Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: Confusión de Calabozo

Parte 4

Una empinada colina rocosa conectaba el piso cincuenta y uno al piso cincuenta.

Había un agujero en la base del acantilado occidental en el piso cincuenta del calabozo. Este se inclinó hacia abajo en el mismo ángulo por todo el camino hasta el siguiente piso. Los aventureros que iban camino al piso cincuenta y uno podían saltar y bajar, pero el viaje de vuelta era mucho más difícil.

Lo que hizo este viaje particularmente ominoso para La Familia Loki fue el rastro de manchas de color púrpura oscuro rodeado de residuos de un color verde pálido. Ninguno de los aventureros se molestó en usar sus manos mientras escalaban los acantilados en poco tiempo.

Los sonidos distantes de la batalla los saludaron tan pronto como salieron del agujero.

-¡El ..!; Dijo Tiona con incredulidad mientras el grupo hacia su camino a través del bosque cubierto de cenizas.

Tomando velocidad, el grupo pasó la línea de árboles.

-¿Riveria? ¡¿Dónde están todos?!

Grandes llanuras se abrían frente a ellos. La única topografía notable era una colina de un tamaño decente con una apariencia de roca sólida. Sin embargo, un desfile de cuerpos de color verde pálido se abría camino hacia arriba.

Mirando abajo el violento ataque en la cima de la colina estaba Riveria y el resto de su compañía, tratando de refugiarse del líquido púrpura que estaba siendo escupido en su dirección.

Ellos fueron capaces de encontrar algo de protección en la cresta de la colina, pero la zona ya estaba llena de armas y escudos botando humo, deteriorándose a cada segundo.

-¡Arqueros, ataquen!

-¡Esta es la última flecha!

-¡Eso es irrelevante—Ataquen!

A la orden de Riveria, cada arquero se inclinó sobre la cresta de la colina y disparó sus flechas directamente hacia los monstruos que estaban viniendo. Las flechas que golpeaban al instante se disolvían con el líquido que salía de sus heridas, pero los impactos hicieron que las criaturas perdieran su agarre sobre la roca y cayeran sobre otros monstruos más abajo. Varias bestias cayeron muertas en el suelo abajo.

-¡¿Todavía hay muchos …?!

—Al menos no han rodeado el campamento.

Lefiya chilló de miedo. Finn evaluó tranquilamente la situación junto a ella.

Los monstruos orugas no parecían ser muy inteligentes; lo único que hicieron fue quedarse detras de los más grandes en un gran juego de seguir al líder. Riveria llevó a los miembros de la expedición que se habían quedado atrás en un último esfuerzo para detener su avance.

—¡!

Al ver a sus amigos en peligro, Aiz salió corriendo.

Ella se lanzó a través de los pastos de la llanura, y escogió un ángulo que la situaría en un camino de colisión con el grupo de monstruos.

Ella activó su magia y sacó su espada al mismo tiempo mientras corría.

— ¡¿Aiz?!

El sonido de su primer ataque retumbó a través del aire mientras uno de los monstruos era rebanando por la mitad.

Riveria le gritó desde la cima de la colina. Los otros aventureros miraron hacia abajo, viendo la luz al final del túnel. Ellos tenían esperanza otra vez.

Ellos observaron cómo la chica prácticamente se zambullía en las filas enemigas, las extremidades de su cuerpo y el ácido púrpura salían disparados como fuegos artificiales un segundo más tarde.

-¡Ahí voy!

-¡Justo detrás de ti!

-¡Lo siento, general!

Bete, Tiona y Tione siguieron su ejemplo.

Los más lentos, Lefiya y Raúl, hicieron todo lo posible para mantenerse a la par.

—Finn…

—No tiene sentido tratar de detenerlos ahora. Gareth, proteja a Lefiya y Raúl lo mejor que puedas.

—Bien.

Finn se dio cuenta de que tratar de detener a los miembros más jóvenes de su grupo, que habían roto la formación sin orden alguna, era inútil.

Sin embargo, al mismo tiempo, él no tenía un problema con esto.

