Youjo Senki (NL)

Volumen 4

Capítulo 4: Reorganización

Parte 1

¡Nuestro objetivo es el comunismo!

-Lema del campo de tiro de artillería del ejercito de la Federación.

¡Nuestro objetivo es la burocracia!

-Lema del campo de tiro del Estado Mayor del Ejército Imperial.

10 DE ABRIL, 1926 DEL AÑO UNIFICADO, OFICINA DE ESTADO MAYOR

El Coronel von Lergen estaba orgulloso de su trabajo como oficial del Estado Mayor. Como soldado, como oficial y, sobre todo, como ser humano, no tenía dudas de que cumplir con sus tareas fielmente era su deber. Quizás ese era el problema.

Con una cara sombría, suspiró mentalmente por enésima vez, había perdido la cuenta, ese día. Debe ser así como se siente querer escapar al alcohol y los cigarrillos si se te permitiera. Parecía que no era el único que se sentía así.

Los detalles eran realmente absurdos.

Los militares estaban siendo restringidos por solicitud política. Aunque sabía que era una farsa, se vio forzado a obligar a varios oficiales de alto rango a convertirse en payasos.

La gente tiende a hacer mal uso de estas investigaciones, pensó Lergen, soltando un suspiro mientras tomaba el asiento preparado para él. Echó un vistazo alrededor de la habitación y notó que las caras a su izquierda y derecha estaban casi temblando. Por sus expresiones, era obvio que todos eran reacios a estar allí.

Asistieron tanto los oficiales de alto rango del Estado Mayor General como los funcionarios a cargo de los asuntos cotidianos. Puede haber habido una pausa en el frente oriental, pero eso no significaba que su tiempo fuera infinito. Lergen entendía su irritación por tener que malgastarlo en un esfuerzo tan tonto.

Ese debería haber sido el porqué. El mazo de madera que señalaba el comienzo de la reunión sonaba casi como una llamada para terminar con esto.

“¿Todos están aquí? Bien, comencemos.”

Después de todo, fue el propio Teniente General von Zettour quien llamó a la reunión al orden. Tal vez así era como mostraba que iba en serio.

“De acuerdo, Mayor von Degurechaff. Este tribunal de investigación investigará su comportamiento reciente para aclarar las preguntas del Comando Supremo.”

Y Lergen no podía culparlo. Todo sobre esta investigación era irregular. La que llevó a cabo el ataque a la capital de la Federación, lo que normalmente se consideraría una operación exitosa, fue reprendida, aunque de forma indirecta.

La lógica del ejército decía que sus acciones eran perdonables. Por eso originalmente, todo el Estado Mayor se opuso vehementemente a esta reunión. La razón por la que se abrió paso fue probablemente porque los funcionarios civiles que pasaban todo su tiempo en la retaguardia no entendían qué era la guerra.

Como Zettour presidía, el veredicto seguramente sería inocente. La brecha difícil de salvar entre el Estado Mayor, el gobierno y los políticos era clara, tanto por el hecho de que el asunto no urgente se consideraba problemático, independientemente, como de que se sentía la necesidad de una investigación, aunque solo fuera tener una historia lista.

Bueno, tiene sentido. Lergen aceptó la situación con un suspiro.

La única causa de este problema era que las acciones de la Mayor von Degurechaff podrían verse como una exageración.

Desde una perspectiva militar, atacar la capital enemiga era lógico. Cualquier oficial de personal podría asentir en aprobación por la increíblemente significativa contribución que había hecho. Pero cuando escuchó que parte de su conducta provocaría controversia desde una perspectiva política, Lergen también podía entender ese razonamiento.

Si el objetivo era pulverizar el honor del enemigo, atacar los símbolos de su país era difícil de evitar. Los políticos probablemente pensaron que sólo provocaría a la Federación… Estaban perdiendo el punto, pero tampoco podía negar lo que estaban diciendo.

“En esta investigación, Mayor von Degurechaff, las acusaciones en su contra son que utilizó fuerza militar excesiva en un área urbana y tomó acciones militares a su propia discreción. ¿Admite la verdad de estas cosas?”

