Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: El Monstruo del Abismo

Parte 1

El sonido del goteo de agua llegó a sus oídos. Un viento frío sopló por encima de su mejilla, y todo su cuerpo tembló. Hajime gimió suavemente al abrir los ojos. Su mejilla descansaba sobre algo duro, mientras la mitad inferior de su cuerpo estaba helada.

Groggily, se levantó del suelo, con un dolor punzante que corría por todo su cuerpo todo el tiempo.

“Owwww, donde… Pensé que yo…” Se sostuvo la cabeza con una mano y luego trató de recordar cómo había acabado en esa posición.

Su entorno estaba relativamente oscuro, pero gracias a los cristales verdes esparcidos por el lugar, no era negro. Miró hacia atrás y vio un río de cinco metros de ancho, y notó que aún estaba medio sumergido en él. Su parte superior descansaba sobre una roca que sobresalía de la ribera del río.

“Oh sí… el puente se rompió, y entonces me caí. Y entonces…” Una neblina desapareció de su mente, y su cerebro finalmente empezó a trabajar de nuevo.

Un golpe de suerte le había salvado de caer hasta la muerte.

A mitad de camino por el acantilado había visto una abertura en la pared de donde salía el agua. Una cascada, básicamente. De hecho, había habido numerosas cascadas pequeñas mientras continuaba cayendo, y Hajime se había encontrado arrastrado por ellas, hasta que finalmente lo habían guiado a una de las aberturas del acantilado, como un tobogán de agua del infierno. El hecho de que aún estuviera vivo era un milagro.

Especialmente teniendo en cuenta que, a mitad de camino en su paseo por el agua, algo lo golpeó y lo noqueó. Honestamente, ni siquiera él comprendía lo milagrosa que era su supervivencia.

“En realidad no recuerdo lo que pasó, pero supongo que al menos no estoy muerto… ¡Achoo! Hace mucho frío.” Su temperatura corporal había bajado peligrosamente debido al tiempo que había pasado en el agua fría. Corría el riesgo de desarrollar hipotermia si permanecía sumergido mucho más tiempo, así que Hajime rápidamente se retiró. Temblando, se desnudó y empezó escurrir su ropa.

Entonces, en nada más que su ropa interior, lanzó un hechizo de transmutación. Lo usó para tallar un círculo mágico en la tierra dura.

“Gah, tengo tanto frío que es difícil concentrarme…” Él intentaba escribir el hechizo [Bengala]. Era un hechizo muy básico que incluso los niños podían lanzar con un círculo mágico de diez centímetros.

Sin embargo, Hajime no sólo no tenía cristales de maná con los que realzar el círculo mágico, sino que también tenía una afinidad mágica de cero. Por lo tanto, necesitaba un círculo mágico complicado de más de un metro de diámetro para lanzar un simple hechizo de bengala.

Después de diez agotadores minutos terminó su círculo mágico y cantó el conjuro.

“Mi deseo es el fuego. Fuego, impregnado de la esencia de la luz… [Bengala] Gah, ¿por qué un hechizo tan simple tiene un encanto tan exagerado? No puedo creer que tenga que cantar algo tan vergonzoso… Haah…” Suspiró otra vez, algo que había estado haciendo con bastante frecuencia últimamente, y se acercó a la llama del tamaño de un puño. También puso su ropa junto a ella para secarla.

“¿Dónde estoy…? Me caí muy bajo, así que ¿puedo volver a subir?” Preocupado, agarró su pecho mientras se calmaba y consideraba su situación mientras se calentaba junto al fuego.

Se sentía como si sus ojos fueran a llorar, y las lágrimas se formaban en los ángulos de ellos, pero Hajime sabía que se rompería por completo si se permitía llorar, así que los retuvo. Tozudamente secó sus lágrimas, y luego se abofeteó las mejillas.

“Voy a hacer esto. Tengo que volver a la superficie de alguna manera. Estaré bien, estoy seguro de que se me ocurrirá algo.” Se dio a sí mismo una charla de ánimo y renovó su determinación, borrando la expresión hosca de su cara. Después de eso, simplemente miró hacia las llamas, reflexionando sobre sus opciones.

