Great Demon King

Libro 3: La Orden del Manto Oscuro

Capítulo 122: Pensando en Ti

La imponente fortaleza se destacaba en medio del desolado y aterrador paisaje circundante. Muros elevados con baluartes inexpugnables, una imponente torre de homenaje que servía tanto para defenderse como para custodiar la entrada a los niveles inferiores donde los necromantes de antaño habían acumulado incontables tesoros de su saber mágico, la poderosa energía que parecía emerger de cada una de las rocas oscuras que conformaban la estructura… Todo el Cementerio era una poderosa expresión de poder que dejó a todos sin palabras.

Duke se había adelantado volando hasta el edificio sin prestarle atención a nada más y continuó así hasta que se detuvo de forma repentina, como si algún peligro desconocido lo obligase a retroceder. Entonces el Archimago miró hacia abajo y contempló el gran foso lleno del desconocido líquido que rodeaba todo el perímetro del Cementerio, como si este poseyera un poder que afectaba incluso a su magia de levitación.

Emily y Erick fueron los últimos en atravesar la barrera, pero el espadachín continuó su carrera sin detenerse para reunirse con el mago. En cambio, Emily buscó desesperadamente con la mirada hasta que encontró a Han Shuo, que se estaba levantando del suelo, y rápidamente levitó en su dirección.

– ¡¿Estás herido?! – Preguntó asustada, pues una persona normal no habría podido sobrevivir a la explosión que se produjo cuando los poderes mágicos del Fuego Glacial y el Viento de Duke chocaron. Pero Han Shuo no había sufrido muchos daños aparte de la confusión inicial por culpa del impacto. Rápidamente sacudió un poco la cabeza para despejarse mientras asimilaba cómo se había desarrollado la situación e inmediatamente sus ojos se posaron en los enemigos que ahora contemplaban “su” fortaleza con ávidas miradas.

– ¡Lo encontramos Erick! ¡Es el Cementerio de la Muerte! ¡No hay duda al respecto! – Proclamó Duke con gran entusiasmo en cuanto el espadachín llegó junto a él. – Si tan sólo tuviésemos el Ojo de la Oscuridad no tendríamos que temerle tanto a sus defensas. ¡Puedo sentir poderosas energías que actuarán inmediatamente si nos acercamos más! –

– Maestro Duke, creo que la llave se encuentra con ese joven misterioso que me atacó por sorpresa. Justo tras la explosión pude notar el destello de un poder mágico e inmediatamente después se abrió la puerta a esta extraña dimensión. ¡No puede ser coincidencia! –

– Tienes razón. – Murmuró Duke mientras se volvía para mirar a Han Shuo con un nuevo brillo en sus ojos: – A pesar de haber registrado todos los alrededores minuciosamente durante semanas no hemos podido encontrar el menor rastro, pero ahora que nos topamos con estos sujetos el Cementerio de la Muerte aparece ante nosotros. ¡Deben tener el Ojo de la Oscuridad! Pero ¿cómo es posible? ¡¿Cómo pudieron ellos encontrar el objeto que nuestro imperio Kasi lleva décadas buscando?! –

– Podremos obtener la información luego de someterlos, pero eso será difícil. Puedo afirmar que el joven es más poderoso que yo, aunque no tiene tanta experiencia en combate. –

– ¿Pero puedes enfrentarlo el tiempo suficiente? –

– Creo que sí. Aprovecharé que mi esgrima está diseñada para mantener la distancia y que el arma de ese joven es un tipo de espada corta. Si usted logra matar a esa Archimaga Oscura, lo someteremos entre los dos. Luego podremos interrogarlo. –

Mientras tanto Emily estaba ayudando a Han Shuo a levantarse, pero estaba lo bastante alerta como para escuchar la conversación de Duke y Erick. Entonces se volvió para preguntarle: – ¡¿Es cierto lo que dicen?! ¡¿Tú tienes la llave de este lugar?! –

– ¿Estás de mi lado, Emily? – Fue todo lo que Han Shuo dijo sin siquiera mirla, pues sus ojos estaban fijos en sus enemigos. Ella lo observó algo confundida, pero al ver la absoluta frialdad en su expresión sintió un miedo que brotaba en su corazón y que la impulsó a responder.

