Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 3

Capítulo 3: Turbulencias

Parte 1

Pasaron varios meses más desde que Rio comenzó su estancia en el pueblo. La temporada de cosecha del arroz de tierras altas acababa de comenzar, y era la época de más trabajo de todo el año. En esta época del año, incluso los cazadores, que normalmente iban a cazar por las mañanas, ayudaban en el campo.

Por supuesto, Rio no fué una excepción.

En ese momento, balanceaba su azadón con todas sus fuerzas mientras araba el campo. La monotonía de la actividad había hecho que se desarrollaran callos en ambas manos. Habían aparecido en áreas que diferían de las que aparecían cuando él usó su espada. Sin embargo, en su vida como Amakawa Haruto, había ayudado en la granja de su familia en toda la escuela primaria y secundaria, por lo que Rio estaba acostumbrado a las acciones necesarias para arar los campos de arroz. Los campesinos de la aldea estaban impresionados por él.

Ocasionalmente, un ligero sentimiento indescriptible de pena pasaba a través de él al pensar en su padre y sus abuelos, pero mientras seguía trabajando, se sentía extrañamente en paz.

Luego, después de que el trabajo había progresado más allá de cierto punto…

“¡Oigan, es hora de un descanso! El almuerzo está servido, ¡todos reúnanse alrededor!” Ruri gritó fuerte para que todos los trabajadores se detuvieran.

Los aldeanos solían comer dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, pero en ocasiones como ésta, todo el pueblo se reunía para almorzar juntos. Trabajar toda la mañana les hacía sentir hambre, así que todos los hombres se dirigieron unánimemente a la plaza del pueblo donde se distribuía la comida.

“Aquí tienes tu sopa de miso y verduras encurtidas. Se pueden llevar hasta dos onigiri por persona. Además, Rio proveyó la sal, así que asegúrense de darle las gracias a él.” Ruri informó a los aldeanos que estaban en fila para recibir comida mientras ponía las mesas. Todas las mujeres y los hombres de familia llevaban sonrisas agradables mientras daban las gracias a Rio, que estaba cerca.

“Asegúrense de agradecerle a Rio también.” Los hombres más jóvenes intentaron tomar la comida con pesimismo y en silencio, pero Ruri hizo pucheros en sus labios y los regañó. Sayo asintió de acuerdo desde donde estaba poniendo la mesa junto a Ruri.

Los chicos chasquearon sus lenguas y murmuraban una palabra de agradecimiento a Rio, luego se alejaron de forma apresurada y se reunieron en un grupo entre ellos y llenaron sus estómagos de onigiri. Sus ojos se abrieron de par en par, sorprendidos por el sabor cuando se dieron cuenta de la generosidad con la que fue utilizada la sal.

“Bueno… Supongo que es mejor que en el pasado. Al menos pueden decir gracias, ahora. Lo siento, Rio.” Ruri suspiró exasperada y se disculpó con una amarga sonrisa mientras miraba con Rio a su lado. Él no se estaba moviendo para unirse al grupo de gente, pero estaba esperando hasta que las multitudes se hubieran dispersado.

“Está bien”, dijo Rio, agitando brevemente la cabeza.

“Bien, deberíamos comer también antes de que se enfríe. Todo el mundo está esperando también”, sugirió Ruri.

A poca distancia, un grupo de chicas llamaban a Ruri.

“De acuerdo. Entonces lo…”

“¡U-Umm! Sir Rio, ¿le gustaría comer con nosotras? ¡No se entremetería en absoluto!”

Rio había estado mirando a su alrededor y pensando en unirse a un grupo de ancianos y parejas casadas de más edad, cuando Sayo lo detuvo en un momento de nerviosismo.

“Buena idea. Me muero de hambre. Apurémonos”, estuvo de acuerdo Ruri, y rápidamente se dirigió hacia la reunión de las chicas. Rio temía ser el único hombre de un grupo de chicas de la aldea, por temor a que los hombres más jóvenes de la aldea lo antagonizaran aún más. Sin embargo, Sayo estaba esperando mansamente a su lado para moverse juntos, así que no podía abordar la idea de comer con nadie más en esta situación.

Sin embargo, los aldeanos mayores y casados, como Dola y Ume, estaban sentados al lado de las chicas, así que Rio reconsideró sus pensamientos y decidió que no había necesidad de preocuparse.

“Muy bien. Vamos, Sayo.”

“¡Está bien!” Sayo asintió felizmente.

Rio comenzó a caminar hacia donde estaban las chicas con Sayo trotando detrás de él. Mientras tanto, Ruri ya había llegado a las demás, y llamó a Rio en tono de broma.

“¡Apúrense, ustedes dos!”, dijo ella, y las otras chicas se unieron.

“Así es, estamos cansadas de esperar.”

“¡No es justo que Sayo acapare a Sir Rio para ella sola!”

Y así sucesivamente. Empezaron a aglomerarse alrededor de Rio y a hablar ruidosamente.

