Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 3

Capítulo 4: Diablo de pelo Blanco

Parte 3

Asfi desarrolló su propia teoría sobre la verdadera identidad de su enemigo a partir de su información limitada.

Era ilógico para un domador tener tantos monstruos de gran categoría bajo su mando al mismo tiempo. Sin embargo, si este domador también estaba detrás de la mutación de la despensa, una teoría podría comenzar a tomar forma. Eso también explicaría su situación actual.

La destrucción de aliados y enemigos era plan del enemigo — no, el hombre vestido de blanco lo planeo desde el principio.

Incluso si los fanáticos fallaron en su misión, la forma más fácil de limpiar el desastre era liberar a los monstruos.

Si tan solo ella pudiera destruir a la “cabeza”, incluyendo al hombre con la única túnica que guía a los fanáticos.

Asfi se levantó del suelo, determinada a poner fin al caos.

— ¡Falgar, toma el mando! Reúne a todos y mantén tu posición.

Incluso antes de que ella terminara de emitir la orden, Asfi arrojó un frasco de Burst Oil directamente en la batalla.

Su objetivo era un hombre con túnica en particular. Sus ojos se abrieron de par en par cuando el frasco lo golpeó en el pecho, este se encendió y encendió sus propias Piedras Inferno.

Monstruos, guerreros enmascarados—todo en las inmediaciones fue atrapado en la explosión y lanzado al aire. Eso proporcionó una ventana para que el tigre de guerra restableciera la formación y para que Lulune y los demás pudieran tomarse un respiro. Asfi, sin embargo, embistió directamente a través de la nube de humo frente a ella.

Envuelta en la capa que fue diseñado para protegerse, el arremolinamiento de la explosión no tuvo ningún efecto sobre ella. Ella atravesó el ardiente campo de batalla como una flecha.

Sorpresa y horror se extendieron por la cara del hombre con la túnica única mientras ella rompía la pared de fanáticos y monstruos bajo la capa de humo.

Para cuando él había sacado su propia arma y preparado para el combate, ya era demasiado tarde.

— ¡GAH!

Asfi ya lo había pasado, con el hombre colapsándose en una pila detrás de ella.

Con el cabello azulado que fluía detrás de ella, ella dejó su cuerpo ensangrentado a su espalda.

Ella mantuvo ese impulso con los ojos enfocados directamente en el hombre vestido de blanco.

El rumbo de Asfi estaba puesto para la siniestra figura de pie en la base del pilar de cuarzo, con una espada corta firmemente cerrada en su agarre.

—Te habrías ahorrado tanto dolor si hubieras dejado que las violas te consumieran… Estás retrasando lo inevitable; Murmuró su objetivo por la comisura de su boca mientras corría para encontrarse con ella de frente.

Dejando al feto femenino en la base del pilar, el hombre no retrocedió.

La distancia entre Asfi y él desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Asfi empujó su espada hacia el hombre aún desarmado y aumentó su velocidad antes de saltar a su objetivo.

—Ahora.

—¿¡?!

En ese momento…

Cuando estaba a solo cinco pasos de distancia, las verdes lanzas surgieron del suelo.

Sintiendo peligro desde abajo, Asfi arrojó bruscamente su cuerpo hacia un lado. Su desesperado cambio de dirección le permitió esquivar el ataque sorpresa por un pelo.

Cuando recuperó el equilibrio y se enfrentó a su enemigo, el hombre ya estaba protegido por una gruesa masa de enredaderas que crecían directamente desde el suelo. Lo que es más, la superficie de abajo se estaba abriendo para revelar más bestias florales.

¿Han estado al acecho bajo sus pies todo el tiempo? De cualquier manera, este nuevo enjambre de monstruos se paró frente a Asfi como una guardia de élite que protege a su maestro.

—Te mueves bien, aventurera… o debería decir Perseus.

— ¡¿Geh–?!

—Pero morirás.

El hombre habló con una voz tranquila y fría mientras manipulaba a los monstruos.

Justo cuando Asfi volvía a ponerse de pie después de su esquivada de emergencia, el enjambre se lanzó hacia delante a la orden del hombre.

Sus cabezas florales llovieron sobre ella en rápida sucesión como la legendaria Hydra. Ella nunca pudo recuperar su equilibrio, Asfi desesperadamente volteó y contorsionó su cuerpo para evadirlo. Sin embargo, los innumerables látigos que la golpeaban cortaban todas las rutas de escape.

Ella se retiró mientras usaba su capa blanca como escudo, pero los golpes la asaltaron desde todas las direcciones a la vez.

Asfi hizo una mueca y chasqueó la lengua antes de bajar y acariciar sus sandalias con la punta de los dedos.