– ¡Si! –

– ¿Estás segura? –

– … –

Solo entonces Han Shuo se volvió hacia ella, pero no había calidez en sus ojos, sólo una absoluta determinación que lo hacía semejante a un dios de la muerte.

– Aún estás a tiempo de dar un paso atrás. Si realmente me amas, si realmente eres mía, tienes que estar lista para abandonarlo todo. Porque pienso quedarme con todo. No soy un hombre de honor, no soy un hombre bueno. No puedo garantizar tu felicidad. Sólo puedo prometerte que nunca me detendré ante nada para conseguir lo que quiero. Si realmente quieres ser parte de mi mundo, tienes que entender eso… –

– Ya te escuché. – Lo interrumpió Emily de pronto con un tono de voz que dejaba en claro su absoluta determinación. Luego lo contempló con una rápida sonrisa: – Te dije claramente que no pienso dejarte ir a ninguna parte, mocoso malvado. ¡Te haré tomar la responsabilidad! –

Han Shuo sonrió aliviado. Todo su raciocinio le decía que era una estupidez confiar en una mujer que acaba de conocer hacía pocos días, que debió haberla matado desde un principio en lugar de permitirle llegar tan cerca de sus secretos; pero ya no podía dar marcha atrás, porque había una nueva fuerza dentro de él que le impulsaba a confiar contra toda razón.

– Mi verdadero nombre es Han Shuo. – Le susurró: – El Cementerio de la Muerte me pertenece. Y esos dos hombres acaban de descubrir mi secreto, de modo que no puedo dejarlos vivos ni siquiera por el bien del Manto Oscuro. ¡Ayúdame a matarlos! –

Sabiendo que no había sentido en continuar hablando, Han Shuo le dio la espalda a Emily y avanzó lentamente hacia el Espadachín mientras ponía en funcionamiento todos sus poderes. La Esencia Mágica comenzó a circular por todo su cuerpo, fortaleciendo sus músculos y mejorando sus sentidos hasta el punto en que le parecía que el tiempo pasaba más despacio.

– Guerreros Zombis de los Caídos en batalla, escuchen la llamada del heraldo oscuro y revelen su existencia. – Susurró Han Shuo y materializó a tres Guerreros Zombis armados con pesados garrotes reforzados con clavos de acero que comenzaron a marchar escoltándolo. Con un segundo conjuro materializó a su Pequeño Esqueleto negro, que permaneció en su retaguardia, parcialmente escondido detrás de los Zombis. Emily también se puso en movimiento levitando hacia el Archimago con una mirada cargada de intenciones asesinas.

– El joven también es un Nigromante. Ya no parece tan extraño que pueda utilizar el Ojo de la Oscuridad. Presumo que esta batalla será bastante difícil. – Murmuró Erick preocupado, pues ya había podido sentir que Han Shuo era más poderoso que él.

– Entonces no correremos más riesgos. Tú detenlo unos minutos, mientras yo lidio con la Archimaga. Luego lo mataremos y recuperaremos lo que podamos de su cadáver. – Resopló Duke antes de levitar para reanudar su combate con Emily. Erick simplemente asintió y comenzó a caminar cautelosamente hacia su oponente mientras trataba de mantenerse lejos del área donde combatirían los magos.

La batalla inició inmediatamente. Emily atacó con decisión y miles de serpientes hechas de pura oscuridad se materializaron desde el suelo para arrojarse sobre Duke más como una avalancha que como una estampida de animales. En respuesta el Archimago invocó un poderoso tornado mucho más fuerte que cualquier otro visto hasta entonces y con suficiente fuerza como para levantar a varios fragmentos de los enormes huesos en el suelo. Los poderes impactaron sin que hubiese un claro ganador, pero entonces Duke extrajo un pergamino de su túnica mientras gritaba un conjuro en una lengua desconocida.

Emily abrió los ojos por la sorpresa y se concentró completamente porque se dio cuenta de que Duke estaba utilizando un objeto mágico poderoso. El pergamino comenzó a resplandecer con una luz dorada, mientras una serie de extraños símbolos parecían emerger directamente del papel para comenzar a revolotear alrededor del anciano. Luego los vientos comenzaron a soplar con gran intensidad e incluso llegaron a estremecer los muros de la fortaleza. El Archimago del viento había usado el pergamino para conjurar un enorme huracán que poco a poco estaba transformándose en un mega tornado lo bastante poderoso como para destruir cualquier defensa que Emily pudiera oponerle y era cuestión de tiempo que perdiese la batalla.

