Youjo Senki (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Una Victoria Magnífica

Parte 1

Quien se atreve gana.

25 DE MARZO, 1926 DEL AÑO UNIFICADO, OFICINA DE ESTADO MAYOR DEL EJÉRCITO IMPERIAL, CUARTO DE GUERRA

En lo profundo de la Oficina del Estado Mayor del Imperio, en el Cuarto de Guerra…

Habían pasado diez días desde que se habían lanzado al combate en el este con la Federación. El mapa con las posiciones de todos garabateadas sobre él desplegadas sobre la mesa mostraba cuán lejos había caído el Ejército Imperial durante ese tiempo.

Era evidente a partir de las líneas repetidamente dibujadas que las posiciones defensivas del Grupo del Ejército del Este se habían ido alejando gradualmente de la frontera. Por supuesto, el Estado Mayor del Ejército Imperial había estado preparado para la probabilidad de ser repelidos por el primer ataque de la Federación.

Eran conscientes de lo inmenso que era su enemigo, y tenían un plan. Aun así, los informes de las líneas del frente y el cambio de la guerra mostraron, lo quisieran o no, que la fuerza del temible Ejército de la Federación atacante estaba mucho más allá de lo que esperaban.

Por eso, el Teniente General von Rudersdorf, que estaba planeando su estrategia de intercepción, se vio obligado a quejarse de que quería concentrar más tropas en el este.

“La escala del enemigo es mayor de lo que imaginamos. El Grupo de Ejército del Este ha venido llorando a mí; han renunciado a todas sus reservas estratégicas. A este ritmo, crónicamente tendremos escasez de hombres en todos los frentes. Probablemente tendremos que retirarnos más allá de nuestro plan inicial.”

“Si está diciendo que deberíamos haber priorizado estacionar más tropas en el este en primer lugar, lo aceptaré.” Pero el Teniente General von Zettour respondió que no podían hacer nada más.

“La División de Inteligencia podría usar algo de ayuda, creo. Aquí está la información más reciente que se pudieron recolectar.” Zettour continuó, exasperado.

“Es un gran ejército.” Dijo, mirando los ojos de Rudersdorf al ver los documentos que le había entregado.

“Son alrededor de ciento cincuenta divisiones, y eso sólo nos enfrenta en el este. Tienen otras veinticinco divisiones que marchan hacia el sur hasta Dacia. La estimación preliminar de inteligencia fue de ciento veinte divisiones en total, pero en realidad tienen aproximadamente un 50 por ciento más que eso.”

No había ningún error al reconocer al Ejército de la Federación como gigantesco. El propio Zettour, como el encargado de la logística, sentía que, si la Federación podía mover un ejército tan enorme tan rápido, su fuerza nacional no podría tomarse a la ligera.

Lo más sorprendente era la concentración de fuerzas. Debido a su vasto territorio, la Federación tenía que dividir sus tropas incluso más que el Imperio. A pesar de eso, no obstante, Zettour estaba realmente asombrado, de alguna manera lograron destinar 175 divisiones en un frente. Tenían una tremenda confianza en la seguridad de sus otras regiones u otras fuerzas en reserva.

“La parte horrible es que aún no están completamente movilizados. Estos números son simplemente absurdos. ¿Cuántos tenemos?” Rudersdorf se quejó con disgusto.

Zettour sólo podía fruncir el ceño y asentir… porque había una buena posibilidad de que el Ejército de la Federación aún pudiera expandir sus fuerzas para una fase más.

Cuando la Federación decidió atacar furtivamente al Imperio, había trabajado para mantener sus intenciones en secreto el mayor tiempo posible. Como resultado, probablemente debería decirse, hasta que los canarios de seguridad cantaron, a pesar de estar en guardia contra la actividad de la Federación, de alguna manera el Estado Mayor no se dio cuenta.

La Federación había logrado evitar la movilización hasta justo antes de que abriera las hostilidades, manteniendo su cambio a la organización en tiempos de guerra oculto al Imperio. Con un suspiro, Zettour le dijo a su amigo y colega la situación a la que se enfrentaban.

“Las cosas son bastante difíciles incluso en el frente principal del este. El Grupo del Ejército del Este se ha fortalecido desde que el frente occidental se ha calmado, pero aún sólo tienen sesenta divisiones. Envié más de cinco del antiguo frente de la Alianza Entente, más tres divisiones mecanizadas y tres divisiones de infantería de las reservas de respuesta de la patria, pero aun así no es ni la mitad de lo que necesitamos.”

