Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 5

Capítulo 5: El Equipo Bandido

Parte 4

 

 

Aplastantes impactos tras impactos resonaban en el claro.

Bell se movía y evadía, la parte exterior de sus brazos pulsaban de dolor mientras se mantenía firme.

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El anillo de Aventureros que rodeaba el escenario ya se había ido. El sonido del choque de armas y rugidos de batalla podían escucharse en el bosque no demasiado lejos. La <Familia Takemikazuchi>, con la asistencia de Welf y Ryuu, estaban dando una gran batalla. El duelo de Bell y Mord continuaba en el escenario repentinamente tranquilo, su público no estaba por ningún lado.

Un grito, y luego otro. Los bandidos estaban cayendo rápidamente.

–… ¿…?

Hubo un ataque invisible, un sólido puño al final del brazo de carne que rasgó a través del aire. El golpe aterrizó en el exterior de los delgados brazos de Bell.

También había una sensación de confusión—Bell podía sentir el ataque del oponente que no podía ver. Mord dio un paso atrás, cambió su ángulo, y desató una ráfaga de poderosas patadas.

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Bloquear. Bloquear. Bloquear.

A pesar de que su defensa no era perfecta, Bell tenía una buena idea de dónde vendrían los ataques, así como el momento. El chico no mostraba señales de perder el equilibrio.

Sus ojos color rojo rubí estaban fijos en donde el cuerpo invisible de Mord estaba en cada momento.

La presencia invisible se movió una vez más. *Thump, thump*. El sonido del hierro golpeando la piedra resonó a través del aire cuando el hombre invisible saltó hacia atrás para ganar un poco de distancia. Esto no puede estar bien, pensó para sí mismo mientras detenía sus pies y contenía la respiración. Ocultó por completo su presencia de Bell, al igual que un asesino en el trabajo.

Una vez que estuvo seguro de que esos ojos color rojo rubí no lo habían seguido, Mord se coló por el hombro derecho de Bell y cargo.

— —¡¡…!!

El cuerpo de Bell reaccionó en un instante. Oscilo su pierna izquierda hacia atrás y hacia la derecha con la máxima confianza.

Era una larga patada de barrido con su tacón principal bien blindado. Su pie izquierdo corto a través de lo que parecía al aire libre.

*¡Whok!* Su espinillera golpeó la barbilla de su agresor.

La confusión se convirtió en shock. La presencia invisible retrocedió para evitar otro contraataque, desconcertado—los ojos Mord ardían de rabia pura mientras rugía de ira.

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–¿¡C-Cómo puedes verme!?

Bell no podía verlo.

El aura de furia y confusión de Mord envolvió el aire por todo el escenario. Bell no podía verlo, y sin embargo, estaba mirando directamente hacia él. En realidad, no era el aura del hombre lo que Bell estaba sintiendo, sino la intensidad de sus ojos.

—Justo como la intensa mirada de otro, la sensación de ser juzgado.

En los últimos dos meses, Bell había notado la mirada de un cierto par de ojos plateados siguiéndolo siempre. La sensación de ser observado había aumentado enormemente sus sentidos. No sabía de quien venía, pero lo golpearía sin previo aviso, haciéndole saltar de la sorpresa. Su sensibilidad había aumentado de forma espectacular después de sentirla acariciando sus hombros tantas veces.

La intensa mirada de una Diosa había tenido un gran impacto en el chico que ya era mucho más cobarde que otros humanos. Él no era más que un conejo buscando cobertura.

La <Mirada> maliciosa de Mord era como un faro—justo como los dos pares de ojos mirando hacia abajo en él desde los árboles. Bell podía sentirlos a todos.

Sabía que los ojos del enemigo estaban mirando, sabía desde dónde estaban mirando, podía “ver” dónde estaba su enemigo.

El hecho de que Mord era invisible era irrelevante. Era la intensidad de sus ojos lo que lo delataba.

–¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea al infierno!

El sonido de una espada siendo desenvainada.

Mord había estado disfrutando de sí mismo, golpeando y pateando a Bell a sus anchas hasta ahora. El tiempo de juego había terminado, era tiempo de matar. El arma, al igual que su cuerpo, era invisible debido al poder de la <Cabeza Hades>.

Los ojos de Bell se abrieron. Al sentir la embestida de su oponente, Bell se lanzó de cabeza hacia un lado. Escucho el silbido del aire justo cuando salía del camino de la espada.