Las críticas de ir demasiado lejos y hacerlo de manera independiente, como Zettour acababa de leer en un hábil monótono, se basaban en la razón.

No obstante, la mayoría de los oficiales presentes rechazarían rápidamente ese razonamiento como distorsionado. El propio Lergen confiaba en que se llevarían a cabo las estrictas órdenes con respecto a la inocencia de Degurechaff de su superior directo, el Teniente General von Rudersdorf.

El ataque contra Moscú fue necesario. Esa era la firme creencia de Lergen.

“General. Estoy sorprendida por las dos acusaciones que me han presentado e insisto en que no son ciertas… lo juro.”

“Está bien. Entonces, Mayor von Degurechaff, aclaremos primero la acusación de actuar bajo su propia discreción.”

Todos creían que, aunque la operación realizada por el 203vo Batallón de Magos Aéreos como una amenaza y una distracción terminó siendo una incursión de largo alcance que era más amenazante y distractora de lo previsto, no se desvió de manera significativa de lo que llamarían ataques de acoso.

Incluso si ella actuó por su cuenta, todos los oficiales del Estado Mayor dirían que está dentro del alcance de sus órdenes. ¿Por qué? Porque ella había alcanzado los objetivos de esas órdenes. Esto era lo que llamarías pensar con los pies sobre la tierra, no desobediencia.

Por eso Zettour asintió como si entendiera.

“Fiscal, comience.” A diferencia de la voz tranquila y familiar que había estado usando hasta ahora, su tono cambió bruscamente a áspero y contundente.

Bueno, no necesitaba esconderlo. En el momento en que se dirigió al oficial judicial del ejército en un tono tan severo, sus verdaderos sentimientos eran claros. Después de todo, él mismo había estado involucrado en el establecimiento del 203vo Batallón de Magos Aéreos. Incluso en esta investigación, si el Estado Mayor no lo hubiera obligado a tomarlo con el pretexto de que él era el responsable de ella, nunca se le habría dado el papel de presidente.

“Oh, Fiscal, antes de que lo olvide, tengo una advertencia. Ningún observador puede abandonar sus asientos durante el proceso. Si el honor de la Mayor von Degurechaff está en duda, entonces, como oficial del Ejército Imperial, prefiero que todos los oficiales estén presentes para presenciar la discusión. Estoy seguro de que sabe esto, pero.” Continuó, y lo que dijo después era, desde el punto de vista de los oficiales judiciales del ejército, bastante complicado. “Personalmente, si es necesario o alguien quisiera, estoy de acuerdo con hacer públicos los registros. Muy bien. Puede comenzar.”

Su método fue extraordinariamente minucioso. Antes de que el oficial judicial, que representaba la voluntad del Comando Supremo, pudiera siquiera abrir la boca, Zettour le dio un jab terriblemente feroz.

Demostraba cuán en contra de la investigación estaban Zettour y todos los oficiales del Estado Mayor, pero al mismo tiempo, independientemente de su oposición, la reunión todavía se estaba celebrando.

Al limpiar el nombre de Degurechaff, protegerían también a los demás de ser menospreciados. Incluso si finalmente habían superado la resistencia del Estado Mayor General y del Grupo del Ejército Oriental para ese propósito, aun así, sentían que el Comando Supremo estaba siendo demasiado feroz en su tratamiento de Degurechaff.

“Entonces comenzaré con el asunto de sus acciones independientes…”

Y luego, mirando la lista de cargos que el oficial judicial presentó uno por uno, Lergen tuvo que suspirar. Lo sabía.

La tensión en la sala de reuniones era la ira de los oficiales. Era fácil adivinar que el objetivo de la investigación se sentía de la misma manera, aunque mantenía un exterior sobrio y sincero.

“… Esto me está dando dolor de cabeza.”

Para Lergen, era evidente que la conclusión alcanzada hoy no reprocharía a Degurechaff.

¿Cuántas personas había allí que pudieran soportar las miradas de Zettour mientras él presidía y los demás, y despojarla de su honor y sus calificaciones como oficial?

