Ryuuou No Oshigoto! (NL)

Volumen 3

Capítulo 2: Second Score

Parte 1: Keika Kiyotaki

¿Cuándo comencé a sentirme así? ¿Cuándo fue que comencé a temer ir a estas reuniones?

“…… Veinticinco”, susurre mientras camino por el río Doujima para aclarar mi mente después de una noche de bebida.

Mis viejos compañeros de escuela secundaria y yo nos juntamos en este elegante y pequeño restaurante en Umeda. Todo el mundo parecía tan feliz; sonriendo y riendo.

Hablamos principalmente sobre las relaciones, el trabajo y el matrimonio. Algunos de mis compañeros de clase trajeron bebés con ellos.

Por supuesto que sí. Eso es normal. “Ya… Ya tengo veinticinco años”

Cuando regresé a la escuela secundaria, pensé que los veinticinco estaban en algún lugar en el futuro lejano, una adulta de buena fe.

Pensé que estaría casada y trabajando para cuando cumpliera los veintidós, y pensé que era natural que tuviera hijos a los veinticinco. Entonces, naturalmente, todo eso ocurriría sin tener que prepararse o incluso intentarlo realmente porque, después de todo, eso era normal.

Sin embargo, fui en contra de lo normal.

“Me convertiré en una jugadora de la Liga Femenina” Tomé esa decisión cuando tenía dieciocho.

Si bien, obviamente fue un comienzo tardío, no sentí ninguna presión en ese momento. Mis compañeros de escuela secundaria iban a la universidad, obtenían trabajos y continuar con sus vidas. Sentí que estaba haciendo exactamente lo mismo cuando ingresé a la Liga Practica.

A pesar de que estábamos persiguiendo objetivos diferentes, reunirse con ellos fue divertido.

Nuestra ceremonia cuando cumplimos los veinte años fue una fiesta por derecho propio, e incluso después de eso, cada vez que nos reuníamos disparábamos a la brisa y solo lo pasábamos bien.

Pero sobre el tiempo en que los que ingresaron a la universidad  se  graduaron  e  iniciaron  sus  carreras poco a poco se hizo más difícil relacionarse  con ellos.

Nunca he tenido una relación seria, mucho menos un matrimonio, y nunca fui a buscar trabajo porque me enfoqué solo en el Shogi. Tardé un tiempo en darme cuenta, pero me quedé atrás.

“¿Qué has estado haciendo, Keika?”

Siempre temía que alguien hiciera esa pregunta, nunca dije nada y siempre me sentaba en la esquina con una sonrisa falsa en la cara. Fue lamentable.

“Ya tengo veinticinco”

Estaba demasiado avergonzada de ser tan vieja y aun persiguiendo sueños como una niña.

Ver a todos los que habían logrado lo normal y que había rechazado me puso celosa. Y admitir que estaba celosa. Es patético.

El ardor en mi pecho no proviene de la comida picante ni de los fuertes cócteles.

Los alfileres y las agujas todavía estaban allí cuando llegué a casa y me pesaron durante la sesión de la Liga Practica del domingo, perdí todas las partidas.