Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 11

Capítulo 4: Preparándose Para La Batalla Decisiva

Parte 1

Una figura solitaria estaba de pie en una gran habitación que estaba tenuemente iluminada por una piedra verde. Un enorme par de puertas dobles se abrían detrás de él. Había dos filas de pilares en la habitación, separados a intervalos regulares. El amplio espacio recordaba a un templo. Pero su solemne majestad se vio empañada por lo dañada que estaba la habitación.

La figura miró silenciosamente a la pared más lejana de la habitación, imaginando el objeto que una vez había descansado allí.

Una voz vacilante le llamó por detrás, interrumpiendo su ensueño diciendo, “Hajime-kun”.

Hajime miró por encima de su hombro y respondió, “Kaori. ¿Cómo se ve?”

“Todo va bien. De hecho, incluso me las arreglé para conseguir más materiales de los que pediste. Gracias a la brújula, puedo saber instantáneamente dónde están los mejores depósitos de mineral. Y ninguno de los monstruos de aquí es una amenaza”.

“Bueno, tienes el cuerpo de una apóstol, así que no es una sorpresa.”

Había pasado un día desde que dejaron el castillo del Señor de los Demonios.

Hajime había metido a todos los demonios en una prisión especial que encontró en el castillo que cortaba toda la magia y los encerró allí con una semana o más de comida. Después de eso, volvió a los Campos de Nieve de Schnee para desenterrar los artefactos que había escondido antes. Una vez hecho esto, se teletransportó inmediatamente a Heiligh, donde tomó todas las pociones de maná disponibles, así como los mejores médicos del país le proporcionaron su maná. Mientras tanto, Liliana había explicado la situación a sus súbditos y había preparado a todos para evacuar. También había tomado todo lo de valor de los almacenes de la capital para fabricar los artefactos que la gente necesitaba de inmediato, incluyendo los de viaje a alta velocidad que dio a los emisarios que necesitaban visitar otras naciones. Una vez que terminó todo eso, Hajime regresó al desfiladero de Reisen y usó el anillo de Oscar para abrir el atajo que llevaba a su casa en el fondo del laberinto. Dejó a Myu y Remia allí, y luego se fue a recoger recursos con Kaori.

Ya había restaurado su Ojo del Demonio y su brazo protésico con los materiales que había encontrado en el taller de Oscar. Y así, eligió usar su amplio conocimiento del laberinto combinado con sus habilidades de sinergista para encontrar buenos lugares para excavar mientras Kaori usaba la Brújula de los Caminos Eternos. Entre ambos reunieron materiales a un ritmo vertiginoso, y en sólo un día ya habían acumulado varias docenas de toneladas de mineral.

“Es una pena que no pudiera encontrar ninguna Piedra Divina lo suficientemente grande para producir Ambrosía… Las que estaban fuera de la casa de Oscar eran del tamaño de una canica como mucho.”

“Bueno, es un tesoro legendario, ¿sabes? En todo caso, tuve la suerte de encontrarla tan pronto en el abismo. El hecho de que hayas encontrado pequeños fragmentos de ellos es suficiente. Buen trabajo”.

“Me alegro de haber podido ayudar”, dijo Kaori con una sonrisa. Entonces, le entregó su Tesoro a Hajime, se puso a su lado y examinó el montón de escombros apilados en el muro lejano. “Aquí es donde conociste a Yue, ¿verdad?”

La pila de metal medio derretida era todo lo que quedaba del cubo que había atrapado a Yue durante siglos.

Hajime asintió con la cabeza, sus ojos vibrantes y claros. Lejos estaban las oscuras emociones que se habían sublimado en un rechazo nihilista de todo. En cambio, sus ojos estaban llenos de esperanza al recordar buenos recuerdos.

“Cuando la vi por primera vez, pensé que había entrado en una película de terror o algo así. Estaba muy oscuro, y lo único que podía ver eran sus ojos carmesí mirándome. Y luego, cuando me acerqué, vi que su cabello era largo y fino, como el de un fantasma. Sabes, cuando Yue gritó por primera vez pidiendo ayuda, casi le cierro la puerta y sigo adelante. Pensé que nada bueno podría haber venido de involucrarse con una chica peligrosa como ella.”