—Talaria

Con esa palabra, Asfi desapareció del camino de látigos y colmillos.

La carne verde del suelo se hizo añicos con el impacto, sus gemidos de dolor resonando en toda la cámara.

— ¿Qué?

Los ojos detrás de la máscara en forma de calavera se abrieron con sorpresa.

Debería haber habido un cadáver acostado donde los látigos y colmillos conectaron, pero no estaba allí. Asfi había desaparecido sin dejar rastro, dejando a los monstruos confundidos mientras la buscaban. Mientras tanto, la mirada del hombre se había regresado hacia el techo.

Allí vio una figura aparentemente flotando en el aire, de pie sobre alas blancas aleteantes unidas a sus sandalias. Era Asfi.

—En el aire…

El hombre de túnica blanca no pudo ocultar su sorpresa. Incluso los fanáticos enmascarados restantes levantaron sus ojos mientras Asfi los miraba fijamente.

Talaria— un objeto mágico creado por la propia Perseus.

Cada sandalia estaba equipada con dos alas blancas, lo que permitía al usuario moverse libremente por el aire. Fue el logro supremo del prodigio de los inventos de Perseus, gracias a su Habilidad Avanzada Enigma.

Asfi se ajustó sus gafas plateadas mientras observaba el enjambre de monstruos y al hombre vestido de blanco, que todos la estaban mirando.

—Has forzado mi as bajo la manga. Esto termina aquí y ahora. Con esas palabras, ella metió su mano debajo de su capa.

De su mano emergió una funda llena de Burst Oil entre sus dedos. Abriendo su brazo en un amplio arco, ella extendió una lluvia de frascos, incluidos sus repuesto, sobre los objetivos de abajo.

Los ojos debajo de la máscara en forma de calavera se abrieron todo lo que pudieron. Las granadas de líquido carmesí dispararon una nueva ola de explosiones sobre el área.

—¡———-!

La destrucción había comenzado.

Cada estallido de las brillantes llamas rojas arrojaba monstruos al azar a través de la habitación. Incluso sus gritos de muerte fueron ahogadas por las explosiones. Trozos de pétalos de color intenso, colmillos, carne de color verde pálido, raíces en forma de látigos y cuerpos similares a serpientes estaban esparcidos por el suelo.

La lluvia de Burst Oil estaba compuesta de todo lo que Asfi había dejado.

Ella observó la carnicería que se desarrollaba abajo con una expresión estoica en su rostro.

— ¡Tsk!

Incluso desde debajo de su escudo de cuerpos de monstruos vegetales formado apresuradamente, las llameantes garras de Asfi se acercaban cada vez más. La luz carmesí dominaba todo su campo de visión, y los monstruos que habían absorbido el golpe en su lugar se estaban pelando.

El bombardeo sacudió las paredes de la caverna.

—¡¡—!!

Solo ahora Asfi descendió hacia las columnas de humo que se elevaban hacia el techo.

Al atravesar la capa exterior de la brumosa cúpula, ella tomo velocidad. Su conocimiento como creadora de Talaria le permitió moverse por el aire a cualquier velocidad o dirección que deseara. Ella descendió a la devastación como un ave de rapiña en busca de su próxima presa.

El humo blanco que llenaba el aire, la cubría. Era hora de atacar.

¡Demasiado lento!

Ella se abalanzó hacia el nivel del suelo directamente detrás del hombre vestido de blanco.

Ella había estado escaneando el espacio sobre su cabeza, pero usó el humo como ventaja para atacar desde un punto ciego. Él se movió para defenderse, pero Asfi fue más rápida.

Ahora que era imposible esquivarlo, Asfi empujó su espada hacia el pecho de su enemigo desarmado.

——- ¡Eres mío!

La afilada hoja de su espada cortó a través del humo.

——

Pero…

—¡¿ ?!

Él detuvo su espada agarrándola con su mano desnuda.

— ¡¿Eh…?!

Los ojos de Asfi se abrieron de par en par, aturdidos por lo que estaba viendo.

El hombre estaba solo a medio paso en su dirección, con su mano izquierda alrededor de la hoja de su espada corta. Su impulso murió.

Agarrar un arma con una mano desprotegida era una táctica defensiva imprudente y desesperada. Pero aun así, el hombre, con un brazo había, cerrado por completo un ataque aéreo a toda velocidad de Talaria.

Esto desafió la comprensión. A pesar de que los dedos del hombre sangraron, el borde afilado no hizo más que penetrar su piel. Todo el poder que pudo reunir la fuerza de Nivel Cuatro de Asfi fue incapaz de impulsar el arma más lejos.

Músculos firmes y un agarre terriblemente fuerte.