“Así que sólo enviar las cien divisiones del Gran Ejército nos permitiría respirar.”

“Sobre eso, aquí está el último informe. La situación aparentemente no es la que planeamos.”

¿Qué? Rudersdorf preguntó con los ojos, y Zettour le entregó documentos de un sobre debajo del brazo, declarando su conclusión concisa.

“La movilización total probablemente no sea factible. Pueden mover sesenta.”

El ideal era cien divisiones, pero el Ejército Imperial en realidad sólo podía ofrecer el 60 por ciento de eso. Zettour, del Cuerpo de Intendencia, lo encontraba extremadamente lamentable, pero incluso ese 60 por ciento estaría compuesto por divisiones parcheadas con nuevos reclutas y reservas del frente interno.

Probablemente no serían tan fuertes como deberían ser. “¡¿Sesenta?! ¡Zettour, no se parece en nada a lo que discutimos!”

“Con dos semanas más, podemos mover otras treinta, pero no hay forma con las últimas diez. No han tenido suficientes oficiales clave desde las batallas en el frente del Rhine y las ofensivas del oeste. Simplemente no hay forma de tener una lista completa.”

Continuó con un: “Además de eso, deberías sentirte afortunado si esos treinta son siquiera utilizables, ya que serán divisiones de seguridad de segunda clase de la retaguardia. Y lamento decir que la artillería que están utilizando es justo lo que pudimos confiscar del ex Ejército Republicano. En cuanto a las ametralladoras, están aún peor equipadas que las tropas antes de entrar en las batallas de trincheras en el Rhine.”

“He escuchado todo sobre los problemas del equipo de ti varias veces. Está bien. Pero General von Zettour, esta es la primera vez que escucho sobre la escasez de personal. ¿Por qué no me lo dijiste?”

“No quiero admitir esto, pero la primera que escuché de eso fue hace sólo veinte minutos. El subdirector de la jurisdicción del Cuerpo de Intendencia es equipo y capacitación… No me encargo de los asuntos de Personal. Ese sería el Comando Supremo y la División de Personal.”

Esa es burocracia en acción para tus ojos. Ambos sonrieron irónicamente, pero no era una broma para ninguno de los dos. Incluso si sólo se tratara de problemas contables, los límites en la cantidad de personal que podían usar eran intolerables en este punto.

Cuando Rudersdorf llegó a la penosa conclusión de que tenían que repensar su plan, Zettour respondió que no estaba completamente sin ideas.

“Esto es sólo un pensamiento, pero… quizás deberíamos considerar desviar los refuerzos destinados a Dacia hacia el este. A mi modo de ver, podemos soportar reasignar dos o tres divisiones pesadas.”

“Sí. Sería bueno si pudiéramos hacer que las catorce divisiones de ocupación hagan algo. Desde mi punto de vista, incluso si defendemos a Dacia en profundidad, las pérdidas en la patria serán mínimas.”

Hmm. Zettour escribió las unidades amigas y las posibles rutas de los ataques de las unidades de la Federación en el mapa y las consideró en silencio.

El frente oriental era demasiado grande para defenderse en profundidad con trincheras… no tenían suficientes soldados. E incluso si pudieran cavar las trincheras, no tenían suficientes hombres para defenderlas.

En cuyo caso, la única opción para los ejércitos orientales era librar una batalla en retirada centrada en retrasar. El punto era estar en el lugar correcto en el momento adecuado para interceptar.

“General von Rudersdorf, antes de obtener su opinión sobre esto, quiero revisar dónde estamos. En términos generales, nos enfrentamos a tres grupos de fuerzas enemigas atacantes. El Grupo A está en camino a Norden en el norte, el Grupo B se está preparando para atravesar la frontera oriental y atacarnos en casa, y el Grupo C se dirige al sur hacia Dacia.”

“Estoy de acuerdo con su diagnóstico.”

“¿Cuál cree que es el ataque principal?”

“En términos numéricos, B es el enfoque abrumador. Debe ser de alrededor de cien divisiones. Teniendo en cuenta el territorio que necesitan cubrir, es probable que sea un número apropiado, pero aun así es más que las setenta divisiones combinadas de A y C.”