– El Maestro Duke ha usado el pergamino antiguo. Es una lástima perderlo, pero el premio ante nosotros bien vale la pena. – Murmuró Erik mientras usaba su Aura de Batalla para resistir los vientos huracanados que se incrementaban por momentos. Estaba acostumbrado a pelear junto a Duke y cabía cómo mantener las distancias apropiadas para no ser atrapado en sus ataques, aun así, el viento era tan fuerte que amenazaba con arrastrarlo en cualquier momento. Si hubiesen desatado semejante poder desde un principio, seguramente habrían ganado en el primer encuentro, el problema era que una vez utilizado el pergamino desaparecería, por eso lo guardaban como último recurso.

En ese momento el espadachín vio una sombra moverse y comprobó que Han Shuo ya estaba corriendo directamente hacia él, resistiéndose ante los vientos con su fuerza monstruosa. Erick no esperaba que su enemigo pudiese moverse tan rápido en semejantes circunstancias, pero alcanzó a esquivar la estocada mortal e inmediatamente ganó distancia. Sabía que se estaba enfrentado a alguien mucho más fuerte, por eso su objetivo era resistir hasta que Duke ganase la batalla contra Emily.

Sin embargo, Han Shuo no pensaba darle la oportunidad de escapar y tampoco iba a repetir el error de subestimar a Erick nuevamente. Rápidamente comenzó a lanzar una serie de cortes y estocadas para mantener al espadachín alerta a sus movimientos, mientras astutamente lo llevaba hacia sus criaturas oscuras.

En cierto momento Erick notó que los Guerreros Zombis se estaban acercando lentamente a pesar del viento, pero no les dio la menor importancia pues estaba seguro de que no representaban ninguna amenaza para él. En cierto momento dio un salto hacia atrás sin dejar de mirar a Han Shuo en ningún momento mientras giraba su espada hacia un costado y lanzaba un corte letal contra las criaturas oscuras que intentaron golpearle inútilmente con sus garrotes sólo para ser destajados de cuajo por la cintura.

– ¿De veras creíste que unos cuantos Zombis iban a ser un problema? – Dijo Erick con un dejo de burla mientras contemplaba a Han Shuo. Este se había detenido un momento como si estuviese cansado e incluso resoplaba ligeramente, pero en secreto sonrió.

El espadachín había firmado su sentencia de muerte, ya que detrás de los corpulentos cuerpos de los Zombis se encontraba el Pequeño Esqueleto negro, el cual inmediatamente saltó como un lince sobre el desprevenido Espadachín mientras disparaba todas sus púas afiladas. Erick sintió que su cuerpo era atravesado y el dolor lo abordó tan repentinamente que sin querer volteó su mirada hacia el depredador oculto que lo atacaba y no alcanzó a evitar el ataque de Han Shuo, que aprovechó el momento para acercarse e inmediatamente lo apuñaló dos veces en el estómago y una vez en el cuello.

El primer ataque de las púas no había sido totalmente letal porque el Aura de Batalla protegía a Erick, pero si alcanzó a debilitar sus defensas, de modo que cuando el Filo Asesino de Demonios se abrió paso a través de los puntos débiles de su armadura, apenas halló resistencia. Luego el Pequeño Esqueleto se acercó con su daga en la mano y comenzó a acuchillar salvajemente a Erick en la espalda hasta que este se desplomó ya completamente sin vida.

El primer enemigo había caído, pero Han Shuo estaba lejos de poder relajarse, porque el viento huracanado no dejaba de incrementarse a su alrededor forzándolo a utilizar su Esencia Mágica constantemente para no ser arrastrado y solo podía maginar cuanta presión estaría sufriendo Emily al estar más cerca de vórtice.

