Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 3

Capítulo 4: Diablo de pelo Blanco

Parte 2

—¡Que ningún intruso sobreviva!

Un rugido molesto cortó el alboroto.

Este venía de un hombre que vestía una túnica diferente del resto; los que estaban alrededor del humano seguían su orden. La facción enmascarada dentro de la caverna entró en acción.

Con las armas en alto, ellos embistieron hacia delante para enfrentarse a Asfi y su grupo.

—¡Oye, estos tipos no están jugando!

Lulune podía ver la intención asesina en sus caras y advirtió a sus amigos.

La Familia Hermes todavía estaba en la entrada de la caverna, viendo a sus nuevos enemigos desconocidos embistiendo contra ellos a toda velocidad.

—Debemos pelear con ellos. No parece que obtengamos ninguna información de ellos sin un poco de persuasión, ¿Eh?

La extraña energía del enemigo hizo que la piel de Asfi se erizara. Ella rápidamente miró a todos sus aliados por turno.

Las paredes verdes albergaban muchas salidas además del camino que habían utilizado para

llegar a la caverna. Un aparato grande y negro, similar a una jaula se encontraba al lado de cada uno de ellos, albergando a las plantas carnívoras.

Al mismo tiempo, más monstruos estaban naciendo de las carnosas paredes verdes. Los capullos comenzaron a florecer, los maduros se deslizaron hacia adelante con sus cuerpos colgando de la superficie de la pared antes de caer al suelo y deslizarse por el suelo.

Aparentemente, la capa verde de los monstruos gigantes tenía la capacidad de tener crías vivas al igual que las paredes del Calabozo.

La pregunta ahora era si las enormes criaturas habían sido creadas artificialmente o si eran puramente una nueva especie de monstruo. ¿Todas las plantas carnívoras nacieron de esta manera?

Cada hipótesis que pasaba por la mente de Asfi le enviaba escalofríos por la espalda. No importa la respuesta, ella no tenía un buen presentimiento al respecto.

La líder echó otra mirada alrededor de la despensa irreconocible, con su mente trabajando aún más.

Todavía quedaban muchas preguntas que necesitaban respuestas, tales por ejemplo cómo se creó este espacio y dónde colocarían las jaulas alineadas en las salidas.

—¡Mátenlos!

—¡Atáquenlos!

Los líderes de ambos grupos emitieron sus órdenes finales, la Familia Hermes se enfrentó con el grupo de guerreros enmascarados.

Grandes túnicas y máscaras ocultaban las identidades de la facción que tenía una considerable ventaja numérica sobre la Familia Hermes. Sus líneas del frente descendieron sobre los aventureros como una tormenta, con las cuchillas y gritos de guerra que se abalanzan sobre sus objetivos. En respuesta, Lulune condujo a los otros semihumanos en el medio de su formación hasta las líneas del frente, igualando la intensidad de los atacantes con la suya.

El escudo del tigre de guerra derribó las espadas y lanzas a un lado, abriendo un camino para varios elfos para atacar a los guerreros con túnicas a quemarropa.

Cada vez que los arqueros enemigos desataban una ola de flechas en el aire, los usuarios mágicos respondían rápidamente con unos hechizos de corto alcance. El aire estaba despejado en algunos momentos.

La Familia Hermes combinó su capacidad para cubrir las debilidades de los demás con la fuerza excepcional de sus individuos para abrumar a un oponente tratando de ganar solo en  números. Los guerreros encapuchados que entraron tarde en la refriega vieron la fuerza de los aventureros de clase alta entre los intrusos y perdieron la voluntad de luchar.

Con su trabajo en equipo, la familia avanzó constantemente contra las filas sanguinarias de la facción enmascarada.

—¡Un! ¡Dos!

—¡Argh!

Lulune dio unos cortes precisos en las cuatro extremidades de su oponente antes de meter su rodilla en su pecho.

La figura enmascarada, probablemente humana, gritó de dolor cuando fue sacado de la pelea.

—Ahora bien, ¿Por qué no me dices a que familia perteneces? Alzando al hombre por el cuello, el interrogatorio de Lulune comenzó.

Los brazos sangrantes del hombre colgaban de manera flácida a sus costados, sus ojos la miraban desde debajo de su máscara. Aunque la batalla aún se desarrollaba, él mantuvo su boca cubierta de tela muy cerrada.

—¡……!

—Debí suponerlo. Pero el silencio no te llevará a ninguna parte.

Una sonrisa maliciosa apareció en la cara de Lulune ante el hombre que se negó a decir una palabra. Ella agarró un frasco de debajo de su equipo de combate.

