Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 3

Capítulo 2: Pasando Días en el Pueblo

Parte 2

Esa noche, en el jardín de la casa del jefe de la aldea iluminado por la luz de la luna, Rio estaba trabajando duro para blandear su espada y levantándose un sudor que fluía por su espalda sin camisa.

Él giró repetidamente su espada, asegurándose de que la sensación estuviera grabada en su cuerpo. Su aliento salía un poco más fuerte de lo habitual, y cada vez que blandía la espada, su sudor se hacía volar. Ocasionalmente, el viento soplaba la fría niebla de la noche a través del aire, envolviendo el cuerpo sonrojado de Rio en un refrescante abrazo.

Se escuchaban los sonidos de los insectos que resonaban a su alrededor, y las plantas crujían en el viento para formar una sinfonía con el sonido del movimiento de la espada de Rio. Era una sensación tan agradable que casi quería seguir entrenando para siempre, pero con la cena esperándole, Rio terminó de revisar los movimientos de su espada y pasó a la formación de su cuerpo.

Alrededor de diez minutos después de mover su cuerpo, Rio se detuvo repentinamente.

“Esto no es interesante para ver, ¿no es así?” Él llamó con una sonrisa irónica a Ruri y Sayo, que estaban de pie junto a la puerta y observando en silencio. El cuerpo de Sayo se estremeció.

“Ahaha, ¿así que te fijaste en nosotras después de todo? ¿Es eso lo que llaman artes marciales? Tus movimientos eran tan gráciles que no pude evitar observar”, dijo Ruri, con una sonrisa despreocupada.

“Es mi entrenamiento diario”, respondió Rio con una sonrisa tensa.

“No, no, es realmente impresionante. No puedo creer que puedas seguir haciéndolo sin aburrirte. Lo has hecho todos los días desde que llegaste aquí”, dijo Ruri con gran admiración.

“¿Eh? ¿Haces esto todos los días?” Los ojos de Sayo se abrieron de par en par, sorprendida.

Para que conste, ella estaba aquí porque se sentía demasiado incómoda para ir a casa y enfrentarse a Shin después de su anterior pelea, por lo que Ruri la arrastró con ellos. Rio se había preguntado brevemente qué comería Shin en la cena, pero Sayo le aseguró que había sobras del desayuno.

“Síp, lo hace al menos una vez al día a esta hora. Increíble, ¿verdad?” Ruri se encogió de hombros.

“Sí, es increíble…”

“Por cierto, siempre quise preguntar. ¿Por qué empezaste a aprender artes marciales, Rio?” Ruri repentinamente sacó a relucir su pregunta, pensando que era una buena oportunidad para hacerlo.

“¿Por qué, lo preguntas?”

“Sí. No entiendo las artes marciales, pero incluso para mi ojo amateur, puedo decir que tu entrenamiento es impresionante. No todo el mundo puede esforzarse tanto para alcanzar ese nivel.”

“Veamos… Es un poco vergonzoso decirlo, ya que es muy simple, pero creo que cualquier joven tendría la misma razón”, respondió Rio con una sonrisa, después de considerar cuidadosamente su respuesta.

“Eeeh, ¿qué pasa con eso? ¡Tengo tanta curiosidad! ¿No quieres saberlo tú también, Sayo?”

“S-Sí. Quiero oír más.”

Ruri y Sayo estaban llenas de curiosidad.

“Ahaha… Qué hago. ¿Puedo ponerme la ropa primero?” Rio sonrió irónicamente antes de recoger la toalla y la ropa que había dejado a un lado.

“¿Eh? Ah, sí. Lo siento, lo siento. Adelante”, respondió Ruri un poco tímidamente, aunque en realidad no le había importado, ya que ambos estaban envueltos en la oscuridad de la noche.

Sayo también se dió cuenta después del comentario de Rio, y de repente se puso roja y miró hacia abajo. Rio aprovechó la ocasión para limpiarse rápidamente el sudor y ponerse una camisa.

“Muy bien, ahora que te has puesto la ropa, ¡dínoslo ya! ¿Por qué empezaste a aprender artes marciales?” Ruri presionó para obtener una respuesta. Una vez calmada, Sayo se acercó a Rio para asegurarse de que no se le escapara nada.

Rio cedió a sus demandas y comenzó a contar su historia. “Es de cuando era niño, ¿bien?”, dijo, como si estuviera avergonzado.

“En aquel entonces, había una chica que me gustaba… Quería ser más fuerte para poder protegerla.”

“…Huh. ¿Tenías una chica que te gustaba, Rio? Eso es algo inesperado. Espera, ¿eso significa que ya no te gusta esa chica?” Preguntó Ruri con los ojos muy abiertos.

