Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 3

Capítulo 6: A la Capital Una Vez Más

Parte 3

Varios días después de que Rio partiera de la aldea, visitó el castillo real del Reino Karasuki. Acompañando a Gouki y Kayoko, pudo pasar por la entrada sin ser interrogado, y luego fue conducido a una habitación en particular. Allí, una pareja mayor de mediana edad estaba esperando: eran el rey, Karasuki Homura, y la reina, Karasuki Shizuku.

“O-Ooh, tú debes ser Rio… De hecho, puedo ver rastros de Ayame”, dijo Homura con voz temblorosa mientras se ponía en pie con los ojos fijos en la cara de Rio. Mientras tanto, Shizuku miraba la cara de Rio con una emoción abrumadora.

Su Majestad, el Rey Homura, y Su Alteza, la Reina Shizuku… La reina se parece mucho a mamá.

Rio les miró fijamente a los dos en un estado de aturdimiento. Dejaron una impresión mucho más amistosa de lo que él esperaba, habiendo estado imaginando el tipo de gente que eran hasta ese momento.

“…Es un honor conocerlos, Su Majestad, el Rey Homura, y Su Alteza, la Reina Shizuku. Mi nombre es Rio. Estoy muy contento de que se me conceda una audiencia con su presencia en esta ocasión”, se presentó cortésmente Rio después de que se miraron fijamente unos a otros durante unos segundos. Entonces, Homura dió una risa tensa.

“Simplemente estoy conociendo a mi adorable nieto. No hay necesidad de esa forma de etiqueta y de hablar, y no hay necesidad de estar tan tenso.”

“Eso es correcto. Eres nuestro nieto.”

La pareja real habló con una pizca de reserva.

“Con su permiso, entonces… Haré lo que pueda.” Rio asintió torpemente.

“Parece que tendremos que profundizar nuestras relaciones familiares primero. Parece que ambos estamos desconcertados. Intercambiemos palabras al respecto primero, ¿de acuerdo?”

“Sí, hay tanto que quiero contarte, y tanto que me gustaría preguntarte. Aunque nuestro tiempo es limitado, hablemos con el corazón contento.”

Los labios de Homura se curvaron en la boca mientras Shizuku sonreía elegantemente. “Ahora, ¿nos sentamos primero?”

“Sí, disculpe.” Rio tomó asiento.

“Oh, Rio. Encantada de conocerte. Realmente eres idéntico a Ayame”, dijo Shizuku de una manera claramente animada. Su mirada estaba fijada en la cara de Rio mientras ella captaba todos sus rasgos y el aura que eran similares a los de Ayame.

“Personalmente siento que eres idéntica a mi madre…” Rio confesó tímidamente. “Oh, ¿en serio?” Shizuku ladeó la cabeza con curiosidad.

“Sí. Si mi madre estuviera aquí ahora mismo, te confundiría por su hermana.”

“¿Oh? Oh Dios. Dios mío, qué vergüenza… a pesar de que ya soy abuela.” Las mejillas de Shizuku se enrojecieron por la vergüenza.

Aunque estaba siendo humilde, su apariencia era verdaderamente juvenil. Como madre de Ayame, debería haber sido de edad media superior, pero podría hacerse pasar por alguien en la flor de su vida.

Después de eso, se abrieron paso a tientas a través de una conversación juntos, cerrando la distancia entre ellos. La gama de expresiones de Shizuku era vibrante y se reía fácilmente de las historias de Rio.

Luego, después de hablar varios minutos…

“Shizuku… Siento que hace tiempo no te veo reír de una manera tan despreocupada”, dijo Homura, al ver la elegante sonrisa en la cara de Shizuku.

“Oh Dios, no digas eso. Eso significaría que he estado sonriendo de una manera falsa todo este tiempo”, dijo Shizuku con una linda mueca.

“Oh no, mi querida. Perdóname, esa no era mi intención”, se disculpó Homura apresuradamente.

Ante eso, Shizuku sonrió felizmente. “Parece que tú también te estás divirtiendo más de lo normal, Rey Homura”, dijo ella.

“Eso… es probablemente porque Rio está aquí.”

“Sí, por supuesto.”

Homura y Shizuku compartieron una sonrisa, y luego, indiferentes, intercambiaron una mirada con un pequeño asentimiento.

“Hey, Rio. ¿Te gustaría contarnos sobre Ayame y el Zen?” Preguntó repentinamente Shizuku.

Ellos habían estado hablando para profundizar su relación hasta ahora, pero la intención de esta pregunta era claramente diferente. Homura y Shizuku querían saber sobre las consecuencias de lo que les había pasado a los dos que habían expulsado de su reino. No fué simplemente una pregunta hecha por curiosidad.

“…Para empezar con la conclusión, ambos ya han fallecido”, dijo Rio en un tono ligeramente apagado.

“…Ya hemos sido informados de eso. Sin embargo…”

“Nos gustaría saber más, como la razón por la que murieron, o cómo vivieron.” Shizuku dudó en decir sus palabras, por lo que Homura expresó su pregunta en voz alta y resueltamente. Sus ojos estaban fijos en Rio con certeza.

“…Mi padre falleció cuando yo era demasiado joven para recordar algo, así que me temo que sólo tengo recuerdos de mi tiempo con mi madre. Si te parece bien…”

“Es eso así… Entonces, ¿podría contarnos qué recuerda de tu vida?”

“…Lo entiendo.”

