Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 8

Capítulo 5: El Secreto de la Chica de la Ciudad

Parte 5

 

 

Jugamos en esa iglesia durante horas.

O se quedaron sin energía, o ver a Seal-san tan cómoda con su cabeza en mi regazo hizo que les diera sueño a los niños.


Los chicos mayores, el grupo de Lai, decidieron que era hora de dormir una siesta. Llevaron al resto de los niños a una de las habitaciones en el segundo piso de la iglesia, bostezando todo el camino.

–Que tal eso, apagados como una luz…

–Fuera de combate…

El dormitorio en el segundo piso era tan grande como la cafetería debajo de él. El piso estaba completamente cubierto con mantas.

Bloques de construcción y viejos libros ilustrados estaban dispersos por todo el lugar. Era una sala de juegos para niños en todos los sentidos de la palabra. Pensé que algunos de los niños podrían necesitar una historia para dormir, pero todos entraron en el país de los sueños en un instante.


Acurrucados uno junto al otro como un puñado de sardinas, el único sonido en la habitación era su suave respiración.

–…

–*Zzzz*

Seal-san acaricio ligeramente la cabeza de Ruu.

Ella sólo era un poco mayor que yo, pero viéndola arrodillarse al lado de los niños y sonreír afectuosamente la hacía parecer más como una madre. Si no supiera que era Seal-san, diría que era una santa o incluso una Diosa.

Su cabello plateado le rozo suavemente la nuca.

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–¿También quieres que te ponga a dormir la siesta, Bell-san?

–Yo, um, pasare.

Me sonroje tan duro como durante el incidente de la “siesta de regazo”, así que me encorve para tratar de esconder mi rostro mientras desviaba la mirada y declinaba educadamente. Se estaba riendo de mí otra vez.

–Cranel-san, Seal. Ambos deben estar cansados, ¿Verdad? Déjenme a los niños y descansen un poco.


María-san lentamente abrió la puerta y entro.

Aceptamos su oferta. Nos agradeció otra vez por jugar con los niños y nos vio salir con una pequeña reverencia. Cerramos silenciosamente la puerta detrás de nosotros y dejamos la habitación.

–Bell-san, ¿Qué tal un paseo?

¿Por qué rechazaría su invitación? Asentí con la cabeza.

La seguí a través de la cámara principal del orfanato y hacia el pequeño patio detrás de la iglesia.

–¿Un jardín…?

–La Madre María y los niños cosechan sus propias verduras.

Había un pozo y una pequeña zona cercada detrás del edificio. No había mucha luz solar aquí, así que las plantas no eran muy grandes, pero podía ver que estaban bien cuidadas.

Mirando hacia arriba, vi que el jardín trasero estaba rodeado por capa tras capa de edificios cuadrados en una combinación casi al azar. Sin embargo, había un parche del cielo azul sobre el laberinto justo por encima.

–Seal-san… ¿Cómo conociste a la Madre María y a estos niños?

–Fue sólo… un accidente feliz. Solo daba un paseo por la Calle Dédalo un día, y…

Había un camino entre los edificios que rodeaban el patio trasero de la iglesia. Lo seguimos hasta llegar a un camino ancho.

Bueno, un camino más ancho, de todos modos. Todavía se sentía como un callejón en una parte diferente de la ciudad, excepto que aquí había escaleras que subían y bajaban en todas las direcciones. Al mismo tiempo, había un montón de escombros esparcidos alrededor, así como las últimas paredes restantes de edificios derrumbados que sobresalían en el aire.

Tal vez se debía al cielo azul brillante, pero ver esto no era tan deprimente. No podía ver ni escuchar a nadie más, así que caminar por aquí con Seal-san era algo calmante. Incluso el tiempo parecía estar pasando a un ritmo pausado.

Llegamos a un edificio masivo, probablemente viviendas comunitarias. El muro frente a nosotros era grueso y alto, casi como el lado de un castillo distorsionado. Aun así, poco a poco avanzamos mientras navegábamos a través de los escombros.

–La verdad es que… crecí en este barrio pobre.

–¡…!

–No tengo madre o padre… así que quizá por eso no puedo dejar a esos niños a su destino.

Me gire hacia ella; ella estaba mirando a la distancia delante de nosotros. Solo podía ver la mitad de su rostro. Su ojo en mi línea de visión estaba casi completamente cerrado, sin embargo, de alguna manera, brillaba.

