Seishun Buta Yarou Series
Volumen 3: Un Adolescente Bribón No Sueña con una Bruja Racional
Epílogo: Recuerdos de Verano aun Después de los Fuegos Artificiales
Era 19 de agosto, día del festival de fuegos artificiales al atardecer en Enoshima. Sakuta llegó al punto de encuentro, la Estación Kugenumakaigan, y se encontró con Yuuma, quien ya estaba esperando.
—Hola.
—Qué onda.
Se saludaron.
Yuuma, al igual que Sakuta, estaban vistiendo un yukata. Los dos habían sido forzados por Rio, diciéndoles que sería vergonzoso si solo ella vistiera uno.
El traje completo de Sakuta fue de un precio razonable, 8,000 yenes. Mientras lo compraba, también llevó uno para Kaede, y ese costaba más, por lo que tendría que trabajar algunos turnos extra por un tiempo.
—Oh, sí, entonces, en verdad cambiaste de turno con Koga-san —dijo Yuuma, sabiendo que, originalmente, Sakuta tenía que trabajar un turno ese día.
—Aunque fue a cambio de invitarle un parfait —contestó, decidiendo que, en su momento, le diría que eran 800 calorías.
—Has conseguido una buena amistad.
Mientras hablaban, un tren llegó a la plataforma. La hora a la que habían programado su encuentro ya había pasado.
Había muchos pasajeros que también usaban yukata entre la multitud que salía de la estación, entre ellos, Sakuta notó una cara familiar.
—¡Hey! ¡Futaba! —Yuuma agitó su mano para hacerle saber que estaban ahí.
La mirada de los dos se cruzó, y luego ella volvió a mirar abajo. A pesar de la distancia a al que estaba, podían ver que se había puesto roja hasta las orejas.
Rio se acercó con pasos pequeños, su mirada seguía apuntando al suelo.
Su yukata era de color amarillo claro con un patrón de flores rojas. El obi era de un color amarillo suave y completaba el aspecto lindo del traje. Tenía el cabello alzado, pero estaba usando sus lentes, y el pequeño bolso de color azul marino que traía en la mano, matizaba todos los colores.
—Futaba, veo que volviste a usar lentes —comentó Yuuma.
—¿S-Se ven extraños? —preguntó, tocando el marco con su dedo y mostrando preocupación por ello.
—Se ven bien con tu yukata, ¿verdad, Sakuta?
—Es un poco sensual, ¿verdad, Kunimi?
—Bueno, ahí tienes.
—Es por eso que no me gustan —dijo disgustada, pero no tan ofendida como ellos habrían creído.
Tomaron una lenta caminata de diez minutos desde la estación, y llegaron a la playa justo cuando se lanzaron los primeros fuegos artificiales.
Una hermosa flor floreció en el cielo, acompañada de un fuerte sonido. Mientras desaparecía, la siguiente flor iluminó el cielo sobre Enoshima con vívidos colores.
Había fuegos artificiales que formaban arcos como las ramas de un sauce, había otros que explotaban en incontables anillos unos sobre otros, y apenas desaparecían, brillaban otros en su lugar…
Sakuta, Rio, y Yuuma, vieron las luces en el cielo sin apenas intercambiar una sola palabra.
Cuando ya se acercaba el final, una enorme explosión de forma esférica pintó el cielo. Iluminando el mar, a Enoshima, y al puente Benten.
La serie de fuegos artificiales fue sorprendente, y el sonido atravesaba el cielo como si fueran temblores.
—Kunimi —dijo Rio en voz baja, mezclándola con el sonido.
—¿Hm?
La voz de Rio había sido ahogada por el sonido de los fuegos artificiales.
—¿Qué? —preguntó Yuuma, quien, aparentemente, tampoco había podido escucharla anteriormente, y ella se acercó a él.
Entonces, Rio puso sus dos manos alrededor de su boca, y se estiró, susurrando algo al oído de Yuuma. Fue una frase corta, y Rio se alejó en el tiempo en que un grupo de fuegos artificiales fue lanzado y desapareció.