El jefe del comité de investigación era nominalmente el jefe del Estado Mayor. Zettour, como líder de la investigación en términos prácticos, era un miembro crítico del Estado Mayor.

Tenía que ser obvio que todos sintieron que la investigación era una farsa. Zettour, probablemente con el espíritu de protesta, comenzó a mirar su cigarrera cercana mientras el oficial judicial hablaba y terminó tomando prestado un encendedor de alguien a su lado.

La mayoría de los oficiales pensaba que la investigación era absurda. Mientras se burlaban de cada palabra que decía el oficial judicial, asentían ante todo lo que decía la defensa. Incluso hubo algunos que llegaron a aplaudir.

Cuando Zettour golpeó obedientemente el mazo por orden, la comedia era inevitable. Por eso… era el por qué Lergen tenía que quejarse.

“… ¿No podríamos haber evitado esto? ¿Toda esta investigación?”

Estaba atrapado en la agonía del vergonzoso arrepentimiento.

Había habido múltiples indicios del peligro. Había una grave disparidad en la conciencia entre el ejército y la retaguardia. Había estado convencido de que estaba siendo cuidadoso.

Había hecho todo lo posible para intercambiar opiniones sobre la situación de guerra con los de la retaguardia y mantenerse al tanto de la posición del ejército y las circunstancias en el frente interno. Esas podrían haber sido actividades anormales para un oficial de personal en Operaciones, pero él creía firmemente que una retaguardia unificada era necesaria para tomar medidas militares sin problemas. Y cuando el Ejército de la Federación atacante fue aniquilado en una batalla de maniobra no convencional, se había enorgullecido de la coordinación claramente funcional entre las líneas del frente y el frente interno.

Y luego esto. ¿Cómo llegamos aquí? ¿Por qué siquiera necesitaban la feroz refutación de esta defensa y el abrumado oficial judicial? Sólo podía encontrarlo extremadamente lamentable que no hubieran podido evitar esta investigación. Todo lo que está haciendo es exacerbar la discordia.

Después de todo, sólo mirando, sabía cuál sería el resultado. Degurechaff respondió cada pregunta insultante de manera casual, reprimiendo sus emociones. El moderador era neutral sólo en nombre y persistentemente arrojó sarcasmo al fiscal. La defensa ni siquiera intentaba ocultar su determinación de oponerse a este ataque injusto al honor de un oficial.

Con respecto a sus acciones en solitario, los oficiales del Estado Mayor proclamaron para el registro que no tenían ningún problema. Y sobre lo excesivo del ataque, la defensa terminó tendiendo tenazmente a la fiscalía utilizando el precedente de ataques en instalaciones militares, así como citas de memorandos del ejército.

Lo siguiente incluso quedó en el registro: “Ella evitó las instalaciones civiles. Deberíamos elogiar oficialmente su arduo trabajo para limitar el ataque sólo a las instalaciones del partido o militares.”

Cuando el sudoroso fiscal se inclinó sobre su escritorio y sus argumentos en contra se desvanecieron, Zettour finalmente puso fin a la farsa.

“Bueno, parece que nos hemos quedado sin cosas para debatir.” Después de hacer un comentario formal de que todos habían presentado sus argumentos en detalle, se dirigió al tema principal en cuestión.

“Esta investigación llega a la siguiente conclusión. Mayor Tanya von Degurechaff, consideramos que las acusaciones contra usted fueron refutadas.”

Zettour dio el veredicto en un tono que decía: La farsa ha terminado, y los oficiales asintieron como si eso fuera natural… ¿Era la razón por la cual cada uno de ellos llevaba las Insignias del Servicio de Campo otorgadas para la experiencia de combate puestas en sus uniformes para tácitamente expresar la furia de las líneas del frente?

“Mayor Tanya von Degurechaff, su nombre ha sido limpiado. Por la presente concluyo esta investigación. Que siga luchando en las batallas más feroces y se dedique a nuestra causa. Eso es todo.”

Por ahora, el asunto había llegado a su fin.

