Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 6

Capítulo 2: La Invasión De La Capital

Parte 2

Poco antes de que Hajime y Noint comenzaran la batalla, Yue, Shea, Kaori y Liliana se colaron en el palacio. Liliana los estaba llevando a donde estaban Kouki y los otros.

El objetivo principal de Yue y las demás en la capital era encontrar el laberinto escondido dentro de la Montaña Divina y despejarlo, por lo que normalmente nunca se habrían molestado en ayudar a Liliana a reunirse con Kouki y ayudar a resolver los problemas del reino. Sin embargo, para garantizar la seguridad de Aiko, necesitaban asegurarse de que a Kouki y a los demás no les lavaran el cerebro. Después de todo, eran ellos los que la cuidarían una vez que Hajime la liberase. Además, la Montaña Divina era la base de operaciones de la Santa Iglesia. Era el lugar donde se encontraba su templo principal. Para infiltrarse sin ser notado, Hajime necesitaría tener a Aiko a solas. Aunque podían enfrentarse a la Santa Iglesia, Hajime y sus compañeras no querían empezar una guerra abierta con ellos todavía.

Como no había nada más que hacer en la capital, Kaori y los demás decidieron unirse a Liliana mientras ella entraba a hurtadillas al palacio.

Sólo Tio se había quedado fuera. Estaba en espera, por si pasaba algo. Yue había pensado que lo mejor era que al menos una persona se quedase en algún lugar donde pudiese tener una idea completa de la situación.

El pasadizo secreto por el que Liliana guió a las niñas las sacó de una habitación de huéspedes sin usar. Cuando la última persona en la fila salió del pasaje, un antiguo cajón de madera se deslizó sobre la entrada del pasaje, ocultándolo de la vista.

“Todo el mundo probablemente estará dormido. Empecemos por ir a la habitación de Shizuku”, susurró Liliana en voz baja a las chicas que estaban detrás de ella. Su decisión dijo mucho sobre en quién confiaba más de los estudiantes. No fue Kouki, que era ostensiblemente el héroe y líder de todos.

Las chicas asintieron con la cabeza, y salieron de la habitación. Shea, que tenía la mejor audición del grupo, tomó la delantera esta vez.

Shizuku y las habitaciones de los otros estudiantes estaban en otra ala del palacio, así que tuvieron que correr por varios pasillos para llegar allí.

Cuando ya casi estaban allí, hubo un gran auge que sacudió todo el castillo. Un segundo después, el sonido del vidrio rompiéndose resonó por la capital. Todas las ventanas del pasillo en el que estaban paradas las niñas se volaron, llenando el suelo de brillantes fragmentos.

“Wawawah, ¿qué acaba de pasar?”

“No me digas…”

Shea se agachó y se puso a cuidar sus orejas de conejo. Se habían levantado, escuchando hasta el más mínimo sonido, así que el ensordecedor estruendo les había dolido bastante.

Detrás de ella, Liliana palideció y corrió hacia una ventana rota. Yue y Kaori la siguieron.

Lo que Liliana vio confirmó sus temores.

“Imposible… La barrera ha sido… ¿destruida?” Se llevó una mano a la boca y respiró con dificultad.

El cielo nocturno estaba salpicado de un millón de puntos de luz. Sin embargo, la mayoría de ellos no eran estrellas, sino los restos de la ahora destruida barrera que cubría la capital. Hubo un brillante destello de luz, y otro estruendoso rugido. Una segunda barrera apareció y soportó el golpe más duro. Sin embargo, las grietas se extienden por toda su superficie.

“Incluso la segunda capa no puede… ¿Cómo es que nuestras defensas se debilitaron tanto? A este ritmo…” La gran barrera que protegía la capital eran en realidad tres capas separadas de defensas. Esas barreras fueron creadas por un artefacto que tenía el palacio. Los magos trabajaban día y noche para verterle maná, asegurándose de que nunca desapareciera.

