Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 11

Capítulo 3: Un Instigador Peor Que Dios

Parte 3

Durante un tiempo después de eso, todos permanecieron en silencio. Shea, Tio, Kaori, Aiko, Yuka, y Liliana esperaron solemnemente a que Suzu, Shizuku, y Ryutarou tomaran su decisión…

Después de unos minutos, Suzu finalmente abrió la boca. La vacilación en su voz desapareció, y sus ojos brillaron con determinación.

“No hay necesidad de eso, Nagumo-kun. Yo me ocuparé de Eri y Kouki-kun. No importa si están en el Santuario o en otra dimensión, ¡los traeré a ambos de vuelta!”

Una sonrisa confiada se extendió por el rostro de Suzu.

Movida por su impresionante muestra de determinación, Ryutarou gritó: “¡Raaaaaaaaaaaah! ¡Bueno, ya basta de lloriquear! ¡No me dejaré superar por ustedes dos! ¡Soy el único que le devolverá la cordura a Kouki!”

Luego golpeó su puño en la palma de su mano e hizo una sonrisa feroz.

Shizuku sonrió también y añadió, “Tienes razón. No estaré satisfecho hasta que le dé a Kouki un buen puñetazo o dos. Además, necesito borrar esa sonrisa de la cara de Eri.”

Hajime sonrió ligeramente a los tres y respondió: “Bien. Entonces vendrás con nosotros cuando invadamos el Santuario. Dejaré a Nakamura y a Amanogawa en tus manos. Sin embargo, no olvides…”

“Lo sabemos. No nos rendiremos a mitad de camino esta vez. Gracias por devolvernos la cordura, Nagumo-kun.”

“Sí. gracias, Nagumo.”

Suzu y Ryutarou expresaron su gratitud a Hajime. Sonrojándose, Shizuku siguió el ejemplo y dijo, “Yo también estoy agradecida, Nagumo-kun. Pero sabes, planeaba ir contigo incluso si Kouki no hubiera sido secuestrado. Dondequiera que vayas, te seguiré… sin importar lo que pase.”

“Ya veo…” Hajime se alejó, sin saber de qué otra forma responder.

Este no es el momento de coquetear, ¿sabes?

Pero mientras Hajime se sentía irritado, Kaori parecía orgullosa de Shizuku. Probablemente porque Shizuku finalmente estaba haciendo cosas por su propio bien, en lugar de ayudar a los demás.

Las palabras de Shizuku también habían causado revuelo entre sus compañeros de clase. La mayoría de los chicos eran demasiado densos para entender lo que estaba pasando, pero Jugo, Atsushi, Yoshiki y Shinji tenían las mandíbulas abiertas. Naturalmente, todas las chicas captaron los verdaderos sentimientos de Shizuku. Yuka siguió mirando de Shizuku a Hajime y viceversa, mientras que Aiko parecía sorprendida. Nana y Taeko murmuraban cosas como, “Así que ahora también ha conseguido a Shizukucchi, ¿eh?” y “¡Nagumo-kun es un Don Juan moderno!”

Todo el mundo parecía olvidar que se trataba de una discusión seria. Afortunadamente, Liliana levantó la mano e intentó poner las cosas en su sitio.

“¡Disculpa, Nagumo-san!”

“No tiene que gritar, Princesa. ¿Qué es lo que pasa?”

Por supuesto, la verdadera razón por la que Liliana había hablado era porque no quería que la dejaran fuera del harén de Hajime, pero naturalmente, no dijo eso. Después de todo, estaba intentando parecer competente en ese momento.

“Ejem… Parece que te llevarás a todos los luchadores más fuertes contigo al Santuario, pero si recuerdas, Alva dijo que los ejércitos de Ehit invadirían Heiligh primero.”

“Sí”.

“La barrera de la capital no durará mucho tiempo contra un ejército de apóstoles. Sé que no te importa la gente del reino, pero ¿no podrías al menos proporcionarnos suficiente ayuda para aguantar mientras derrotas a Ehit?”

Liliana estaba comprensiblemente preocupada por la seguridad de sus súbditos. La única manera de verlos sobrevivir era si abandonaban la capital y huían lo más lejos posible en los tres días que tenían. Pero también sabía que sería imposible evacuar a cientos de miles de personas a tiempo. Especialmente considerando lo rápido que eran los apóstoles. No sabía cuánto tiempo le llevaría a Hajime y a los demás matar a Ehit, pero no tenía dudas de que miles serían masacrados mientras él luchaba.