Rio respiró hondo y asintió lentamente. Luego, comenzó a hablar de la muerte de su padre en la forma en que su madre se la había transmitido, así como de sus recuerdos con Ayame. Los detalles eran en su mayoría similares a los que le había dicho a Yuba antes: que Zen trabajaba como aventurero que un día se equivocó en el trabajo y murió, dejando a Rio y Ayame para vivir solos hasta que Rio cumplió cinco años de edad.

“Mi madre era una persona amable que siempre estaba sonriendo. Por eso pensé que era natural que fuéramos sólo nosotros dos cuando era niño. Nunca me había mostrado ninguna tristeza por la muerte de mi padre”, dijo Rio con respecto a la personalidad de Ayame.

“No éramos, de ninguna manera, ricos en lo más mínimo. Pero mientras vivía, mi padre había ganado mucho dinero para nosotros, así que pudimos arreglárnoslas sin necesidad de que mi madre trabajara. Nuestros vecinos nos miraban con prejuicio sólo por tener el pelo de otro color, pero esos días estaban llenos de felicidad. Sin embargo, mi vida con mi madre no duró mucho tiempo. Cuando tenía cinco años, mi madre… Ella falleció.” Incapaz de determinar qué tan lejos debía hablar, Rio dudó en continuar.

“Cuando tenías cinco años… ¿Cómo viviste desde ese punto en adelante, entonces?” Preguntó Shizuku con temor.

Rio se había preparado por si acaso preguntaban por la razón de la muerte de su madre, así que se relajó aliviado. Aparentemente, el hecho de que hubiera perdido a sus dos padres a la edad de cinco años tuvo un impacto mucho mayor.

“…Me quedé huérfano en la parte más pobre de la ciudad.” Dijo casualmente Rio, con una sonrisa amarga entremezclada.

“Oh…” Shizuku parecía que empezaría a llorar en cualquier momento. Homura tenía los ojos cerrados mientras apretaba los puños con fuerza.

“Pero sólo fui huérfano hasta los siete años.” Dijo Rio encogiéndose de hombros.

“Es eso asi…. ¿Cómo viviste después de los siete años?” Preguntó Homura.

“Salvé a una persona importante del reino por casualidad, y se me concedió la inscripción en un instituto de educación administrado por el reino como recompensa.”

“¿Oh? Un instituto de educación… También tenemos tales instituciones en este reino, pero sólo los nobles de la corte y ciertas familias de militares pueden entrar. ¿Era diferente en ese reino?”

“No, no había diferencia. Todos a mi alrededor eran lo que se podría llamar una corte noble o realeza en este reino.”

“…Entonces debes haber sufrido mucho.” Homura adivinó inmediatamente que Rio había sido objeto de mucha discriminación basada en su estatus social.

“No, es cierto que la hostilidad hacia mí era alta, pero había alguien allí que también me trató amablemente. Gracias a ellos, puedo decir con orgullo que mis días allí fueron divertidos”, dijo Rio con una sonrisa suave. Todo fue gracias a Celia.

Pero eso no fue suficiente para apaciguar las emociones de Homura y Shizuku, ya que continuaron evitando el contacto visual con él. Gouki y Kayoko, que habían estado escuchando en silencio desde el costado, también tenían expresiones de dolor en sus rostros.

“De allí, asistí a la academia hasta los doce años, antes de partir hacia esta tierra.”

“Había oído que había reinos lejos al oeste, pero… lo hiciste bien al llegar aquí ileso. Gracias a eso, pudimos conocerte.” Homura bajó profundamente la cabeza en una excesiva muestra de gratitud hacia Rio. Sabiendo que el rey no estaba en una posición en la que debería estar fácilmente bajando la cabeza a otros, la gratitud de Homura resonó en gran medida dentro de Rio.

“Cuando era joven, mi madre me hablaba mucho de ti. Y me prometió que algún día me llevaría a esta tierra. Ella no pudo cumplir esa promesa, pero yo siempre he querido viajar hasta aquí. Al menos, quería hacerles una tumba en su ciudad natal.”

“Ayame te prometió tal cosa…” Homura se mordió el labio. Estaba lleno de una mezcla de felicidad, arrepentimiento y vergüenza.

El sonido de los sollozos de Shizuku resonó por la habitación mientras Homura cerraba los ojos y se quedaba en silencio. El silencio continuó durante un rato.

Luego, después de un tiempo, Homura respiró hondo y preguntó qué era lo que menos quería que le preguntaran a Rio. “…Rio. ¿Podría decirnos cómo murió Ayame?”

“…Debo advertirle, puede ser difícil de oír. ¿Aún quieres saberlo de todos modos?” preguntó Rio, cuestionando la cantidad de resolución que hay detrás de Homura y los demás. La historia sería ciertamente enfermiza de escuchar.

“Debemos saber lo que pasó… Lo que pasó en sus últimos momentos. Y, si es necesario…”

Nos culparemos a nosotros mismos, el rostro de Homura se oscureció con esa implicación.

“Lo siento… Sé que debe ser cruel pedirte que digas la verdad, pero simplemente no podemos soportar que permanezca en la oscuridad”, dijo Shizuku, sin levantar la cabeza.

Los dos hablaron en un tono tranquilo, lleno de su fuerte determinación y voluntad.

“Es eso así…” Rio cerró los ojos como si estuviera balbuceando sobre algo, antes de respirar hondo.

“Mi madre… fué asesinada. Justo delante de mis ojos”, dijo sin rodeos.

“…..” Aun mientras lo esperaban hasta cierto punto, Homura y los demás estaban visiblemente conmocionados.

“La persona que mató a mi madre era un hombre llamado Lucius.”

Rio no les hizo caso cuando empezó a recordar lo que había ocurrido en ese momento. Después de todo, eso era lo que habían deseado.