Durante siglos, se había mantenido firme, protegiendo a la capital de la invasión. Nunca antes había sido violada. Era una de las principales razones por las que los humanos habían sido capaces de luchar uniformemente contra los demonios.

Y sin embargo había sido destruido en un instante.

No sólo eso, la segunda capa también estaba a punto de desaparecer. Cada capa sucesiva era más pequeña, pero también más poderosa. A pesar de ello, parecía que la segunda capa se destruiría en unos segundos más.

El palacio estalló en un alboroto. Las lámparas de los pasillos estaban encendidas y la gente corría de un lado a otro.

“¿Alguien nos traicionó? Pero si ese fuera el caso, sólo traerían una pequeña fuerza… ¿No es todo un ejército el que está en nuestra puerta? ¿Qué está pasando?” Mientras Liliana murmuraba para sí misma, Tio se puso en contacto con los demás.

“¿Puedes oírme? Es Tio. ¿Quieres una explicación de lo que está pasando?” Las piedras de telepatía de Yue, Shea y Kaori empezaron a brillar. La voz de Tio sonó a través de ellos. Parecía que ya había comprendido la situación de afuera.

“Sí. Gracias, Tio”.

“Entendido. Un enorme ejército de monstruos ha aparecido a un kilómetro al sur de la capital. El dragón blanco con el que luchamos en el Gran Volcán Gruen también está allí. Fue el aliento de ese dragón el que demolió la barrera. Sin embargo, no veo al demonio que lo controlaba en ninguna parte”.

“¿Así que realmente nos están atacando? ¿Cómo llegó un ejército de monstruos sin que nadie se diera cuenta? ¿Qué estaban haciendo los exploradores en el desfiladero Reisen?” Liliana gritó histérica.

Yue y los demás podían más o menos adivinar cómo habían pasado desapercibidos. Ese demonio, Freid Bagwa, había despejado el Gran Volcán Gruen y por lo tanto podía usar magia espacial.

Abrir un portal lo suficientemente grande como para transportar a todo un ejército era difícil, pero no estaba fuera de toda posibilidad. A su nivel de habilidad, Yue incluso podría hacerlo con algo de ayuda.

Solo la teletransportación habría permitido que un ejército de este tamaño escapase a la atención no solo de los exploradores estacionados en el Desfiladero Reisen, sino también de las aldeas y fortalezas a lo largo del camino hacia la capital. Era el único método que tenía sentido.

Viendo que Freid no estaba montando a su dragón blanco, Yue adivinó que debía haberse agotado abriendo la puerta y que estaba descansando.

Un segundo más tarde, hubo otro sonido de vidrio rompiéndose. La segunda capa había sido perforada.

Liliana instó a Yue y a los demás a seguir adelante. Necesitaban reunirse con Shizuku lo antes posible. Pero Yue agitó la cabeza.

“Nos separaremos aquí. Adelántate.”

“¿Pero por qué?”

¡Tenemos que reunirnos con los otros y establecer una línea final de defensa tan pronto como sea posible!

Yue miró a través de la ventana y habló con claridad.

“Ese demonio hirió a Hajime. Voy a hacer que se arrepienta de haber nacido.” Todavía guardaba rencor por el ataque sorpresa. Las otras se retiraron involuntariamente. Yue raramente mostraba sus emociones, pero ahora mismo su voz estaba ardiendo de rabia.

“Estás muy enfadada, ¿no es así, Yue-san…?”

“¿Verdad, Shea? ¿O ya olvidaste lo que hizo?”

“Nunca. No lo dejaré morir, aunque me lo pida”. La expresión de Shea se volvió seria, y el calor salió de su voz. Cuando se trataba de eso, ella estaba igual de enojada.

Era raro ver a Shea, que siempre estaba tan alegre, decir algo tan violento. Ella también guardaba rencor.

“Por eso, Kaori-san, Lily-san, le daremos una lección a ese lagarto gigante y a su amo.”

“Sí. Nos desharemos de su ejército ya que estamos en ello.”