Agradecido de que Liliana hubiera reiniciado la discusión, Hajime asintió y respondió, “Me alegro de que lo hayas mencionado, ya que es algo que quería discutir”.

“¿De verdad? ¿Significa eso que…?”

“Odio a Ehit. Ese bastardo me enoja. Y así, no voy a dejar que se salga con la suya. Honestamente, me importa un bledo la gente que vive en Tortus. Pero si ese cabrón se divierte matando a gente inocente, entonces haré todo lo posible para asegurarme de que eso no suceda. Me aseguraré de arruinar cada uno de sus planes.”

Hajime se rió oscuramente, y la mayoría de los estudiantes se alejaron de él. Su sonrisa parecía demasiado malvada para que la mayoría de la gente que no fuera Shea, Kaori o Tio la disfrutara. De hecho, incluso Liliana se sentía un poco asustada.

“Umm, ¿significa eso que nos ayudarás a defendernos contra el ejército invasor de las apóstoles?”

“Tengo un plan, sí. Si reunimos a los ejércitos de todas las naciones y les damos un montón de mis artefactos, serán lo suficientemente fuertes para mantener a raya a los apóstoles. Va a ser difícil conseguir que todos los países trabajen juntos en tres días, por lo que necesito tu ayuda”, Hajime se giró hacia la segunda mesa mientras decía eso, y Yuka y los demás asintieron con determinación.

Sorprendentemente, algunos de los estudiantes de la tercera mesa parecían también dispuestos a ayudar. El espíritu de lucha de Hajime parecía haberse contagiado a todos.

“Heiligh está en un estado de caos después del ataque de los apóstoles, pero afortunadamente, sólo nos secuestraron, por lo que los caballeros y los soldados están en su mayoría ilesos”, dijo Liliana, descansando su barbilla en sus manos. “Sin embargo, hay un límite de cuántas tropas podemos movilizar en tres días. Incluso si logramos unir a las naciones y formar un gran ejército, ¿puedes crear suficientes artefactos para armar a todos?”

“Sí puedo”, declaró Hajime con confianza, y Liliana le miró sorprendida.

“Ya he establecido portales en el reino, el imperio y Verbergen. ¿Recuerdas el que lanzó… eh, te envió de vuelta a Heiligh? Crearé algunos artefactos que te ayudarán a viajar rápidamente y los enviaré a través de cada uno de esos portales. De esa manera, podrás visitar otros países y establecer portales para mí también.”

Una vez que estuvieran todos establecidos, Hajime estaría efectivamente conectado a todos los lugares importantes de Tortus. Liliana parecía simultáneamente aliviada por el hecho de que Hajime tenía un plan concreto, y enfadada por haber sacado a relucir esa vez que la había lanzado de cabeza a la cafetería del castillo.

“Pero Maestro, ¿no fueron destruidos todos sus artefactos? Incluso si las cerraduras de la puerta están intactas, todas sus llaves han desaparecido, ¿no es así?”

“En realidad, escondí algunos artefactos claves bajo tierra en la frontera de los Campos de Nieve de Schnee justo antes de viajar al Castillo del Señor de los Demonios”.

“¿¡De verdad!? ¿Entonces las Llaves del Portal están a salvo?”

“Sí. Desafortunadamente, traje la Llave de Cristal conmigo, ya que pensé que podríamos necesitar usarla, pero dejé la Brújula de los Caminos Eternos, todas las crestas que obtuvimos por conquistar los laberintos, las Llaves del Portal, y unos cuantos frascos de Ambrosía allá atrás. Oh, y el cuerpo de Kaori también. Está preservado en un ataúd de hielo”.

“¡Espera, Hajime-kun! ¿Significa eso que planeabas dejar mi cuerpo original si teníamos que hacer una escapada de emergencia? ¡Incluso dejaste la brújula atrás, así que no podríamos haber vuelto por ella!”

Hajime ya había localizado la ubicación de la Tierra en las Cavernas de Escarcha, pero no la había usado para trazar la ubicación de Tortus. Kaori empezó a llorar, y Hajime torpemente desvió su mirada.

“No tuve elección, ¿de acuerdo? Por si sirve de algo, dejé una baliza allí para ayudarme a encontrar el lugar de nuevo. Además, mientras tuviéramos la Llave de Cristal, técnicamente podríamos volver.”

“¿Y si encontrar el camino de vuelta tomara tanto tiempo que el hielo se derritiera y mi cuerpo se enterrara en la tierra?”

