Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 3

Capítulo 6: A la Capital Una Vez Más

Parte 2

En la sala de estar de la casa del jefe de la aldea, Rio, Yuba, Gouki y Kayoko, la esposa de Gouki, estaban uno frente al otro. Los asistentes que Gouki había traído estaban vigilando el local para asegurarse de que nadie escuchara sus conversaciones.

Gouki y Kayoko se arrodillaron, uno al lado del otro. “Sir Rio, por favor, acepte nuestras más sinceras disculpas por sacarle de la nada este inesperado golpe”, dijeron, inclinándose profundamente.

“No, no hay necesidad de disculparse por eso…” Rio agitó la cabeza al borde de la confusión.

“Señor Gouki, ¿puedo asumir que su presencia aquí significa que ha obtenido los permisos apropiados?” Yuba preguntó a Gouki en nombre de Rio.

“Ciertamente. No estamos aquí por propia voluntad, sino bajo la orden de Su Majestad.” Gouki asintió con firmeza.

“Ya veo. Entonces, por favor, cuéntaselo todo.”

Yuba parecía aliviada, la verdad podría finalmente ser revelada. Era el mismo sentimiento que si un mal hubiera sido vencido.

“Por supuesto, por eso estamos aquí. Tanto él como su Majestad desean expresar su gratitud y sus disculpas a Lady Yuba por todo el sufrimiento que ha debido soportar hasta ahora.”

“Estoy honrada.” Yuba bajó la cabeza agradecida.

“Así es,” asintió Gouki a Yuba. “…Ahora, Sir Rio. ¿Puedo contarle la historia de lo que le pasó a la princesa Ayame y al Zen, mi amigo íntimo?” preguntó a Rio

“…Sí. Por favor.” Rio miró fijamente a Gouki y estuvo de acuerdo.

Entonces, Gouki lentamente empezó a hablar.

“La historia comienza hace 12 años… Pero primero, déjame hablarte de la relación entre Zen y yo, tu padre. Lady Yuba puede informarte de todo lo que pasó antes de eso…” Dijo Gouki, mirando a Yuba.

“Zen era un niño incómodo, pero era amable e inteligente a pesar de todo. Estábamos en guerra con el vecino Reino de Rokuren en ese momento, así que cada aldea estaba pasando por momentos difíciles. Como segundo hijo, Zen decidió irse y reducir el número de bocas que alimentar, y un día se marchó para alistarse voluntariamente como soldado.” Yuba habló del Zen desde antes de que Gouki lo conociera con una sonrisa algo nostálgica.

“Zen tenía un talento natural para todo lo relacionado con las artes espirituales y las artes militares. Encima de eso, fue en medio de un período de guerra, como dijo Lady Yuba. Comenzó como un mero soldado, pero pronto se distinguió y logró hazañas dignas de la atención de Su Majestad. Y así, Su Majestad le concedió el rango de guerrero. Fue entonces cuando conocí a Zen.”

Era tradición en el Reino Karasuki que los guerreros recién nombrados se enfrentasen a sus predecesores. En este caso, fue Gouki quien se había peleado con Zen. Aunque Gouki era mucho más joven en ese momento, era uno de los principales guerreros en términos de habilidad en el reino. Sin embargo, a pesar de que Zen era autodidáctico, Gouki luchó para salir airoso de su batalla.

“Fue sólo un combate de entrenamiento, pero no había muchos rivales que pudieran hacer que mi corazón diera un salto como Zen. Sus habilidades eran las de verdad. Por eso lo recomendé como guardaespaldas de la familia real. Como ya sabes, ese miembro de la familia real era la princesa Ayame.”

“Mamá… Mi madre era de la realeza…” Murmuró Rio, sin procesar del todo la realidad de ese hecho todavía.

“La Princesa Ayame no era una gran sucesora en el trono, pero era conocida incluso en los reinos vecinos como la belleza de Karasuki”, dijo Gouki con una sonrisa agradable en su rostro.

“Mi Señor, eso es irrespetuoso”, murmuró Kayoko con voz fría, habiendo mantenido su silencio junto a Gouki todo el tiempo.

“D-De acuerdo. De todos modos, así fué como Zen se convirtió en el guardaespaldas de la Princesa Ayame.” Gouki cambió de tema a toda prisa.

Aunque Zen no tenía defectos en términos de su destreza militarista, el hecho de que fuera un mero aldeano había causado algunas protestas.

“Había muchos que no querían dejar la protección de la realeza a un plebeyo que se estaba levantando en el mundo. Aparte de sus capacidades, carecía de educación y de estatus social. Dicho esto, la Princesa Ayame también tenía a Kayoko y a mí como sus guardias, así que pudimos darle toda la educación necesaria. Lo más importante es que a la princesa Ayame le había caído bien…”

Zen había tomado la posición de guardaespaldas de Ayame sin ningún problema.