Antes de que Kaori o Liliana pudiesen decir algo, Shea y Yue saltaron por la ventana.

El destino del pobre Freid estaba sellado. No había forma de que pudiese defenderse contra Shea y Yue en una pelea pareja. Mientras que la poderosa conejita y su rota compañera vampírica significaban la perdición para sus enemigos, también sirvieron inadvertidamente como salvadoras de la capital.

Como mínimo, ganarían tiempo para que los humanos se reagruparan, razón por la cual Liliana no se había esforzado más para que se quedaran. Una fría brisa atravesó la destrozada ventana, llevando consigo los gritos de pánico de toda una ciudad.

Liliana y Kaori se quedaron allí unos segundos. Después de un rato, intercambiaron miradas y volvieron a correr hacia la habitación de Shizuku.

“Realmente aman a Nagumo-san, ¿no?”

“Sí. Cuando se ponen así… Bueno, son aterradores. no querría ser su enemiga”.

“Kaori… haz lo mejor que puedas para no morir. Te estoy apoyando”.

“Lo haré. Gracias, Lily…”

Aunque ostensiblemente estaban ayudando a los humanos en esta lucha, Liliana estaba segura de que ni a Shea ni a Yue les importaba lo que le pasaba a la capital. Su única razón para luchar era Hajime. En su interior, Liliana se desesperó un poco.

“Aunque soy la princesa… todos se están olvidando de mí…”

¿Lloraría Lily si le dijera que yo también quiero ir con ellas? Kaori pensó distraídamente mientras corría.

La capital estaba en caos. La gente de toda la ciudad había salido a las calles para ver cómo las barreras que los mantenían a salvo se rompían una tras otra. Los guardias de la ciudad corrían frenéticamente, tratando de que la gente volviera a sus casas.

Algunas personas ya habían empacado sus pertenencias y estaban tratando de huir de la ciudad. Pero otros habían huido al palacio y golpeaban sus puertas, rogando que los dejaran entrar.

Apenas habían pasado unos minutos, así que la gente todavía se estaba levantando, pero no había duda de que pronto habría disturbios en las calles.

El palacio tampoco tenía la mano de obra para sofocarlos ahora mismo. Especialmente desde que el alboroto en el palacio era aún mayor que el de las calles.

Eso fue natural, sin embargo. Los altos mandos del reino se habían despertado para descubrir que los demonios ya tenían una daga clavada en la garganta de la ciudad.

Hicieron todo lo posible para organizar un contraataque, pero… ¡Smaaaaaash! No llegaron a tiempo.

La última barrera se rompió, y el ejército de demonios, reforzado con una horda de monstruos hechos de magia antigua, se arremolinó hacia la capital.

La única protección que le quedaba a la ciudad eran sus murallas de piedra. Fueron construidos de manera robusta, pero todos sabían que no durarían ni un segundo contra un ejército que había derribado sus barreras.

Una ola de demonios lanzaron sus hechizos más fuertes contra las murallas de la ciudad. [Gouts of fire], [bolts of lightning], [pillars of ice], and [clods of earth] todos se estrellaron contra las murallas. Un enorme monstruo del tamaño de un cíclope aplastó su maza contra lo que quedaba.

En otra sección de la muralla, un enorme jabalí de más de cinco metros de largo chocó contra ella una y otra vez. Cada impacto sacudía toda la longitud de la pared.

Arriba, una bandada de Dragones de Ceniza y criaturas negras, como águilas, se elevaron por encima de la muralla y empezaron a atacar la capital propiamente dicha.

Los soldados en la pared trataron de detener la marea de monstruos voladores, pero no fueron suficientes. Además, habían sido tomados por sorpresa. Era como intentar detener un tornado con un ventilador.

Tio estaba sobre una alta torre del reloj que estaba en el centro de la ciudad y examinó la batalla. Unos segundos después, Shea y Yue se posaron a su lado.

“Tio, ¿viste a ese asqueroso demonio por ahí?”

