eso te dije que reunieras a todos los artesanos de la capital. Que ellos hagan los planos. Sólo tienes que usar tu magia para construir según sus especificaciones. Haré algunos artefactos únicos para ti más tarde, así que úsalos para moldear las llanuras en un campo de batalla defensivo adecuado.”

“Supongo que soy el único calificado para este trabajo, ¿no? Bien, lo haré”, respondió Kentarou con la cara pálida. Los miembros de su grupo le estaban dando palabras de apoyo, así que Hajime pensó que estaría bien.

Entonces dirigió su atención a Yuka.

“Sonobe”.

“¿¡Hwaaah!?”

Al igual que Kentarou, Yuka no esperaba ser señalada. Saltó de su asiento por enésima vez ese día y gritó, “¿Qu-qué quieres!?”

“¿Por qué pareces tan enfadada?”

“Sólo intenta esconder su vergüenza”, respondió Nana amablemente.

“De todas formas, quiero que seas la líder de todos los demás estudiantes.”

“¿Eh? ¿Qué? ¡No puede ser! ¿Por qué yo?”

Hajime la miró expectante y le dijo: “Eres la más adecuada para liderar a todos los que conozco… ¿O me equivoco?”

Yuka se sintió en conflicto. Por un lado, estaba feliz de que Hajime pensara tan bien de ella, pero por otro lado, no estaba segura de poder manejar una responsabilidad tan grande.

“¡Estoy de acuerdo! ¡Creo que Yukacchi es la mejor opción! ¡Ella es la que ha reunido a todos antes también!”

“¡Hey, Nana!”

“¿Hm? ¿Qué es lo que quieres decir?” Preguntó Hajime mientras ladeaba la cabeza. En respuesta, Aiko explicó cómo el rápido pensamiento de Yuka fue lo que llevó a su contraataque contra Alva.

“Ya veo…” Hajime dijo con un guiño pensativo. “Supongo que también debo agradecerle. Te debo una, Sonobe.”

“N-no hice mucho”, tartamudeó Yuka, desviando la mirada. La amable sonrisa de Hajime era demasiado para soportar. Shea, Tio y Kaori empezaron a darle las gracias también, y se sonrojó de color rojo brillante como resultado.

“De todas formas, esto demuestra que eres la mejor opción para liderar a todo el mundo. No puedo imaginar que nadie más sea capaz de formular un plan sólido en una situación como esa, y mucho menos conseguir que todos lo sigan.”

Todos los demás estudiantes asintieron con la cabeza. Confiaban en ella con sus vidas ahora, e incluso Shea y las demás la respetaban. Además, Yuka era la que se había ocupado de todos los otros chicos que se habían quedado en el castillo. Los estudiantes de la tercera mesa la querían especialmente. Sabían que siempre había hecho lo mejor, incluso cuando había sido golpeada por la desesperación. De hecho, ya trataban a Yuka como su líder. Ella era mucho más confiable que un héroe lejano que luchaba en el frente.

“Parece que todos los demás quieren que seas su líder”.

“Urgh… P-pero…”

“Va a ser difícil coordinar a todos y cuidar su estado mental en medio de la guerra, pero sé que puedes hacerlo.”

“……”

Yuka miró hacia abajo, insegura de sí misma. Nana y Taeko trataron de animarla, diciendo cosas como: “¡No te preocupes, Yukacchi! Sólo piensa en ello como si tuvieras más gente en tu equipo!” y “¡Haremos todo lo posible para ayudar!” pero el peso de la responsabilidad se sentía demasiado para soportarlo.

“Estarás bien”, dijo Hajime de repente, y ella levantó la cara para recibir su mirada. Había una sonrisa nostálgica en su cara y añadió: “Tienes agallas”.

“Ah…”

Esas fueron las palabras exactas que Hajime le había dicho en Ur. Yuka se sorprendió de que recordara un evento tan pequeño.

“¡Bien, como sea! Sólo tengo que hacerlo, ¿verdad? ¡Sólo obserba, Nagumo! ¡Te enseñaré!”

“¿Qué sentido tiene enseñarme? Te enfrentas a las apóstoles, ¿recuerdas?”

Sonrojándose, Yuka se sentó de nuevo. Nana y Taeko le dieron un codazo implacable con sonrisas petulantes en sus caras.

Con eso, todos los compañeros de clase de Hajime se unieron en corazón y alma. No quedaba nada que decirle, pero Kaori, Shizuku, Aiko y Liliana se quedaron mirando a Yuka de repente.

Hajime ignoró a las cuatro y empezó a repartir tareas a los otros estudiantes. Se imaginó que sería menos probable que conspiraran si tenían algo que hacer. Además, incluso los estudiantes que habían estado encerrados en el castillo todo el tiempo tenían estadísticas mucho más altas y habilidades mucho más fuertes que la mayoría de la gente de este mundo. Mientras se les diera la dirección adecuada, serían de gran ayuda.