Rio inmediatamente miró hacia abajo y mordió sus labios con vergüenza. Su rostro estaba rojo, y claramente no era por la luz que despedían los fuegos artificiales.
—Futaba, yo- —Kunimi comenzó a hablar, cuando fue interrumpido por Rio.
—No necesitas responderme, ya lo sé.
—Ya veo…
—Si dijeras algo, creo que lloraría —admitió ella.
—Sakuta puede prestarte su manga si lo haces.
—Puedes sacudir tu nariz si quieres. —dijo Sakuta.
—Idiota —dijo, mirando a Sakuta y riendo, luego vio a Yuuma e hizo lo mismo. Luego, sostuvo el brazo de Sakuta con su mano derecha, y el brazo de Yuuma con su mano izquierda, y los acercó ligeramente hacia ella mientras miraba los fuegos artificiales.
Los dos dejaron salir ruidos de sorpresa al mismo tiempo ante su inesperada acción.
—Seguro que soy la única.
—¿Hm?
—La única que puede ver los fuegos artificiales entre ustedes dos.
Había lágrimas reuniéndose en las esquinas de sus ojos, pero estaba sonriendo, así que Sakuta no dijo una sola palabra y volvió su mirada al cielo, Yuuma hizo lo mismo.
Una gran flor se encendió en el cielo nocturno sobre Enoshima, la luz se quemaba en sus ojos, como un recuerdo que jamás desaparecería… como una memoria a la que los tres verían con cariño como su segundo verano en preparatoria…
Entonces, los aproximadamente diez días que quedaban de las vacaciones de verano, pasaron pacíficamente.
La restricción de citas permanecía en efecto, por lo que Sakuta no podía salir con Mai, y, de cualquier forma, la cantidad de trabajo que ella tenía, implicaba que no se podrían encontrar.
Sin nada más que hacer, Sakuta se enterró a sí mismo en su propio trabajo, yendo de vez en cuando a la escuela y visitando el laboratorio de física para hablar con Rio. Ella había dicho que estaba interfiriendo en sus actividades del club y que ya no fuera, pero él simplemente lo ignoró.
Las vacaciones de verano, que debieron ser largas, pronto terminaron de esa forma.
Era 31 de agosto, y Shouko fue de visita con sus padres esa mañana. La condición de Shouko había mejorado, por lo que la habían dado de alta hacía dos días, y habían ido a recoger a Hayate.
Nasuno los vio en la entrada y simplemente les dio un maullido solitario. Kaede estaba en un estado similar mientras espiaba desde la sala, pero aun así agitó su mano y dio una despedida final.
Esto era bueno, por lo que tenían que estar felices.
Cuando se fueron, Sakuta los vio al fondo del edificio.
—Um, ¿Sakuta-san? —Shouko habló nerviosa por alguna razón.
—¿Qué?
—U-uhmmm… —sus miradas se encontraron, y Shouko se volteó, lo que era bastante extraño de ella. Miró hacia abajo ligeramente y sus mejillas comenzaron a ponerse rojas—¿Puedo volver algúna vez?
A pesar de su vergüenza, ella miró a Sakuta y le preguntó directamente.
—Claro, también puedes traer a Hayate, Kaede y Nasuno estarán felices.
—¿Y tú?
—¿Hm?
—¿Tú también estarás feliz?
Sakuta no respondió.
—Lo siento, pregunté algo extraño…
Sakuta puso su mano sobre su cabeza mientras ella se encogía y se ponía roja.
—Regresa cuando quieras. —dijo.
—¡Lo haré! —contestó enérgicamente mientras alzaba la mirada, incluso con lo avergonzada que estaba. Luego sonrió y agitó su mano para despedirse, y salió con sus padres.
—Bueno, está bien —se dijo Sakuta a sí mismo mientras pensaba en que aún no sabía nada sobre la Shouko que había visto hace dos años, pero, aun así, siguió viendo como ella salía felizmente.