“Si puedo atreverme a decir que para alguien como la princesa Ayame, que tuvo una educación protegida, Zen era una encarnación del mundo exterior. Ella le preguntaba a Zen todo sobre cómo era la vida en su pueblo.”

Ayame se sintió atraída por Zen en un abrir y cerrar de ojos. Cualquiera que mirara podía ver lo que había pasado con facilidad. Del mismo modo, Zen también se sintió atraído por Ayame a medida que pasaba el tiempo.

Dicho esto, Ayame seguía siendo una princesa, y aunque Zen había sido ascendido a guerrero, seguía siendo un antiguo granjero. Por eso, la brecha entre sus estatus era demasiado grande, y Zen decidió ocultar sus sentimientos.

“En realidad, la princesa Ayame visitó el pueblo en secreto varias veces. Zen intentó desesperadamente detenerla, insistiendo en que no había nada que ver en su aldea, pero la Princesa Ayame se negó a ceder. Todos estábamos al borde del colapso.”

“Así que… algo así pasó…” dijo Rio, escuchando atentamente los inicios de la relación de sus padres.

Mientras tanto, Gouki se reía de los recuerdos que había evocado. Entonces, de repente, recuperó su seria expresión.

“Fué cuando el Reino de Rokuren llegó con un tratado de paz durante una pausa en la guerra.”

Los tratados de paz no eran particularmente raros; de hecho, varios ya se habían formado durante los largos años de guerra entre los reinos Karasuki y Rokuren. Los dos reinos tenían una larga historia el uno con el otro; el Reino de Rokuren había incitado a la guerra para empezar, pero prolongar innecesariamente una guerra era indeseable para la economía del reino y no le iba bien con los ciudadanos. Esto fue lo que llevó al Reino Karasuki a aceptar el tratado de paz.

Así pues, para celebrar el tratado y sofocar los disturbios civiles, se celebró un gran festival en la capital de Karasuki, al que asistió como embajador el príncipe de Rokuren. La ceremonia en sí progresó pacíficamente, y el tratado de paz se formó sin problemas. Todo lo que quedaba era que el príncipe de Rokuren volviera a casa, y comenzaría el tiempo temporal de paz.

Sin embargo, la noche de su regreso, se produjo un incidente: alguien intentó secuestrar a Ayame después de que ella se hubiera retirado por la noche. Sin embargo, Zen había estado protegiendo a Ayame de las sombras, y fué capaz de aprehender al perpetrador antes de que tuviera éxito.

Se reveló que el secuestrador era un asistente del príncipe Rokuren.

Zen intentó inmediatamente que explicara por qué estaba poniendo en peligro el tratado de paz que acababa de establecerse, pero el autor del crimen utilizó un arma secreta que había sido preparada de antemano para suicidarse primero. Después de eso, el castillo estalló inmediatamente en actividad, a pesar de que era de madrugada. Se celebró una reunión de emergencia entre los líderes de Karasuki y el embajador de Rokuren. El Reino Karasuki pidió una explicación de los acontecimientos en dicha reunión, pero el príncipe Rokuren se negó a cumplir, y en su lugar reaccionó con indignación ante el hecho de que su ayudante fuera secuestrado y asesinado.

Desde el punto de vista del Reino Karasuki, fue el bando de Rokuren el que intentó el secuestro, el perpetrador estaba muerto, y el guardaespaldas, Zen, era el único que estaba en la escena del crimen. Además, la propia Ayame había estado durmiendo en su habitación. Aun así, no había suficientes pruebas para impugnar al Reino de Rokuren.

Mientras tanto, el lado de Rokuren también carecía de pruebas, pero el príncipe utilizó el hecho de que su ayudante estaba muerto como medio para insistir obstinadamente en que su confianza había sido traicionada. Las negociaciones entre las dos partes se vieron inevitablemente agriadas, y no hubo más remedio que romper el tratado de paz recién firmado.

“El Reino de Rokuren estableció condiciones adicionales: La ejecución de Zen, y un matrimonio político entre el príncipe Rokuren y la princesa Ayame. Con eso, perdonarían la muerte del asistente y mantendrían su parte del tratado de paz. Incluso mirándolo ahora, todavía me hierve la sangre”, dijo Gouki, su cuerpo temblando de rabia.

Si todo era como Gouki había dicho, entonces las demandas de Rokuren eran completamente descaradas y atrevidas. Rio puso una mueca de dolor sin darse cuenta. Sólo podía formar sus propias suposiciones sobre el trasfondo político de la época a partir de las palabras de Gouki, pero aparentemente, había habido rumores de que el sociable príncipe de Rokuren era cruel y mujeriego. Si alguien así se casara con Ayame en un matrimonio político… Bueno, no era un pensamiento positivo.