Dos ojos fríos e inhumanos se clavaron en ella desde debajo de la máscara blanca en forma de calavera.

Un frío tan helado que cualquier cosa que ella hubiera sentido antes barrió las venas de Asfi.

Las campanas de alarma sonaron en su mente. Ella lanzó su espada en un último intento de escapar, pero su enemigo no lo permitió.

—¡Nha!

—¡Gah!

Agarrando su cuello con su mano libre, el hombre de túnica blanca la tiró al piso.

La fuerza que superó la comprensión envió a Asfi rodando después del impacto. Chocando con los restos calcinados de los monstruos que cubrían el suelo, su cuerpo arrojó los trozos de carne negra al aire.

Un dolor punzante le atravesó el hombro. Ella logró frenar al hundir los pies en el suelo, haciendo una mueca cuando apretó sus muelas.

Ella se puso de pie, directamente en una nube de humo que aún flotaba en el aire.

El hombre había desaparecido de su campo de visión. Con la cabeza girada, ella trató desesperadamente de encontrar su figura en el humo y escaneó cada detalle en la nube siempre cambiante.

Justo entonces.

¡SHING/Destello!

—¡—!

Un sonido repugnante vino de su torso.

El tiempo se detuvo por un momento mientras una sensación ardiente se extendía desde donde provenía el sonido.

Una mancha roja se extendió desde debajo de su equipo de combate. Solo entonces ella notó el destello de la espada salpicada de sangre que sobresalía de su estómago. Temblando, ella miró por encima de su hombro.

El hombre de túnica blanca estaba justo detrás de ella.

Él sostuvo la hoja familiar perforando su cuerpo, con su pelo blanco moviéndose con su ímpetu.

Asfi había sido atravesada. Sabiendo que su oponente se puso detrás de ella más rápido de lo que sus ojos podían ver envió una gota de sudor frío por su mejilla. La sangre se derramó de su boca un segundo más tarde.

¡Shuck! Ella colapsó en el suelo, con un desastre sangriento en el piso, en el momento en que él sacó la espada de ella.

Ella maldijo su debilidad, y el hecho de que no había sido capaz de notar la diferencia en su poder, mientras caía.

— ¡¿Asfi?!

Clatter /Estrépito. Un eco metálico llenó sus oídos cuando el hombre sacó su espada corta.

Lulune gritó desde muy lejos. Ver a su líder derrumbarse amenazaba con romper el espíritu de la Familia Hermes. Los rangos que habían tenido tan desesperadamente en su intento de defenderse de los ataques del enemigo comenzaron a desmoronarse.

En medio del sonido distante de las espadas enfrentadas, el hombre con túnica blanca se acercó a Asfi.

Primero, su mirada se dirigió a las alas aún extendidas de Talaria, y las aplastó contra los pies. Luego, él la agarró del cuello.

— ¡¿Ga-ha, gahh…?!

—Así que, ¿Aun te aferras a la vida?

Él procedió a levantar su cuerpo en el aire como si ella no pesara nada. Los pies de Asfi colgaban lánguidamente sobre el piso.

Su equipo de combate y su manto blanco se habían manchado de rojo con su sangre, haciéndola parecer una mártir crucificada. Sin embargo incluso ahora, ella poseía una belleza innegable.

La sangre que goteaba de sus botas comenzó a formar un charco rojo debajo de sus pies.

Una sonrisa apareció en los labios del hombre mientras sus dedos rodeaban el delgado cuello de Asfi.

—Ponte a gusto. Esa tenacidad de aventurero que corre dentro de ti… lo sofocaré. Los dedos se hundieron en su piel mientras apretaba su agarre.

Su débil lucha llegó a un final repentino, su rostro se contorsionó. Con un sádico brillo en sus ojos detrás de la máscara en forma de cráneo, el hombre apretó de nuevo en un intento de romper su cálido cuello por la mitad.

Sin embargo—ese fue el momento en que el retumbar de un rayo resonó a través de la caverna.

—¡¿ ?!

El hombre de túnica blanca buscó la fuente del ruido. Lo que vio fue a un hombre lobo pateando todo a la vista—y dos elfos llevando bastones mágicos.

***

—Orgullosos guerreros, tiradores del bosque. Tomen sus arcos para enfrentar a los merodeadores. Respondan al llamado de su pariente, suelten sus flechas.

Lefiya entró en la caverna justo detrás de Bete y comenzó a usar su Magia en el momento en que el hechizo de Filvis estuvo completo.