“Tio-san, ¿dónde se esconde ese bastardo?”

“Ustedes dos… Entiendo cómo se sienten, pero la princesa Liliana parecía muy feliz cuando se ofrecieron a ir con ella…. ¿Están seguras de que deberían haberla abandonado tan despreocupadamente?”

“A quién le importa eso.”

“No hay tiempo que perder ahora.”

Yue y Shea no sintieron el más mínimo remordimiento. Sospecho que esto es influencia del Maestro. Cuando se trataba de gente que no les importaba, las dos podían ser muy directas.

Yue y Shea empezaron a escanear el ejército de monstruos, buscando a Freid Bagwa. En ese momento, recibieron una transmisión telepática de Hajime.

“¡Oye, Tio! ¡Ven aquí!”

“¿¡Whoa!? ¿Maestro? ¿Qué pasa?” Tio se sorprendió por la urgencia de la voz de Hajime.

“Tengo un enemigo muy peligroso con el que lidiar aquí. Necesito que tomes a Sensei por mí. No puedo luchar con todas mis fuerzas mientras la protejo”.

“¡Entendido! ¡Iré inmediatamente!”

Si Hajime se enfrentaba a alguien que le exigía que hiciera todo lo posible, Tio sabía que no había tiempo que perder. Instantáneamente se transformó en su forma de dragón y se elevó hacia la Montaña Divina.

“Hajime, ten cuidado.”

“¡Hajime-san, no te preocupes! ¡Yue-san y yo nos encargaremos de ese estúpido demonio por ti!”

“¿Está bien? ¿No estaban ustedes dos con la princesa? ¡Mierda! ¡Mierda, no puedo hablar ahora! No sé lo que están tramando, pero no se mueran, ¿de acuerdo?”

Hajime tenía curiosidad por saber que planeaban Shea y Yue, pero estaba un poco ocupado en ese momento. Cortó la transmisión y se concentró en su propia pelea.

Yue y Shea dudaron. Si a Hajime le estaba costando mucho trabajo luchar, entonces quizás la mejor opción era correr en su ayuda en vez de quedarse en la ciudad. Incluso si no luchaba con todas sus fuerzas porque tenía que proteger a Aiko, pocos enemigos podían igualarle.

“Yue-san, ¿qué quieres hacer?”

“Hajime estará bien. Tiene a Tio con él. Atrapemos a este demonio. Si no lo matamos, podría destruir algunos de los otros círculos mágicos de los laberintos”.

De hecho, esa era la otra razón por la que Yue había decidido dar prioridad a matar a Freid. Quería venganza, por supuesto, pero también sabía que no podía dejar que ningún otro usuario de la magia antigua corriera libre.

Era posible que ya conociera la ubicación del laberinto dentro de la Montaña Divina. En cuyo caso, si lo despejaba primero era posible que destruyera el círculo mágico después como lo hizo en Gruen.

Por lo que habían aprendido en los otros laberintos, Yue sabía que, con el tiempo, cada laberinto se restauraría a su estado anterior. Incluso los monstruos en él volverían automáticamente. Sin embargo, no había forma de saber cuánto tiempo podría tomar.

Por eso no quería darle a Freid la oportunidad de destruir el círculo mágico de la Montaña Divina. Y la mejor manera de asegurarse de que no pudiera hacer nada sería matarlo.

Aunque su principal fuerza impulsora seguía siendo la venganza. Mantener el laberinto a salvo fue tal vez el 10% de la razón por la que ella estaba aquí. Dos de las águilas negras observaron a Yue y Shea, y se abalanzaron sobre ellas. Eran de unos tres o cuatro metros de largo, y se convirtieron en un espectáculo temible.

Shea sacó a [Drucken] de su [tesoro oculto] y con calma disparó una bala explosiva a uno de ellos.

Yue chasqueó los dedos, y un aluvión de aspas de viento llovió sobre el otro.