Después de unos veinte minutos se calentó lo suficiente y sus ropas estaban casi secas, así que decidió irse. No sabía en qué piso estaba, pero estaba claramente en lo profundo del laberinto, y no sería extraño que los monstruos salieran en cualquier momento. Hajime caminó con la mayor cautela posible por el largo pasillo.

El camino por el que Hajime iba a bajar parecía una especie de cueva.

No se parecía en nada a los pasillos rectangulares ordenados en los pisos superiores. Las rocas y otras obstrucciones aparecieron a intervalos aleatorios, y el camino en sí mismo se torcía y enrollaba. Al igual que el camino que habían encontrado al final del piso veinte.

Sin embargo, el tamaño de éste era en una escala completamente diferente. Incluso con rocas y similares obstruyendo partes del camino, tenía veinte metros de ancho. De hecho, incluso los tramos “estrechos” tenían al menos diez metros de ancho. Aunque ralentizó su progreso, Hajime se movió de cubierta en cubierta, asegurándose de pegarse a las sombras mientras avanzaba.

No tenía ni idea de cuánto tiempo caminó. Alrededor del momento en que Hajime comenzaba a cansarse, se encontró en una bifurcación del camino. Aunque era más una intersección que una bifurcación. Hajime se escondió detrás de una roca mientras deliberaba hacia dónde ir.

Mientras estaba pensando, vio algo que se movía por el rabillo del ojo, y se encogió apresuradamente hacia atrás, tras la seguridad de la roca.

Miró tímidamente por detrás de la roca y vio una bola de pelo blanco gigante saltando por el pasillo que atravesaba directamente el suyo. Tenía las orejas bastante largas y parecía un conejo. Sin embargo, era del tamaño de un perro, y también tenía patas traseras muy gruesas. Además, había venas de maná rojo oscuro pulsante arrastrándose por su cuerpo. Parecía bastante perturbador.

Era claramente mortal, y Hajime decidió seguir uno de los caminos para evitar tropezar con él. A juzgar por la posición de sus orejas, Hajime determinó que le costaría más trabajo verle si iba hacia la derecha.

Aguantó la respiración y esperó el momento perfecto para correr. Finalmente, el conejo se giró y bajó la cabeza, olfateando el suelo. Fue en ese momento cuando Hajime intentó saltar desde detrás de la roca.

Pero entonces el conejo se movió bruscamente, levantándose mientras lo hacía. Miró con cautela a su alrededor, con sus orejas temblando.

¡Mierda! ¿Me vio? ¿O estoy a salvo? Hajime se había retirado rápidamente tras la seguridad de la roca, y trató de calmar su corazón palpitante mientras se agarraba a la cara de la roca por su vida. Comenzó a sudar frío, temeroso de que el oído excepcional del conejo pudiera captar los latidos de su corazón.

Sin embargo, no fue Hajime el que había asustado al conejo.

“¡Graaaaaaah!” Con un rugido bestial, un monstruo lobo de piel blanca saltó desde detrás de una roca diferente, dirigiéndose directamente hacia el conejo.

El lobo era tan grande como un perro grande, y tenía dos colas que brotaban por detrás. Al igual que el conejo, venas pulsantes de maná rojo oscuro corrían por su cuerpo. Entonces, de la nada, otros dos Twin-tailed Wolves saltaron repentinamente a la vista.

Hajime volvió a asomarse por detrás de la roca para ver lo que estaba pasando. Los lobos claramente atacaban al pobre conejito, aunque la criatura no era lo suficientemente guapa como para merecer una descripción como “conejito”. Hajime lentamente se levantó, planeando escapar durante la confusión de la pelea. Sin embargo…

“¡Kyuuuu!” El conejo soltó un lindo chillido, luego saltó hacia arriba, dio una vuelta en el aire, y cogió a uno de los lobos con una poderosa patada redonda.