La experiencia era la mejor maestra cuando llegaba del calabozo. Una planificación precisa y movimientos coordinados daban a los aventureros la mayor posibilidad de volver vivos a la superficie, excepto en circunstancias especiales como ésta. Intentar controlar su ataque en este punto haría más daño que bien.

Los jóvenes estaban embistiendo con pura emoción. Tal vez al emitir cien órdenes, él podía llevar la batalla a ser algo más eficiente, más preciso, por la fuerza.

Por supuesto, él seguía preocupado de que los jóvenes —que todavía no dominaban el arte del control— pudieran irse por la borda.

Finn paró su línea de pensamiento al ver a sus aliados hundirse en la línea enemiga, y sacó una espada.

—Un contraataque, esa es la orden.

***

El ataque de Aiz se hundió en la fila de monstruos como una cuña a través de un tronco. El curso de la batalla cambió gracias a ella.

Viendo a sus hermanos caer ante su espada, los monstruos de más arriba de la colina se voltearon hacia ella. Una ola de color verde pálido embistió por la colina en un esfuerzo por aplastar al caballero.

Bete y las amazonas acudieron en su ayuda. Otra explosión de magia por parte de Lefiya cayó sobre la línea de monstruos, y su grupo se disolvió en el caos.

Los monstruos atacarían a cualquier cosa que no reconocieran. Los aventureros ahora habían entrado en una batalla campal.

Aliados mezclados con enemigos; La batalla parecía una pelea de un bar.

—Oye, ¿Todavía nos quedan armas?

Esquivando fácilmente los ataques monstruosos con giros y saltos acrobáticos, Tiona llegó a la cima de la colina y llamó a los apoyos.

Sus aliados respondieron en el lapso de una respiración.

-¡S-Si!

-¡Entonces pásame una lanza, una lanza! ¡Pásame dos!

-¡S-Si!

Tal como se le había pedido, un apoyo saco dos armas de las cajas y los arrojó hacia Tiona. La amazona lanzo ambas lanzas del aire con una sonrisa en su rostro.

Teniendo una de las armas de tres metros en cada mano, Tiona embistió con un vigor renovado.

-¡Yoo-hoo! ¡Eh, feos, aquí!

Ella corrió directamente entre dos de las bestias más grandes, burlándose de ellos todo el camino. Los monstruos oruga apuntaron a la muchacha bizarramente alegre y escupieron su ácido.

-¡Demasiado lentos!

—¡¡ !!

Desviando con facilidad el ácido púrpura, Tiona observó cómo las bestias gritaban de dolor. Ellos habían fallado y se golpearon por accidente.

Los monstruos estaban por todas partes. Cada vez que una de las bestias escupía el líquido púrpura, era mucho más probable que golpeara a uno de su propia especie que a su objetivo.

Muy contenta con los resultados de su pequeño experimento, Tiona dio una sonrisa maliciosa mientras metía sus lanzas en lo profundo de los cuerpos de los supervivientes.

—¡¡Aquí voy—!!

Ella puso todo su cuerpo en el ataque.

Ambas armas perforaron rápidamente las pieles de los grandes monstruos, golpeando con tal fuerza que sus pequeñas piernas dejaron el suelo.

El lomo de sus heridas no podía alcanzarla a esta distancia. Tiona sintió una cosa agrietándose al final de cada uno de los grandes mangos de sus armas mientras las espadas de cada mano hacían contacto con las piedras mágicas dentro de sus oponentes. Sus cuerpos inmediatamente se convirtieron en cenizas.

— ¿Quién es el siguiente?; Desechando lo que quedaba de los pedazos de madera que se disolvían, Tiona se movió rápidamente para encontrar a su próximo objetivo.

***

Cerca de veinte de los monstruos habían caído.

Aterrizando en el suelo con un golpe suave, Aiz miró por encima de su esquina del campo de batalla. Montones de ceniza y los restos estallados de sus cuerpos verdes salpicaban el paisaje humeante. Grandes charcos de su ácido púrpura rezumaban su camino más profundo en el suelo.

*skid/derrapar*.

Un ruido salió de detrás de ella.

Ella se volteo a tiempo para ver a Bete detenerse, con su cola gris y piel fluyendo a su paso.

