Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 6

Capítulo 4: Aquellos que se Reúnen

Parte 2

 

 

El Gremio aprobó oficialmente el <Juego de Guerra> entre Hestia y Apolo casi inmediatamente.

Al mismo tiempo, comenzaron los preparativos alrededor de la ciudad.


Sin embargo, nadie estaba más ocupado que los empleados del Gremio. Tenían que encontrar una manera de permitir a ambas partes liberar todo su potencial dentro de las reglas del juego, mientras que no plantearan ningún peligro para los ciudadanos de Orario. Los combatientes necesitarían suministros, direcciones y, sobre todo, un escenario en el que realizar el <Juego de Guerra>. Podría empezar cualquier día; no había tiempo que perder. También tenían que adaptarse a los deseos de los Dioses.

No había un alma en la ciudad, Aventurero o de otro tipo, que no esperara con gran expectación que se anunciaran las condiciones del <Juego de Guerra>. Mientras tanto, lo único que podían hacer era prepararse.

— —¿¡Hestia todavía no está aquí hoy!?

En el 30° piso de la Torre Babel en el centro de Orario…

Apolo había llegado a su punto de ruptura.





Muchos Dioses y Diosas se habían reunido alrededor de una mesa circular en el centro de la red de altos pilares que soportaban un techo elevado. Las reglas y el estilo del <Juego de Guerra> debían ser decididos por los dos Dioses participantes, así como los observadores—para exprimir todo el entretenimiento posible del evento—en esta <Reunión de Dios>.

Tres días habían pasado desde el ataque a la <Familia Hestia>.

Apolo se había irritado por que su oponente se negaba a mostrar su cara. Se disculpó por su ausencia afirmando estar “enferma” durante los últimos días. A pesar de su afirmación de que no estaba lo suficientemente bien físicamente como para participar en la reunión, era claro como el día que trataba de ganar tiempo.

Apolo caminaba airadamente alrededor de su silla, insistiendo en que estaba inventando un plan de escape. En cuanto terminó su discurso, las puertas de la habitación se abrieron.

–Lamento llegar tarde. Me disculpo por hacerlos esperar.

Aunque sus palabras eran educadas, no parecia que realmente lo sintiera en lo más mínimo. Miach entró a su lado.

Lo que es más, no mostraba ningún remordimiento por mantener la <Reunión de Dios> en un punto muerto. Apolo frunció el ceño.

–Llegas muy tarde, Hestia. ¿Cómo piensas asumir la responsabilidad de retrasar la <Reunión de Dios> hasta este punto?

–No es mi culpa que me diera fiebre después de ser perseguida por la ciudad por tus dependientes. Durante un tiempo, pensé que ya estaba desahuciada.

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Hestia volvió a usar su salud para eludir las quejas de Apolo. Miach se puso de su lado, respaldando su afirmación.

–Sí, estaba en un apuro.

–Ya, ya, la enana es una idiota, pero ya basta de perder el tiempo. ¿Podemos comenzar?

Loki estaba recostada en su silla, con una ceja levantada y sus manos detrás de su cabeza como si también estuviera impaciente. Todos los Dioses regresaron a sus asientos y la discusión finalmente se puso en marcha.

La primera orden del día era que Hestia y Apolo firmaran los trámites necesarios con todos los presentes como testigos.

–Una vez que salga victorioso, reclamo a Bell Cranel.

–…

–Quiero dejarlo perfectamente claro. No habrá excusas mezquinas o afirmaciones extravagantes después de que todo haya terminado. Si Hestia gana, es libre de exigir lo que su pequeño corazón desee.

La posibilidad de la derrota no pareció cruzar la mente de Apolo. Sólo quería una cosa: la propiedad de Bell Cranel y su inmediata transferencia a la <Familia Apolo>. Hestia permaneció en silencio. El Dios encargado de tomar las notas para la reunión respondió con un “Muy bien, entonces” mientras registraba sus términos.

A continuación, necesitaban decidir cómo se libraría el <Juego de Guerra>.