“Podrías usar magia de restauración para arreglarlo. Además, si hubiera traído tu cuerpo conmigo, habría sido destruido como todo lo demás.”

“Ugh, tienes razón. Gracias por mantener mi cuerpo a salvo, supongo, Hajime-kun.”

Parecía que el cuerpo original de Kaori estaba destinado a sufrir sin importar lo que pasara.

Shea consoló suavemente a Kaori, que parecía ansiosa por recuperar su cuerpo lo antes posible, mientras que Liliana pasó a su siguiente pregunta.

“Ahora entiendo el plan… pero todavía queda un gran obstáculo. ¿Seremos capaces de convencer a la gente de que el mundo se acaba en tres días y que tenemos que trabajar juntos para evitarlo? La gente podría tacharnos de herejes, ya que nuestros enemigos esta vez son los apóstoles de Ehit.”

“Estoy pensando que la magia de restauración nos ayudará con eso.”

“¿Lo hará? ¿Cómo?” Preguntó Liliana mientras giraba la cabeza hacia un lado.

Kaori se dio cuenta inmediatamente del plan de Hajime. Aplaudió y dijo: “Quieres mostrarles escenas del pasado, ¿no? Como las visiones que vimos en las Ruinas Hundidas de Melusine.”

“Sí. Quiero que recrees lo que pasó aquí con magia de restauración. Y entonces, podré grabarlo todo en mis artefactos. Después de eso, podemos mostrar esas grabaciones a los líderes de todos los países. Apuesto a que la gente con la que hemos hablado antes nos creerá. Catherine en Brooke, Ilwa en Fuhren, Roa en Horaud, Lanzwi en Ankaji, Ulfric en Verbergen, y Gahard en el Imperio. Todos son muy influyentes, así que deberían ser capaces de reunir un montón de tropas”.

Incluyendo a Liliana y al maestro del gremio de aventureros, Hajime básicamente tenía conexiones con todas las grandes potencias de Tortus.

Honestamente, Liliana estaba sorprendida de que se hubiera reunido con tanta gente. Esto haría que convencer a todos fuera mucho más fácil, y rápidamente comenzó a calcular cómo acercarse a cada nación.

“Todos en el reino creen que la historia que creamos para encubrir la destrucción de la catedral principal, así que convencerlos de que este es el trabajo de ese mismo dios malvado no debería ser difícil… La mayoría de los súbditos del imperio no son muy piadosos para empezar, así que probablemente creerán que Ehit es malvado con bastante facilidad… El señor de Ankaji estaba dispuesto a dejarse tachar de hereje para defenderte, Hajime, así que tampoco le costará mucho convencerse… Verbergen confía en nosotros, ya que ayudamos a liberar a los esclavos bestia del imperio… Y parece que tienes amigos influyentes en el Gremio de Aventureros… Esto podría ser posible.”

Las cosas no se veían tan desesperadas como parecían originalmente. Liliana encontró bastante irónico que Hajime hubiera construido tan poderosas conexiones a pesar de afirmar que no le importaba la gente de este mundo.

“Todo lo que queda es… ¡Oh, sí! Por si acaso, podemos hacer que Sensei empiece a dar discursos para animar a la gente.”

“¿Eh? ¿¡Por qué yo!?” Preguntó Aiko, temblando como una hoja. Lo último que quería era que más gente la adorara.

“Porque eres la Diosa de la Fertilidad. ¡’Levántense, hermanos míos! El malvado falso Ehit ha sellado al verdadero Ehit y está trayendo a su ejército de falsos apóstoles para subyugar al pueblo de Tortus! ¡Debemos unirnos si queremos detener sus malvadas ambiciones! ¡No teman, porque la Diosa de la Fertilidad lucha con ustedes’! Ves, incluso te he recitado el discurso. Buena suerte, Sensei.”

“¡No me envíes así! ¿De dónde has sacado una mentira tan atrevida? ¡Si estuviéramos en Japón, estaría hablando con tus padres sobre esto!”

“No sea tan tensa, Sensei. Tú fuiste la que sembró estas semillas, así que es hora de que les des agua y coseches. Tu trabajo es granjera, ¿recuerdas?”

“¿Cuándo aprendiste a hablar tan suavemente?”