¡Boom! No sonaba nada parecido a cómo debía ser una patada, y conectó directamente con la cara de su objetivo.

Un segundo después, ¡Crack! Junto con un sonido muy siniestro, la cabeza del lobo se giró hacia un ángulo muy poco natural.

Hajime se quedó quieto mientras la batalla continuaba.

El conejo entonces utilizó la fuerza centrífuga de su giro para darse vuelta y lanzarse hacia el suelo como un meteoro. Entonces, apenas un instante antes del impacto, se enderezó una vez más. Una patada de hacha poderosa cayó sobre el lobo que estaba en el punto de aterrizaje del conejo.

¡Smash! El segundo lobo ni siquiera tuvo tiempo de gritar antes de que su cabeza fuera pulverizada.

Dos lobos más salieron de su escondite y cargaron hacia conejo.

Hajime pensó que era el final para el conejo, pero se volteó, y como un bailarín de break dance, se paró en sus orejas mientras daba vueltas, con las piernas abiertas. Los dos lobos nuevos fueron enviados a volar por las patadas tornado y se golpearon contra la pared. Y golpearon esa pared con un sonido húmedo, rociando sangre por todas partes, y luego se deslizaron al suelo, inmóviles.

El último lobo gruñó amenazadoramente, con sus colas erguidas. De repente, electricidad comenzó a correr por su cola. Parecía que esa era la magia que los lobos podían usar.

“¡Graaaah!” El lobo rugió, y los rayos volaron hacia el conejo. Pero con pasos ágiles, el conejo rápidamente esquivó los rayos que venían. Entonces, en el momento en que los ataques de relámpagos se detuvieron, el conejo saltó hacia adelante y golpeó al último lobo con una patada mortal. La cabeza del lobo se inclinó hacia atrás con un crujido enfermizo, y cayó al suelo, completamente quieto. Era otro lobo más con el cuello roto.

El Kickmaster Rabbit soltó otro chillido.

“¡Kyu!” ¿Se supone que es un grito de victoria? Después de eso, comenzó a rascarse las orejas con la pierna.

Tienes que estar bromeando. Hajime sonrió con incredulidad, su cuerpo completamente quieto. “Peligroso” no le hacía justicia a la bestia. Esa cosa hacía que los Traum Soldiers que Hajime y los otros habían enfrentado antes se vieran como esqueletos de juguete. De hecho, podría haber sido incluso más peligroso que el Behemoth con el que habían luchado, ya que los patrones de ataque del Behemoth habían sido fáciles de leer.

Hajime tembló de miedo, sabiendo que su vida se perdería si lo descubrían. Debido a su miedo, inconscientemente dio un paso atrás. Pero eso fue un error.

Clatter. El ruido reverberó por toda la cueva.

Había pateado accidentalmente una piedra cuando retrocedió. No podía creer que hubiera cometido un error tan básico. Riachuelos de sudor frío se estaban derramando por su frente después del hecho. El cuello del conejo crujió como una máquina mal engrasada cuando se giró para mirar hacia el guijarro pateado.

El conejo vio claramente a Hajime. Sus ojos rojos brillantes lo miraban fijamente. Su cuerpo entero se endureció, como un ciervo paralizado delante de una luz. Su cerebro le gritaba que corriera, pero sentía como si le hubieran cortado todos los nervios, así que su cuerpo se negó a escuchar.

El conejo giró todo su cuerpo, y luego comenzó a juntar fuerzas para dar un salto. ¡Ahí viene! Hajime instintivamente se las arregló para adivinar el momento del salto del conejo. La velocidad de su salto fue tan ridículamente rápida que dejó imágenes residuales detrás de él.

Impulsado puramente por instinto, Hajime se arrojó a un lado. Un instante después, una patada con la fuerza de una bola de cañón golpeaba el suelo en el que Hajime había estado parado. La fuerza de ello arrasó la tierra de abajo. Hajime rodó una y otra vez sobre el suelo duro antes de detenerse en una posición sentado. Su cara palideció al ver el suelo pulverizado y rápidamente empezó a correr.