—Oye, Aiz. Dame algo de ese viento.

Comprendiendo lo que el hombre lobo quería decir sin que lo explicara, Aiz bajó la vista hacia sus piernas.

Las botas metálicas llegaban hasta sus rodillas. Sin embargo, estos no fueron diseñados como una protección. Eran armas elegantes y extremadamente afiladas que fueron hechas de material increíblemente duradero. Una gran joya amarilla estaba incrustada en cada espinilla.

Aiz extendió su mano hacia las botas.

—Ve, viento.

 La corriente de aire se movió en su dirección y fue inmediatamente absorbida por las joyas amarillas. Estas empezaron a brillar cuando una nueva corriente de aire fluyó alrededor de las armas plateadas.

El mismo tipo de aura fluctuante que rodeaba a Aiz ahora provenía de las piernas de Bete también.

Un segundo nivel superior hecho por la Familia Hephaistos: “Frosvirt”.

Este tenía la capacidad de absorber la energía mágica externa y usarla temporalmente para mejorar el ya desmesurado poder destructivo de las botas de metal.

Todo fue gracias a ese legendario metal utilizado para construirlos, Mythril.

Ahora que estos habían absorbido la magia de Aiz, Bete obtuvo el poder del viento.

—Gracias.

Las hermosas facciones de su salvaje rostro se transformaron en una sonrisa sanguinaria que podía rivalizarse con la de Tiona.

¡Whoosh! Bete se lanzó hacia el monstruo más cercano con el viento en su espalda.

—Voy a patear sus malditas cabezas.

 Repentinamente a varios metros en el aire, el hombre lobo trajo su talón hacia abajo en la parte superior de su objetivo.

Él arrancó al monstruo del centro de su rostro sin ojos, y el encantamiento del viento separó la explosión de ácido lejos de él, como lo hizo con la espada de Aiz. El arma secreta del enemigo podría ser contrarrestada.

Bete ya estaba con la siguiente oruga, liberando toda su frustración a través de sus poderosas piernas.

Con los trozos de las criaturas volando en todas partes, Bete rugió victoriosamente desde el centro de los escombros.

***

El último cuchillo Kukri se disolvió en una nube de humo.

Esquivando la corriente de ácido, Tione se dirigió de forma segura hacia el suelo y se quedó de espaldas. Pero no había nada más que pudiera agarrar.

Su stock personal de cuchillos para lanzar ahora estaba en cero. Ella estaba desarmada.

Maldita sea estas cosas…

 La amazona lanzó una mirada furiosa a los monstruos, frustrada de que ellos pudieran recibir tanto castigo.

Infligir una herida mortal en una de las bestias le obligaba a sacrificar al menos uno de sus cuchillos. Desafortunadamente, las espadas no fueron lo suficientemente largas como para cortar sus extremidades, haciendo imposible la estrategia de Finn. Los monstruos heridos la persiguieron, dando un agudo y fuerte chillido y arrojando el líquido púrpura de sus heridas abiertas. Ahora Tione no tenía manera de callarlos, y eso la irritaba más allá de su alma.

Ella trató de maniobrarlos, prologando sus ataques ácidos para que se llevaran uno a otro. Ahora ella estaba con náuseas encima de su dolor de cabeza por los chillidos. Ella captó unas cuantas vislumbres del incivilizado Bete pateando monstruos con una sonrisa en su rostro. Aiz sabía cómo mostrar respeto, pero el hombre lobo simplemente molestaba a Tione. Lo que ella no daría para enterrarle su pie en la cara.

En cualquier caso, ella tenía que tomar una decisión. Armarse con un arma desconocida y proteger a los magos o tratar de lanzar su propia magia por una vez.

—Tsk; Ella chasqueó su lengua y dejó que sus instintos asumieran el control. — ¡Esto es un dolor en el trasero!

Su rostro se transformó como si se convirtiera en alguien completamente distinta.

La guerrera amazónica dentro de ella había salido. Tione se lanzó como un toro directamente contra el monstruo más cercano– y empujó su puño derecho en su pecho con un gran golpe derecho.

¡Boom! La piel del monstruo se rompió, con el impacto resonando a través del aire.

