Re:Zero Ex (NL)

Volumen 2: La Canción de Amor del Demonio de la Espada

Capítulo 6: Sexta Estrofa

Parte 3

Se acercó y bajó el hacha con todas sus fuerzas. Un extremo de la espada doble recibió el golpe y luego se rompió bajo una fuerza que no pudo resistir. El hacha impactó el cuerpo de la serpiente, enviando escamas y sangre a volar. Libre se tambaleó hacia atrás.

— ¡Grraaahhhhhhh!! —Aunque la criatura herida no hizo ningún sonido, Bordeaux voló hacia él con un grito. Giró la pesada hacha de batalla como una extensión de sus brazos, cortando con la hoja y continuando con la empuñadura. El guerrero no-muerto que una vez había sido Libre resistió estos ataques con toda la habilidad que aún quedaba en él.

Esquivó, defendiéndose con la espada doble. Bordeaux estaba desequilibrado, y un ataque lo alcanzó. Le cortó el hombro y el abdomen, pero Bordeaux se mantuvo firme a pesar del flujo de sangre.

Libre era sin duda el oponente más fuerte al que se había enfrentado. Era difícil creer que así era como luchaba, incluso con sus capacidades disminuidas al ser guerrero no-muerto. La idea de lo que Libre debió de ser en vida hizo estremecer a Bordeaux, ya fuera por miedo o por sed de batalla, no lo sabía.

— ¡Mi sangre! ¡Mi sangre hierve, Libre Fermi!

Sea lo que sea, en ese momento se dijo a sí mismo que eso era el impulso de luchar. A pesar de estar empapado de sangre, Bordeaux siguió gritando, mirando a los ojos sin luz de Libre. La serpiente no mostró reacción alguna al grito y sólo giró la espada doble en su mano para continuar la batalla.

Era un baile mortal, la espada doble de Libre Fermi comenzó un ballet que seguramente mataría al hombre frente a él.

— ¡Hrrgh…! ¡Yaaaaaahhhh!

El corazón de Bordeaux se estremeció ante la tormenta de golpes. Pero cuando retrocedió, pudo sentir el temblor de abajo a través de las suelas de sus botas. Eran los choques de una batalla tremenda, y el imaginar las acciones de sus camaradas le inspiró.

Las últimas palabras de Pivot fueron no descuidar lo que estaba debajo de mí.

¿Qué diría Pivot si viera a Bordeaux animando a sus amigos a luchar literalmente bajo sus pies?

Por supuesto.

—Te reirías y me dirías que eso no era lo que querías decir, ¿verdad, Pivot?

Bordeaux aulló. Mientras sus emociones se agitaban cada vez más por la inminente danza de la muerte, levantó su hacha y se lanzó a la carga. No tenía la técnica de Wilhelm ni la habilidad de Grimm para bloquear un golpe, ni era tan ágil como Carol ni tan inteligente como Roswaal. En cambio, Bordeaux Zergev apostó todo en lo que tenía, el cuerpo y en las habilidades que le habían sido dadas.

— ¡Rrraaahhhhhh!!

La espada doble lo atacó como una tempestad, golpeando su cuerpo; por todas partes sentía dolor ardiente y sangre que fluía. Aun así, levantó su hacha y la bajó directamente sobre el hombre-serpiente con una fuerza devastadora.

El ataque se dirigió rápidamente a su objetivo. Y finalmente…

***

La ardiente luz era un rayo mortal, que evaporaba todo lo que tocaba mientras tallaba un rastro a lo largo del suelo y de las paredes. Esta lluvia de destrucción provenía de un demonio incomparable en la forma de una joven.

Sphinx se había retirado a través del techo de la capilla hasta la planta baja del castillo, pero fue detenida por una mujer vestida como militar, quien la había perseguido.

—Eres muy persistente —, dijo Sphinx—. Requieres exterminio.

— ¿Es eso asííí? Si te apuras y mueres, podría volver a ser una mujer normal—. Roswaal se impulsó con un muro de piedra, volando en el aire y golpeando a la levitante Sphinx. La chica esquivó a diestra y siniestra, pero Roswaal volvió a empujarse con la pared, haciendo que su larga pierna trazara un hermoso arco en el cielo mientras la patada conectaba con la bruja, llevándola hacia al suelo.

— ¡Grimm, conmigo!

— ¡…!

Carol y Grimm cargaron desde direcciones opuestas en el corredor. Sphinx giró para hacer frente al doble ataque, creando un escudo de magia para defenderse de la espada de Carol, el más mortal de los dos instrumentos.

— ¡Hrk!

Pero, por supuesto, eso la dejó sin defensa para recibir el golpe del escudo de Grimm. La chica vaciló por el golpe desde atrás y fue arrojada al gran salón, al otro lado del corredor.

— ¡Lo logramos! —gritó Carol.

—No, nooo. Nos descuidamos. Esperaba mantenerla aquí, donde el espacio es limitado —. Roswaal frunció el ceño ante el fracaso de su táctica. Junto con el sin palabras Grimm, los tres cargaron tras Sphinx.

Un segundo después, un rayo cayó sobre ellos, convirtiendo la salida del pasillo en un blanco brillante.

—Esto requiere precaución —, dijo Sphinx, flotando en el aire del gran salón, muy por encima del techo del pasillo—. Por muy débil que sea, la presa puede volverse violenta cuando es acorralada.