Pero cuando salió de la sala de reuniones para atender sus siguientes tareas, Lergen se sentía terriblemente abrumado. Todo lo que podía pensar era lo equivocado que había estado.

Nunca pensó que el Comando Supremo, especialmente la Inteligencia Extranjera y el gabinete, no sólo expresarían enojo por el ataque contra Moscú y otras acciones militares de la Mayor von Degurechaff, sino que también tendrían una desconexión tan grande con el ejército que exigirían una investigación.

… Cuando recibió el primer informe, gritó que no podía creerlo. Una vez que se calmó, finalmente comenzó a comprender la naturaleza del problema. Entendió que Degurechaff era capaz de llevar a cabo planes inflexibles para obtener resultados. A veces se preocupaba por eso. Pero no así.

Puede haber tenido motivos para estar ansioso, pero era su medio… no había pensado en reprocharle sus fines. En realidad, aparte de sus reparos sobre su carácter, ella era sobresaliente. Incluso podría llamarla oficial modelo del Ejército Imperial.

“… ¿En algún momento termine por acostumbrarme a su forma de pensar? ¿Eso significa que… tiene razón?”

Si podemos atacar a Moscú, podemos sacar al menos algunas de las tropas de la Federación de la lucha en la frontera oriental.

“En cierto modo, estaba tratando de recrear lo que sucedió en el frente del Rhine… Y todo lo que puedes decir es que hizo un gran trabajo. Gracias a su ataque, muchas de las fuerzas aéreas en el frente oriental fueron retiradas. Es una hazaña magnífica, y no tiene nada de problemático.”

… Por supuesto, tuvo que agregar que esta era la perspectiva de un soldado.

Al venir desde una distancia y atacar importantes instalaciones y bases en su país, forzaron al enemigo a fortalecer sus defensas en la retaguardia, lo que resultó en que sólo podían enviar recursos limitados a las líneas más avanzadas. Eso era un ataque de acoso.

Desde el punto de vista del Ejército Imperial, al demostrar que podían atacar a Moscú en cualquier momento, inmovilizaron a las tropas de la Federación en las proximidades de la capital.

Nunca en un millón de años pensó que autorizar el plan de ataque de Degurechaff causaría tantos problemas, por lo que no podía evitar sentirse confundido por los argumentos internos.

Luego, una vez que se recuperó de su confusión y comprendió, se sentía desesperado. Probablemente la retaguardia del Imperio estaba controlada por la lógica de antes de la guerra. No estaban cambiando de opinión según los informes que aparecían en los periódicos o por radio, ¡simplemente estaban haciendo llamadas usando la lógica de antes de la guerra!

Qué espectaculares propósitos cruzados tuvieron en este debate.

La guerra era algo por lo que los soldados luchan con el apoyo del frente interno. Pero últimamente, la guerra se había convertido en la jurisdicción del ejército, y la retaguardia era indiferente a la situación del ejército.

En pocas palabras, tal vez confían en el ejército… Para ser menos generosos, simplemente no entienden.

“De cualquier manera, hay que hacer algo o estaremos en problemas…”

Él continuó: “No, primero viene el asunto de la Mayor von Degurechaff.”

Lergen casualmente cambió de marcha y volvió a centrarse en la tarea que tenía delante.

En la actualidad, el tribunal de investigación había examinado el pasado de Degurechaff y demostró que no había problemas. Como resultado, se entregaron varios documentos a los miembros del tribunal y se les notificó que la absolución de Degurechaff se anotaría en el registro público.

Con eso, sería oficial que ella nunca había hecho nada problemático. El ejército había negado la retaguardia y la autoridad del Alto Mando. Si el frente de casa y las líneas del frente tuvieran que chocar, Lergen lamentaba que no hubiera podido suceder de una manera más moderada.

Pero al mismo tiempo, tenía que ser “considerado” y pensar dónde enviar a Degurechaff y su batallón a continuación. Querían pedirle su opinión, así que como él y ella eran conocidos, el trabajo le correspondía a él. Bueno, es una buena oportunidad. Por lo menos, definitivamente era una oportunidad de entenderla y controlar sus intenciones.