Los tres aventureros habían entrado en la despensa por la misma ruta que Aiz y la Familia Hermes, rompiendo la carnosa “puerta” y vagando por los pasadizos. La apariencia de este Calabozo mutado —las asquerosas paredes y el techo con una apariencia a plantas— fue suficiente para hacer que se sintieran físicamente enfermos, proporcionando aún más las ganas para acelerar su paso.

El grupo más grande había dejado un rastro de cristales. Eso, combinado con lo que pudieron discernir de los monstruos asesinados que quedaron en los pasadizos, los guío directamente a la caverna principal.

— ¡¿Qué diablos está pasando aquí?!

Lo primero que vio Bete al pasar por la entrada fue un grupo de aventureros envueltos en una lucha desesperada con un extraño grupo de guerreros enmascarados y un enjambre de monstruos con apariencia de flores. Con un grito gruñón, él corrió de cabeza en la batalla.

Él tomó una decisión en una fracción de segundo para eliminar a los monstruos que se dirigían hacia el grupo. Prestando su fuerza a su causa, sus botas se conectaron con la primera de las plantas viscosas al mismo tiempo que Filvis desató su Magia para cubrirlo. Los sorprendidos aventureros observaron en estado de shock mientras él presionaba la línea frontal por si solo con una oleada de ataques.

—Saquen las llamas, antorchas del bosque. Libérenlos, las flechas ardientes de las hadas.

Cada enemigo en el frente era ahora el objetivo de Bete.

Los guerreros enmascarados restantes comenzaron a gritar ante su embestida y tomaron sus cuerdas. Pero ya era demasiado tarde. Antes de que pudieran detonar sus cargas explosivas, Bete los golpeó y los pateó en el aire, dejando inconscientes a cada uno de un solo golpe.

Al mismo tiempo, Filvis se ocupó de las bestias atraídas por la magia de Lefiya generando la suya como una distracción y acabándolos con un ataque preciso de su espada.

— ¡Caigan como la lluvia, quemen a los salvajes!

En el momento en que su conjuro terminó, un círculo mágico de oro la iluminó con una luz brillante.

Una conjuradora hobbit en la retaguardia de los aventureros miró por encima del hombro cuando vio el flash. Entonces su expresión cambió cuando ella gritó: “¡T-todos, Pónganse a cubierto!”

Como una especialista, sabía que la Magia compactada en ese hechizo era mayor de lo normal.

Prestando atención a su advertencia, el grupo inmediatamente retrocedió. Lefiya desató un hechizo lo suficientemente poderoso como para asustar a otro usuario mágico en el momento en que despejaron.

—¡¡Fusillade Fallarica!!

Innumerables llamas aparecieron por encima de su cabeza antes de descender como un diluvio sobre el campo de batalla.

El hechizo ofensivo de gran alcance aniquiló a los monstruos atrapados en cuestión de segundos cuando un temblor pasó por el campo de batalla.

Lefiya había empujado tanto el poder como el alcance del hechizo a su límite total. Los guerreros con túnicas sobrevivientes huyeron de la lluvia ardiente en pánico, dejando atrás a las plantas carnívoras. Algunos lograron alejarse del infierno por los dientes. El bombardeo ardiente se extendió para cubrir casi la mitad de la caverna, incinerando cada monstruo grande que se encontraba en el área.

La visión de todos los presentes se encendió de rojo.

— ¿Qué–?

El hombre de túnica blanca apartó sus ojos de Asfi por un momento para mirar el destructivo hechizo.

Apenas fuera del alcance, algunos de los misiles en llamas habían aterrizado justo en frente de él. El piso se abrió en el punto de impacto, enviando temblores bajo sus pies mientras el hombre usaba su brazo libre para protegerse la cara.

Cuando la marea de la batalla cambió, los ojos azules de Asfi se aclararon y se fijaron en el brazo que la sostenía por el cuello. Sacudiendo su cuerpo con un movimiento rápido, ella sacó un cuchillo de su funda y lo apuñalo de golpe en la muñeca del hombre.

— ¡Nah!

—¡¡!!

Ella clavó su talón directamente en el pecho del hombre en el momento en que sintió que su agarre se debilitaba.

Con los misiles todavía cayendo detrás de ella, la sangre continuó fluyendo desde el agujero en el estómago de Asfi mientras se separaba del alcance del hombre.

—Maldita…; El hombre sacó el cuchillo que atravesó su muñeca mientras maldecía el débil intento de escape de Asfi.

Ella ganó un poco de distancia antes de colapsar en un ataque de tos y caer de rodillas por el dolor. El hombre sostuvo su muñeca sangrante y dio un paso en su dirección… cuando una gran explosión y otro destello de luz atrajeron su atención. Él se quedó quieto.

Ignorando por un momento a la chica moribunda a sus pies, el hombre se concentró en los nuevos intrusos.