Su brazo estaba instantáneamente cubierto con el líquido morado dentro del cuerpo del monstruo que estaba saliendo de su herida. Cada pedacito de la piel de color trigo de Tione empezó a salir humo. El pedazo de tela que mantenía su voluptuoso pecho atado se derritió casi inmediatamente y cayó al suelo.

Ella no podría haberle importado menos. Sus ojos brillaron de rabia mientras ella sumergía su brazo aún más profundo en el monstruo oruga. Su doloroso chillido alcanzó un tono más alto cuando Tione encontró el punto duro que estaba buscando. Sosteniéndolo, snap snap/chasquido, ella lo sacó del cuerpo del monstruo.

Convulsionando y gritando de agonía, la bestia oruga se volvió ceniza ante sus ojos.

El humo negro que salía de su propio cuerpo estaba cada vez más denso por el momento, Tione repitió la misma técnica tres veces más en sus objetivos restantes.

Su seguridad personal y su propio dolor eran las últimas cosas en su mente mientras ella desgarraba a los monstruos con sus manos desnudas.

—Ti-Tione…

—… Lefiya, ¿Te quedan elixirs?

Tione no lucia mejor que una pila de lodo cuando se encontró con Lefiya.

La amazona había tomado salpicadura tras salpicadura del ácido. Su cabello negro, normalmente hermoso, estaba desordenado, con trozos perdiéndose o goteando por su espalda. Lo que había sido una saludable y bronceada piel hace unos momentos, se había vuelto púrpura y negra, todavía borboteando por el ácido.

El ojo derecho de la chica estaba hinchado y cerrado, por lo que ella hizo contacto visual con el elfo usando su ojo izquierdo. El rostro de Lefiya estaba blanco como un fantasma mientras ella apresuradamente sacaba un pequeño frasco de elixir de la bolsa de su cintura, abriéndolo y remojando a Tione con toda su fuerza.

— ¡Tione!

—General…

Finn corrió hacia las dos chicas.

Tione se quitó la mayor parte del ácido que pudo mientras los dos la regaron con suficiente elixir para recuperar su tono de piel original. Sólo después de notar la expresión de rabia en los ojos de Finn ella se volteo con vergüenza. Su seno completamente expuesto se sacudió mientras se movía, sonrojándose.

Era raro que Finn se pusiera caliente bajo el cuello. Respirando hondo, él suspiró y controló sus emociones.

—No seas imprudente.

—Ah…

Finn desabrochó los nudos que le sostenían un paño y prácticamente lo empujó contra los brazos de Tione.

—Escóndelos; dijo él mientras sacudía su cabeza hacia su pecho.

El rostro de Tione se puso aún más rojo mientras ella envolvió el paño alrededor por sí misma.

—General…

—Discutiremos esto más tarde. Prepárate para lo que viene.

— ¡Sí, señor…!

Tione lo miró con los intensos ojos de una doncella apasionada. Finn le dio la espalda, suspirando profundamente mientras se masajeaba la sien. Lefiya se alejó de la amazona después de ver el intercambio completo un poco más de cerca y personal.

—Cómo puede la señorita Tione… ¿Cómo puede estar parada después de todo ese jugo…?

—Solo te falta espíritu, muchacho.

—Lo-lo siento…

— ¡Ah! Volvió por más, ya veo.

Gareth y Raúl pasaron a ser testigos de esta conversación desde lejos. El humano se apresuró en pedir disculpas después de pronunciar sus comentarios con incredulidad. Gareth había estado protegiéndolo durante la pelea, manejando un martillo de guerra lo suficientemente pesado como para sacudir el suelo con un impacto como si no fuera más que un mazo de cocina. Su breve suspensión se produjo cuando más monstruos de color verde pálido se acercaron a ellos. El martillo de los enanos había quedado incrustado en el suelo, con el mango apuntando hacia el cielo. Gareth la arrancó del suelo y se volteo hacia sus atacantes.

Esta arma le había sido lanzada a él por los apoyos en la cima de la colina. Balanceando su enorme peso sobre su espalda, el enano dejó que su capa fluyera mientras él giraba y tumbaba su martillo.

