Youjo Senki (NL)

Volumen 4

Capítulo 4: Reorganización

Parte 2

Cualquiera que se dio cuenta de lo que sucedió después se sorprendió… Degurechaff lo miraba atónito. No con calma, no furiosa por ser habérsele negado, sino estupefacta.

Esa… esa muñeca de combate. Ese monstruo vestido de humano. Ella se ve sorprendida.

“Contéstame, Mayor. ¿Qué posible razón tienes para abandonar su deber?”

“General, no entiendo la intención de su pregunta.”

La intención de la pregunta era clara. Incluso si la retaguardia estaba interfiriendo, este comportamiento estaba mucho más allá del código de lo permitido. ¿Qué propósito podría tener para traicionar las expectativas del ejército y el Estado Mayor, y luego lanzar un ataque verbal tan alcista por encima de todo?

“Y también preguntaré esto: ¿no sólo quiere evitar el deber de combate en el este, sino también en el oeste y en casa?”

“Sí, General. Tengo la intención de seguir dando todo en el cumplimiento del deber. Permítame decirle que estoy sorprendida de que dude de mí lo suficiente como para decir que lo abandonaría.”

“Lo siento, ¿a eso se refería cuando dijo que no podía entenderlo?” “Sí, señor, es cierto. No lo entiendo.”

¿No tiene explicación del porqué solicitaría algo que sea prácticamente equivalente a abandonar su deber? Incluso Lergen podía entender la intención tácita de la pregunta de Zettour.

Y, sin embargo… Y, sin embargo.

¿Ella no lo entiende?

La respuesta de Degurechaff fue tan inesperada que, por un momento, todos se congelaron muy a su pesar. ¿Qué está diciendo ella? El ser ante sus ojos de repente parecía un monstruo incomprensible. ¿Qué acaba de salir de su boca?

“… ¿Qué? ¿No entiende? Es justo lo que pregunté, Mayor. ¿Por qué una élite como usted, con un alias, sería voluntaria para el servicio de retaguardia?”

Sí.

Sí, exactamente eso.

La carrera de la Mayor Tanya von Degurechaff como maga era prácticamente equivalente a su vida. De esa manera, había pasado la mitad de su existencia con el ejército y la mayor parte de eso en la sala de juego de las líneas más avanzadas.

¿Y ahora estaba tratando de evadir el servicio de combate?

Lo que Zettour estaba haciendo era menos como preguntarle qué hizo que su mente cambiara y más como interrogarla, y él no paraba. Tal vez por eso… Degurechaff, aparentemente resignada al fin, murmuró sus verdaderos sentimientos.

“General, las órdenes que recibí fueron atacar la capital de la Federación. Todo lo que hice fue seguir las órdenes del Estado Mayor. Seguí las órdenes y me abrieron una investigación, así que me parece que como la gente duda de mi capacidad de obedecer.”

“¿Habla en serio?”

“Por supuesto, General.”

Su respuesta sobre ese punto era infantil, en el sentido de que estaba tan segura de su propia corrección, pero desde la perspectiva de un soldado, era algo increíblemente sospechoso.

Sólo mirándola, parecía una niña que había hecho su primer recado, con el pecho hinchado con orgullo. Era casi como si estuviera diciendo: ¡Fui y compré las papas que pediste!

… El ambiente se sentía muy extraño en este contexto.

“¿Entonces está diciendo que hizo este comentario porque siguió las órdenes del Estado Mayor, pero el resultado fue un tribunal de investigación?”

Si Lergen miraba de cerca, podía ver latir las sienes de Zettour. Mm, ni siquiera tienes que mirar. Él hizo una mueca. Nadie querría estar ante el general como estaba ahora. Su ira estaba rodando por todo su cuerpo.

“Sí, General. Llevé a cabo la misión de distracción para apoyar las líneas principales en el este. Pero siento que, si algún oficial tiene dudas incluso sobre una de mis acciones militares, entonces tal vez me falta la capacidad para servir en las operaciones.”

“… ¿No se da cuenta de lo que está diciendo? ¿O está jugando con fuego en plena comprensión de lo que está haciendo?”