Bell rodó varias veces en la superficie del escenario. *¡Snatch!* Extendió su mano derecha a la mitad de su rodada y cogió un puñado de tierra suelta y pequeños cristales de color azul antes de recuperar su postura.

–Te cortare como un—

Mord grito mientras levantaba su espada y embestía para otro ataque.

Bell, una vez más capto su ángulo de ataque desde la mirada del hombre y apretó su puño derecho, moliendo los cristales y la tierra en un polvo fino.

Un segundo más tarde, arrojó el polvo directamente en la trayectoria de Mord.

–¿¡Wha!?

El polvo de color azul golpeó a Mord en el rostro. Miles de pedazos de cristal se extendieron a lo largo de su cuerpo.

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El fantasmal contorno azul del hombre apareció en el centro del escenario. Incluso su espada apareció a la vista.

Bell ahora sabía exactamente dónde estaba.

Bell enfrento a su oponente prácticamente invisible, con el centelleo de los cristales azules guiándolo.

–¡Hah!

–¡Ha, hooooooo!

Bell desenvaino <Ushiwakamaru>, la sujeto en un agarre inverso, y cargo directamente hacia su oponente. Mord levantó su espada y la oscilo hacia abajo en el conejo blanco.

Bell vio el contorno del centelleo azul del arma bajando en diagonal desde la izquierda y lo desvió usando la daga carmesí en su mano izquierda.

Las cuchillas chocaron en una explosión de chispas; el chirrido de metal contra metal atravesó el aire. Una grieta repentina resonó desde la Espada Larga invisible pero brillando de azul. De repente, un pedazo de ella apareció de la nada cuando la espada se rompió por la mitad. La fuerza del golpe empujo a Mord unos pasos hacia atrás. Se congeló en estado de shock, sosteniendo lo que quedaba de la espada en su mano derecha.

Sin embargo, Bell no se detuvo.

Plantando su pie izquierdo directamente en frente de su enemigo, Bell aprovechó el impulso hacia la derecha de la oscilación anterior para saltar y dar vueltas en el aire.

Su pie derecho se precipito por el aire con la fuerza y velocidad de un tornado, la técnica que había adquirido de Aizu.

–¡¡Haaaah!!

Su talón derecho entro en contacto con el lado de la cabeza de Mord.

–¿¡GAHH!?

Golpeó el mismo lugar que Mord había atacado primero, la sien derecha, con su propia bota blindada.

El cuerpo del hombre fue arrojado hacia atrás por la fuerza centrífuga, el movimiento fue acompañado de otro crujido. Excepto que esta vez, venía del Item Mágico que llevaba puesto, la <Cabeza de Hades>.

Grietas cubrieron el casco como una tela de araña antes de que se rompiera en pedazos. El cuerpo de Mord volvió a aparecer en el mismo momento.

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Aterrizó sobre su espalda, con los puños temblando de rabia mientras una vez más hacia contacto visual con Bell.

–¡¡Que… demonios!! ¡¡Púdrete en el infierno, bastardo!!

Mord sujeto el lado de su cabeza mientras se levantaba de nuevo, sus ojos inyectados en sangre ni una sola vez dejaron a su objetivo.

El cuerpo de Bell estaba en mal estado. Cortes, magulladuras y sangre cubrían sus brazos y rostro mientras estabilizaba su respiración y tomaba otra posición defensiva.

Los sonidos de la batalla todavía bramaban a su alrededor mientras se miraban el uno al otro, preparándose para un último ataque para resolver esto.

–¡¡Detengan—esto—ahora—!!

*Cling…* Todo quedó en silencio.

Incluso Mord y Bell se congelaron en su lugar con los puños levantados y miraron en la dirección de donde vino la voz.

Parada allí, para que todos pudieran verla, estaba Hestia. Lili estaba parada junto a la pequeña Diosa mientras miraba hacia el campo de batalla.

–¡Bell-kun, todos, estoy bien! ¡Esta batalla ya es inútil! ¡Todos ustedes, retírense!

Bell sintió una oleada de alivio inundándolo al escuchar su voz, y dejó caer sus brazos lentamente.

El grupo de Welf también envaino sus armas, siguiendo los deseos de la Diosa.

Por otro lado, la rabia de Mord no aminoraba. Las venas palpitaban en su rostro, se giró para enfrentar a sus aliados, que no tenían idea de qué hacer.

–¡Las palabras de una Diosa no significan una mierda! ¡¡Acaben con ellos, todos ellos!!