Zettour asintió gravemente en respuesta al comentario gruñido de Rudersdorf. Al reunir las fotos de los aviones de reconocimiento, los informes de las líneas del frente y SIGINT13, se vieron obligados a concluir que un número repugnante de tropas de la Federación se estaba acercando a ellos.

13 Inteligencia de Señales.

La posibilidad de eliminar cada unidad a través del fuerte del Ejército Imperial, estrategia de líneas interiores, estaba allí, pero incluso si pudieran separar las unidades, el ejército enemigo podría poner números que el Estado Mayor tenía miedo de temer como una pesadilla.

“… Podría ser un ataque de múltiples frentes con su superioridad de material o tácticas de onda humana por saturación de material… en algún momento abrumarán el limitado poder de combate y la fuerza bruta del Ejército Imperial para que nuestras líneas retrocedan. Es una estrategia bastante práctica.” Fumando su tabaco, Zettour se reclinó lentamente en su silla y notó con calma que era natural que la Federación adoptara una estrategia que tuviera en cuenta la diferencia en el poder bruto entre las dos naciones.

“Probablemente debería agregar: en teoría.” No pudo evitar murmurar mientras le ofrecía a Rudersdorf un puro.

Si el Ejército de la Federación fuera entrenado y equipado por igual al Ejército Imperial, las líneas del Imperio probablemente colapsarían ese mismo día. Pero, aunque se quejaban del exceso de enemigos, las tropas estaban luchando en una batalla defensiva organizada mientras se retiraban.

La situación sugería fuertemente, y esta fue otra sorpresa para el Ejército Imperial, que las tropas de la Federación eran aún más inferiores en términos de entrenamiento y equipo de lo que se suponía. Incluso si los números fueran un gigante para amenazar al Ejército Imperial… no era fatal.

“¿Cómo puede decir eso, General von Zettour?”

“Seguramente tiene una idea, General von Rudersdorf.”

El par de amigos se sonrió maliciosamente el uno al otro. La confianza y la certeza de que podían hacerlo llenó el aire entre ellos. Los oficiales del Estado Mayor tenían las personalidades más desagradables… no había forma de evitarlo. Era el resultado típico de un sistema de educación del personal que sólo buscaba genios.

“Ahora bien, para discutir las cosas un poco más en serio… En cierto modo, esta será una colección de suposiciones con las que estamos familiarizados. Según lo previsto por la estrategia de líneas interiores, neutralizaremos los grupos enemigos atacantes uno por uno.”

Pero el pronunciamiento confiado de Rudersdorf irritó bastante a Zettour. Su tono era muy tranquilizador, y eso es precisamente lo que hizo que Zettour frunciera el ceño. Era apenas consciente de ello, pero los jefes de Operaciones del Estado Mayor tenían esta tendencia a…estar obsesionados con resolver todo de una vez. No era como si no entendiera nada, pero le preocupaba que se enfocaran demasiado en la licencia operativa y la visión a largo plazo.

“Primero, aniquilaremos el Grupo A en Norden. A partir de ahí, golpearemos lo que podamos, avanzando a B. También quiero clavar el Grupo C en parte para mantener la región de Dacia bajo control.”

“Estoy de acuerdo. Primero, aplastaremos a A con el Gran Ejército; luego, en el mismo movimiento descendente, aniquilarán a B junto con los ejércitos orientales. ¿Pero no deberíamos dejar a C solo y mover esas tropas para unirse al Grupo del Ejército Oriental? La consolidación de tropas es uno de los principios básicos.”

“¿Estás loco, Zettour? En términos de poder de combate comparativo, eso sería pedir lo imposible de las fuerzas en Dacia. Pedirles que se las arreglen con la mitad de sus números es una cosa, pero quitarles más soldados bajo su mando y el frente de Dacia seguramente se estancará.”

“Si se tratara de transferir algunos refuerzos, estaría bien.” Comentó Rudersdorf negativamente. Zettour seguía hablando de derrotar al enemigo de un solo golpe. Rudersdorf se negaba a aceptar un plan que llevaría tiempo y retrasaría el progreso en un área.

“Entiendo lo que estás tratando de decir, pero en este momento ni siquiera tenemos los medios para montar una ofensiva en Dacia. Estoy seguro de que está bien si lo dejamos en paz.”