–Uno a uno, el mejor de nuestras <Familias> resolviéndolo todo. ¿No sería emocionante?

Hestia ni siquiera miró a Apolo mientras hacía su sugerencia desde su lugar en la mesa redonda.

–Podría realizarse en el Coliseo para que todos lo vean. La batalla final justo delante de nuestros ojos. ¿Cómo no entretendría a alguien?

–Estoy de acuerdo. Ver a todos los niños de Apolo atacar a Bell uno tras otro suena más bien aburrido.

–Secundo la moción.

La mirada hostil de Apolo cayó primero sobre Hestia y luego hacia sus aliados, Miach y Takemikazuchi.

Unas pocas cabezas alrededor de la mesa empezaron a asentir, viendo la lógica en su razonamiento.

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–¿Qué dices, Apolo?

–¡Es el <Asesino de Toros> contra el que estás luchando!

–Un oponente fuerte en un duelo uno a uno, suena bien para mí.

–…

Los Dioses alrededor de la mesa sonrieron en la dirección de Apolo. No estaban del lado de nadie; simplemente disfrutaban viendo la reacción de Apolo.

El Dios rubio que llevaba una corona de laureles mostro una cara de calma antes de sonreír de nuevo.

–La única razón por la que tu <Familia> no es más grande se debe enteramente a tu pereza, Hestia, cuando se trata de reclutar.

–Muu…

–Puedes llorar todo lo que quieras sobre tu falta de niños, pero esa no es razón para que tenga que acomodarme.

–Grrrr.

Hestia gruñó en voz baja cuando Apolo señaló que el tamaño de la <Familia> estaba completamente bajo el control del Dios.

Era verdad que Hestia quería estar siempre a solas con Bell y nunca había intentado aumentar el tamaño de su <Familia>.

–Para que sea equitativo, ¿Por qué no hacemos un sorteo para ello?

Incapaz de defender su posición, Hestia permaneció en silencio mientras Apolo sugería una solución. “Claro”, llegó la voz de su transcriptor mientras sacaba una caja de debajo de la mesa y la colocaba encima.

Cada uno de los Dioses en asistencia escribió cómo les gustaría ver que se librara el <Juego de Guerra> en una hoja de papel. Los papeles fueron recogidos y puestos en la caja. Por supuesto, Hestia escribió “DUELO” en letras grandes y audaces y metió el papel en la caja.

Lo único que quedaba era decidir quién sacaría el papel.

–No puedo confiar en nadie que haya apoyado a Apolo.

–… El sentimiento es mutuo. No aceptaré un papel sacado por Miach o Takemikazuchi.

Hestia y Apolo emitieron sus condiciones en tonos cortos y agudos.

En ese caso… ambos Dioses miraron alrededor de la mesa, sus miradas se detuvieron en un Dios en particular.

–Hermes.

–Hermes

–Ehhh… ¿En serio?

Las voces de Hestia y Apolo se superpusieron mientras decían su nombre al unísono.

Sorprendido por su repentina selección, Hermes forzó una sonrisa sin pensar.

–Mi querido amigo, lo dejo en tus manos.


–Estoy contando contigo, Hermes.

Apolo, que había conocido a Hermes desde sus días en el Cielo, asintió solemnemente. Hestia miró al encantador Dios con ojos de confianza.

Esto sucedió porque Hermes siempre había tomado la postura de intermediario y nunca había tomado partido en estas situaciones. “Parece que tengo que hacerlo”, dijo con una voz desinflada, aceptando el papel que le impusieron los otros dos Dioses. Se levantó de su silla y se abrió paso alrededor de la mesa. Todos los ojos en la habitación lo seguían.

–Por favor se gentil…


Hermes susurró para sí mismo mientras metía lentamente su mano en la caja.

Hestia estaba en el borde de su asiento, incapaz de respirar cuando Hermes retiró una hoja de papel y la desplegó.

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El rostro de Hermes se puso pálido mientras hacía una pausa, una sonrisa vacía apareció en su rostro mientras abría la boca para hablar.

–<Asedio del Castillo>.