La mayoría de los Aventureros de Clase Alta estaban en el suelo y retorciéndose de dolor gracias al contraataque de Ryuu. Pero ya habían llegado tan lejos; no podían dar marcha atrás. Los Aventureros se levantaron mientras Mord se giraba hacia Bell y se preparaba para embestirlo.

Sin embargo—

— —Vas a detenerte.

Todo el piso pareció caer en silencio con esas palabras, el aire estaba extrañamente quieto.

Los cuerpos de Mord y todos los Aventureros dejaron de moverse como si estuvieran siendo restringidos por cadenas invisibles. El color dejo sus rostros, muchos pares de ojos quedaron fijos en Hestia. Sus gargantas temblaban de miedo. Incluso Bell y los que vinieron a ayudarlo se quedaron sin palabras ante el poder que exudaba la inexpresiva Diosa

Ese era el poder que hacía que las personas del Mundo Inferior se inclinaran ante los Dioses. No tenían más remedio que bajar la cabeza ante un ser del plano celestial de los Dioses.

Hestia desencadenó su Poder Divino no para su propio beneficio, sino para evitar que los niños se lastimaran el uno al otro.

–Bajen las armas.

–Uh, ah…

Bell nunca había visto a Hestia de esa forma, o utilizando un tono tan persuasivo.

Mord y sus Aventureros sólo pudieron gruñir y gemir mientras retrocedían, abrumados por la inmensa presión emitida por los ojos azules de la Diosa.

–… ¡¡UWAAAAAAH!!

Uno de los Aventureros de Clase Alta dio media vuelta y corrió. A continuación, un segundo y un tercero, los demás los vieron y contemplaron sus opciones. De repente, todos comenzaron una retirada completa.

–¡E-Esperen, idiotas!

Mord gritó. No pasó mucho tiempo para que se uniera a ellos.

Una calma distinta llenó el bosque, como si hubiera pasado la tormenta.

— —Bell-kun, ¿¡Estás bien!?

–¿¡Ughaa!?

Bell todavía no podía moverse incluso cuando Hestia lo tiró al suelo. El tiempo volvió a él. La Diosa se sentó sobre su estómago mientras tomaba una de las pociones superiores de Miach fuera de su bolsa, desprendió la tapa, y la derramó sobre el rostro de Bell.

–¿¡Bwff!?

Bell escupió por la sorpresa, incluso cuando el dulce líquido fluía en sus heridas y las curaba. La poción se abrió camino en su torrente sanguíneo y a través de su cuerpo, curando sus otras heridas en el proceso mientras restauraba su fuerza.

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–¡Uwahhhh, realmente lo siento, Bell-kun! Es mi culpa que terminó de esta manera—

–Ah, no, Kami-sama… no pude protegerte en primer lugar, así que… Por favor, no llores.

Bell no sabía cómo reaccionar mientras Hestia se desplomaba sobre su pecho, con lágrimas en sus ojos. Envolvió sus brazos lentamente a su alrededor, como si tratara de calmar a un niño llorando. Hace unos momentos, sin lugar a dudas era una Diosa de otro mundo. Pero ahora parecia muy humana. Bell no sabía qué pensar.

Los Dioses eran dignos del temor y reverencia de los niños del Mundo Inferior incluso con sus Poderes Divinos, Arcanum, sellados.

Eso era debido a que su vida en el Mundo Inferior no era más que un juego para ellos… Todavía podían liberar su Poder Divino y obligar a todos a su alrededor a inclinarse. Pero, al mismo tiempo, se preocupaban por los niños que se habían comprometido a seguirlos, y querían ayudar en sus historias de vida.

Bell miro hacia abajo a la Diosa que había utilizado su poder no para su propio beneficio, sino para salvar a personas como él… Hestia levanto la mirada, sus ojos estaban llenos de lágrimas. En ese momento, Bell sintió algo nuevo por su Diosa, una conexión aún más profunda.

–¿Estas entero, Bell?


–Welf…

–¡Lili entiende la situación, pero por favor, no actúes solo! ¡Tuviste un montón de oportunidades para pedirnos ayuda, Bell-sama!

–Mmm—

Hestia, una vez más enterró su rostro en el pecho de Bell mientras Welf y Lili aparecían en el escenario. El joven pelirrojo estaba haciendo su mejor esfuerzo para forzar una sonrisa mientras Lili regañaba a Bell. El chico se disculpó y les agradeció a ambos. Mikoto y su grupo observaban desde una distancia, sonriendo ante los lazos de amistad que mantenían el equipo de batalla.