En efecto, la Archimaga se encontraba en el interior de cuatro barreras esféricas, que además estaban reforzadas con cadenas hechas de oscuridad que se aferraban al suelo para resistir, a duras penas, la potencia del viento y los escombros que amenazaban con pulverizarla. Por su parte ella estaba arrojando ataques mágicos a diestra y siniestra en un intento desesperado de atinar un golpe contra Duke, pero el poder del viento ya era tan fuerte que desviaba sus conjuros y le impedían ver a su enemigo. La situación empeoraba por momentos, pues el conjuro de Duke aún estaba en proceso de formación, pero una vez que desatara todo su poder seguramente estaría muerta. Un crujido la hizo notar alarmada que su barrera exterior estaba agrietándose rápidamente y que dos de sus cadenas ya estaban destruidas.

En ese momento Han Shuo consiguió acercarse lo más cerca que pudo sin ser arrastrado y comenzó a reunir todo el poder de su Magia Demoniaca en el Filo Asesino de Demonios para imbuirlo con una versión concentrada del Hechizo de Fuego Glacial Místico. Cuando finalmente sintió que su arma había alcanzado el máximo de su capacidad procedió a arrojarla con un furioso rugido. La espada mágica levitó a gran velocidad, pero no luchó contra el viento y en su lugar comenzó a viajar siguiendo las corrientes de aire para alcanzar una mayor velocidad. Giró unas diez veces alrededor del campo de batalla y con cada revolución se acercaba poco a poco hasta Duke, que no podía notar el peligro debido a que estaba completamente concentrado en controlar su conjuro. En cambio, Han Shuo poseía a sus Demonios Originales, que al ser entidades etéreas no se veían afectador por el viento o los escombros y podían trasmitirle imágenes de todo lo que sucedía.

En el momento decisivo, Han Shuo alzó una de sus manos mientras se concentraba completamente en su arma mágica y el Filo Asesino de Demonios resplandeció con una llamarada de fuego demoníaco que le ayudó a romper la fuerza del viento huracanado por un par de segundos, luego se precipitó directamente hacia su objetivo: El Pergamino de Duke. La antigua reliquia fue destruida limpiamente, al igual que el circuito mágico que estaba en su interior. También cercenó la mano con la que el Archimago estaba sosteniendo el pergamino y que no alcanzó a retirar a tiempo. Pero las desgracias del anciano todavía no habían terminado, pues al perder su contenedor, todo el poder mágico contenido en el rollo escapó violentamente provocando una explosión que lo arrojó a gran distancia contra los mismos vientos que él mismo había conjurado.

Un hechizo de semejante magnitud no desaparecía de inmediato al destruir al conjurador, de modo que los vientos golpearon al Archimago, quien gritó desesperadamente mientras trataba de defenderse de algún modo. Al final quedó tirado en el suelo, con el cuerpo roto o atravesado por algunos pedazos de hueso y un muñón ensangrentado.

Duke siguió gritando adolorido mientras luchaba por levantarse y comprender lo que había ocurrido, fue entonces cuando descubrió el cadáver de Erick con sus sentidos mágicos. El terror lo embargó hasta el punto en que se sobrepuso al dolor e intentó levitar en el aire para alejarse lo más posible. Pero en ese mismo momento tres Lanzas de Hueso salieron disparadas rápidamente hacia él y se clavaron firmemente en su túnica, dejándolo inmovilizado en el suelo, pero sin dañarlo más.

– ¿Acaso su excelencia cree que voy a dejarlo escapar? – Dijo Han Shuo burlándose del anciano que en todo momento había estado en la mira de sus Demonios Originales.

– ¡Maldito seas! – Rugió Duke al mismo tiempo que desataba toda la magia que le quedaba para realizar un último ataque de viento cortante, pero una pared de oscuridad apareció de pronto en el camino de su ataque y lo interceptó por completo. Cuando el anciano levantó la vista comprobó con desesperación que Emily descendía sobre él desde las alturas.

– ¡Vamos, vamos, Maestro Duke! – Dijo Han Shuo con condescendencia en cuanto la barrera desapareció: – No es necesario que sigas esforzándote, porque incluso si continúas huyendo únicamente terminarás estrellándote contra la barrera dimensional. Entrar al Cementerio de la Muerte es una cosa, pero salir es algo completamente diferente. Sobre todo, si no tienes en tu poder el Ojo de la Oscuridad. –

– ¿Quién demonios eres tú, Necromante? ¿Por qué sabes esos secretos? ¿Cómo es posible que hayas encontrado este lugar antes que yo? – Preguntó Duke con impotencia mientras luchaba por sobreponerse al dolor de sus heridas.