“Hola a todas. ¿Aún no han comido?” preguntó Rio, notando que las chicas aún no habían tocado su propia comida.

“Te estábamos esperando. No podemos dejar que Sayo monopolice a Sir Rio para sí misma, después de todo”, dijo una chica perspicaz, que le dió a Sayo una mirada juguetona.

“Ya veo. Siento haberles hecho esperar, entonces. Por favor, permíteme unirme a ustedes”, Rio se inclinó disculpándose y se sentó en un lugar vacío.

“¡N-No lo estoy monopolizando! Pensé que la comida sabría mejor si comíamos todos juntos, así que estaba esperando a Sir Rio… Umm…”

Sayo se había quedado helada por un momento, pero la vergüenza finalmente se apoderó de ella y la hizo objetar con una cara de color rojo brillante.

“Está bien, está bien. Básicamente, Sayo quería comer con su Sir Rio sin importar qué. Lo tengo.” La chica que había estado molestando a Sayo asintió en un simulado entendimiento.

“¡N-No! ¡No es así! …Ah, no, no es eso…. no es que no quiera comer con Sir Rio…” Sayo lo había negado reflexivamente, pero intentó apresuradamente retractarse de sus palabras y explicarse a Rio.

“Está todo bien. Lo entiendo.” Sin saber cómo reaccionar, Rio simplemente forzó una sonrisa en su rostro.

Mientras tanto, las chicas miraban con satisfacción la actitud de Sayo.

“Ya ya, todas. No sean tan duras con ella. Sayo casi ha llegado a su límite”, dijo Ruri a las chicas con exasperación.

Sayo miró a todas las chicas con una mirada resentida en sus ojos llorosos. Pero, a pesar de su mirada, parecía más bien un animal pequeño y acorralado, por lo que no había impacto detrás de su expresión. En todo caso, sólo causó que otros se sintieran más protectores con ella.

Era casi lo suficientemente adorable como para hacer que todos quisieran burlarse de ella aún más…

“Bien. Bueno, no es la única que quiere comer con Sir Rio. Todas lo hacemos”, dijo inocentemente la chica alegre que había estado molestando a Sayo. Las otras chicas asintieron en acuerdo.

“Gracias… Me alegra oír eso. Pero ¿puedo pedirles que dejen de llamarme “Sir Rio”? No estoy en ninguna posición superior que merezca ese título, así que me hace sentir un poco incómodo”, dijo Rio con una sonrisa tímida.

“¿Eeeh? Pero ‘Sir Rio’ desprende esta aura de clase alta.”

“Síp, síp. Es como si hubieras sido criado de forma diferente a los otros hombres de este pueblo.”

“¿Verdad? En cuanto les mencionas ‘Sir Rio’, se ponen de mal humor. Qué asqueroso.”

“Es difícil pensar en ellos como hombres, también.”

“¡Ahaha, no los compares! Sir Rio no se merece ese deshonor.”

“Tienes razón. Lo siento, Sir Rio.”

Y así sucesivamente, las chicas continuaron charlando enérgica y ruidosamente. Su conversación pasó de un tema a otro, hasta que se olvidaron por completo de burlarse de Sayo y de la petición de Rio. Parecía que tendría que soportar que lo llamaran “Sir Rio” por un tiempo más. Sus hombros se desplomaron.

Aunque Rio tampoco era de los que hablaban, ya que las chicas le habían dicho muchas veces que no necesitaba hablar tan educadamente a su alrededor. Quizás esto había nivelado el campo de juego.

Un poco más lejos de Rio y de las chicas, Dola y Ume estaban sentados juntos sorbiendo su té, después de haber terminado sus comidas. Ambos sonreían gratamente, observando a Rio y a las ruidosas chicas hablar entre ellas.

“Jajaja, como se esperaba de la buena apariencia de Rio. Es como mirar a mi antiguo yo.”

“¿Estás diciendo que Rio es como tu antiguo yo? No te engañes a ti mismo.” Ume rechazó rotundamente la declaración de Dola.

“Hey, ahora. ¿Qué te hace decir eso? Estoy siendo completamente serio aquí.”

“No recuerdo haberme casado con un hombre tan guapo. Es descortés incluso considerar comparar a Rio contigo. Qué broma, ¿tengo razón?”

“¡Que, Hey!¿¡Qué le estás diciendo a tu propio marido!?”

“Eres completamente opuesto tanto en apariencia como en personalidad, y no estabas ni de lejos tan maduro cuando eras joven. Diría que no eres muy diferente de los chicos que están celosos de Rio en este momento. Desbordante de fuerza bruta, pero sin saber cómo cazar bien.”

“Geh… Sólo sigue hablando. Bueno, después de todo, ha estado viajando por el mundo a su corta edad. Él mismo debe haber pasado por muchas dificultades. Lo admito, puede que no haya sido tan hábil como él cuando era joven…” Incapaz de refutar las palabras de Ume, Dola se tragó sus palabras a regañadientes y asintió.

