Otome Game no Hametsu Flag shika nai Akuyaku Reijou ni Tensei shite shimatta… (NL)

Volumen 7

Capítulo 1: Comenzando a Trabajar en el Ministerio Mágico

Parte 4

“Es una persona muy seria que sigue estrictamente las reglas, por lo que no se lleva bien con Larna… Ella es una muy buena jefa, pero puede ser excéntrica. A menudo se salta las reuniones de directores y, cuando está interesada en algo, sigue adelante sin pensar en nada más… Lanchester deja muy claro que no le agrada.”

“Pero en este momento parecía que no sólo le disgustaba Larna, sino todos nosotros.” Dijo Sora, sacando las palabras de mi boca.

“Sí, exactamente… no le agradamos ninguno de nosotros, ya que nuestro departamento está lleno de personas únicas que no siguen las reglas.” Dijo, luciendo aún más abatida que antes.

La miré bien, su maquillaje extravagante y su uniforme modificado con volantes. El libro de reglas que habíamos recibido antes de ingresar al Ministerio decía que los uniformes modificados y el maquillaje excesivo estaban prohibidos, lo que significa que Laura estaba rompiendo las reglas.

Me pregunto si, para empezar, el travestismo va en contra de las reglas… Ahora estaba tan acostumbrada a ver a Laura que había olvidado lo peculiar que se veía. Y luego estaban todos los demás colegas de mi departamento, casi ninguno de los cuales vestía el uniforme. No era de extrañar que una persona tan estricta como Cyrus nos odiara.

Ahora bien, como uno de los nuevos intereses amorosos de FL2, era probable que me llevara a la perdición. Tenía que entablar amistad con él, como lo hice con Dewey, y aprender más sobre él… pero odiaba a todo mi departamento. Dejé escapar un gran y triste suspiro dentro de mi corazón.

Nuestro recorrido continuó y terminó sin ningún otro evento notable. Como el edificio era tan grande, Laura sólo nos mostró los lugares más importantes (como durante la orientación).

“Este lugar es enorme, pero sólo necesitan recordar algunos puntos de interés. No empiecen a caminar de un lado a otro, o se perderán. Un colega de nuestro departamento se perdió hace apenas unos días.” Dijo, levantando el dedo índice en tono de regaño. Por supuesto, estaba hablando de Nathan Hart.

De tal forma terminó nuestro recorrido, la explicación de nuestro trabajo y mi primer día en el Laboratorio de Herramientas Mágicas.

“A partir de mañana, empezarán a realizar trabajo real.” Dijo Laura, y volví a casa sintiéndome emocionada por el día siguiente.

En realidad, el Ministerio tenía una residencia, donde se alojaban María, Dewey y Sora, pero no me dejaron quedarme allí. La razón, me dijeron, era que no había lugar para la hija de un duque. No es que me importara la habitación en la que me quedaba, pero sólo se me permitía vivir en un lugar acorde con mi rango, por lo que tenía que viajar de casa al trabajo y viceversa.

El carruaje me devolvió a casa, donde mi madre me había estado esperando (aparentemente con impaciencia).

“¿Hiciste algo inapropiado?” Ella me preguntó.

“¡De ningún modo! Las cosas salieron perfectamente.” Respondí enérgicamente. Keith y mi padre, por otro lado, apreciaron mi arduo trabajo.

Por cierto, a partir de esta primavera, Keith se había convertido en una especie de secretario de Padre, para aprender sobre su trabajo y estar listo para heredar el título del Duque Claes. Estaba tan ocupado que no podíamos vernos con tanta frecuencia como de costumbre, y eso me hacía sentir un poco sola.

Cené con mi familia, hablé con ellos sobre mi día en el trabajo y luego volví a mi habitación.

“¡Hmpf! Hmpf! ¡Hmpf!”

“Disculpe, mi lady… parece estar muy ocupada, pero ¿puedo hacerle una pregunta?” Dijo Anne, mi doncella.

“Sí, por supuesto. ¿Qué cosa?” Dije, dejando caer los diccionarios que sostenía en cada mano.