Han Shuo sonrió en respuesta mientras mostraba el Ojo de la Oscuridad en la palma de su mano y utilizaba su luz para iluminar bien su rostro.

– ¿No me recuerdas, anciano maldito? Nos encontramos en la Academia Babilonia hace menos de un año… ¡Cuando ordenaste a tu perro espadachín que me matara! –

Duke lo miró confundido unos momentos, pero entonces sus ojos se abrieron por la sorpresa mientras luchaba para decir: – ¡Imposible! ¡¿Cómo puedes ser él?! ¡Recuerdo a un mocoso sirviente vestido con harapos! ¡No puedes ser tú! –

– Puedo y lo soy, anciano. Soy precisamente ese pequeño criado recadero que ni siquiera te importó despachar. – Respondió Han Shuo con frialdad: – Seguramente eres de los que se creen muy inteligentes y por eso siempre subestiman a sus inferiores.

Tu perro espadachín era igual que tú, por eso asumió que su corte me había matado y ni siquiera comprobó mi pulso antes de arrojarme dentro de una tumba. Pero fui yo quien encontró a Dylan primero, fui yo quien vio dónde escondió el paquete que ocultaba. Porque también subestimaste a tu víctima y nunca pensaste que pudo haber enterrado su tesoro a tan solo unos metros de distancia de ti anciano. ¡Estuviste tan cerca! Pero al final yo fui quien lo obtuve. También fui yo quien hace poco los expuse ante el Manto Oscuro. Y ahora el círculo se ha completado. ¡Esa misma noche juré que me vengaría de ustedes, de modo que puedes morir sabiendo quién forjó tu ruina! –

Han Shuo invocó a otros tres Guerreros Zombis que comenzaron a golpear a Duke con sus garrotes, mientras que Emily invocaba una barrera para limitar los movimientos del anciano y también evitaba que sus gritos se oyeran. Luego de varios minutos se había convertido en parte de los innumerables restos que rodeaban el Cementerio de la Muerte.

El Pequeño Esqueleto había estado esperando el momento y cuando las criaturas desaparecieron, saltó rápidamente hacia los despojos y extrajo el Anillo Espacial del difunto Archimago para entregárselo a su amo junto con las pertenencias del espadachín Erick.

Emily contemplaba los movimientos de la criatura con una mirada estupefacta porque, aunque ya había visto la increíble agilidad del Pequeño Esqueleto, este no dejaba de sorprenderla. Finalmente, no pudo contenerse más y preguntó: – ¿Puedes decirme cómo obtuviste esta extraordinaria criatura? –

Han Shuo sonrió ufano mientras acariciaba el pulido cráneo del Pequeño Esqueleto después de recibir el botín que le ofrecía: – Este pequeño es el resultado de mis experimentos. Lo mejoré varias veces utilizando magias secretas hasta que finalmente se trasformó en lo que vez. ¡No existe ninguna criatura igual! –

Emily lo fulminó con la mirada y respondió irritada: – ¡Bien, pues! Ya es suficiente de tanto misterio. ¡Comienza a explicar las cosas! ¿Cómo obtuviste el Ojo de la Oscuridad? ¿Por qué puedes “mejorar” criaturas oscuras? ¿Y cómo, por los divinos, es que un Necromante puede emplear habilidades de lucha superiores a las de un espadachín veterano? –

Han Shuo se sentó en suelo y permaneció en silencio por unos momentos mientras pensaba, pero al final decidió que Emily se había ganado sobradamente su confianza, de modo que comenzó a contarle muchas cosas. Le dijo sobre sus orígenes como esclavo, sobre el descubrimiento del Cementerio de la Muerte y la historia de cómo se liberó e incluso fue aceptado en la Academia Babilonia. También le contó sobre las misiones de Cándido, sobre algunos de sus poderes y sus aspiraciones futuras. Solamente se guardó el proceso de refinamiento del Pequeño Esqueleto, así como la auténtica naturaleza de su Magia Demoníaca y la Esencia Mágica.