Su sincronización era perfecta; ella tenía a sus enemigos atrapados sin escapatoria. Estaba segura de que nunca podrían haber esquivado su luz.

Pero entonces…

— ¿…? ¿Qué truco es este?

—Ohhhh, no es tan difííícil de entender —, dijo Roswaal mientras ella y los demás salían ilesos hacia el salón a través del humo. En respuesta a la pregunta de Sphinx, arrojó a un lado la capa que llevaba puesta—. Mi capa fue tejiiida con un hechizo que le permite resistir cualquier magia, una sola vez.

—Ya veo. Así es como te protegiste a ti misma y a tus aliados. Tu minuciosidad es digna de elogio. Se nota que realmente quieres matarme.

—Pero por supuesto. Aun así, creeeo que aún nooo entiendes cuánto.

Puede que Sphinx tuviera un aire de superioridad cuando miraba hacia abajo a Roswaal, pero la mujer no se intimidó. Carol salió por detrás de ella, sosteniendo su espada en una postura baja.

—Mis disculpas por la molestia, Lady Mathers —, dijo Carol. ¿Puedo apartarme de su lado un momento?

—Sí, haz lo que quieras. Tal vez podrías hacer algo que la ponga nerviosa.

Sphinx ladeó su cabeza, desconcertada por este intercambio entre amo y sirviente que se conocían desde hacía mucho tiempo. —Ella es considerablemente menos poderosa que tú. ¿No la envías simplemente a una muerte en vano?

—Criatura inferior. No tomes a la ligera la técnica de la espada de los Remendes, mi casa, la cual sirve a los Santos de la Espada —, dijo Carol mordazmente. Ella levantó su espada y, con un salto ligero, voló en el aire, lanzándose hacia la bruja.

Sphinx se enfrentó a este repentino y directo asalto con un resplandeciente dedo.

—Una muerte inútil en verdad. Habrías necesitado innovación para llegar a mí.

El rayo fue lanzado. Carol, suspendida en el aire y sin alas para volar, no podía evitarlo. Seguramente sería atravesada por la luz y se convertiría en cenizas humeantes.

Y sin embargo, no lo estaba.

— ¿Hrm?

— ¡Te lo dije, no subestimes a la familia Remendes! —Carol le dijo a la sorprendida bruja, habiendo esquivado limpiamente su ataque. Aunque había estado en pleno vuelo, Carol había pateado el aire para acelerar su ascenso. Entonces ella cayó con un ataque de media luna, partiendo por la mitad el brazo izquierdo indefenso de la bruja.

— ¡Haaagh!

El brazo salió volando, y un chorro de sangre brotó de la chica mientras caía al suelo. Carol intentó continuar con otro golpe, pero el brazo restante de su oponente lanzó otro rayo. Carol volvió a patear el aire y se las arregló para evitarlo. Pero esto no fue el fin de los problemas de la bruja.

— ¡Llevo veinte años esperando esto, bruja! ¡Toma esto!

Roswaal esperaba justo debajo de Sphinx, que caía en picada, y su puño se elevó en un torbellino de aire. Impactó el cuerpo de la chica, con el poder saliendo del guante de metal, rompiendo huesos y destrozando órganos internos. El sonido se pudo escuchar en todo el salón.

— ¡…!

Incluso Sphinx no podía permanecer imperturbable ante tal poder. La fuerza mortífera le sacó sangre de la boca y distorsionó su dulce rostro con dolor. Intentó hablar, pero sus palabras se perdieron mientras vomitaba. Su cuerpo cayó en el centro de la enorme habitación.

La pérdida de sangre de su brazo izquierdo y el fuerte daño de sus órganos por el puñetazo habría significado la muerte inmediata de cualquier humano normal, pero, con una bruja, incluso eso podría no ser suficiente.

—Hasta que no haya aplastado tu cráneo y arrancado tu corazón, no puedo estar segura —, dijo Carol, bajando al suelo y mirando a la bruja. Había descendido del cielo no por una abundante precaución, sino por razones personales. Ella sería la que terminaría con Sphinx.

Avanzó hacia la chica, lista para dar un ataque decisivo…

—Me sor-sorprendes. Nunca… *¡toser!* esperaba que me trajeran tan abajo…

Sphinx se sentó, aún tosiendo sangre. Su cara se había vuelto pálida, y no debería haber podido moverse. Pero aun así, podía evocar un terror indescriptible.

—Me alegro de que… me cortaras el brazo izquierdo…

Roswaal se acercó, buscando aplastar la cabeza de la bruja con otro puñetazo antes de que pudiera hacer algo. Pero Sphinx fue más rápida, quitándose la túnica con el brazo que le quedaba. La tela se rompió con un suave rasgón, y debajo, en la piel blanca y expuesta de la chica, había un diseño púrpura. El mismo que había sido dibujado en Valga.

—Al Ziwald —. Ella entonó la magia para la última forma de Ziwald, su rayo mortal.

Los rayos de antes, que sólo provenían de la punta de su dedo, ahora estallaron por toda la palma de su mano. Era como si su mano se extendiera para aniquilar todo a su paso.

El destructivo rayo atravesó diagonalmente el gran salón, y la muerte se acercó al instante. Incluso Roswaal tendría dificultades para esquivarlo; apenas podía hablar por el asombro.

Igual de silencioso fue el joven que levantó su escudo y enfrentó el haz de luz directamente.