“…No significa que la odie ni nada, es sólo que estamos distanciados. Puede que ya tenga un enamorado, o puede que ni siquiera se acuerde de mí…” Rio habló con una sonrisa y una pequeña carcajada, pero su mirada parecía distante.

“Sir Rio, trabajó tan duro por esa chica… ¿No tendrás la oportunidad de volver a verla?” preguntó Sayo tímidamente, mirando de cerca la expresión de Rio.

“Ni siquiera sé dónde está. La última vez que nos vimos fue hace mucho tiempo.” Rio agitó lentamente la cabeza.

“Pero, si está viva, puede que la vuelvas a ver algún día, Rio. Todos tus esfuerzos podrían dar resultado”, dijo Ruri con voz brillante, queriendo elevar la sombría atmósfera.

“…Tienes razón. Y, bueno… Ahora estoy entrenando por mi propio bien.” Rio asintió con la cabeza y sonrió vagamente.

Ruri y Sayo se miraron el uno al otro. “¿Realmente?” Preguntaron juntas.

“Sí, en parte porque tengo miedo de perder algo que he cultivado durante años, pero también necesito ser fuerte para poder viajar solo. Sólo se puede luchar contra lo irrazonable con el poder en sí.” Rio formó ligeramente un puño, hablando con voz dura.

“¿Es realmente tan peligroso? Viajando solo…” Preguntó Sayo con vacilación, notando que el aire alrededor de Rio se ponía tenso.

“Sí. Hay animales y personas peligrosas.” Rio parecía darse cuenta de cómo se había puesto rígido, y esta vez respondió con un tono más suave a su voz.

“Eso es… cierto…” Sayo asintió débilmente.

En este mundo, la vida de una persona era algo frágil. La gente moría de enfermedades y hambrunas. La gente moría por guerra. La gente incluso moría por haber sido atacada por animales salvajes y bandidos.

Por eso no sería extraño que Rio fuera atacado solo durante su viaje, y no sería extraño que se defendiera matándolos. Ese fue el primer pensamiento que le vino a Sayo a la mente.

Sin embargo, estaba demasiado asustada para saber la verdad, así que no preguntó más que eso.

“Perdón por hablar tanto tiempo. Ustedes dos deben tener frío. ¿Vamos adentro?” Rio cambió de tema, haciendo una sugerencia con una sonrisa amarga.

“Sí, vamos. Vine a llamarte porque la cena estaba lista, pero me olvidé por completo.” Ruri estuvo de acuerdo con una risa. Sayo también sonrió, riéndose.

“Oh, es cierto. ¿Quieres que nos bañemos juntos después de cenar, Sayo? En la bañera que Rio construyó. Aún no lo has probado, ¿verdad?” Ofreció Ruri.

“¿De verdad puedo? Fue construido recientemente, así que la lista de espera era muy larga…”

La pequeña casa de baños que Rio había construido era actualmente el tema de conversación del pueblo, y muchos aldeanos querían probarla. Como resultado, se había formado una lista de espera.

“Está bien, está bien. Se lo préstamos a quien quiera usarlo, pero al final sigue siendo nuestra bañera. Los residentes de la casa y sus invitados pueden entrar en ella en cualquier momento”, dijo Ruri con suficiencia.

“De acuerdo… Entonces, sí, por favor. Muchas gracias a usted también, Sir Rio.” Sayo había dudado un poco en recibir cualquier tipo de trato favorable, pero perdió ante la tentación de la bañera y finalmente asintió. Inclinó la cabeza en Rio y Sayo.

“¡De acuerdo, está decidido! Así que, por favor, ¡háganos un poco de agua caliente más tarde, Rio!” Ruri aplaudió con sus manos junto a la petición.

Había un calentador de baño instalado en la casa de baños para calentar el agua de la bañera, pero era mucho más rápido hacer que Rio hiciera el agua caliente con sus artes espirituales. Y, lo que es más importante, no consumía leña.

“Claro que sí. Déjamelo a mí”, dijo Rio, asintiendo con la cabeza.

“¡Ehehe, gracias! Puedes espiar a Sayo cuando esté cambiándose como agradecimiento”, dijo Ruri en tono burlón.

“¡R-R-Ruri!” Sayo gritó con una cara roja y brillante.

“¡Ahaha, es sólo una broma!” Dijo Ruri, retrocediendo mientras ella se reía.

Sayo hizo contacto visual con Rio a su lado. “¡Cielos! …Ah, Sir Rio, por favor no me espíes, ¿de acuerdo?” Declaró avergonzada.

“Por supuesto que no lo haré”, respondió inmediatamente Rio, siempre un caballero.

…Pero si fuera Rio, un pequeño vistazo estaría bien, pensó Sayo.

Sus mejillas se ruborizaron inmediatamente después, su corazón parecía estar un poco revuelto.