Emily quedó asombrada con todo lo que escuchó y necesitó de unos momentos para meditar sobre ello, así que Han Shuo la dejó para revisar los objetos obtenidos. Descubrió decepcionado que el espadachín Erick no poseía nada demasiado valioso, en cambio el finado Archimago si tendría que poseer algunos tesoros, pero el Anillo Espacial tenía una especie de barrera que le impedía activarlo y fue incapaz de extraer su contenido.

Al cabo de un rato, Emily se le acercó con una expresión grave: – ¿Quién más sabe que has obtenido el Ojo de la Oscuridad y que puedes acceder a esta fortaleza a voluntad? –

– Nadie más. – Respondió Han Shuo mirándola con una expresión enigmática antes de sonreír para preguntar: – Entonces ¿Qué piensas hacer ahora que lo sabes? –

– En ese caso, continuaremos guardando este secreto. Duke y Erick ya están muertos al igual que el observador enviado por el Manto Oscuro. De modo que no hay forma en que otros se enteren de esto y en el futuro podrás usar el Cementerio de la Muerte para incrementar tus poderes hasta un grado inimaginable, siempre y cuando nadie lo averigüe antes de que seas lo bastante fuerte como para protegerte de una nación. – Dijo Emily mirándolo con seriedad mientras le hablaba pausadamente.

Han Shuo sonrió divertido, aunque por dentro estaba bastante satisfecho por esta respuesta, pero aun así le respondió medio en broma: – ¿Segura que no prefieres aprovecharte de mí y entregarle el Cementerio a la orden del Manto Oscuro? –

Emily puso los ojos en blanco mientras suspiraba, pero luego le habló con un dejo de exasperación: – ¿A estas alturas todavía crees que no sé lo que realmente piensas? No necesitas ponerme a prueba, porque sé perfectamente lo importante que será este lugar para tu desarrollo futuro. Tu y yo ya estamos juntos en esto y naturalmente pensaré primero en tu bienestar. –

Al escuchar las palabras de Emily incluso el maquiavélico Han Shuo no pudo evitar emocionarse y por dentro solo pudo pensar en lo increíblemente complejas que eran las mujeres. En verdad ellas eran capaces de renunciar a todas sus convicciones por el bien de la persona que había capturado su corazón, pues con esa declaración la hermosa Archimaga le estaba confirmando que elegía su amor por Han Shuo antes que su lealtad a su país y al Manto Oscuro. Ahora sabía que, si alguna vez entraba en conflicto con el Imperio Itálico, Emily elegiría luchar a su lado e incluso moriría por él.

Aunque por dentro quería besar y abrazar a esta hermosa mujer, la vergüenza pudo más al final y Han Shuo solamente se limitó a sonreír con algo de picardía fingida. Luego tuvo una idea: – Emily, recuerdo que tu misión era averiguar el destino final de las armas de asedio que trasportaba el gremio McGrady, pero instigué a los Troll del Bosque a robarlas y ahora están en su poder. ¿Hay algún modo de resolver esto sin que afecte tus objetivos? –

Al escucharlo Emily sonrió alegremente emocionada por un segundo antes de regresar a su actitud dignamente cordial. Había estudiado a Han Shuo lo suficiente como para saber que no era un hombre que se ofreciese libremente a hacer algo por alguien si no le aportaba un beneficio concreto, así que sus palabras daban a entender que ella era una excepción.

– Chico malvado, así que finalmente te has decido a pensar en mi situación. ¡Los dioses deben haberse puesto de acuerdo el día de hoy! –

Por un instante Han Shuo se quedó sin palabras por la sorpresa que le causó ese comentario, pero luego recordó que hasta el momento nunca había pensado realmente en otras circunstancias que las suyas propias e incluso sus consideraciones con Emily se habían dado de tal modo que sirviese a sus objetivos. Inesperadamente fue embargado por la vergüenza y se puso a reír un poco incómodo.

Emily lo miró tiernamente por un momento y luego le explicó: – No te preocupes demasiado por ese asunto. En realidad, ya tenía una idea bastante clara de quién era el comprador, pero quería atraparlo con las manos en la masa o conseguir evidencias suficientes para procesarlo.

Si dejamos pasar el tiempo, la situación volverá a su cauce natural. Cuando el Gremio McGrady se entere de lo sucedido, buscarán un modo de comprarles las armas a los Troll del Bosque a través de sus muchos contactos en el submundo y de ese modo recuperarán su mercancía sin demasiadas pérdidas, porque los troles no saben el verdadero valor de esas armas.