–…. Hmmm. Lo siento, <Familia Takemikazuchi>, también les he causado problemas a ustedes.

–No, en absoluto, Hestia-sama. Estamos encantados de ayudarte.

–Gracias también por tu ayuda, Capucha-kun.

–Capucha…

Hestia había dejado de llorar y se levantó, actuando finalmente como la Diosa que era en realidad. Con su rostro oculto bajo la capucha de su capa, Ryuu murmuró para sí misma mientras los hombros de todos se relajaban.

Una suave brisa vino del bosque con la batalla finalizada. Allí todos tenían una sonrisa genuina en sus rostros.

Entonces—

–De todos modos, cómo deberíamos—

Hestia comenzó a hablar. Fue entonces cuando sucedió.

–¿Eh—?

El suelo bajo sus pies se sacudió.

No, todo el piso estaba temblando.

–¿U-Un terremoto?

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–No, esto es…

–¿El Calabozo está temblando?

Chigusa, Mikoto, y Ouka hablaron el uno al otro con sus ojos en el suelo.

*Zhaa, zhaa*—las vibraciones se volvieron más intensas, provocando que las hojas se frotaran una contra la otra.

–Este es… un mal temblor.


Bell se dio cuenta en el momento en que esas palabras salieron de los labios de Ryuu…

Un Irregular estaba a punto de ocurrir, y eso era una señal de advertencia.

Todas las características del 18º Piso parecieron estremecerse alrededor de ellos, entonces en el momento siguiente—

Algo por encima de ellos emitió una sombra enorme sobre el escenario.

–… ¿Qué demonios es eso?

Esas palabras salieron de la boca de Welf mientras miraba hacia arriba.

Todo el techo del 18º Piso estaba cubierto de millones y millones de cristales, cada uno proporcionando luz. El más grande de ellos, el <Sol> del piso, tenía algo en su interior.

Algo grande. Algo moviéndose.

Una parte de él se reflejada sobre toda la superficie del masivo cristal blanco, como si estuviera dentro de un gran caleidoscopio. Estaba bloqueando la fuente de la luz, cada uno de sus movimientos arrojaba sombras a través del vasto paisaje.

Al igual que los otros, Bell había notado la cosa dentro del cristal y lo miraba atentamente mientras un temblor aun mayor lo alcanzaba. Todos los Aventureros presentes en el escenario tomaron una postura defensiva, sus manos alcanzaron sus armas por reflejo.

Entonces—*Crack*

Apareció.

Seguía moviéndose dentro del cristal, pero una línea gruesa había aparecido en la superficie del cristal mismo.

–¿¡Una grieta…!? ¿¡Un monstruo!?

–Eso es imposible. ¡Esta es una Zona Segura!

Varios pedazos de cristal cayeron, brillando en el cielo mientras caían al suelo.

Más y más líneas aparecían en la superficie del cristal mientras Mikoto y Lili prácticamente gritaban lo que estaban viendo.

La cosa negra dentro del cristal estaba haciendo más que moverse; estaba golpeando y pateando desde adentro. La figura parecía crecer con cada momento que pasaba.

–Aw, vamos… De ninguna manera. Esto es mi culpa.

*Whoosh*

Cada golpe estallaba en la dirección de Hestia.

Ignorando por completo las miradas de las personas a su alrededor, Hestia no aparto sus ojos del techo y continuó:

–Eso fue casi nada… ¿No hay manera?

Los ecos de las grietas se volvían más fuertes, como si estuvieran tratando de aplastar todo lo que había debajo de ellos.

Hestia observaba con incredulidad.

–¿¡Fui notada…!?

***

 

 

–No, esto no es culpa de Hestia.

Hermes veía todo el piso continuar temblando desde su posición en la parte superior del árbol.

–Hermes-sama, ¿¡Qué hiciste esta vez!?

–Por supuesto, ninguno de mis pequeños pasatiempos podrían desencadenar algo como esto.

La falta de confianza de Asfi en su Dios salió en su voz mientras descargaba toda su frustración con toda la fuerza de sus pulmones. Hermes, sin embargo, mantuvo sus ojos en la sombra negra en el interior del cristal.

–Ahh, Urano… ¿Has estado escuchando las oraciones? No escuche nada acerca de esto.