En cualquier caso, aunque las exigencias de la parte de Rokuren sonaban completamente ridículas, era parte de la diplomacia considerar seriamente incluso la más ridícula de las peticiones. Además, el Reino de Rokuren distorsionó la verdad del tratado de paz que se estaba arruinando y lo difundió por las calles, manipulando las emociones de los ciudadanos y de la sociedad en su conjunto.

Los ciudadanos de la capital se pusieron ansiosos, lo que rápidamente se deterioró en descontento, e incluso dió lugar a algunas protestas. Incluso dentro del castillo real Karasuki, había una cantidad significativa de nobles de la corte que se oponían a la guerra. La autoridad del rey puede haber sido capaz de suprimir ese descontento, pero sólo habría sido en la superficie. El Reino Karasuki había perdido la primera mano, y ahora estaba acorralado en una posición de desventaja.

“Dicho esto, no había ninguna garantía de que el Reino de Rokuren se calmaría, aunque aceptáramos sus términos. Al mismo tiempo, la revocación del tratado de paz que acababa de establecerse y la reanudación de la guerra habrían hecho que los disturbios civiles alcanzaran niveles explosivos, lo que habría arruinado la moral del reino. Tuvimos que hacer un movimiento para cambiar las tornas en una situación tan desesperada. Por eso Su Majestad fingió estar de acuerdo con las demandas para ganar tiempo. Al final, dió la orden de que Zen tomara a Ayame y huyera del reino.”

Aunque no fué mucho, pudieron ganar tiempo dentro del país de esta manera. Mientras tanto, el rey y varios de sus vasallos principales idearon un plan secreto para ejecutarlo.

“Su Majestad seleccionó a los mejores de entre los mejores para formar una pequeña tropa de guerreros que actuaría en secreto, y los envió al Reino de Rokuren. Entonces, hizo un anuncio oficial de que Zen había tomado a la Princesa Ayame y huido.”

Por supuesto, el príncipe de Rokuren se enfureció por eso. “¡Has jugado con el hombre equivocado!”, dijo cuando regresó a su reino y declaró con orgullo la guerra.

Al mismo tiempo, el descontento dentro del país se dirigió hacia Zen y Ayame por huir en su lugar. Fué simplemente demasiado irresponsable de su parte. No había más remedio que capturarlos y hacerlos responsables de sus acciones.

Sin embargo, las chispas de la guerra ya estaban encendidas. Los partidos opositores del Reino Karasuki aceptaron a regañadientes movilizar a sus ejércitos y comenzaron a avanzar hacia el Reino de Rokuren. En respuesta al movimiento del ejército Karasuki, el gran ejército del Reino Rokuren también se movilizó. Entonces, los dos ejércitos se encontraron en la frontera del reino en un enfrentamiento.

Fué en ese momento cuando el escuadrón de élite de unos pocos guerreros de Karasuki hicieron su jugada, entre los que se incluía a Gouki. Lanzaron un ataque sorpresa contra las amontonadas tropas del ejército de Rokuren desde atrás, con el objetivo de tomar la cabeza de los oficiales superiores.

El escuadrón de élite estaba formado por guerreros con la mayor lealtad hacia la familia real. Todos ellos habían acumulado una gran mala voluntad hacia el reino de Rokuren por toda la situación. Así, su intrépido asalto comenzó mientras la moral de su tropa estaba en su apogeo.

Los guerreros irrumpieron en el corazón del campamento enemigo en un abrir y cerrar de ojos y soltaron las cabezas de los generales enemigos cuando se encontraban en medio de una reunión, uno por uno. Además, capturaron al príncipe Rokuren, que estaba entre ellos. Como resultado, la primera batalla se ganó sólo con un ataque sorpresa. Fué una victoria históricamente exitosa.

“El ejército de Rokuren se dispersó y huyó después de perder a su príncipe y a algunos de sus generales, lo que elevó la moral de nuestras tropas más de lo que nunca había sido… Era casi como si la oposición a la guerra hubiera sido una mentira. Entonces, nuestro ejército avanzó antes de que el ejército de Rokuren pudiera reformarse, y conseguimos varias bases importantes sucesivamente. Así, el Reino de Rokuren se rindió rápidamente.” Gouki habló de la situación en aquel entonces con una expresión agradable.

Como Rokuren fue el que se rindió, entraron en el estatus de ser un reino derrotado. En lugar de un tratado de paz, Karasuki fue capaz de establecer condiciones ventajosas para sí mismo como el reino victorioso. Con tantas de esas condiciones forzadas unilateralmente al otro lado, Karasuki prosperó. El descontento de los ciudadanos se dispersó en poco tiempo.