Lo único que te pido es que, si alguien intenta realizar la compra, permitas que suceda. De ese modo podré continuar mi misión dentro de unos meses, porque estoy segura de que el gremio McGrady volverá a ofrecérselas a la misma persona. Luego lo arrestaré y mi imagen general no se verá afectada. –

Han Shuo la escuchó con atención y finalmente asintió: – No hay problema. Primero hay que dejar pasar el tiempo para que las aguas se calmen. Mientras tanto iré al Imperio Itálico y conseguiré algunas raciones que necesito. Después regresaré al Bosque Oscuro para resolver unos asuntos y les ordenaré a los Troll que se apresuren a vender esas armas para que tu misión no tenga más inconvenientes. –

Emily sonrió contenta y luego tuvo una idea: – ¡Oh! Ya que no puedes abrir el Anillo Espacial de Duke ¿por qué no me lo das a mí? Pensaré en un modo de romper la barrera mágica que lo protege. –

– Esta bien, quizá encuentres alguna información de valor que pueda servirte o al Manto Oscuro. – Contestó Han Shuo mientras le entregaba el anillo. Luego recordó que todavía tenía el Anillo Espacial de Yuna, la maga de agua que había matado en su conflicto contra Grover, el cual también estaba protegido con barrera, aunque esta era mucho más débil.

Pensando que esta protección no debería representar ningún desafío para una Archimaga tan poderosa, Han Shuo se lo entregó también mientras explicaba: – Este Anillo también está bloqueado, pero la defensa la hizo un Mago Adepto. ¿Puedes romper la barrera para examinar su interior? –

Emily recibió el anillo sin hacerle ninguna pregunta y concentró sus poderes en su interior. Por un instante hubo un destello de color cian que rápidamente se extinguió, luego la Archimaga activó el Anillo Espacial y todos los objetos que contenía aparecieron a su alrededor: Unas cuantas prendas de ropa femenina, una tarjeta de cristal, un libro sobre la magia de agua y algunos medicamentos para curar heridas no muy severas.

Al ver estos objetos, Emily levantó una ceja mientras miraba a Han Shuo con cierta duda y le preguntó: – Estas son ropas de mujer. ¿Qué clase de hombre le roba a una dama? ¿o tal vez la mataste? Seguro hay una historia interesante que contar al respecto. –

– No es nada del otro mundo. – Dijo Han Shuo tranquilamente mientras tomaba el Anillo Espacial de vuelta y registraba los objetos en busca de cosas valiosas, como el libro y la tarjeta de cristal: – Hace poco tuve una mujer que decidió serme infiel, así que me enojé tanto que la maté a ella y a su amante. ¡¿Qué otra opción puede tener un hombre?! Totalmente normal. –

– ¡Ja! No hay nada normal que te involucre a ti y tampoco me creo una palabra de esa historia. – Respondió Emily.

– Tienes razón, querida. Pero si te hace sentir mejor puedo jurar ante los dioses que esa mujer era una verdadera malnacida y que lo mejor que hizo por el mundo fue morirse. – Respondió Han Shuo con ironía, luego habló en serio: – Debemos ponernos en marcha. Aún me quedan dos días más antes de tener que reportarme con el Manto Oscuro, pero podemos usar la matriz de trasporte para regresar de inmediato al Imperio. Ya sabes quién soy y donde encontrarme, así que puedes reunirte conmigo en cualquier momento ya sea en la Academia Babilonia o en la sede de la orden. –

– Esta bien, aunque eres un mocoso deshonesto, no me será nada difícil encontrarte. Pero aún tengo una última pregunta para ti: Entre Bryan y ese extraño nombre de Han Shuo, ¿cómo quieres que te llame? –

– Querida, tu puedes llamarme como desees. Pero Han Shuo es el nombre que mi maestro en las artes oscuras decidió para mí. Así que puedes usarlo si lo prefieres. – Respondió Han Shuo tras meditar un momento.

Después de eso ambos ingresaron a la fortaleza y Han Shuo le mostró rápidamente el Cementerio de la Muerte a su mujer antes de que los dos utilizasen la Matriz de Trasporte ubicada en el salón principal en medio de las repetidas exclamaciones de sorpresa de Emily.