Las dos águilas se convirtieron en carne picada. A uno le volaron la cabeza por la explosión de la bala, mientras que el otro fue cortado en pedazos. Sus cadáveres rotos cayeron a los techos de las casas de abajo.

Lo más probable es que las personas que vivían en ellas ya estaban despiertas, si es que no lo habían estado ya.

Los otros monstruos voladores se fijaron en la pareja y empezaron a rodearles. Un buen tercio de ellos tenían pilotos demoníacos.

Mantuvieron su distancia, desconfiando del poder que había hecho caer a dos águilas en el lapso de unos segundos. Sin embargo, cuando se dieron cuenta de que se enfrentaban a una niña y a una coneja, se burlaron. Arrojando la precaución al viento, comenzaron a cantar hechizos.

Naturalmente, no creían que Yue o Shea pudieran volar. Independientemente de los trucos que tuviesen bajo la manga, los demonios dudaban de que las dos chicas pudiesen resistir un bombardeo concertado desde arriba.

Con toda honestidad, Yue y Shea no tenían ningún interés en defender la capital. Su único objetivo era Freid Bagwa. Sin embargo, eso no significaba que iban a ignorar a los enemigos que les atacaban.

Por si acaso, Shea intentó negociar.

“No somos tus enemigos~ Sólo nos defendimos porque esas cosas nos atacaron primero~” Por supuesto, los demonios simplemente pensaron que se estaban burlando de ellos, así que eso no detuvo su canto.

Pensando que estas dos chicas ni siquiera valían su tiempo, un número de demonios volaron en busca de otra presa. Un segundo después, oyeron un fuerte rugido y una serie de gritos.

“¿Qué es eso?” Los demonios se giraron para ver a un dragón hecho de relámpagos devorando a sus compañeros y a sus monturas uno a uno. Apenas podían creer lo que veían.

“A-ayuda” Uno de los demonios logró escapar de la matanza y voló para salvar la vida de sus compañeros, pero antes de que pudiera alcanzarlos, algo lo hizo pedazos.

La bala explosiva de Shea lo había convertido en carne picada.

Los demonios que se habían adelantado los miraban horrorizados mientras les llovían trozos de carne de demonio y Dragón ceniza.

Los demonios se endurecieron y rápidamente se prepararon para protegerse contra el siguiente ataque. Miraron a su alrededor, buscando a las dos chicas que habían aniquilado a sus compañeros.

Estaban tan aterrorizados que se olvidaron de parpadear el sudor de sus ojos. Aún así, vieron a Yue y Shea relativamente rápido. Sin embargo, las dos chicas no estaban persiguiendo a los demonios. De hecho, Yue y Shea los estaban ignorando por completo. Como antes, exploraron el horizonte, buscando algo.

Su comportamiento dejó claro a los demonios que ni siquiera valían la pena el tiempo de estas chicas.

Su nerviosismo se convirtió en ira. Estas chicas habían masacrado a sus amigos demonios, y lo habían hecho con la misma indiferencia casual con la que uno aplastaba a un insecto. Habían caminado sobre el orgullo de los demonios.

Con la sangre hirviendo, atacaron a las dos chicas.

“¡Maldita perra!”

“¡Uwoooooooooooh!”

“¡Muere!”

A pesar de su rabia, mantuvieron la formación. Mostraba lo bien entrenados que estaban estos demonios. Al mismo tiempo desataron ataques mágicos desde las cuatro direcciones. Los demonios eran mucho más hábiles con la magia que los humanos. Normalmente, un bombardeo como ese sería una sentencia de muerte para cualquiera. Sin embargo, Yue solo suspiró. Luego, agitó el dedo como si fuera un bastón de mando.

“Deberías ser capaz de notar la diferencia entre nuestras habilidades.” El dragón de truenos de Yue se enrolló a su alrededor, protegiéndoles a ambos de la magia de los demonios.

Luego abrió sus fauces de par en par, y los demonios cercanos prácticamente se lanzaron contra ella. Al menos, eso parecía.