“¿Por qué hace gemidos extraños mientras mueve esos diccionarios hacia arriba y hacia abajo?”

“Ah, ¿esto? Solo estoy ejercitando mis brazos. Comenzaré a trabajar mañana, así que pensé que necesitaría tanto músculo como fuera posible.”

“Mi lady, trabaja en… el Ministerio Mágico, ¿no es así? ¿Por qué necesitaría músculo para hacer eso?” Preguntó ella, confundida.

“Hay mucho trabajo manual en nuestro departamento, como cargar cosas.” Expliqué.

“¿Labor manual? ¡¿Llevando cosas?! M-Mi lady, es la hija de un duque… Ese tipo de trabajo duro no…”

“¿Ese tipo de trabajo duro? Prefiero usar mi cuerpo antes que mi cabeza, así que estoy totalmente feliz por eso.”

“… Ya veo. Eso es muy propio de usted.”

¿Hm? ¿Me está alabando? Creo que sí. En ese caso…

 “¡Perfecto! ¡Otras 30 repeticiones con las mancuernas! ¡Hmpf! ¡Hmpf!” Empecé a mover los diccionarios hacia arriba y hacia abajo de nuevo.

“Si necesita trabajar mañana, ¿eso no sólo causará que se canse demasiado? Le sugiero que descanse por hoy.” Dijo Anne.

Estuve de acuerdo con lo que dijo y me fui a la cama.

A la mañana siguiente, como la mayoría de las mañanas, hice que Anne me quitara las mantas, me ayudara a prepararme mientras todavía estaba medio dormida y me subía al carruaje que me llevaría al Ministerio.

El Ministerio estaba en la misma zona que la academia, así que ya conocía el lugar y no estaba tan lejos para empezar. Pero estaba tan acostumbrada a la vida en la residencia, donde no tenía que viajar por la mañana, que incluso esta pequeña distancia se sentía como una molestia. También tuve que despertarme más temprano para tener en cuenta el tiempo de viaje… así que, por supuesto, tuve que recuperar ese tiempo perdido volviéndome a dormir en el momento en que subía al carruaje.

Llegué al Ministerio y caminé hacia el Laboratorio de Herramientas Mágicas, donde Laura y Hart, quienes fueron asignados a mí como mentores, ya estaban esperando. Los dos vivían en la residencia del Ministerio y siempre caminaban juntos a la oficina para evitar que Hart se perdiera.

“A partir de hoy, trabajarán realmente junto a nosotros.” Dijo Laura, cuyo maquillaje ya estaba en el punto tan temprano en la mañana.

Luego nos guio a un almacén cerca de la entrada del Ministerio, mientras Hart seguía trabajando una vez más en la oficina para no perderse.

“¿Qué es este lugar?” Pregunté, mirando la habitación llena de todo tipo de cajas apiladas.

“Aquí es donde se almacenan todos los paquetes entregados al Ministerio antes de ser clasificados y llevados a los departamentos correspondientes.” Explicó Laura.

Oh, por eso hay tantas cajas. Espera, ella no quiere decir eso…

 “Disculpe… ¿vamos a clasificar y transportar todos estos paquetes?” Pregunté con preocupación. Trabajar en el campo me había fortalecido lo suficiente, pero esta habitación estaba repleta de cajas. No sería fácil.

“Por supuesto que no, si hiciéramos todo esto por nosotros mismos, un día entero no sería suficiente.” Dijo con una sonrisa irónica. Uf.

“Hay personas contratadas específicamente para este trabajo, pero el Ministerio Mágico ha crecido tan rápido en los últimos años que ya no son suficientes, por lo que les prestamos apoyo con herramientas mágicas. Sólo vamos a llevar una pequeña parte de estos paquetes.” Dijo, explicando de cuáles tendríamos que hacernos cargo.

“Les voy a mostrar cómo se hace, y luego ustedes dos pueden ir y hacerlo ustedes mismos.”