“Hehehe… Supongo que debe haber sido bastante raro encontrar una chica aquí abajo en medio del abismo.”

“Lo sé, ¿verdad? Además, en aquel entonces lo único que me importaba era sobrevivir. Pensándolo ahora, me sorprende que me haya molestado en ayudarla.”

Kaori se rió de nuevo y dijo, “Y ahora ella es tan importante para ti que destruirías el mundo para recuperarla. La vida funciona de formas misteriosas, ¿no?”

“Dímelo a mi”.

Hajime y Kaori cerraron los ojos cuando la conversación llegó a su fin. Ambos pensaron en Yue en ese momento. Para Hajime era la chica que más amaba, mientras que Kaori pensaba en ella como una querida amiga.

Los dos abrieron los ojos al mismo tiempo, con las pupilas ardiendo con una feroz resolución.

“La traeremos de vuelta”, susurró Kaori.

“Sí, pase lo que pase”, respondió Hajime.

Golpearon silenciosamente sus puños juntos después de endurecer su resolución.

“Oh sí, eh… he estado pensando en esto y…” Hajime de repente murmuró esas palabras de forma incómoda.

“¿Hm? ¿De qué estás hablando?” Preguntó Kaori con una mirada desconcertada.

“Kaori, creo que deberías quedarte aquí cuando vayamos al Santuario.

“¿Eh? ¿Por qué…? Oh… ¿Te preocupa que Ehit pueda volver a desactivarme?”

Por un momento, Kaori se sintió tan herida que le saltaron las lágrimas, pero luego se dio cuenta del razonamiento de Hajime.

“Sí. He ideado algunos artefactos para resistir su poder, pero no estoy seguro de lo efectivos que serán. Él fue el que hizo ese cuerpo, así que es honestamente difícil de decir.”

“Tú… tienes razón”.

Kaori entendía a qué se refería Hajime, y sus preocupaciones eran válidas. Además, si volvía a su cuerpo original, no sería lo suficientemente fuerte para sobrevivir en el Santuario. Dicho esto, todavía dolía que le dijeran que no debía acompañarle a la batalla final. El deseo de Kaori de recuperar a Yue era tan fuerte como el suyo, después de todo.

Hajime la vio hacer pucheros y añadió: “Por favor, no pongas esa cara. Mira, incluso si recuperamos a Yue, no significará nada si los estudiantes de aquí abajo mueren, ¿verdad? Quiero decir, puede que no me importe, pero estoy seguro de que estarías triste. Además, necesito a alguien que proteja a Myu y Remia. Planeo dejarlas aquí, en la casa de Orcus, pero no hay garantía de que incluso este lugar sea seguro.”

“Ughhh”, gimió Kaori. Pero no podía discutir. Aparte de Hajime, Shea y Tio, era la única capaz de luchar contra las apóstoles en igualdad de condiciones. Además, como Hajime había difundido propaganda que afirmaba que el ejército atacante estaba compuesto por “falsas” apóstoles liderados por un falso Ehit, ayudaría a la moral de Kaori estar en el frente como una apóstol “real”. Más importante aún, su principal fortaleza era la curación. Hajime podía dar a los ejércitos de Tortus la potencia de fuego que necesitaban para luchar en igualdad de condiciones con las fuerzas de Ehit, pero no podía reproducir las habilidades mágicas de Kaori. Si se quedaba atrás, sería capaz de mantener las bajas al mínimo. Cuanto más lo pensaba, más se daba cuenta de que Hajime tenía razón.

“Haaah, supongo que tengo que hacerlo. No me sienta bien, pero no quiero agobiarlos. Además, también hay mucha gente que quiero mantener a salvo aquí… Bien, los protegeré a todos hasta que ustedes regresen. Y no dejaré que nadie ponga un dedo sobre Myu-chan o Remia-san, ¡lo juro!”

“Gracias. Es tranquilizador saber que estarás aquí para proteger a todos.”

“Sí, puedes contar conmigo”, dijo Kaori con una sonrisa algo forzada. Pero un segundo después, se dio cuenta de algo y su sonrisa se volvió genuina. “Mhm, ¡definitivamente puedes contar conmigo! ¡Protegeré a Ai-chan-sensei y a Lily también!”