Seal-san creció extremadamente pobre, como una huérfana en estos barrios bajos—

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Este secreto que había aprendido me sacudió profundamente.

Ella me echo un rápido vistazo antes de entrar en más detalle, explicando que venía a la Calle Dedalo por las mismas razones por las que María-san optó por abrir el orfanato.

Una vez que supo que estaba allí, se había convertido en su rutina visitar e interactuar con los niños.

Padres…

No tenía recuerdos de mi madre y padre. Ni siquiera sabía cómo eran sus rostros.

Lo que sí sabía era que ambos fallecieron poco después de que yo naciera.

Pero no creo que alguna vez me haya sentido solo. Todo gracias a mi Abuelo… Su felicidad, su energía siempre mantuvo mi ánimo.

Pero… el deseo de conocer a mis padres, de escuchar sus voces… Podía relacionarme con ese sentimiento.

Yo no era tan diferente de esos huérfanos. Tenían a María-san y a Seal-san para traer luz a sus vidas, así como mi Abuelo lo hizo para mí.

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–Pero yo—no quería que lo supieras, Bell-san.

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–¿Oh?

*Paso, paso, paso*

Mire hacia atrás en su dirección y la vi subiendo una escalera que llevaba a la cima de otra pila de escombros.

No había camino por allí; estaba caminando encima de los escombros a propósito.

–¡Eso es peligroso!

La llame. Pero siguió caminando, con el dobladillo de su vestido blanco bailando alrededor de sus piernas mientras seguía adelante. No sirvió de nada intentar convencerla de que bajara, así que subí tras ella.

–¿Qué es lo no querías que supiera?

–Lo que hago en días como hoy. Poniendo mucho esfuerzo en hacer comidas, correr con un grupo de niños… Es embarazoso.

Pasaba cuidadosamente sobre las losas de piedra mientras la seguía. No miro hacia atrás cuando respondió a mi pregunta. Todo lo que veía era su cabello plateado balanceándose en la ligera brisa. Seal-san casi perdió el equilibrio cuando una de las rocas bajo sus pies se deslizo inesperadamente, pero se recuperó a tiempo y siguió avanzando.

–Realmente no me importa eso…

–Bueno, era embarazoso para mí… Aunque nunca lo fue antes de hoy.

Su voz se desvaneció en un susurro.

–¿Qué dijiste?


Dije en voz alta, pidiéndole que repitiera esa segunda parte, cuando—

–¡Kyaa!

Su pie cayó en una grieta en el mar de escombros, y tropezó hacia adelante. ¡Se lo advertí! Sin embargo, no había tiempo para gritarle—¡Tenia que ayudar!

Avanzando rápidamente a través de las losas de piedra, sujete su mano y la jale hacia mi pecho.

–…

–…

–Phew…

Incluso antes de que su suspiro de alivio terminara…

Su cuerpo estaba presionado contra el mío, sus ojos se elevaron hacia mí. Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su aliento.

Podía ver mi cabello blanco y ojos rojos reflejados en sus ojos plateados.

Calor—mi piel se estaba calentando por todo mi cuerpo. Podía sentir cada una de sus curvas contra mí. Mis mejillas estaban hirviendo. Oh, ella también estaba sonrojada.

Este era un lado suyo que no vi en la iglesia—un poco nerviosa. Su verdadero rostro.

–Yo… no quise hacer eso.

–¡Por supuesto que no quisiste hacerlo!

¿Qué está diciendo esta chica?

¿Quién demonios caería así a propósito?

–Q-Que embarazoso…

Se alejó de mí, ocultando su rostro rojo en sus manos.

Ver su reacción hizo que me diera cuenta de algo muy importante, aunque sea un poco tarde.

La razón por la que vino aquí, y probablemente la razón de la “siesta de regazo”, era porque estaba avergonzada y quería ocultar su “vergüenza”.

El rostro serio era todo un acto. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para hacer cosas embarazosas a propósito sólo para soportar su propia vergüenza.

–…

Era mayor que yo, pero esta era la primera vez que la veía actuar como una chica. Realmente era extraño.

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Siempre la había visto como alguien que tenía todas las bases cubiertas, siempre perspicaz, así como educada y amistosa.

Pero después de todo lo que había visto y aprendido hoy, no creo poder volver a verla de la misma manera.

Había algunas mariposas en mi estómago.