—¡¡NuAHHH!!

Él lo clavó en el suelo con un ángulo hacia abajo. La superficie de la llanura fragmentada y el impulso del impacto envió los escombros a los monstruos que venían.

Era una técnica que solo los enanos físicamente poderosos podían sacar. Los trozos más grandes se estrellaron contra las orugas, mientras que los más pequeños rasgaban sus cuerpos.

***

—Heraldo del final, nieve blanca. Sopla ante el crepúsculo.

 Las melodías de muchos hechizos se superponían por encima del campo de batalla.

Un grupo de elfos se había reunido en la cresta de la colina de piedra con vista a las llanuras marcadas por el combate. Ellos se estaban preparando para lanzar una gran explosión.

—Luz de decoloración, tierra helada. Sopla con el poder del tercer invierno áspero — ¡Mi nombre es Alf!

Riveria estaba en el frente, lista para disparar su magia. Los magos detrás de ella terminaron sus encantamientos uno después de otro. Muchos círculos mágicos se superpusieron cuando Riveria llamó a sus aliados de abajo. “Evacuen inmediatamente”.

Los aventureros de primera clase se separaron de la batalla y salieron corriendo del área como arañas bebés tratando de escapar del sol.

—¡¡Wynn Fimbulvetr!!

 Olas de feroces poderes mágicos asaltaron sobre las llanuras.

Hielo, fuego, electricidad. Varios tipos de magia ofensiva despiadadamente atacaron sin misericordia cualquier cosa en su camino.

Los monstruos arroja ácidos fueron despedazados en pedazos o quemados a nada. Las explosiones llenaron la tierra cuando el poder mágico alcanzó su cenit.

“¡Cómo te gustó eso!” “¿Has visto eso?” Esto vino de las voces de los jóvenes magos mientras observaban la devastación desplegándose debajo. Riveria tuvo una reacción diferente de sus jóvenes aliados: este fue un largo suspiro de alivio.

Su campo había sufrido daños considerables apenas horas antes. Ellos habían perdido muchos suministros y energía, pero lo peor de todo es que ellos habían perdido la mayoría de sus armas y armaduras ante un ataque de ácido imparable que estaban viendo por primera vez. Ellos habían salvado lo que podían, pero sus reservas estaban casi vacías.

Si Riveria no hubiera estado allí para controlar la situación —o para contribuir al batallón— no había duda de que el grupo de expedición no habría tenido oportunidad.

—Pensar que proteger el campamento sería tan peligroso…; murmuró para sí misma en voz baja.

—En todo caso, todos han sido derrotados…

Ella examinó el campo de batalla desde su lugar en la cresta de la colina.

Su ataque mágico había sido el golpe final. Aiz y los demás se apresuraron en atender a los sobrevivientes gravemente heridos. Al igual que Finn, viendo a sus aliados tomar tantos riesgos en la batalla hizo que le doliera la cabeza a Riveria. Sin embargo, él estaba a cargo. Sus acciones eran su problema, no de ella.

Sin embargo, ¿Qué eran esas bestias…?

 Los apoyos de La Familia Loki, que habían sacado las cajas de carga del campamento bajo fuerte presión y suministrado armas a los grupos de avanzada, se estaban abrazando y celebrando felizmente la victoria. Riveria estaba tan hundida en sus pensamientos que no los entendía.

Juzgando por cómo Aiz y los otros lucharon, ellos, también, habían encontrado a los mismos monstruos en el piso 51. Una nueva especie de monstruo y una emboscada en el relativamente seguro “punto seguro”… Riveria sintió que algo importante estaba a punto de ocurrir… Ella sacudió su cabeza rápidamente. Ninguna cantidad de pensamiento resolvería este problema. Ella tenía otras prioridades en este momento.

Los heridos tenían que ser atendidos, y el campo de batalla tenía que ser observado para buscar los objetos caídos, entre otras cosas. Riveria estaba a punto de darse la vuelta— cuando sus ojos de color jade repentinamente atraparon algo a lo lejos.

-¿Qué es eso..?

Sus fuertes y femeninos labios pronunciaron esas palabras antes de que pudiera detenerlos.