—*¡Slam!* Hestia golpeo sus puños en la mesa, con los dientes apretados.

–¡Fuhahahahaha! Esta decisión fue tomada de manera justa. ¡Esto es definitivo!

El rugido de la carcajada de Apolo resonó en toda la habitación.

Ya sea en el ataque o la defensa, este estilo de <Juego de Guerra> requería un gran número de guerreros. Probablemente, Hermes saco el papel escrito por el propio Apolo.

–Como se esperaba de Hermes.

–¡No puedo esperar!

Los otros Dioses reaccionaron a la decisión, charlando entre sí.

Hermes levantó la vista hacia el techo en decepción mientras Hestia se ponía roja, temblando de rabia. Apolo, por otro lado, estaba de muy buen humor.

–Es imposible defender el castillo con una sola persona. Así que le concedo el papel de atacante a Hestia.

Apolo estaba sonriendo cuando sus palabras fueron grabadas.

Los molares de Hestia estaban a medio camino en su lengua debido a la frustración ya que el peor resultado había llegado a pasar. Sus hombros comenzaron a caer…

–Disculpen, ¿Puedo tener la palabra?

Hermes habló.

–Apolo, esto pone a Hestia en una desventaja extrema… Es completamente injusto. Y estoy seguro de que muchos de nosotros aquí se aburrirán viéndolo.

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–…

–Por lo tanto, me gustaría proponer que se les permita a los forasteros participar en esta batalla.

La propuesta de Hermes de permitir que miembros de otras <Familias> se unieran al <Juego de Guerra> con el fin de igualar los números hizo que Apolo frunciera el ceño.

–… Hermes, sé lo que estás tratando de hacer: sacando algo como si no fuera gran cosa y al mismo tiempo forzarme a un rincón. No pienses por un momento que dejaré que suceda.

Trajo a colación su áspera relación en el pasado, Apolo forzó una sonrisa, tratando de detener el plan de Hermes.

Apolo declaró que no aceptaría una proposición tan ridícula.

–Todos los participantes en el <Juego de Guerra> deben estar vinculados contractualmente a una <Familia> directamente involucrada, esa es la regla. La presencia de otras <Familias> en el campo de batalla sólo deshonraría a los Dioses en guerra.

–Bueno, eso no está mal.

–Además, si un Aventurero de Primera Clase decide unirse al lado de Hestia, eso me pondría en peligro. Me he enterado de que Hefesto también es bastante amable con Hestia.

Apolo continuó su respuesta a Hermes mientras miraba a todos los Dioses alrededor de la mesa alternadamente.

Los dependientes de Hefesto eran reconocidos no sólo por sus habilidades como herreros, sino también por sus hazañas en el campo de batalla. Su Diosa miró a Apolo, cruzó los brazos y dijo: “No haría tal cosa”.

Apolo se burló de ella, no queriendo aceptar su palabra, cuando—

–Ara, ara, Apolo. ¿Estás asustado?

–Freya…

La Diosa de cabello plateado había estado sentada en silencio en su silla hasta ahora. Una pequeña sonrisa floreció en sus labios.

–¿Tienes miedo de luchar contra más de un enemigo a la vez?

–No me tomes por tonto…

–Entonces, ¿No confías en tus niños? ¿Es esa la extensión de tu amor por ellos?

La Diosa con el poder de controlar el amor mismo ataco el orgullo del Dios que amaba demasiado apasionadamente. Las mandíbulas de Apolo se apretaron lo suficientemente fuertes como para hacerlas gritar bajo la presión. Efectivamente, un gran grupo de Dioses masculinos se unieron a Freya y votaron para permitir la adición de forasteros. La <Reunión de Dios> se estremeció instantáneamente con fervor.

—Así que Freya está interesada en Bell-kun.

Mientras que las palabras de la Diosa de cabello plateado disparaban alarmas en la mente de Hestia, este no era el momento ni el lugar para expresarlas. Si las acciones de la Diosa de la Belleza causaban alguna diferencia en la situación de Bell, tendría que aceptarlas con los brazos abiertos.