“Sin embargo, aunque el resultado puede haber sido una victoria abrumadora, el hecho es que habíamos cruzado un puente peligroso. Los acontecimientos que llevaron al comienzo de la guerra estaban llenos de engaños y mentiras, y si nosotros, los guerreros, hubiéramos cometido algún error, la guerra podría haber ido a su favor. Más que nada, el hecho de que Su Majestad haya ordenado a la Princesa Ayame y Zen que huyeran era simplemente demasiado dañino. Los dos fueron tratados oficialmente como criminales por huir juntos y causar el comienzo de la guerra.”

Y así, los dos perdieron su lugar en la región de Yagumo. Al mismo tiempo, también se había eliminado la barrera social entre Zen y Ayame. Fue irónico.

“En ese momento, Su Majestad sabía que la Princesa Ayame se había enamorado de Zen, y que Zen sentía lo mismo hacia la Princesa Ayame. Sin embargo, no había manera de que los dos estuvieran juntos si Zen seguía siendo el guardaespaldas de la Princesa Ayame. Si bien es posible que hayan sido capaces de derribar las demandas del príncipe Rokuren de un nuevo juguete, ella inevitablemente terminaría en un matrimonio político con un compañero indeseable. Y así, Su Majestad decidió que prefería confiarla a Zen. Como resultado, Su Majestad siempre ha estado plagado de aprensión sobre si esa era o no la elección correcta…”

Después de la guerra, el rey de Karasuki había enviado una lista de buscados a los reinos vecinos con los nombres de Zen y Ayame en ella. Además, para ocultar completamente la verdad, puso una orden de silencio a los pocos que estaban en la situación. Sólo Yuba fué informada por su condición de madre de Zen, pero a ella también se le prohibió hablar. Por eso fue incapaz de decirle a Rio la verdad.

“Nosotros también nos arrepentimos. Kayoko y yo siempre nos hemos culpado por no poder acompañar a la Princesa Ayame…” Dijo Gouki con una expresión vergonzosa.

Gouki y Kayoko ya estaban casados en ese momento, y Kayoko llevaba a Hayate en su vientre. Simplemente no era factible para ella soportar la dura vida de estar huyendo mientras estaba embarazada.

Además, al mantener a Gouki y Kayoko, las circunstancias harían que la fuga de Zen y Ayame pareciera mucho más auténtica.

Sin embargo, los dos eran los guardaespaldas de Ayame. Por supuesto, no se arrepintieron de haber dado a luz a Hayate, pero la cuestión de si deberían haberse forzado a ir con Ayame siempre se mantuvo en el aire.

“Pero entonces, el otro día, recibí una carta de Lady Yuba que me informaba de la presencia de Sir Rio, y que había venido de una tierra lejana en busca de pistas sobre sus padres.”

Si las noticias hubieran venido de alguien más, Gouki no les habría creído, pero la que había transmitido la información era la abuela de Rio; sus palabras tenían un nivel mucho más alto de autenticidad. Por eso Gouki había traído a Kayoko para buscar una decisión del rey. Les había dado la responsabilidad de revelar la verdad si Rio era realmente el hijo de Ayame.

“Me sentí abrumado por la emoción en el momento en que puse mis ojos en usted, Sir Rio. Los rastros de la princesa Ayame y Zen son más pronunciados en sus rasgos. Así es como estaba seguro de que no había error en que fueras el hijo de la princesa Ayame.”

Personalmente, Rio se sintió un poco precipitado al pensar de esa manera, pero tal vez simplemente significaba que él era así de similar a Ayame. Zen, también. No podía recordar la cara de Zen, pero incluso cuando intentó recordar su infancia, había recuerdos de la cara de Ayame que aún no podía armar.

“Su Majestad el Rey y Su Alteza la Reina, en otras palabras, los padres de la Princesa Ayame, desean reunirse con usted. Sir Rio, ¿podría considerar viajar a la capital conmigo?”

“Los dos… quieren conocerme…”

El otro grupo era la gente que debería ser la abuela y el abuelo de Rio, pero honestamente no se sentía muy real, ni siquiera conocía sus caras, después de todo. Pero, como eran los padres de Ayame, sintió el deseo de conocerlos él mismo.

Y, de todos modos, no pensó que se echarían atrás tan fácilmente si los rechazaba ahora.

Rio respiró hondo para calmarse. “Entendido”, estuvo de acuerdo con una voz ligeramente rígida.

Una sonrisa de alivio se iluminó en la cara de Gouki. “Muchas gracias por su aceptación. Pido disculpas profusamente por la poca antelación, pero espero salir de esta aldea mañana por la mañana temprano. Garantizaremos su seguridad en el viaje.”

Y así, Rio se dirigió hacia la capital una vez más.