Esto debe ser lo que se siente ver a alguien jugar con fósforos cerca de un almacén de pólvora. Para preguntarse nerviosamente cuándo va a explotar. Menos como mariposas en el estómago, más como un dolor punzante en el intestino.

Lergen sólo podía sentir lástima de sí mismo por haber sido testigo de esta confrontación.

Si tenía suerte, bebería whisky, más fuerte que el vino, y lo olvidaría.

… Si lo olvidaras, incluso sería posible hacer que esto no paso.

“No, General. Soy un soldado, y como tal, sólo creo en seguir el código de conducta.”

La Mayor respondió como si no supiera lo que le preguntaban, como si no hubiera entendido a qué se dirigía la pregunta. Y ella no parecía culpable en absoluto. Su rostro era una máscara de confusión al obtener el interrogatorio severo de su oficial superior.

“Mayor, ¿hay algo más que le gustaría decir en respuesta a esa pregunta?” El General respondió.

Había vertido tanta ira en su expresión que parecía que ningún individuo sería capaz de superar tal muestra de la emoción.

Si Lergen hubiera tenido otra opción, no habría estado a menos de cien metros de esta escena.

¿Realmente eso es lo que tengo en mente ahora?

… Lergen sintió que en algún rincón de su cerebro estaba teniendo pensamientos escapistas, pero no podía hacer que se detuvieran.

“General, le he estado diciendo esto por un tiempo, pero no tengo nada más que agregar.”

“… Mayor, valoro su ojo para la estrategia.”

Con una maravillosa muestra de autocontrol, Zettour apenas logró evitar explotar… con una ira que habría derretido una voluntad de hierro. Los historiadores deberían alabarlo en la posteridad por ese momento.

“Me siento honrada, General.” Y seguramente los historiadores también tomarían nota de la respuesta de Degurechaff.

Seamos honestos. Lergen nunca había sentido que la comunicación verbal exitosa fuera tan maravillosa hasta este momento. Lo que Degurechaff quiso decir con ese comentario estaba fuera del ámbito de su comprensión.

Estás actuando como una niña tratando de salirse con la suya, casi se quejaba, pero luego le llegó.

… ¿Una niña tratando de salirse con la suya?

No creía que fuera posible, pero cuando miró a la Mayor, sus mejillas se hinchaban de frustración. Con calma se enfrentó a Zettour, pero la diferencia en su altura significaba que lo estaba mirando.

Era fácil de olvidar, pero la Mayor von Degurechaff era… pequeña.

Y ella no tenía mucha experiencia en la vida, así que, si los militares formaron la mayor parte, y luego esta investigación cuestionaba su idoneidad para su papel… ¿Podría estar pasando por una fase rebelde?

Tienes que estar bromeando. Lergen de repente se sintió muy confundido.

“Dígame, en detalle, lo que cree que fue el significado militar de la incursión en Moscú.”

“Sí, señor. Era la forma óptima de apoyar a las tropas en las líneas principales del este.

También me enorgullezco de ello como un paso hacia el agotamiento de la Federación.”

Era fácil adivinar cómo se sentía Degurechaff al confrontar a Zettour con esa respuesta contenida y una cara magníficamente inexpresiva.

En realidad, su declaración de orgullo probablemente era genuina. Pero precisamente por eso Lergen de repente quería un analgésico.

¿Estás orgullosa de eso, pero haces pucheros simultáneamente porque te critican por ello?

Eso. Si el monstruo que lidera un batallón de magos aéreos es un soldado con esta mentalidad, eso es terriblemente irónico. Ella tiene las Alas de Plata con Hojas de Roble. Sus logros requieren virtualmente que sea descrita como una heroína.

Pero su alias Weißsilber está quizás demasiado lejos de la verdad. En lugar de la elegante Weißsilber, es una terrible enemiga corroída por la sangre salpicada y digna del nombre Plata Oxidada.

A pesar de eso, dentro de ella es una niña que se queja de que no quiere ir al frente porque alguien se enojó con ella.

“Muy bien. Entiendo cómo se siente.”

“Me siento honrada.”

Lergen ya no tenía idea de qué decir, pero ante sus ojos, Zettour parecía haber entendido algo y cambió de tema abruptamente.