Finalmente, Hajime se acercó a Suzu y Ryutarou.

“Taniguchi, Sakagami, quiero que ustedes dos vuelvan al Bosque de Haltina. Díganle a los Haulia y a los altos mandos de Verbergen lo que está pasando, y luego traigan de regreso a la capital a cualquiera que pueda luchar. Una vez hecho esto, contácteme. Los llevaré a las profundidades del Laberinto de Orcus, donde quiero que domestiquen a todos los monstruos que puedan. Asegúrense de pasar el tiempo fortaleciendo los familiares que hacen también. Haré algunos artefactos para ellos para que no se deshagan de ellos tan fácilmente esta vez.”

“¡Por supuesto!”

“¡Claro que sí!”

Hajime respondió a todas las preguntas de la gente y explicó los detalles de su plan antes de terminar la reunión. Estos serían probablemente los tres días más ocupados de su vida. Echó su mirada sobre todos los demás estudiantes, juzgando su determinación. Basándose en sus expresiones, todos estaban decididos a hacer todo lo que estuviera a su alcance. Estaba muy lejos de los cobardes llorones que habían sido una hora antes. Sin embargo, Hajime sentía que esto no era suficiente. Lo que necesitaban no era el impulso para sobrevivir, sino más bien el deseo de ganar. Necesitaban el temple para levantar sus rostros a los cielos y escupirle a dios. Y así, decidió dar un pequeño discurso.

“Nos enfrentamos a un tipo que se hace llamar a sí mismo dios, alguien que tiene más que suficiente poder para respaldar esa afirmación. No sólo eso, sino que su ejército da mucho miedo. Tiene monstruos insanamente fuertes, guerreros no muertos poderosos que no le temen a nada, y cientos de apóstoles” Hajime no levantó la voz, pero todos podían sentir la fuerza detrás de cada palabra “Pero eso es todo. No es invencible. No es inmortal. Todos ustedes pueden matar a los dioses y apóstoles de la misma manera que yo lo hice. Nos mira con desprecio, pero los mortales tienen el potencial de superar a los seres celestiales”.

A Hajime le faltaba un brazo, un ojo, y su cabello estaba decolorado. Sus cicatrices eran la prueba del doloroso camino que había recorrido para llegar hasta aquí. Aunque sus compañeros lo habían tildado de impotente, había aplastado incontables monstruos, había hecho suya su fuerza y se había arrastrado hasta la superficie. Y fue precisamente por eso que fue capaz de tomar incluso esta derrota —donde la persona más importante de su vida le había sido robada— y convertirla en una nueva fuente de fuerza. Todos los estudiantes entendieron instintivamente que este hombre era alguien que podía hacer lo imposible.

Mientras Hajime continuaba su discurso, sus corazones comenzaron a palpitar con una pasión ardiente.

“No me molesto en luchar por el bien del mundo o por la paz o por otras ideas abstractas como esa. Estoy luchando porque quiero recuperar a mi amada Yue, así que todos ustedes deben encontrar sus propias razones.”

¿Por qué estamos peleando? se preguntaron los estudiantes. Para la mayoría de ellos, la respuesta era simplemente que no querían morir.

“Esas razones no tienen por qué ser grandiosas. No importa lo pequeñas que te parezcan, lo que importa es que son suyas. Tal vez sólo quieras ir a casa. Tal vez sólo quieras ver a tu familia y amigos de nuevo. Tal vez realmente odias a Ehit. Tal vez no quieres morir. No importa cuál sea la razón”.

Para muchos de los estudiantes, se sentía como si algo encajara en su lugar. Habían tenido miedo por lo enorme que parecía la escala de esta batalla, pero ese miedo había empezado a desvanecerse de repente.

“Sobrevive. Lucha por lo que crees… ¡y sobrevive!” Las palabras de Hajime resonaron en el salón del trono. Estaban llenas de una pasión ardiente, una resolución firme, una calma escalofriante, y una casualidad despreocupada, todo a la vez.

“Si llega un momento en la vida de todos en el que tienen que levantarse y luchar por lo que creen, entonces para nosotros… ese momento es ahora. ¡Todos, pongan sus llamas a arder! ¡Luchen y sobrevivan! ¡Si pueden lograrlo, los recompensaré a todos con un boleto de regreso a casa!”

Los corazones de todos latían rápidamente. Levantaron sus puños en el aire y golpearon el suelo con sus pies.

Hajime sonrió sin miedo, y dijo decididamente, “Vamos a ganar esto”.

Los gritos de ánimo llenaron la sala, inundando todos los demás sonidos.