El siguiente día era primero de Septiembre, y comenzaba el tan temido segundo trimestre de la escuela.
El calor del verano era horrible, pero, a pesar de ello, Sakuta se dirigía a la escuela. Sería capaz de ver a Mai ahí, lo que se había vuelto su mayor incentivo.
Yuuma y Rio estaban en la plataforma Enoden de Fujisawa. Era extraño que los tres estuvieran ahí al mismo tiempo.
—Hola.
—Qué onda.
—Buenos días.
Los tres se saludaron. Rio traía sus lentes puestos, y el cabello levantado, dando una imagen intelectual y adulta, y pareciendo un poco refinada.
—¿Qué estás viendo? —preguntó para detener su mirada, pero probablemente sabía el por qué, así que él decidió no mencionarlo.
—¿Hiciste tu tarea? —preguntó en su lugar.
—Es tan propio de ti el preguntarlo cuando ya se acabaron las vacaciones.
Mientras hablaban, el tren de estilo retro entró a la estación, y Sakuta disfrutó el nostálgico camino a la escuela al comienzo del segundo trimestre.
Rio abordó por la puerta trasera, Sakuta y Yuuma la siguieron. Mientras lo hacían, Sakuta sintió sobre él la mirada de la novia de Yuuma, quien estaba en la próxima puerta. Sus miradas se encontraron y ella se volteó inmediatamente.
—¿Siguen peleados? —preguntó Sakuta.
—Es una guerra fría —contestó Yuuma, mientras una expresión complicada aparecía en su rostro.
—Entonces ve hacia allá —dijo Rio mientras usaba su pequeño cuerpo para empujar a Yuuma.
—H-Hey, ¿Futaba?
—No nos has dado una razón, así que probablemente es por uno de nosotros, ¿no es así?
—Ahh, bueno… —dijo Yuuma, no respondió inmediatamente, pero parecía mortificado. Sakuta también se percató de ello.
—¿Qué sucedió? —preguntó.
—Bueno, ella, básicamente… te eliminó de mis contactos.
—¿A Futaba y a mí?
—No, solo a ti.
—Esa perra.
—Deberías apresurarte y reconciliarte con ella —dijo Rio, a pesar de no estar implicada directamente.
—Pero, sabes…
—Si se quedan así, mi determinación se debilitará —le advirtió ella.
—Demonios, no tengo nada que argumentar ante esa lógica. —respondió Yuuma. Pareció liberar su mente y salió por la puerta, entrando en la próxima antes de que el tren partiera, y se movió hacia Saki y comenzó a hablar con ella. Saki parecía confundida, pero, después de un rato, sonreía felizmente, parecía aliviada.
Rio no parecía querer ver su conversación feliz y usó a Sakuta como barrera mientras se recargaba en la puerta para ocultarse.
—Pudiste simplemente dejar que pasara —Sakuta le dijo.
—Así está bien. Si nos volviéramos novio y novia, eso sólo duraría hasta que rompamos.
Sakuta esperó a que continuara.
—Quiero algo que dure más.
—Wow, eres una pésima perdedora.
—Cállate —dijo, haciendo puchero infantilmente. Era la primera vez que Sakuta veía tal expresión en ella. Probablemente le tomaría un tiempo el poner en orden sus sentimientos, pero, por ahora, esto estaba bien, porque así era como se sentía…
Hoy también, el tren corto de cuatro vagones, avanzó lentamente.
La ceremonia de apertura, a la que asistían los aproximadamente dos mil estudiantes en la escuela, habló por sí misma del calor con el total de estudiantes llevando abanicos.
Incluso la bienvenida del director fue acompañada por el revoloteo de los acalorados estudiantes que se abanicaban. Los maestros tampoco los detuvieron, que alguien colapsara por un golpe de calor sería un problema.
La mirada de Sakuta vagaba mientras el discurso del director llegaba a los cinco minutos sin señales de detenerse, enfocándose en los estudiantes de tercer año, donde estaba la clase de Mai.