Incapaz de comprender el contexto, Lergen no tuvo más remedio que observar en silencio.

“Ahora bien, sobre su solicitud de servicio en la retaguardia… Me gustaría confirmar primero algunas cosas sobre sus intenciones.”

En respuesta al “Sí, señor”, de Degurechaff, Zettour asintió como un viejo amistoso.

“Me gustaría preguntar si cree que es posible una paz temprana.”

“Está fuera de discusión. Creo que no tiene sentido siquiera considerarlo.”

“¿Huh?” Se le escapó antes de que Lergen se diera cuenta.

“¿Y por qué piensas eso?”

“Primero, esta premisa: no hay ninguna razón lógica para que la Federación haya comenzado esta guerra con nosotros, hasta donde sabemos. ¿Cierto?”

“Continúe.”

Lergen se quedó en la orilla del camino, perdido, incapaz de leer hacia dónde iba la conversación, mientras que Degurechaff y Zettour continuaron la discusión entre ellos con su propia comprensión.

Pero incluso Lergen podía comprender lo que Degurechaff había señalado sobre la Federación… también le costaba comprender por qué habían abierto hostilidades. Si la Federación quería atacar al Imperio, debería haber salido balanceándose antes. No había explicación del porqué, si tenía la voluntad de luchar, había permanecido hasta que el Imperio venciera a la República.

Cabe señalar que ambos poderes se esforzaron por abstenerse de enfrentamientos accidentales en la frontera. Por eso, cuando llegó el primer informe, todos los funcionarios de la Oficina del Estado Mayor, incluido Lergen, habían gritado: ¡¿Por qué?! En confusión.

“No hay una razón lógica, General. Al menos, no que sepamos.”

“¿No que sepamos?”

“Sí, General. Independientemente de cómo haya progresado nuestra investigación, debe haber alguna razón que no conocemos.”

En realidad, hasta donde Lergen sabía, la investigación no había progresado. Era comprensible que lidiar con la invasión se priorizara sobre averiguar la razón de la misma. Y en el Estado Mayor, se aplazó una investigación completa porque tenían poca mano de obra. En las circunstancias urgentes de un enemigo que se acercaba, se vieron obligados a elegir verter todas sus fuerzas para repelerlos en lugar de analizar sus motivos sin prisa.

“Por lo tanto, no deberíamos negociar utilizando el paradigma existente. Hasta que comprendamos el paradigma, no está claro si es posible negociar con ese país.”

“Algunos piensan que, si superamos el primer ataque, encontraremos la manera…”

“… Con el debido respeto, un cese al fuego significaría la muerte de la Federación. ¿Por qué? Porque en un estado con un sistema político como el de la Federación, el gobierno no aceptará ese fracaso.”

Lergen frunció el ceño ante la dirección de una conversación que pensó que sería un rastro de conejos… A este ritmo, era más como una reunión de estrategia y en un nivel extremadamente realista.

Degurechaff los condujo a una respuesta obvia. Con esta falta de claridad, era imposible negociar. Y lo más importante, si no sabían la razón raíz, era imposible investigar.

Y Zettour asintió con un “Correcto”, como si entendiera todo.

“Por lo tanto, negociar un cese al fuego temprano es una fantasía total. Supongo que incluso las negociaciones a pequeña escala en el frente serán extremadamente difíciles.”

“Su punto sobre la dificultad tiene sentido. ¿Pero no cree que fue su ataque en Moscú lo que hizo que las negociaciones fueran imposibles debido a su pérdida de prestigio?”

Prácticamente todo su trabajo había sido borrado por ese ataque.

Hablando estrictamente, la medida había sido una necesidad militar. Se podría decir que, para la defensa del este, fue una acción indispensable. ¿Pero fue el precio quizás demasiado alto?

Ahora que su honor había sido pateado, pisoteado y picado, la Federación no podía retroceder. Y con el espíritu de lucha del Imperio corriendo tan alto, el ejército no podría abandonar la guerra tan fácilmente. El público estaba ansioso por la victoria y otros resultados.

¿No fue el detonante de toda la acción de Degurechaff?