“¿Por qué mencionas a esas dos?”

“¡Oh, y mantendré a Yuka-chan a salvo también, por supuesto!”

“¿Qué tiene que ver Sonobe con todo esto?

“¿No crees que es hora de que dejes de hacerte el tonto?”

“……”

Kaori le dio a Hajime una mirada nivel Yue y murmuró lo suficientemente fuerte como para que oyera, “Hay un montón de otras chicas que parecen estar encaprichadas contigo ahora… No puedo creer que seas tan mujeriego, Hajime-kun. Aún no me he convertido en alguien especial para ti, pero ya estás añadiendo más chicas a tu harén. Se lo diré a Yue cuando vuelva.”

Kaori miró a Hajime de forma petulante, y él levantó una ceja. No estaba molesto por su actitud ni por nada. Sinceramente, estaba más sorprendido consigo mismo por querer negar lo que ella acababa de decir.

Hajime se agachó y alcanzó el montículo de metal desmoronado que una vez fue la prisión de Yue.

“Sabes, realmente sentí ese golpe en aquel entonces. Estoy bastante seguro de que eso fue lo que me sacó de ahí.”

“¿Eh? Oh, ¿quieres decir cuando te pusiste violento? Uh, lo siento. Debe haber dolido, ¿verdad?”

A Kaori le llevó un segundo averiguar a qué se refería Hajime, pero una vez que lo hizo, miró hacia abajo con disculpa.

Vívidas chispas carmesí se deslizaron por el suelo. Hajime había usado su transmutación en el montón de metal. En aquel entonces, destruir la prisión le había quitado hasta la última gota de fuerza que poseía, pero ahora las propiedades de resistencia al maná del cubo no parecían afectarle en absoluto.

Mientras convertía los escombros en pilas de cubos del tamaño de una palma, se encogió de hombros y dijo: “Ese golpe me sacudió hasta la médula. Y también lo hicieron las palabras que dijiste.”

“Uh, umm, puede que me haya dejado llevar un poco…” Kaori murmuró y se puso nerviosa mientras se preparaba para una regañiza. Sin embargo, las siguientes palabras de Hajime la cogieron por sorpresa.

“Estoy bastante seguro de que nadie más podría haber movido mi corazón como tú lo hiciste.”

“¿Eh?”

“Bueno, supongo que Shea y Tio podrían haberlo hecho, pero eso es todo. Si alguien más hubiera hecho lo mismo, no habría funcionado.”

“Quieres decir…”

“Supongo que eres más especial para mí de lo que pensaba.”

“Hajime-kun…”

Hajime terminó de procesar la piedra y se puso en pie. Seguro que había venido aquí para recordar, pero su principal objetivo había sido asegurar un gran suministro de metal.

Kaori le miró, y su amable expresión le recordó al viejo Hajime que había conocido antes de que cayera al abismo. Eso hizo que su corazón empezara a latir más rápido.

“Gracias, Kaori. Gracias por pensar siempre en mí. Pensé que debía decirlo antes de ir a matar a un dios.”

“No digas eso. Haces que suene como si nunca fueras a volver.”

“Haha, supongo que eso sonó un poco siniestro. Lo siento, no quería que te preocuparas.”

Kaori sacudió la cabeza y respondió: “Está bien. Yo también debería darte las gracias. Tus palabras me hicieron muy feliz”.

Kaori sabía que era demasiado pronto para celebrarlo. Pero aún así, estaba feliz de que sus sentimientos finalmente se hubieran hecho efecto en él, y de que se hubiera convertido en una fuente de fortaleza para él. Se le llenaron los ojos de lágrimas, pero se dijo a sí misma que no lloraría antes de la batalla decisiva y bromeó ligeramente: “Hehehe, tendré que presumir ante Yue cuando vuelva. Me pregunto qué dirá cuando le diga que finalmente llegué al mismo nivel que Shea”.

“Ella sólo va a intimidarte de nuevo, lo sabes, ¿verdad? No sé por qué, pero a ella le gusta mucho meterse contigo.”

“Ugh, probablemente es porque le gusta ver mis reacciones. Sólo pensar en lo que hará me hace enojar. Necesito encontrar una forma de vengarme de ella antes de que vuelva”.