Los ojos de Hermes se estrecharon en la frustración. Estaba tan molesto por su situación que prácticamente escupió las palabras de su boca.

–¡Deja de ignorarme y por favor dime lo que está pasando! ¿¡Que es esa cosa!?

–Fuera de control, diría yo. Y por alguna razón es más sensible de lo habitual. Y ha notado nuestra presencia.

Hermes, una vez más ignoro a la confundida Asfi que estaba al borde del pánico y continuó hablando en voz baja, casi para sí mismo.

–El Calabozo lo odia, ya ves. Odia el hecho de que los Dioses vengan aquí.

Hermes siguió observando el techo a pesar de la mirada sospechosa que estaba recibiendo de Asfi. Ella abrió la boca para hablar, pero fue interrumpida repentinamente por el sonido de otro fuerte crujido.

Los monstruos acechando en el bosque eligieron ese momento para rugir hacia el <Cielo>. El sonido de sus feroces aullidos se mezcló con el sonido de rotura que venía de arriba y resonaron a través de todo el paisaje.

–Asfi, ve a Rivira y pide refuerzos.

–¿Refuerzos? No me digas, ¿Tendremos que luchar contra esa cosa? ¿No huiremos?

–Sin duda se ve de esa manera…

Hermes dejó que sus palabras se desvanecieran poco a poco. Un momento después, una nueva serie de ecos se unió al coro desde el sur—un derrumbe.

La cabeza de Asfi se giró en esa dirección. Las pupilas de sus ojos se encogieron detrás de sus gafas.

–El túnel, nuestra única vía de escape, está bloqueado… no creo que quiera dejarnos escapar.

— —¿¡…!? ¡Lo tengo! ¡Si no salgo viva de esto, te perseguiré hasta el fin de los tiempos, Hermes-sama!

Asfi se arrojó fuera del árbol con un abandono imprudente. Hermes la observó marcharse, sus hombros cayeron de simpatía por su situación. Volvió a mirar hacia el techo una vez que estuvo fuera de su vista.

–Bien entonces…

Las grietas crecían, esparciéndose como una telaraña de rayos. Una lluvia de fragmentos de cristal cayó al suelo.

La cosa empujo su rostro hacia fuera de la parte superior del cristal, con la forma de una flor de loto abierta, con un estruendoso retumbo.

Hermes vio con asombro, congelado en su lugar, antes de mostrar una sonrisa a su pesar.

–Sip, ese es un Jefe de Piso.

***

 

 

El monstruo empujó su rostro fuera de la parte inferior del cristal seriamente dañado.

Era casi como si una cabeza cortada hubiese sido colocada en el techo del 18º Piso. Sin embargo, esta cabeza definitivamente estaba más viva. Sus enormes ojos miraban todo lo que se moviera mientras miraba hacia abajo desde arriba. Sus hombros y pecho surgieron con otra explosión de fragmentos de cristal disparándose en todas direcciones. Con la mayor parte de su torso libre, abrió sus gigantescas mandíbulas.

–¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

Un estruendoso rugido hizo temblar todo el piso. El monstruo de otro mundo, un Goliat que superaba la versión del 17º Piso en todos los sentidos, nació en la <Zona Segura> del Calabozo.

El Goliat estrello sus puños en el cristal hasta que sus piernas comenzaron a surgir y la gravedad se hizo cargo del resto.

Cayó hacia el suelo como un meteoro negro, rodeado por centelleantes fragmentos de cristal, lo suficientemente grandes para engullir a cualquier humano en su camino. Volteando sus pies hacia abajo a mitad de camino, la bestia aterrizó con un sonoro crujido directamente sobre el Árbol Central.

La onda de choque resultante fue ensordecedora. Las raíces del árbol fueron aplastadas bajo el peso del monstruo. De hecho, el tronco fue empujado hasta la mitad bajo tierra mientras el colosal árbol se doblaba bajo el peso del gigante. Los fragmentos de cristal no se quedaron atrás, cortando los árboles y la hierba alta de las llanuras, incrustándose en el suelo.

El <Cielo Azul> se había ido. El cristal que le suministraba la mayor cantidad de luz al piso—el que el Goliat simplemente hizo pedazos—había perdido su brillo. Un manto de oscuridad cayó sobre el 18º Piso. Lo que quedaba del cristal roto brillaba débilmente en medio del mar de cristales azules. Una noche antinatural con una luna llena había aparecido.

Un Monstruo Rex Irregular estaba parado en medio de todo eso.