“El Ejército Imperial demostró cuán móvil puede ser en Dacia, incluso con ferrocarriles limitados, cuando en primer lugar obtuvo el control del país, ¿no es así?”

“La mayoría de los caballos que usamos para eso se perdieron en algún lugar de la República.”

“Sabes que no tenemos caballos.” Presionó Zettour. Era lo mismo que le había dicho cada vez que ejecutaban una ofensiva en el Rhine.

Apenas había podido asegurar los suministros requisando caballos de todas las regiones y haciéndolos trabajar hasta la muerte. Podrías buscar donde quisieras, pero no encontrarías ningún caballo adicional.

“… ¿Por lo que entonces…?”

“Sólo tenemos una infraestructura muy limitada en el frente de Dacia. No se compara con la doméstica. Estoy de acuerdo en que, dadas las circunstancias, deberíamos estar librando una batalla móvil de intercepción en la frontera oriental, pero ¿qué tal si nos limitamos a retrasar el combate en Dacia? Deberíamos poder ganar tiempo si defendemos nuestras posiciones y las atraemos a una batalla de trincheras.”

Para el Ejército Imperial, diseñado como era teniendo en cuenta la estrategia de línea interior, una batalla de ataque de largo alcance sería una carga enorme. Ya era demasiado difícil para ellos moverse en regiones donde los ferrocarriles no se le hacía mantenimiento apropiadamente.

Por eso tenía que decir estas cosas que a los jefes de operaciones no les gustaría. “Zettour, ¿hablas en serio?”

“Por supuesto.”

Es la única forma.

Continuó asertivamente, eligiendo palabras que transmitieran con precisión sus intenciones. “Retrasar el combate, la contención de desgaste y las líneas continuas… creo que esta es nuestra única opción realista en Dacia.”

“Siento disentir. De hecho, como alguien que trabaja en Operaciones, ni siquiera rogaré.

Para empezar, el encargado de Operaciones nunca aceptaría una opción como esa.”

“… ¿Y la razón es?” Habló despacio y se volvió para mirar a Rudersdorf con un suspiro, esperando el contraargumento que sabía que venía.

“Zettour, seré franco, ¡ya que somos tú y yo los que estamos hablando aquí!” “Muy bien.”

“¡La clave para la estrategia de líneas interiores es el margen estratégico para mover la mano de obra de la manera más flexible posible! ¿Deberíamos continuar dejando suficientes tropas allí para precisar una mera porción del Ejército de la Federación? ¡La respuesta es no, no y no! ¡No podemos permitir que los hombres se desperdicien así!”

Aunque él asintió con la cabeza a “Entiendes eso, ¿no?” No obstante, Zettour se vio obligado a expresar su argumento.

Él mismo había sido parte de la organización de Operaciones. Comprendía de dónde venía Rudersdorf… el miedo a que las tropas pudieran estar estacionadas de manera ineficiente, la necesidad de asegurar la iniciativa.

La estrategia de líneas interiores era, al final, un arte que consistía en resolver todos los trucos del libro para correr de la manera más segura posible sobre hielo delgado. Optimización al eliminar incluso la más mínima incertidumbre o desperdicio. Estos principios básicos habían sido metidos a la fuerza en la cabeza de todos los oficiales de personal, por lo que Zettour comprendía tanto que dolía… eran parte de él.

Pero también entendía a logística.

“No estás tomando las deficiencias de infraestructura lo suficientemente en serio. El Departamento de Ferrocarriles se está volviendo loco por el mal mantenimiento de los rieles. Si asumimos una política de tierra quemada usando unidades aéreas y magas, no necesitaremos tantos.”

“¿Quieres que asignemos fuerzas aéreas a una batalla de tierra quemada? Absolutamente no. Quiero centrar nuestro uso de la flota… en inmovilizar al Grupo B en el este, especialmente. Teniendo en cuenta las diferencias en el poder de combate, deberíamos ser capaces de aplastar las defensas orientales de la Federación al instante si consolidamos nuestras fuerzas aéreas allí.”

“Tener fuerzas aéreas en Dacia no sería un desperdicio. No estoy tomando la defensa del frente oriental a la ligera, pero ¿no puedes ni siquiera ahorrar la fuerza aérea para escoltar a una unidad de bombarderos?”

Proteger el este frente a quemar a Dacia para estancar las líneas. La clave para cualquiera de los planes eran las fuerzas aéreas, y el Estado Mayor tenía dificultades para decidir cómo asignarlos porque todos los frentes estaban tan desesperados por tenerlos.