“Ya puedo decir que ella va a cambiar las tornas y te hará volver llorando con Yaegashi.”

“Cielos, ¿por qué pareces tan feliz por eso, Hajime-kun?” Kaori gritó y se hinchó las mejillas. Hajime simplemente se rió y se encogió de hombros en respuesta.

La conversación murió allí, pero el silencio no fue nada incómodo. Los dos estaban de pie uno al lado del otro, recordando a Yue.

Después de unos minutos, Kaori murmuró repentinamente: “Oh sí… Hay algo que me he estado preguntando. Hajime-kun, ¿soy sólo yo, o has estado transmutando todo este tiempo sin ningún círculo mágico?”

No era lo suficientemente importante como para que Kaori lo mencionara antes, pero había visto a Ehit destruir todos los círculos mágicos de los zapatos y la ropa de Hajime.

Espera, ¿no significa eso que hizo sus cadenas de borrado de la existencia sin ningún círculo mágico?

“Oh, claro. Olvidé decirte que ahora puedo hacer lo mismo que Yue. Todo lo que tengo que hacer es imaginar el círculo mágico en mi mente para lanzar mis hechizos de Sinergia”.

“Espera, ¿cuándo aprendiste una habilidad como esa?”

Hajime le lanzó a Kaori su Placa de Estado. Había conseguido una nueva habilidad en el palacio real para reemplazar la que había perdido. Kaori la cogió, y su mandíbula se abrió cuando vio lo que decía.

“Es una de las habilidades derivadas del trabajo de sinergista. Se llama [Composición de Imágenes] (Image Composition). Me permite usar círculos mágicos imaginarios para hacer hechizos. Aparentemente, esa es la última habilidad derivada de mi trabajo.”

Hajime se había empujado a sí mismo al límite para resistir el [Edicto Divino] de Ehit, y al hacerlo había alcanzado la cima del Sinergismo a través de la fuerza de voluntad solamente. Sin embargo, esa no era la única nueva habilidad que había obtenido.

“Umm, ¿Hajime-kun? ¿Qué hay de esta habilidad aquí? [Trascendencia] (Transcendence), quiero decir. Parece ser una de las habilidades derivadas de [Romper el Límite].”

“Oh. En pocas palabras, esa habilidad eleva el límite de mi talento.”

No aumentaba ninguna de sus estadísticas, ni le concedía ninguna habilidad especial. Sin embargo, incrementaba enormemente el límite de todas esas cosas al mejorar su talento innato. Su nuevo límite teórico era mucho más alto de lo que cualquier humano era capaz de hacer. Con el tiempo, su fuerza podría superar el poder de los dioses.

Era una habilidad que sólo los verdaderos maestros de su oficio podían adquirir. De ahí que su nombre fuera [Transcendencia]. Potenciaba los talentos naturales con los que se nacía en un grado inmenso y otorgaba al poseedor un talento promedio en campos de magia con los que no tenía afinidad. Sin embargo, era una habilidad tan difícil de usar que era poco probable que alguien pudiera activarla más de una vez en su vida, incluso si la adquiría.

“Hay una cosa de la que estoy seguro ahora. Mis habilidades de sinergista han superado finalmente las de Oscar Orcus.”

Por eso Hajime confiaba tanto en que sería capaz de fabricar suficientes armas para todos en tres días, así como de crear una versión inferior de la Llave de Cristal por sí mismo. Si combinaba sus habilidades fortalecidas con la magia de la evolución, sería capaz de superar al mayor sinergista de la historia, Oscar Orcus.

“Antes, me costaba mucho trabajo transmutar este metal. Debido a que amortigua la magia, ni siquiera podía guardar mucho de ella en mi Tesoro. Sin embargo, supongo que no la habría guardado aunque pudiera, ya que parecía traer malos recuerdos para Yue. Como sea, el punto es que ahora puedo moldearla fácilmente como quiera.”

“Y-Ya veo… Hehehe, supongo que Ehit se equivocó mucho al no matarte cuando tuvo la oportunidad.”

“Sip. Por cierto, estoy planeando hacer un artefacto único para ti también, Kaori.”

“Estoy deseando verlo”.

Mientras hablaban, Hajime terminó de guardar toda la piedra dentro de su Tesoro. Y con eso, finalmente tuvo suficiente materia prima para comenzar el verdadero trabajo.