“¡Así que te das cuenta! Ah, pero ahora que lo mencionas, había otro hombre en nuestro pueblo que también era como Rio, y no eras tú, por supuesto.” dijo Ume, mirando hacia el cielo en la distancia.

“¿Eh? ¿Desde cuándo hubo alguien en nuestra pue… Aah, ‘ese’ tipo, ¿eh?” Dola estaba a punto de negar que hubiera otro hombre similar, cuando de repente pareció recordar algo. Su expresión se volvió un poco desagradable, pero nostálgica a pesar de todo.

“Aunque nunca pudiste ganar contra él, estabas ardiendo con un sentido de rivalidad. Igual que Shin ahora mismo.” Ume se rió a carcajadas.

“Cállate. Tú también fuiste rechazada por ese tipo. Dijo que se iba de la aldea para convertirse en soldado.”

“Todas las chicas de mi edad se confesaron con él en ese momento. Ninguno de ellas tuvo éxito, por supuesto.”

“Lo creo. Él no era de los que se conforman con una mujer de un pueblo de campo como éste”, dijo Dola, asintiendo con una sonrisa radiante.

“¿Oh? Parece que tienes una gran opinión de Zen después de todo.”

“Hmph. Cállate.”

“Me pregunto qué estará haciendo ahora mismo… ¿Crees que ya tiene un hijo?”

“Quién sabe. Si lo hiciera…” Dola agitó la cabeza infelizmente y se mordió la lengua por una sensación de incomodidad.

“¿Si lo hiciera?” Ume le instó a que continuara con una mirada de duda.

“…Si lo hiciera, entonces el niño probablemente tendría la edad de los jóvenes de esta aldea. Eso, o más joven. De cualquier manera, ese hombre no va a volver. No tiene sentido pensar en ello”, respondió Dola sin rodeos.

“Bueno, supongo que tienes razón.” Ume asintió un poco con tristeza.

***

Una semana más tarde, cuando el ajetreo de las cosechas de la aldea se había calmado…

Rio se dirigía a casa después de terminar su trabajo para el día cuando se encontró con Yuba en la carretera, justo antes de la puesta del sol.

“Ah, Rio. Justo a tiempo. Tenía algo que quería pedirte. Hablemos de ello mientras caminamos a casa”, dijo Yuba una vez que estuvieron a una distancia de conversación, lo que les llevó a reanudar su viaje de regreso a casa juntos.

“Entonces, ¿qué querías discutir?” Rio habló primero.

“Sí…” Yuba asintió, antes de empezar a hablar. “Cuando la temporada de cosecha de arroz llega a su fin, el reino envía a un oficial de impuestos. Una vez que llegan aquí, deciden oficialmente la cantidad de arroz que deben pagar por el impuesto anual sobre la tierra y nosotros distribuimos el resto entre nuestros suministros de alimentos. Todo lo que sobra es llevado a la capital para ser vendido. Ya sabes todo esto, ¿sí?”

“Sí, me lo han dicho.”

“Bien, eso lo hace más simple. Estamos a punto de decidir quiénes serán los miembros de la brigada de transporte, y estaba pensando en pedirle que los acompañe, ya que tienes experiencia viajando solo. Es raro que pase algo, pero no puedo decir con seguridad que no sea peligroso. ¿Estás preparado para la tarea?” Preguntó Yuba con cautela.

“Claro, no me importa. Lo haré con mucho gusto”, consintió Rio de inmediato con un gesto de asentimiento.

“Eso sería de gran ayuda. Siento haberte molestado.” Yuba sonrió ampliamente, aliviada de sus ansiedades.

“No es gran cosa. Algo como esto no es ningún problema.” Rio sonrió débilmente, encogiéndose un poco de hombros.

“Gracias a ti, la vida en este pueblo ha mejorado mucho. Todos los aldeanos te están muy agradecidos. Nos has enseñado a crear herramientas útiles y a utilizar nuevas técnicas en nuestra agricultura. A este ritmo, la cosecha del año que viene será enorme, así que has sido de gran ayuda.”

“No creo que nada haya cambiado tan dramáticamente, pero sus cosechas deberían estabilizarse más de lo que lo hacían antes.” La comisura de la boca de Rio se convirtió en una pequeña sonrisa.

“Estoy deseando que llegue.” Yuba sonrió gratamente.

Entonces, mientras se acercaban a la casa del jefe del pueblo… “¡Retira eso, imbécil!” Alguien gritó muy fuerte. Venía de la dirección de la casa.

Rio y Yuba se miraron el uno al otro.

“¿Hay una pelea?” Yuba murmuró sospechosamente.

“Voy a ver qué está pasando.” Rio se preparó para correr hacia la casa de la jefa primero.

“Espera, yo también iré.” Yuba llamó a Rio, siguiéndolo a un ritmo más rápido de lo habitual. Así, los dos se dirigieron rápidamente por el camino hacia la casa del jefe de la aldea.