Los demonios del otro lado trataron de lanzar un aluvión de hechizos penetrantes, pero antes de que pudieran, una sección del dragón se abrió y Shea salió disparando directamente hacia ellos.

“Tch! ¡[Bala de fuego]!” Uno de los demonios cortó su canto e instantáneamente lanzó un hechizo de nivel principiante para tratar de detener a Shea. Innumerables bolitas de llamas se lanzaron hacia la conejita.

Shea disparó a [Drucken] y usó su retroceso para ajustar su trayectoria, evitando fácilmente el aluvión de fuego. Luego giró a [Drucken] en un amplio arco, apuntando a tres demonios que estaban en medio del canto.

“¡Toma esto!” Shea manipuló libremente el peso del martillo, haciéndolo pesar más de cuatro toneladas en el momento del impacto. Gracias a sus habilidades mejoradas para el [fortalecimiento corporal], todavía podía balancearse fácilmente a pesar del peso.

Los demonios nunca tuvieron una oportunidad. Estaban hechos papilla y las columnas vertebrales de los monstruos sobre los que montaban se rompieron. Monstruo y jinete por igual apenas tuvieron tiempo de gritar antes de morir.

Shea entonces bajó su peso combinado con el de [Drucken] a menos de cinco kilogramos y usó el retroceso de la explosión de su escopeta para disparar al aire.

Al mismo tiempo, puso a [Drucken] en modo de bombardeo y disparó una bala explosiva al demonio restante que le había disparado las bolas de fuego.

“¡Que te manden de vuelta la próxima semana!” La fuerza de la bala envió al pobre demonio despegando a la luna.

Shea vertió mana en sus botas aerodinámicas encantadas y creó una plataforma de mana azul claro para que ella se parara sobre ella.

Golpeó a [Drucken] contra su hombro y observó lo que la rodeaba. Esta linda conejita se había convertido rápidamente en la peor pesadilla de los demonios.

A poca distancia, Yue se enfrentó al último demonio que quedaba. Atacó en un glorioso pero inútil ataque suicida.

“¡Maldita mocosa! ¡Esto es para mis amigos!” Incluso si eso significaba su muerte, quería tener al menos una oportunidad con esta chica.

Yue le miró fríamente.

“Eres trescientos años demasiado joven para llamarme mocosa.” El demonio había apuntado al momento en que el dragón de Yue se había devorado a otro de sus compañeros. Estaba seguro de que no sería capaz de girar a tiempo. Se mofó, seguro de que podría apuñalarla a tiempo. Pero cuando estaba a pocos metros de distancia, una brizna de viento le cortó la cabeza, y cayó al suelo.

Lamentando la pérdida de tiempo, Yue volvió a buscar a Freid.

Shea se posó junto a ella, [Drucken] aun descansando sobre su hombro.

“Pensaron que estábamos luchando por el reino, ¿no?”

“Sí. Bueno, lo que sea. Si eso es lo que quieren pensar, que lo hagan”.

“Realmente no te importan, ¿verdad? Bueno, supongo que a mí tampoco.”

A pesar de sus mejores esfuerzos, no pudieron localizar a Freid Bagwa entre la horda.

Yue empezó a preocuparse porque había localizado la entrada del laberinto y ya se había teletransportado allí.

“¿¡Ah!? ¡Yue-san!”

“Mmm…” En el momento en que Shea gritó, Yue saltó de la torre del reloj.

Un segundo después, un portal en forma de huevo se abrió, desatando un aluvión de luz color aurora.

La luz envolvió la torre del reloj, destruyéndola. Y no se detuvo ahí, también. Eventualmente, se tragó todas las casas y edificios a su paso.

“Como sospechaba, tienes alguna forma de clarividencia. Qué problemático…” Se dieron la vuelta para ver al enemigo que habían estado buscando, Freid Bagwa. Estaba montando a su dragón blanco.

Parecía bastante irritado de que las dos hubieran logrado esquivar su ataque sorpresa tan fácilmente.