El monstruo levantó lentamente la cabeza, mientras bajaba del árbol.

–… ¿W-Wha…?

Las personas con la mejor vista de la llegada del Goliat eran Mord y su grupo de Aventureros.

Estaban corriendo lejos del borde del bosque oriental y hacia las llanuras. Desafortunadamente para ellos, se dirigían hacia el Árbol Central cuando la primera grieta sonó.

El Goliat en el 17º Piso tenía la piel de color ceniza; éste era negro puro, con ojos del color de la sangre. Se inclinó sobre Mord, sin parpadear.

— —¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

–¡¡H-HYYEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!

Todos en el grupo de Mord habían estado esperando a que otro grupo derrotara al Jefe de Piso en el 17º Piso para ganar el paso seguro. Luchar contra esta nueva bestia no era una opción. El grupo se dispersó en todas las direcciones, tratando desesperadamente de escapar.

–¿¡Qué demonios es eso…!?

–¿¡Un Goliat Negro…!?

El grupo de Bell había salido del bosque y se quedó en estado de shock por lo que apareció ante sus ojos.

El Goliat comenzó a moverse hacia el grupo de Mord mientras Welf y Lili hablaban con nadie en particular.

Incluso desde esa distancia, Bell se dio cuenta de que ese Goliat era mucho más ágil y poderoso que el que había encontrado en el 17º Piso.

–Ese monstruo probablemente fue enviado a matarme… No, enviado para matar a los Dioses que vinieron hasta aquí.

El Calabozo había detectado la presencia de los Dioses y había enviado a ese monstruo específicamente para asesinarlos.

Los otros no entendían completamente lo que estaba pasando. Pero todos y cada uno de ellos tragaron saliva tan pronto como Hestia les dijo que ese Jefe de Piso probablemente iba tras ella.

A pesar de que la bestia era muy poderosa, perseguía todo lo que se moviera. Tal vez nació demasiado rápido para heredar la inteligencia de los otros Jefes de Piso.

–… ¡¡T-Tenemos que ayudarlos!!

Bell estaba tan agitado como Welf y los demás. Pero ver a los otros Aventureros en peligro ayudó a controlar su miedo mientras preparaba sus piernas para saltar hacia delante.

–Retírate.

–¿…?

Ryuu sujeto la mano de Bell desde atrás.

El chico podía ver su aguda mirada color azul celeste viniendo de debajo de su capucha.

–¿Realmente tienes la intención de ayudarlos? ¿Con este equipo?

Su rostro no tenía ninguna expresión y sus palabras eran muy frías mientras le hacia lo que debería haber sido una pregunta obvia.

Su equipo solo tenía cinco Aventureros de Clase Alta para derrotar lo que probablemente era, al menos, un Monstruo Rex Lv. 4. La diferencia en su fuerza era astronómica.

Pero sobre todo, ¿Valía la pena salvar a ese grupo de bandidos con el costo potencial de las vidas de sus amigos? El lenguaje corporal de Ryuu acentuaba todo.

Los ojos del chico se abrieron un poco más amplios mientras una mirada de incertidumbre pasaba sobre su rostro.

Pero duró sólo un instante.

–Vamos a ayudarlos.

Los ojos de Ryuu se estrecharon por la decisión rápida del chico.

–Eres incapaz de dirigir un equipo.

Siendo quien era ella, la crítica de Ryuu lo hirió profundamente.

Entonces encontró su afilada mirada por un momento—y ella sonrió.

–Pero no te equivocas.

Con la expresión de Bell fresca en su mente y una sonrisa en sus labios, Ryuu salió corriendo del bosque y hacia el Goliat con su capa ondeando detrás de ella. Ella fue la primera en moverse para ayudar a los Aventureros.

El corazón de Bell sintió una punzada por un momento antes de correr tras ella a toda velocidad.

Entonces Lili, Welf, Mikoto, Ouka, Chigusa, y finalmente Hestia.

Nadie expresó ningún desacuerdo, sólo intercambiaron miradas y asintieron con la cabeza.

Lo siento—y gracias.

Sus corazones y mentes estaban unificados.

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Bell gritó:

–¡Vamos!

Siete figuras salieron del bosque y entraron en las llanuras.

Gritos de miedo y confusión acompañados por los ecos de poderosos pasos se extendían delante de ellos en el centro del 18º Piso.

El grupo de Bell se precipito hacia el gigante, lanzando un grito de guerra con todas sus fuerzas.

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