Este estaba lleno de un líquido rojo claro y tenía un pequeño cristal flotando en el interior— Robo de estado. Este tenía la capacidad de abrir la “cerradura” que las deidades podrían usar para ocultar las bendiciones en las espaldas de sus seguidores, su estado. Con esto, era posible para ella descubrir no solo a qué familia pertenecía el hombre, sino también su nombre.

Los ojos del hombre temblaron cuando vio el frasco entre los dedos de Lulune.

—……

La determinación apareció en los ojos del hombre casi de inmediato, como si le hubiera llegado un importante descubrimiento.

—Mi Lord, cumpliré nuestro pacto…

Esas suaves palabras sonaron debajo del pañuelo sobre su boca. Entonces sucedió en un instante.

Los ojos del hombre brillaron cuando levantó los brazos ensangrentados y agarró la túnica de su cintura, arrancándola de su cuerpo para revelar lo que había debajo.

Una roca de color rojo oscuro que parecía como si una llama hubiera sido petrificada en mitad de la quemadura y sellada en piedra estaba atada a su pecho.

— —-

La señal de esto hizo que Lulune se olvidara de respirar.

—Una piedra infierno.

Este objeto caido podría obtenerse al derrotar monstruos llamados flame rocks en los niveles profundos del calabozo. Sin ser alteradas, estas piezas del cuerpo del monstruo eran altamente inflamables y podían explotar fácilmente.

La Piedra Infierno del hombre era especialmente grande en comparación con las otras que ella había visto. Además, había más de uno, todos ellos atados a lo largo de una larga cuerda contra su piel.

Su sangre se heló cuando vio que sus manos se movían.

Las piedras estaban unidas a una pequeña caja en su cinturón— era un detonador con una cuerda atada. El hombre lo agarró y lo sacudió bruscamente.

Lulune inmediatamente soltó el cuello del hombre y saltó lejos con toda la fuerza que sus piernas podían reunir.

—¡¡Mi vida por Iris—-!!

Arrojando su cuerpo hacia atrás, el hombre cruzó sus brazos sobre su pecho. Chispas emergieron del detonador un momento después, encendiendo las piedras.

—¡¡——-!!

El resultado de la explosión lanzó a Lulune aún más lejos. La explosión de calor la abrumó, seguida de una lluvia de cenizas. Ella cayó en seco sobre su espalda, con las chispas salpicando en su piel expuesta.

Haciendo que su cuerpo se sentara, lo primero que ella vio fue una masa de carne humeante no muy lejos. Las palabras cayeron de sus labios.

—… ¿É-él se auto-explotó?

Los restos calcinados del cuerpo humano en el suelo aún ardían.

Ella sacó los dos brazos mientras caía al suelo otra vez. Con tanto daño en su piel, no tenía sentido usar el Robo de Estado. Por supuesto, el hombre ya no podía ser contado entre los vivos.

El hombre había sacrificado su vida para evitar una fuga de información. Su nivel de devoción sorprendió a Lulune.

——¡Que este vasallo indigno encuentre la salvación!

De repente, más de los guerreros con túnica comenzaron a explotar a su alrededor.

Los primeros en tirar de sus cuerdas estaban demasiado heridos para continuar luchando. Entonces los que habían perdido la esperanza en poder sobrevivir se autoencendieron.

Aunque otros decidieron que si cayeran, se llevarían a alguien con ellos y se lanzaban con los brazos extendidos. Con cada estallido de llamas venía un destello cegador y un estruendoso rugido que llenaba la caverna.

Y los gritos de la Familia Hermes estaban justo en el medio de eso.

—¡¡Asfi, estos tipos son fanáticos!!

Habiendo perdido la compostura, Lulune gritó tan fuerte como pudo. Estos guerreros estaban muy comprometidos para completar su misión.

Era un grupo de luchadores preparados para enfrentar el destino final— la muerte.

Los gritos resonaron a través de la cámara como un pequeño ejército de guerreros dispuestos a convertirse en bombas avanzadas en su posición.

— ¡Syle ha caído!

— ¡Alguien, necesito sanación!

— ¡Oi! ¡Detenlos!

La vista de las explosiones tragándose a sus aliados uno por uno se reflejó en los atónitos ojos de Asfi. Mientras su capa la protegía de las intensas olas de calor, el hedor de la pólvora y la carne quemada atacaron su nariz. Todo el campo de batalla se estaba ahogando.

—¡Mis hermanos, no teman a la muerte!

Una nueva voz barrió el campo de batalla desde detrás de los guerreros enmascarados.

Un hombre con una túnica diferente a los demás instó a sus camaradas a avanzar, la luz oscura latía en sus ojos inyectados de sangre.

—¡Todo lo que hemos soñado con mentiras del otro lado de la muerte! ¡Nuestro Señor lo hace así—¡Muéstrenle lealtad!

Los ojos detrás de las máscaras de los guerreros con túnicas cambiaron en la voz. Su miedo se había ido.