Lo que lo hizo más difícil fue que no se trataba de un simple debate sobre cuántos soldados desplegar. En cualquier momento y lugar, los militares se preocupan por las nuevas armas. Es decir, siempre hay discusiones serpenteantes sobre cómo usarlos.

Así como Zettour y Rudersdorf no podían ponerse de acuerdo sobre cómo deberían usarse las fuerzas aéreas, era un debate problemático en general.

“No soy reacio a considerar las solicitudes del Cuerpo de Intendencia, pero ¿tiene alguna idea de cuánto sufrirá toda nuestra situación si nos esforzamos por eliminarlas una por una? Tiempo, Zettour. No tenemos tiempo.”

“Ya tenemos la profundidad en la frontera este para pelear una batalla demorada, ¿no es así? Por eso tenemos un plan de defensa nacional y control fronterizo. Ciertamente no es imposible usar las fuerzas aéreas para frenar al enemigo.”

“Zettour, no niego tu punto de vista. Pero desde el mío en Operaciones, sería difícil. Todo el ejército a lo largo de la frontera ha cambiado a retrasar el combate, pero la disparidad del material es enorme. Es muy grande.”

La opinión de Rudersdorf de que las fuerzas aéreas deberían asignarse para misiones de defensa aérea y obtener el control del cielo para apoyar a las fuerzas terrestres que operan rápidamente era correcta en términos de intentar optimizar una batalla definitiva.

Pero la refutación de Zettour no estaba mal. Las fuerzas aéreas podían cooperar con las fuerzas terrestres, pero también eran capaces de lograr las cosas por su cuenta, especialmente cuando se trataba de detener a un ejército enemigo que avanzaba.

Su discusión no iba a ninguna parte, pero allí era donde generalmente iban sus discusiones. Por eso, cuando Rudersdorf murmuró: “Dios mío”, representaba los verdaderos sentimientos de los jefes de operaciones.

“Sigo pensando, Bueno, si la mitad de los de Dacia fueran aficionados… Si fueran imbéciles, probablemente podríamos encaminarlos de cabeza…”

“Eso sería imposible. Es cierto que el Ejército de la Federación no está altamente entrenado, pero aún se clasifican como una potencia líder. No podremos repelerlos con personal y equipo de nivel de seguridad fronteriza.”

“Lo sé. Supongo que nuestra única opción es atraer tropas del Gran Ejército y otros grupos para rodearlos y aniquilarlos, dejándolos impotentes. Por eso quiero poder de combate listo. Seré directo. No me importa de dónde las saques, pero quiero más tropas.”

“Estoy bastante seguro de que ya te envié la lista de lo que está disponible.” Zettour enfatizaba que no podía darle más. Pero Rudersdorf lo ignoró y continuó, describiendo sus propias circunstancias.

“Necesito que estrujes más fuerte. General von Zettour, tiene un grupo de unidades y reservas en su jurisdicción, ¿no es así?”

“¡Tienes que estar bromeando! ¡Esa es la unidad de instructor y la unidad de evaluación! ¡Ni siquiera quiero usarlos para defender la capital si no tengo que hacerlo! ¿Estás diciendo que deberíamos lanzar unidades dedicadas a la capacitación y la investigación en las primeras líneas? ¿O te referías a alguien más? ¡Las únicas otras unidades que tenemos son cadetes! ¡¿Me estás diciendo que acelere a los niños a través de su entrenamiento inacabado y que los envíe al frente?!”

“La defensa de la patria debería tener prioridad. Creo que deberíamos obtener tantos refuerzos para el frente oriental como sea posible.”

“Rudersdorf, no estoy en desacuerdo con que la seguridad nacional debería ser nuestra principal prioridad, pero… Si me permites ser franco, estás poniendo demasiado énfasis en expulsar a nuestros enemigos. La patria va a perder su flexibilidad estratégica. ¡Todavía existe la posibilidad de un contraataque de la Mancomunidad en el oeste!” Zettour continuó con la misma expresión severa, sé que lo sabes, obligado a transmitir los cambios que ocurren en el frente occidental.