Tras su explicación, Laura empezó a mostrarnos cómo se hacía en la práctica. Fue al borde del almacén y recogió el mismo contenedor que el hombre de la camiseta sin mangas había cargado volando ayer. Cada paquete indicaba el nombre del departamento al que debía entregarse, y ella eligió los destinados ciertos departamentos en específico y los puso dentro del contenedor.

La “pequeña porción” de la que nos había hablado todavía era lo suficientemente grande, pero movió esos paquetes tan rápido que ni siquiera pudimos intentar ayudarla, demostrando que todos esos músculos no eran sólo para mostrar. La habitual doncella cursi se había convertido en un obrero machote.

“Ya que vamos a visitar los departamentos en orden, querrán poner los paquetes de los más alejados en la parte inferior y los paquetes de los más cercanos en la parte superior.” Dijo sin dejar de hacer lo que estaba haciendo. No pasó mucho tiempo antes de que terminara, y luego colocó su mano en uno de los palos unidos al contenedor, lo que hizo que se levantara y flotara en el aire.

“¡Oh!” Dije, impresionada a pesar de haber visto esta herramienta mágica en funcionamiento ayer.

“Intenta hacerlo volar. Es fácil una vez que lo entiendes cómo hacerlo.” Dijo Laura mientras señalaba el palo (palanca).

“Sí.” Dije, ansiosa por intentar controlar el contenedor… pero todo lo que hizo fue agitarse un poco. Era difícil.

“Es más difícil de lo que parece.” Le advertí a Sora mientras iba a intentar tras de mí, pero al instante logró hacer volar el contenedor como quería.

“Bueno, vaya que eres ágil.” Dije, sintiéndome derrotada.

“Algo, sí.” Esa fue toda su respuesta.

Como todos los demás intereses amorosos de FL2, Sora tenía un talento increíble.

Ojalá yo también lo tuviera…

Como era tan bueno maniobrando el contenedor, pasó a entregar los paquetes mientras Laura lo supervisaba. Caminaba detrás de ellos, mirando con envidia lo hábil que era Sora.

“No se preocupe, señorita Katarina, muy pronto podrá hacerlo usted misma. De momento basta con sólo tener una idea de cómo hacerlo.” Me consoló Laura. Su apariencia era inusual, pero era realmente amable.

Mientras estaba ocupada pensando en lo buena que era mi colega, llegamos al primer departamento en nuestra ruta de entrega. Quería ayudar, por supuesto, pero en el tiempo que me llevó sacar un paquete del contenedor, Laura ya había sacado tres. ¡Tengo que esforzarme más!

Después de que alguien del departamento tomó los paquetes, tuvimos que pedirles una firma. Se parecía a lo que hacían los repartidores de mi mundo anterior.

“Y esto, más o menos, es todo lo que tiene que hacer al clasificar los paquetes. Una o dos personas deben ocuparse de esto todos los días.” Explicó Laura. “No hay tiempo que perder. Pasemos al siguiente.” Agregó.

Sora, que había estado trabajando en el Ministerio más tiempo que yo, ya había memorizado la mayor parte de su distribución y podía pasar de un departamento a otro incluso sin las instrucciones de Laura. También tengo que memorizarlo.

Los tres seguimos dando vueltas así, y aunque todavía no podía hacer volar el contenedor, al menos tenía una idea de cómo manejar los paquetes y me volví más rápida para sacarlos.

“Ah, ¿podría dejar eso aquí?” Preguntó una mujer del departamento al que ahora estábamos entregando.

“¡Pues claro!” Respondí enérgicamente, sintiéndome como uno de esos repartidores de mi vida anterior que eran populares por lo musculosos que eran. “¿Aquí?” Pregunté con una sonrisa.

“Sí, ahí…” Respondió, de repente sorprendida después de ver mi cara.

“… Lo siento, por pedirle que haga esto. Lo llevaré yo misma.” Dijo, buscando alcanzar el paquete en mis manos.

Me sorprendió lo abruptamente que había cambiado su actitud, pero no podía detener lo que estaba haciendo.

“No, no, este es mi trabajo. No se preocupe. ¿Justo aquí?” Pregunté, y luego coloqué el paquete en el suelo.