Ellos avanzaron como uno, con sus rostros medio cubiertos ya muertos. Ellos se movieron como un sombrío infierno blanco.

—¡Perdóname, Sophia!

—¡Reina, voy a expiar mis pecados ahora—!

—¡Alas, Julius!

Las vidas proporcionaron las chispas para encender una cadena de explosiones.

Las estruendosas explosiones hacían que oír fuera inútil. Asfi, estupefacta, vio como las detonaciones no mostraban señales de detenerse.

Nombres de deidades… No, ¿¡De personas!?

Los últimos gritos de hombres y mujeres al otro lado de las explosiones comenzaron a extinguirse. La sangre de Asfi se puso fría tan pronto como sus oídos se recuperaron lo suficiente como para captar lo que sonaba como los nombres de las personas haciendo eco en el aire entre las explosiones.

¿Era esto un signo de total y completa lealtad a una deidad? ¿O era esta la voluntad de una deidad a la que estaban obligados a obedecer?

¿En qué tipo de familia luchaban? Ese pensamiento envió otro escalofrío a Asfi.

Al mismo tiempo… — ¿Debería permitirse que existiera este tipo de cosas?; Se preguntó en voz alta con una voz temblorosa.

—Tales almas rotas. Tontos atados a una deidad… que vergonzoso.

—En otra parte de la cámara, en el rincón más alejado del grupo de Asfi…

El hombre vestido de blanco se burló de la batalla que se desarrollaba en la distancia y alzó una mano.

Apuntando su mano hacia el campo de batalla, los ojos detrás de su máscara blanca se estrecharon.

—Violas.

Cada monstruo en la cámara miró el momento en que esa palabra salió de sus labios.

Como si estuvieran conectados por una sola mente, una voluntad general, sus pesados movimientos deslizantes rompieron el silencio en la caverna.

Los monstruos contenidos dentro de las jaulas negras se liberaron y se unieron a los ríos de color verde fluyendo directamente hacia la Familia Hermes.

— ¿Qué—?

—¡¿Monstruos, también?!

Un ataque conjunto de guerreros enmascarados y monstruos plantas estaba en camino.

Mientras los monstruos se empujaban para avanzar en su posición, los aventureros gritaban aterrorizados. Las enredaderas y los gigantes colmillos se abalanzaron sobre ellos sin piedad.

—¡UWA-AAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

El alboroto floral no solo estaba dirigido a Asfi y sus aliados. Las enredaderas se enroscaban alrededor de todo lo que tocaban, y los guerreros restantes con túnicas directamente en su camino eran los primeros. El último humano estuvo a medio de la garganta de un monstruo, gritando y revolcándose mientras su sangre se salpicaba por todas partes.

Los monstruos estaban en camino de aniquilar todo, aliado y enemigo por igual.

—¡¡Esto es una masacre…!!

La batalla se había convertido en un pandemónium.

Sin embargo, el ejército de fanáticos no prestó atención a las plantas carnívoras que se daban un festín con sus aliados y continuaron su ataque contra Asfi y su grupo. Ellos encendieron sus Rocas Inferno en el momento en que estuvieron al alcance de una criatura, atrapando a tantos combatientes cómo fue posible. El trabajo en equipo y las defensas de la Familia Hermes no fueron suficientes para contener la devastación. El caos se estaba extendiendo, la batalla se estaba convirtiendo en una pesadilla.

Defendiéndose a duras penas, y mucho menos de los conjuradores en la parte posterior de la formación, Lulune gritó cuando la abrumadora cantidad de látigos monstruosos la atrapó.

— ¡Esto no es bueno…!

Con su formación de batalla cuidadosamente construida en ruinas, los ojos de Asfi cobraron vida.

Aliados y enemigos caían uno tras otro; no había tiempo suficiente para decir cuál era cuál.

A este ritmo, la aniquilación era solo cuestión de tiempo. Los implacables ataques de los monstruos y el temor de los guerreros con la túnica que detonaban sus piedras impidieron que los miembros aún de pie de la Familia Hermes avanzaran.

La retirada fue casi imposible en esta situación. El grupo sería masacrado en el momento en que bajaran las armas para correr.

¡Ese bastardo de túnica blanca…!

Con su espada corta en la mano, Asfi corrió para ayudar a sus aliados. Rompiendo las líneas del frente del enemigo, ella mató a los guerreros enmascarados y monstruos por igual mientras avanzaba.

El hombre misterioso con la túnica blanca y una máscara sacada de un objeto caído estaba a lo lejos, muy por detrás del hombre con la túnica única. Asfi logró echar un vistazo al hombre moviendo su brazo un instante antes de que las plantas carnívoras lanzaran su ataque.

¡No hay duda, es un domador!