Mis mejillas se ruborizaron mientras miraba su timidez; me sentí atraído por esa mirada en su rostro.

–… Quizás esto es algo bueno.

–¿…?

Unos segundos pasaron en silencio sobre los escombros. Seal-san levanto la vista de sus pies.

Había una sonrisa despreocupada en su rostro, sus mejillas estaban sonrojadas.

–Tal vez fue bueno que… lo descubrieras después de todo—porque se convirtió en un recuerdo feliz.

Dijo eso.

Dijo esa última parte sin vacilar, a pesar de que podía ver que todavía se sentía un poco incómoda.

Ahora fue mi turno de sonrojarme. Puso sus dedos en sus labios y sonrió de oreja a oreja. Eso era verdadera felicidad en sus ojos.

Sólo pude abrir y cerrar la boca unas cuantas veces mientras la miraba bajo el hermoso cielo azul.

— —¿…?

Repentinamente…

Estábamos siendo observados.

Recientemente me había vuelto muy bueno en detectar miradas centradas en mí. Con mis reflejos tomando el control, me gire y mire hacia arriba.

Los pisos superiores de la vivienda comunitaria parecida a un “castillo”.

Un balcón sobresalía de una torre con vista a nosotros. Y en él había un Catman negro y gris.

Ese tipo… Lo he visto antes.

Por alguna razón, su delgado cuerpo desencadeno mi memoria.

No podía recordarlo bien, pero estaba seguro que nos habíamos encontrado en algún lugar antes.

–¿Bell-san?

–¡…!

Estaba de espaldas a ella, y me llamo.

–¿Qué sucede?

Ella inclino la cabeza hacia un lado. Mire de nuevo hacia la parte superior del edificio, pero el Catman había desaparecido.

–¿Había alguien ahí?

–Sí… estoy bastante seguro.

Mi voz vacilo mientras miraba de ida y vuelta entre ella y el balcón.

Casi como si fuera un espejismo del mediodía, no había rastro del Catman. Lo único que quedaba en el balcón era la brillante luz del sol desde arriba.

***

 

 

El sol comenzaba a ocultarse.

Seal-san y yo fuimos asaltados por un aluvión de preguntas de todos los niños en el momento en que regresamos al Orfanato de María.

–¿A dónde fueron solos?

Fina encabezó el interrogatorio mientras un niño tras otro aumentaba la apuesta con cada pregunta. Los dos de alguna manera nos las arreglamos para resistir la avalancha cuando escuche “¿Te gustaría quedarte a cenar?” de María-san invitándome a unirme a ellos.

No quería que Kami-sama y los demás se preocuparan… pero no podía ignorar las suplicantes miradas en todos los rostros de los niños, y debía considerar la petición de Seal-san. Así que decidí tomar un bocado rápido y luego ir a casa tan pronto como sea posible.

Nunca pensé que pasaría mi día libre jugando con un grupo de amigables niños en un orfanato.

No pude evitar sonreír una vez que vi lo felices que estaban después de que estuve de acuerdo en quedarme para la cena. Sin embargo, al parecer tenía un poco de tiempo en mis manos antes de que esté lista.

–… Hey.

–¿…?

María-san y algunos de los niños habían ido a la cocina para comenzar a preparar la comida cuando sentí un tirón en la parte posterior de mi camisa.

Me di la vuelta y vi al semielfo Ruu mirándome con la misma mirada en blanco mientras se aferraba al dobladillo de su camisa.

–¿Qué pasa?

–Toma…

Me agache a su altura mientras el extendía su mano… con tres monedas de metal en su palma.

–¡O-Oi, Ruu!

–¿De verdad se lo vas a pedir?

–Ambos dijeron que estaban preocupados por eso…

Lai y Fina nos vieron hablando y corrieron al lado de Ruu.

El tono plano y sereno de Ruu pareció haber respondido a sus preguntas. Cayendo en silencio, miraron hacia mí.

–Um, ¿Qué es esto…?

–Es nuestro… ahorro secreto.

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¿A-Ahorro secreto…?

¿Estas tres monedas de metal? Una gota de sudor frío cayó por la parte de atrás de mi cuello mientras miraba los tres Varisu en la palma de su mano.

–Es una recompensa… Lo siento, no hay más.

Okay, ahora estaba confundido. Sin embargo, el semielfo andrógino no había terminado.

–Por favor, acepta nuestra misión…

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