Perturbado por este giro de los acontecimientos, Apolo cedió y acordó aceptar una parte de la sugerencia de Hermes.

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–…Bien, entonces. Puede haber un forastero. Sin embargo, ese forastero debe pertenecer a una <Familia> que este fuera de Orario.

¡Tú, monstruo!

Los labios de Hestia formaron las palabras, pero ningún sonido salió mientras sus hombros caían.

Sin tener en cuenta los números, la fuerza media de una <Familia> ubicada en Orario era mucho mayor que la de las <Familias> que residían fuera de sus muros. La mayor parte de eso se debía al hecho de que los Aventureros de Primera Clase de Orario eran demasiado poderosos.

Probablemente había unas cuantas <Familias> que operaban cerca de Orario con Aventureros por encima del Lv. 2. La parte difícil era hacer contacto con una de ellas y negociar algún tipo de acuerdo antes del inicio del <Juego de Guerra>. Era una tarea casi imposible.

No hubo objeciones a las condiciones de Apolo. Las nuevas reglas se agregaron al <Juego de Guerra> como eran. Incluso Freya no trató de interferir.

El Dios de cabello rubio se veía completamente complacido consigo mismo mientras miraba a una Hestia silenciosa y desesperada.

–No podemos usar cualquier castillo viejo, así que dejaremos que el Gremio se encargue de eso. También podemos fijar la fecha entonces. ¿Damos por terminada la reunión?

Loki dio por terminada la <Reunión de Dios>. Sillas rasparon el suelo mientras los Dioses se dirigían a la salida. Apolo se tomó su tiempo, burlándose de Hestia antes de desaparecer por la salida.

Hestia no pudo hacer nada más que mirarlo de vuelta. Dejó escapar un largo suspiro en cuanto él estuvo fuera de la vista. Pronto, sólo Miach, Takemikazuchi, y otros amigos suyos permanecieron en la habitación.

–Lo siento, Hestia. Te he puesto en una situación difícil.

–No, Hermes, no es culpa tuya.

Hermes fue el primero en acercarse a Hestia y ofreció su propia disculpa. Ella negó con la cabeza. Por mucho que no le gustara, la decisión había sido tomada usando un sorteo justo.

Fue un milagro que se le permitiera participar a un forastero. Todo fue gracias al hecho de que los Dioses y Diosas estaban sedientos de un buen espectáculo, y Freya, a quien se le dio algún favoritismo durante la reunión.

Todas las reglas estaban en su lugar, así que Hestia se decidió a hacer todo lo posible con las piezas que tenía. Sus ojos ardían con el deseo de encontrar una manera de ganar.

Moviendo mentalmente un interruptor, Hestia volvió su atención al otro asunto que necesitaba ser resuelto.

–Dime, Hermes, ¿Sabes dónde está nuestra Ayudante?

No había estado parada sin hacer nada mientras simulaba estar enferma los últimos tres días.

Había utilizado todos los recursos que podía para averiguar qué le había sucedido a Lili después de que fue tomada por la <Familia Soma>, incluso pidiendo a Hermes su cooperación.

–De hecho, lo hice. Es decir, Asfi lo hizo. Parece que Lili-chan fue llevada a las instalaciones de almacenamiento de Soma.

–¿¡A una bodega!? ¿No a su sede?

–Así es. Soma compró un gran edificio sólo para almacenar su vino. Supongo que su sede no era lo suficientemente grande.

Hestia dudó de sus palabras, pero Hermes era serio.

El Dios continuó transmitiendo la información.

–Está situada en el sureste, cerca de la calle Dedalo. Al parecer, la seguridad es bastante estricta, más estricta que en su sede. Aventureros de Clase Alta se arrastran por todo el lugar.

–…

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–Lo siento, pero mantendré a mis niños fuera de esto. No les pediré que luchen… ¿Qué harás?

La cabeza de Hestia se levantó en respuesta a la pregunta de Hermes.

–Iré, por supuesto.

Se lo había prometido a Bell.

Eso es lo que les dijo.

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