Cuando entró en la habitación de la Oficina del Estado Mayor donde la había hecho esperar, finalmente se dio cuenta de que debería haber traído al Mayor Uger con él. Tal vez incluso alguien que está irritado por una investigación no deseada se relajaría un poco si un compañero de clase del colegio de guerra estuviera allí.

Pero ya estaba llegando tarde.Degurechaff se levantó y le dio un saludo de libro de texto preciso. Él hizo una mueca cuando le devolvió el saludo.

“Supongo que ha pasado un tiempo. Disculpe la espera, Mayor.”

Estaba mucho más tranquila de lo que él esperaba cuando respondió que no le molestaba. “Genial, entonces hablemos sobre dónde estará estacionada. ¿Alguna solicitud?”

Sin embargo, su respuesta fue tan impactante que casi se cayó de espaldas.

“Le gustaría hacer algo además del servicio de primera línea… ¿Es eso correcto?”

“Sí, señor.” Respondió ella con total naturalidad, sin vacilación ni intriga en sus ojos. La guerra está en su auge y, ¿la Mayor von Degurechaff… no quiere servir en las líneas del frente? Si ella fuera una nueva recluta o una reemplazante, él podría reprenderla por estar asustada, pero si un comandante duro como un clavo que atacó el Cuartel General del Ejército Republicano en el frente del Rhine estaba evitando el frente, esa era una historia diferente.

Por lo tanto, confirmar su intención era simplemente un procedimiento administrativo, su movimiento de apertura… por así decirlo.

“Muy bien. Entonces, Mayor, tengo una pregunta que me gustaría que contestara.”

“Sí, señor.”

“Siéntase libre de considerar esto como una conversación personal. Mayor von Degurechaff, ¿por qué un soldado tan sobresaliente como usted quiere evitar la línea más alejada?”

Quería saber sólo una cosa: la razón. Su propio interés también estaba allí. No, se podría decir que sólo estaba en ello.

Entonces, aunque no estaba seguro de cómo hacerlo, tenía que preguntar.

Era una pregunta perfectamente natural: ¿por qué ella, temida como Plata Oxidada, elegiría el servicio en la retaguardia?

“En pocas palabras, el servicio de primera línea es molesto. Estoy solicitando servicio de retaguardia por razones totalmente personales. Además, tenía la intención de decirlo antes, pero tengo una sugerencia sobre quién debería ser mi sucesor… el nuevo comandante del 203vo Batallón de Magos Aéreos, quiero decir. Me gustaría recomendar a mi vicecomandante, el Capitán Weiss.”

La noticia pasó por la Oficina del Estado Mayor en un instante. ¡La Mayor Tanya von Degurechaff, comandante del 203vo Batallón de Magos Aéreos, deseaba fervientemente trabajar en la retaguardia! ¿La razón? La investigación sobre sus logros en la batalla había agotado lo que restaba de su paciencia.

Por un momento, todos podían entender, tiene sentido, pero para aquellos que trabajaban con ella, no era una broma. A la cabeza de esa manada estaba el General von Zettour.

Cuando recibió el informe de Lergen y voló a la oficina del coronel en busca de ella, las primeras palabras que salieron de su boca fueron firmes. “… Hablemos claramente ¿Qué… pasa?”

En su mano estaba la nota que Lergen había hecho llegar hace unos momentos con respecto a la preferencia de asignación de Degurechaff.

Cuando ella lo miró sin inmutarse, él arrojó el informe, donde decía que su inclinación era hacia el servicio de retaguardia, al piso.

Su comportamiento cambió tan rápido que cualquier oficial normal se habría puesto mortalmente pálido. Como si expresara la ira de Zettour, el paquete de papeles se rompió cuando se estrelló contra el suelo, y las hojas se dispersaron en un revoltijo revoloteante. Esta era probablemente la primera exhibición de tanta ira que Lergen había visto desde que se unió al ejército.

¿Podrían los sargentos vinculados a pelotones de entrenamiento siquiera manifestar una furia tan sorprendente? Francamente, no sabía que era posible que alguien se enojara tanto.

Pero.