“¡El Ejército de la Mancomunidad ya no es sólo un tigre de papel! Esos entumecidos en Inteligencia apenas recolectan nada, e incluso contando lo que encontraron, ¡ya hay cincuenta divisiones reclutadas y entrenadas! Si agrega los restos del Ejército Republicano, las fuerzas coloniales de la Mancomunidad, más los soldados voluntarios de los territorios autónomos, ¡son otras veinte!”

Era demasiado peligroso ignorar el rápido poder de combate de la Mancomunidad. Las tropas acuarteladas en el oeste eran feroces veteranos del frente del Rhine, pero no se podía garantizar su fuerza si se enviaban reordenes y refuerzos al este. No estaban en condiciones de dormir fácilmente.

Agregue a eso la disparidad en el poder naval en el oeste, y el Ejército Imperial necesitaba asumir una actitud de defensa pasiva. En esas circunstancias, era natural dudar acerca de enviar toda su fuerza al este.

“Entiendo la situación con nuestra mano de obra en el oeste. Podemos dejar lo mínimo.Pero lo mínimo que necesitamos es lo que ya está allí ahora.”

“¡Eso está fuera de cuestión!”

Zettour elaboró su argumento, pero Rudersdorf repitió sus puntos de vista desde cero.

Las diferencias extremas de opinión comenzaron a influir en su argumento. Rudersdorf de Operaciones buscaba la victoria más rápida en las líneas del frente, mientras que Zettour del Cuerpo de Intendencia quería mantener sus opciones abiertas en la retaguardia.

Se entendían mutuamente, pero el debate se prolongó para siempre, y Rudersdorf finalmente espetó: “General von Zettour, parece que está olvidando una cosa.”

“¿Y eso es?”

Es que… Rudersdorf se levantó, señaló la ventana a su lado, luego cerró el puño y golpeó el cristal.

Incluso el vidrio fuerte sigue siendo vidrio.

“… ¡Así es como peleas una guerra!”

La ventana se hizo añicos con un tintineo rítmico.

Sin prestar atención a los fragmentos que hirieron su mano, se la lanzó a Zettour y declaró: “¡Esto! ¡Impacto! ¡¿Puedes ganar si te preocupa lastimarte el puño?!”

“No voy a romperme el brazo de esa manera. El Ejército Imperial ya es un desastre como tu mano.”

Zettour era tan real como siempre, pero Rudersdorf lo olisqueó.

“Ja, entonces, ¿cuál es el problema? Soy muy capaz de boxear con este brazo.”

“Vaya, pensando como un bárbaro como siempre, ya veo.”

“Y el profesor von Zettour también sigue ahí, ¿no? ¿Por qué no renuncias y te encierras en una oficina de investigación en alguna parte?”

Rudersdorf no dudó en presionar a Zettour, quien había sido objeto de burlas sin piedad por su posesión y honestidad, diciéndole que su única opción era actuar. Se conocían desde hace mucho tiempo, por eso se entendían tan bien.

“Los viejos amigos son del tipo más problemático, ¿eh? Bueno, si vas tan lejos, es difícil para mí discutir.” Si Rudersdorf iba a hacer ese tipo de comentarios, Zettour tendría que quitarse el casco.

“Pero Rudersdorf, aun así, es mi deber advertirte.”

Previo a una oferta de cooperación, Zettour restableció cuál era exactamente la situación desagradable con logística.

“Entiendo lo que pretendes con esta operación, pero hay límites. Estoy hablando desde la perspectiva de la logística, así que necesito que me escuches sobre esto. Si no podemos asegurar la supremacía aérea, las líneas de suministro a Dacia no serán confiables. ¡Si el Ejército de la Federación encuentra un punto débil, como lo hizo el 203vo Batallón de Magos Aéreos, podrían acabar con nuestros depósitos de suministros!”

“El poder aéreo de la Federación no ha cambiado. Han estado funcionando particularmente mal desde que los oficiales de la regla anterior, incluidos los magos aéreos, fueron purgados.”

“¿Estás comparando depósitos de suministros y fortalezas? Son montones de inflamables como municiones y combustible… ¡increíblemente vulnerables a los ataques aéreos!”

La mirada de Rudersdorf decía: Lo entiendo, pero ¿no puedes hacer algo al respecto? A lo que Zettour respondió: “Lo entiendo”, y continuó: “Estamos haciendo todo lo que podemos, y este es el resultado. Escuche, General von Rudersdorf, entiendo lo que Operaciones está tratando de hacer. Haré todo lo que pueda para construir un sistema que lo soporte, tal como lo hice antes. Así que, por favor, permíteme decir una cosa: que nos estamos inclinando hacia atrás.”