Sin embargo, no pudo encontrar a Mai.
Durante el atardecer de ayer, había visto una llamada de Mai en la que le dijo que podrían verse hoy, por lo que había estado ansioso por ello, pero parecía que ella no había llegado aún.
Cuando el discurso de apertura terminó, cada clase tenía su aula. El maestro de Sakuta comenzó diciendo:
—Bueno, sólo hagan lo que quieran —cosa que Sakuta no comprendía en realidad. Probablemente solo era para encajar con la falta de motivación que tenían los estudiantes justo después de vacaciones.
Sakuta recogió su mochila y dejó el salón, dirigiéndose al tercer piso, el piso en que estaban los estudiantes de tercer año.
Se asomó a un salón en que la clase seguía.
Definitivamente, Mai no estaba allí, su asiento estaba abierto, y su mochila no estaba, por lo que no estaba en la escuela.
Sakuta bajó al primer piso para usar los teléfonos de pago para confirmar, yendo a la oficina en la esquina de la escuela.
Puso una moneda de diez yenes en el teléfono, que probablemente sólo era usado por él, y marcó el número.
La llamada no conectó, y el buzón de voz respondió después de sonar diez veces.
—Uhm, es Sakuta. Llamo porque no parece que estés en la escuela, así que me voy a casa por ahora —Sakuta dejó un mensaje y regresó el auricular a su lugar mientras suspiraba.
Después de estar seguro de poder verla hoy, la decepción era enorme.
—Bueno, simplemente podría conseguir una gran recompensa por ello —se dijo a sí mismo, pensando de forma optimista mientras se dirigía a casa.
Abordó el tren en la Estación Shichirigahama por unos quince minutos hasta llegar a la estación Fujisawa, donde caminó por diez minutos para llegar a su edificio.
Se detuvo afuera y miró al edificio del lado opuesto, en donde vivía Mai.
Mientras se preocupaba sobre si debería llamarla en el intercom, las puertas automáticas se abrieron y alguien salió.
Era Mai.
Sakuta la vio a los ojos y ella parpadeó dos veces, pero ella se volteó sin darle importancia y comenzó a caminar.
—¿Mai-san? —le habló, poniendo una mano en su hombro.
Cuando lo hizo, ella sacudió su mano y se dio la vuelta para verlo cautelosamente.
—¿Eh? ¿qué? —preguntó Sakuta con un tono de preocupación ante esta rareza. Definitivamente era Mai, pero parecía una persona diferente.
—¿Quién eres? —preguntó ella.
—¿Huh? —contestó él, sin percatarse de lo que ella había preguntado al principio.
—Te pregunté que quién eres —dijo directamente. Sin que su usual actitud relajada se mostrara completamente. Lo estaba cuestionando con la mirada, y no ocultaba su desconfianza. Realmente parecía una persona diferente.
Acababa de lidiar con el incidente de Rio, ¿había aparecido otro doble?
—Como ya sabrás. Soy Azusagawa Sakuta, en una pura y amorosa relación contigo, Mai-san —dijo, con su voz llena de sarcasmo.
—¿Huh? No hay forma de que un tipo con los ojos muertos como tú, sea el novio de onee-chan —dijo, como si hablara con un tonto.
—¿Eh? —respondió sin pensarlo. Mai acababa de decir “onee-chan”, tal vez, ¿puede que fuera una gemela más joven? No, cuando hablaron sobre los hermanos, le había preguntado a Mai, y ella le había dicho que tenía una hermana menor con la que tenía una relación ligeramente complicada. El padre de Mai se había divorciado de su madre y la dejó antes de volverse a casar con otra mujer y tener un hijo con ella. Una hermana menor de otra madre, no eran gemelas, y ni siquiera deberían tener la misma edad, era prácticamente imposible que fueran parecidas.
Pero, entonces, ¿qué otra posibilidad existe? No tenía ni la menor idea.
Pero, a causa de ello, lo único que podía preguntar era:
—¿Quién eres…?
– FIN DEL VOLUMEN 3 –
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