Era el momento de empezar a producir armas en masa. Pero justo cuando se dio la vuelta para irse, Hajime vio algo por el rabillo del ojo.

“¿Hm? ¿Qué es esto?”

Había una pequeña cresta grabada en el suelo donde había estado la piedra de marfil.

“¿Qué has encontrado, Hajime-kun? ¿Es esa… una cresta? Se parece al que vimos en las Cavernas de Escarcha de Vandre Schnee…”

Kaori ladeó la cabeza. Hajime asintió y sacó el colgante en forma de lágrima que habían recibido por limpiar las Cavernas de Escarcha. En el momento en que salió de su Tesoro, notaron un cambio.

“¿Están… resonando entre ellas?”

Un agudo quejido llenó la habitación. Y un segundo después, el colgante y la cresta del suelo comenzaron a vibrar.

Hajime sintió un tirón en la palma de su mano y miró hacia abajo para ver el colgante que se acercaba lentamente a la cresta. Al mirar más de cerca, notó un pequeño agujero en la cresta lo suficientemente grande para el colgante de Vandre.

“Kaori, por si acaso, retrocede”.

“De acuerdo. Ten cuidado.”

Kaori dio un paso atrás, y Hajime colocó el colgante en la muesca. Un momento después, la cresta comenzó a brillar… y un ruido metálico de molienda resonó cuando una sección del suelo se elevó. Formaba un pilar de piedra de unos treinta centímetros de diámetro y dejó de elevarse cuando ya estaba a la altura de la cintura. Una sección del pilar se deslizó hacia atrás para revelar una pequeña abertura.

“Nunca supe que había algo como esto aquí. Supongo que no sería capaz de abrir lo que sea que es esto sin antes vencer a las Cavernas de Escarcha…”

“Así parece. Como estaba justo debajo de la prisión de Yue, tengo la sensación de que esto es algo relacionado con ella.”

Sentado dentro del pilar había una joya incolora y transparente del tamaño de una pelota de pinball. Parecía una versión en miniatura de las bolas de cristal que usaban los videntes. Hajime la recogió y la examinó por todos lados. Y después de unos segundos, descubrió lo que era.

“Este es el mismo artefacto de proyección que Oscar y los otros usaron para reproducir los mensajes que grabaron a la gente que limpiaba sus laberintos”.

“Ya veo… Sólo hay una persona que dejaría algo así aquí.”

“Veamos qué dice el mensaje”.

Hajime canalizó un poco de maná en el cristal. Una luz dorada oscura llenó la tenue habitación, borrando la iluminación de las piedras brillantes verdes.

Hajime y Kaori entrecerraron los ojos, y una figura familiar emergió del remolino de luz. El mensaje que entregó estaba lleno de resolución, arrepentimiento y amor desbordante. Y al final, pidió un deseo profundamente conmovedor y sincero antes de desaparecer.

La luz comenzó a desvanecerse, dejando a Hajime y Kaori solos con sus pensamientos. La cara de Kaori estaba llena de lágrimas. Era difícil describir lo que sentían exactamente, pero el mensaje les había dejado una profunda impresión.

“Tenemos que enseñarle esto a Yue…” Kaori murmuró.

“Sí, definitivamente. Kaori, quédate con esto. No quiero arriesgarme a que esto se rompa cuando invadamos el Santuario”.

“Claro. Prometo mantenerlo a salvo.”

Hajime le entregó el cristal a Kaori y ella lo sostuvo cerca de su pecho.

“Ahora bien, no tenemos mucho tiempo. Volvamos para que pueda empezar a producir artefactos en masa.”

“Es extraño escuchar eso cuando normalmente, las naciones irían a la guerra por un solo artefacto.”

Hajime se encogió de hombros y echó un último vistazo a la habitación donde conoció a Yue. Cuando su mirada llegó al lugar donde había sido sellada, cerró los ojos por un breve momento. Luego se dio la vuelta y salió de la habitación sin mirar atrás. Kaori le siguió con gracia y cerró las puertas tras ellos, sumiendo la habitación en la oscuridad una vez más. Sin embargo, la oscuridad que llenaba la habitación era cálida y acogedora, no fría y desolada.