Con respecto al mantenimiento de las líneas de suministro, el Ejército Imperial había sido optimizado desde el principio para una doctrina de líneas interiores nacionales. Para decirlo de otra manera, siempre y cuando las líneas defensivas estuvieran en su propio territorio, una base que podría manejar una gran carga se había mantenido durante años.

Pero eso era para el este, donde habían invertido mucho tiempo y dinero en la construcción de una frontera… tenía esa infraestructura. La infraestructura en Dacia no se le había hecho mantenimiento en absoluto.

El Ejército Imperial, por su naturaleza, dependía demasiado de los ferrocarriles. El que más lo sentía era el responsable de ellos, Zettour. Incluso si quisiera mejorar eso, las únicas opciones alternativas de transporte terrestre eran camiones y caballos.

No tenían suficiente aceite para camiones, y el caucho para neumáticos era escaso.

Incluso si intentara conseguir caballos, estaría compitiendo con otras industrias como la agricultura. ¿Cómo se suponía que iba a arreglar algo en esas circunstancias? Le hacía querer gritar más que nada.

“Si dices eso, entonces sé que debe ser cierto.”

“¿Entonces…?”

“Pero no importa. El Imperio no puede permitirse políticamente dejar que el enemigo tome la delantera por más tiempo.”

Ohhh, ya veo, pensó Zettour, dándose cuenta de dónde estaba el problema que enfrentaban.

“… En Norden y Dacia, hicimos un buen trabajo defendiéndolos, así que ¿es por eso que una vez en el Rhine nos pillaron desprevenidos?”

Rudersdorf asintió para decir, exactamente. Algo parecido a la exasperación apareció en su expresión, pero no era de extrañar. Los oficiales actualmente en el Estado Mayor habían hecho limpieza después del accidente de sus predecesores y estabilizado la crisis en el Rhine.

Los mismos antecedentes inútiles y fútiles aún los retenían. El Estado Mayor no podría volver a cometer el mismo error… En otras palabras, perder territorio sería imperdonable.

Decir Demonios con disgusto… eso probablemente estaría permitido.

“Escuché que el Ejército de la Federación siempre se porta mal. Debe ser horrible en las batallas fronterizas. Los locos rumores de los evacuados que no huyeron a tiempo son prácticamente el único tema de conversación en el palacio.”

“¿En el palacio? ¿Estás seguro? Sólo quiero estar seguro.”

“Supongo que se dirigieron a funcionarios gubernamentales de alto rango, principalmente comenzando con los del este. Zettour, seremos tildados de tontos inútiles que ni siquiera pueden proteger a su propia gente.”

En respuesta a la advertencia de Rudersdorf de no ignorar los factores políticos, Zettour expresó su comprensión, pero respondió que la guerra era guerra.

“Podemos ignorar eso. No estamos luchando para recibir buenas críticas.”

“Creo que debemos hacer un buen uso de nuestro poderío militar antes de que intervenga la política.”

“Los soldados no necesitan involucrarse en las decisiones políticas, ¿verdad? Lo opuesto también es cierto. Todos estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo, así que no creo que debamos interponernos el uno en el otro…”

Sólo Zettour haría esa declaración; como funcionario militar, valoraba la confianza mutua entre los burócratas.

También era un soldado que valoraba la practicidad y la razón. Para decirlo de otra manera, cometió un error que sólo las personas racionales cometen: creía ingenuamente que nadie con algo de cerebro pensaría en algo tan estúpido.

“… Creo que hay algo que debería decirte.”

“¿Qué cosa?”

“Varias personas en el gobierno dicen que su 203vo Batallón de Magos Aéreos se pasó de la raya en Moscú. Ten cuidado con tus críticos en la retaguardia.”

Por eso no entendía la severidad de lo que Rudersdorf estaba diciendo. “Ah, cierto.”

“¿Hmm? ¿Lo sabías?”

“No, tu Coronel von Lergen estaba diciendo algo similar.”

Ella era demasiado talentosa con un oficial mágico, pero él todavía no podía entender a qué se referían. Zettour respondió con una sonrisa irónica y un asentimiento. Sin embargo, puedo entender el estar ansioso por ella.