¡Tu trabajo debería ser activista, no un sinergista! Aiko pensó para sí misma. Por las miradas en sus rostros, parecía que sus estudiantes estaban de acuerdo con ella. De hecho, la forma en que Hajime planeaba manipular a la gente del mundo no era muy diferente de lo que Ehit había hecho durante siglos. Algunas de las chicas de la mesa tres parecían estar enamoradas de sus astutas maneras, pero afortunadamente, sus compañeros de clase trabajaban duro para que recuperaran el sentido común.

Aiko suspiró para sí misma. Se dio cuenta de que era una estrategia efectiva, y que probablemente sería necesaria para salvar a la gente de Tortus, pero aún así no le gustaba.

Hajime le dio una sonrisa de preocupación y dijo, “Incluso si reunimos a todas las naciones de Tortus juntas, no serán de ninguna ayuda si son sólo una turba desorganizada. Necesitarán un líder simbólico bajo el cual todos puedan unirse. Ninguno de los reyes o emperadores son lo suficientemente populares para llenar el papel. Sólo la Diosa de la Fertilidad puede hacerlo. Te necesito, Aiko-sensei.”

“……”

En ese momento, Aiko temblaba tanto que parecía una chihuahua. Sin embargo, las palabras de Hajime parecían haberle llegado, y ella seguía robándole miradas encubiertas. A juzgar por lo rojas que estaban sus mejillas, estaba claro que ya no lo veía como uno de sus alumnos.

“N-Nagumo-kun. Acabas de llamarme Aiko-sensei, ¿verdad?”

“¿Es eso malo?”

“N-No. Es sólo que siempre me llamas sólo Sensei, así que yo…”

“¿Lo hago?”

Aiko parecía estar luchando con algún conflicto interno. Pero después de sacudir la cabeza unas cuantas veces, miró a Shizuku, y luego respiró profundamente. Sin darse cuenta de que los estudiantes la miraban a ella y sus rápidas expresiones, se giró hacia Hajime y dijo:

“¿Podrías… decir esa última parte una vez más?”

Su cara estaba sonrojada, y había una mirada de anhelo en sus ojos.

“¿La última parte?”

“Sí. Pero deja el Sensei esta vez.”

¿No fuiste tú quien dijo que nunca cruzarías la línea entre profesora y estudiante? Hajime pensó con una expresión rígida.

Hubo un fuerte estruendo cuando Yuka se levantó de su silla. Ella tampoco fue la única sorprendida. El resto de los compañeros de clase de Hajime empezaron a murmurar entre ellos, diciendo cosas como, “¡Espera, ¿en serio!? ¿¡Cuándo se enamoró Sensei de Nagumo!?” y “¡N-no tú también, Sensei! Por favor, díganme que estoy soñando…” y “No esperaba menos de Hajime-sama…” Atsushi, Noboru, y Akito apretaron los dientes, reteniendo un deseo ardiente de golpear a Hajime hasta hacerlo papilla.

Desafortunadamente, Aiko estaba demasiado nerviosa para prestar atención a las voces de sus alumnos. Sabía que estar días antes de una batalla decisiva le había dado el empujón que necesitaba para ser honesta consigo misma. Como profesora, estaba dispuesta a sacrificarse por sus alumnos si era necesario. Sin embargo, no quería morir sin confesar sus sentimientos a Hajime. Eso era lo único que no podía soportar. Naturalmente, su determinación se había endurecido considerablemente, por lo que Hajime no podía rechazarla. Si se deprimía justo antes del enfrentamiento final, era probable que cometiera un montón de errores fatales. Después de todo, era una maestra de la confusión.

Todos los estudiantes dispararon a Hajime con miradas severas, implorándole que no hiciera nada precipitado. Suspirando, se dio cuenta de que no tenía elección.

“Te necesito, Aiko.”

“¡…Está bien, puedes contar conmigo! ¡Los pondré a todos tan furiosos que maldecirán el nombre de Ehit! ¡Te mostraré lo que una profesora puede hacer una vez que se pone seria!”

Se supone que los profesores deben mitigar los conflictos, no iniciarlos… ¿Estás segura de que entiendes tu trabajo? Hajime pensó para sí mismo, apartando su mirada de Aiko.

Podía oír a los estudiantes murmurando cosas como, “¡Una relación estudiante-maestro! ¿Qué es esto, una novela ligera?” y “Olvídate de Alva, él es el verdadero Señor de los Demonios” y “No lo mires. Si sus ojos te miran, quedarás embarazada!”

Por cierto, Suzu hizo ese último comentario. Hajime hizo una nota mental para castigarla por ello más tarde.