“G-Gracias…” Dijo la mujer, con aspecto avergonzado.

Quería preguntarle qué pasaba, pero Sora y Laura ya me estaban esperando afuera, así que me incliné respetuosamente y me fui.

Inexplicablemente, intercambios similares también ocurrieron en algunos de los otros departamentos que visité.

“Me pregunto si me veo tan débil…” Murmuré para mí misma, mirando mis brazos, mientras caminaba hacia el siguiente destino.

“¿Por qué diría eso?” Preguntó Laura, que me había escuchado, inclinando la cabeza hacia un lado.

Le dije que mucha gente estaba tratando de quitarme los paquetes mientras yo todavía estaba a la mitad de entregarlos. “Así que pensé que tal vez lo hacen porque me veo débil.”

Había pasado mis años desde que renací en este mundo trabajando en el campo, así que estaba segura de que no era débil, pero tal vez daba esa impresión porque estaba de pie junto a la musculosa Laura…

Después de lucir sorprendida por un momento, Laura comenzó a reír. “Como se esperaba de ti, querida. Se te ocurren las ideas más divertidas. Pero, estoy segura de que es sólo porque eres la hija del Duque Claes.”

“¿Porque soy la hija del Duque Claes?” Repetí, insegura de cuál era la conexión, haciéndola reír aún más.

“¿Alguna vez has visto a una dama noble cargando paquetes?” Preguntó, y finalmente entendí.

Estaba acostumbrada a hacer todo el trabajo pesado en el huerto yo sola, cargando fertilizantes y todo. Eso era tan normal en mi casa que las personas que me rodeaban, incluso cuando me ofrecían ayuda, no llegaban tan lejos como para ofrecerse a hacer todo el trabajo por mí… o tal vez lo hicieron al principio, pero finalmente se detuvieron después de que me negué nuevamente y de nuevo mientras les decía que todo era parte de mi entrenamiento.

Entonces, tal vez una dama noble normal nunca haría cosas que yo daba por sentado, como cargar cosas pesadas y limpiar. Incluso había escuchado que algunas mujeres se negaban a levantar algo más pesado que una cuchara, así que eso explicaba por qué la gente estaría tan ansiosa por ayudarme.

“¿Que debería hacer entonces? Me gusta esta tarea de hacer entregas.”

Llevar paquetes y otras tareas manuales era una cosa, pero si dejara de hacer esto, la alternativa sería lo que estaba haciendo Hart… Trabajar entre montones de documentos mientras estaba escondido en la oficina. ¡Nunca podría soportar eso! ¡Quiero seguir haciendo esto!

Miré a Laura, que seguía riendo, y esperé una respuesta.

“Tee-hee, sigue haciendo lo que hiciste hoy. La gente eventualmente se acostumbrará.” Ella tenía razón. La gente en casa también se había acostumbrado.

“Gracias. ¡Lo haré!” Respondí.

“Muy bien.” Dijo, acariciando mi cabeza. “Estoy segura de que los rumores también se detendrán.” Murmuró para sí misma.

Su voz era tan baja que no había escuchado lo que había dicho, así que le pregunté, pero ella sonrió y dijo que no era nada.

Luego pasamos el resto del día haciendo nuestras rondas en el Ministerio, ayudando con esto y aquello mientras Laura nos enseñaba sobre el trabajo.

“Aaaah, estoy cansada, pero fue un buen ejercicio.” Dije, estirándome al final del día mientras caminábamos de regreso a la oficina.

“Eso no suena como algo que diría una dama noble.” Dijo Sora, riendo.

“¿De verdad?”

“De verdad. Bueno, las damas nobles no suelen hacer nada que cuente como ejercicio en primer lugar. ¿De verdad no hay problema que la hija de un duque ande haciendo trabajo manual?”

“¿Qué? ¡Si dejara de hacer trabajo manual, tendría que quedarme encerrada en esa oficina revisando papeles! ¡Todo menos eso!” Dije, enfatizando cuánto lo odiaría.

“Realmente eres muy rara.” Dijo, riendo de nuevo.