“No niego que sus acciones puedan parecer excesivas.”

Allí, recordó que ella era bastante indiferente a cómo la gente interpretaba sus acciones.

La Mayor von Degurechaff estaba, para bien o para mal, demasiado acostumbrada al paradigma militar. No era de extrañar que otras personas tuviesen problemas para comprender cómo pensaba ella… por muy joven que fuese, el ejército forma la suma y el total de su experiencia de vida.

“La Mayor von Degurechaff es por naturaleza una brillante oficial de magia y un oficial genio del Estado Mayor. Si ella considera que algo es necesario, confío inquebrantablemente en que es un uso apropiado de la fuerza militar. Ya sabes lo talentosa que es, Rudersdorf.”

“En el ámbito militar, sí.”

“¡Jajaja! ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!”

“¿Qué te da tanta risa de repente, Zettour?”

“Pensaba lo mismo. Que era un perro rabioso. Pero ahora creo que su especialidad es en realidad la estrategia. Ella entiende la política y también puede usar la fuerza militar de manera racional. Realmente, ella es una oficial ideal del Estado Mayor.”

Murmuró: “Espera, no sólo eso.” Y agregó. “O más bien, en la medida en que ella emplea la violencia correctamente, siempre leal a la razón de ser, la Mayor von Degurechaff es perfecta. En otros diez años, probablemente le prepararé un puesto de jefe de sección en el Cuerpo de Intendencia para que la División de Operaciones no se la lleve.”

En realidad, para una niña que no sabía nada más que el ejército, era sorprendentemente inteligente. Probablemente era tan competente que él podía dejarle las cosas y descansar tranquilo. Más que nada, su riqueza de experiencia en combate más su preocupación natural por ganar y perder en el nivel estratégico en lugar del nivel táctico la hacían ideal como oficial del Estado Mayor.

Estaba hablando en serio cuando dijo que quería que ella finalmente recorriera el camino de un apropiado miembro del Estado Mayor.

“Parece que piensas mucho en ella.”

“Porque ella exhibe mucho talento. ¿No la recomendaste encarecidamente para el colegio de guerra en aquel entonces?”

“Sólo pensé que era una soldado competente. Y sabía que pensabas muy bien de ella… Oh, ¿por qué no vemos si el 203vo puede aclarar ese malentendido para nosotros?”

Así que a eso iba esto. Zettour asintió, satisfecho de haber entendido. Me la va a pedir prestada otra vez.

“Quiero intentar confiarles una misión móvil… como vanguardia, naturalmente.”

“No me molesta, pero la teoría dictaría que elijas una unidad que conozca la disposición de la tierra. ¿No sería mejor elegir uno del Grupo del Ejército del Este que ha estado estacionado en la frontera durante tanto tiempo?”

“Los ejércitos en el este tienden a carecer de experiencia, así que no estoy seguro de si pueden manejar un avance.” Prácticamente escupió Rudersdorf.

Y Zettour estaba de acuerdo. “Eso es cierto.”

“Con esto, el 203vo habrá estado activo en todos los frentes, ¿verdad? Realmente aprecio esto, General von Zettour. Me doy cuenta de que es la fuerza móvil del Estado Mayor, pero esta unidad que reuniste a través de tus buenos oficios es muy fácil de usar.”

“Es la ferviente esperanza del Cuerpo de Intendencia de que todos puedan deleitarse en dibujar con flexibilidad las fuerzas que necesitan. En el futuro, me gustaría establecer un grupo de reserva de Estado Mayor que se pueda utilizar como reservas estratégicas.”

“Ese puede ser tu próximo proyecto.”

“Cierto. Entonces, ¿qué piensa sobre la idea de golpear a los Grupos A y B en sucesión?”

“Es impecable. En cierto modo, es nuestro elemento. Un plan de líneas interiores ya se ha elaborado con mucho cuidado. ¡Incluso tenemos listas nuestras solicitudes de horarios ferroviarios!”

En respuesta a Rudersdorf, Déjamelo a mí, Zettour asintió levemente, lo que significaba cuento contigo. Los viejos amigos estaban obligados por la creencia. Si había alguien que pudiese hacerlo, él podía. No eran necesarias otras palabras.

“Bueno, trabajas rápido. Muy bien, iré a decirle al Departamento de Ferrocarriles que haga lo imposible, para que me encuentres una caja de dulces o algo para ellos.”