El conejo se levantó tranquilamente y se lanzó hacia él con otro salto devastador. Hajime se apresuró a transmutar un muro detrás de él, pero el conejo fácilmente lo voló y apuntó otra patada hacia Hajime. Instintivamente levantó su brazo izquierdo para protegerse del golpe. Eso de alguna manera le ayudó a evitar que le volaran la cara, pero la onda expansiva de la patada le hizo retroceder. Olas de dolor insoportable corrieron por su brazo izquierdo.

“¡Gaaaah!” Cuando miró hacia abajo, vio su brazo colgando en un ángulo muy poco natural. Sus huesos habían sido completamente destrozados. Se agachó de dolor, y luego miró al conejo. Esta vez no estaba avanzando hacia adelante, sino saltando tranquilamente hacia él. No estaba seguro si era sólo su imaginación, pero parecía que el conejo lo estaba mirando. Estaba jugando con él.

Pero incluso entonces, todo lo que Hajime podía hacer era continuar retrocediendo sin cuidado. Finalmente, el conejo se detuvo justo frente a él. Miró hacia Hajime como si mirase a un gusano. Luego levantó una si sus patas hacia arriba, como para presumir antes de sacrificar a su presa.

Así que aquí es donde muero… pensó Hajime, hundiéndose en las profundidades de la desesperación. Miró al conejo con ojos derrotados. Su pierna venía balanceándose hacia abajo, junto con un gran viento.

Hajime cerró los ojos, aterrorizado por lo que venía.

Sin embargo, el golpe que esperaba nunca llegó. Hajime tímidamente abrió los ojos al ver el pie del conejo a centímetros de su cara. El conejo se había detenido justo antes de golpearlo. Hajime estaba desesperado, pensando que el conejo tenía la intención de seguir jugando con él, pero luego se dio cuenta de que había algo raro en ello. Una mirada más de cerca reveló que el conejo estaba temblando.

¿Q-Qué? ¿Por qué tiembla? Casi parece que tiene miedo… No era “casi”: en realidad estaba asustado.

Un nuevo monstruo había aparecido desde el pasillo derecho por el que Hajime había intentado escapar. Y dicho monstruo era enorme. Tenía más de dos metros de altura, y como todo lo demás en ese piso hasta ahora, tenía pelo blanco. Y al igual que los otros, tenía venas de maná rojo oscuro que corrían por su cuerpo. Lo más parecido era un oso. Sin embargo, a diferencia de un oso, tenía antebrazos masivos que llegaban hasta los pies, y que terminaban en garras afiladas siniestras de más de treinta centímetros de largo.

El Claw Bear se había acercado mientras el conejo había estado concentrado en Hajime, y miró fijamente a ambos. Un momento de silencio envolvió el pasillo. El conejo se había vuelto rígido por miedo y dejó de moverse. Más bien, no podía moverse. Era exactamente la misma situación en la que se encontraba Hajime hace unos momentos. Estaba mirando fijamente al oso, completamente inmovilizado.

“… Grrrrrrr.” El oso dejó salir un gruñido bajo, como si estuviera cansado de ver dos estatuas inmóviles.

“¿Qué?” El conejo rápidamente dio la vuelta y empezó a saltar lo más rápido posible. Los saltos explosivos que había utilizado para aniquilar a sus enemigos se utilizaban en su lugar para lanzarlo a la seguridad lo más rápido posible.

Sin embargo, su huida no tuvo éxito.

El Claw Bear corrió hacia delante, sorprendentemente rápido para su gran cuerpo, y agitó su pata contra el Kickmaster Rabbit. El conejo esquivó ágilmente, girando su cuerpo para evitar las garras afiladas de la pata.

A Hajime le pareció como si el conejo hubiera logrado esquivar perfectamente, evitando incluso un roce.

Sin embargo… En el momento en que el conejo aterrizó, una fuente de sangre brotó, y las dos mitades del conejo cayeron en diferentes direcciones.

Hajime miró con asombro. Ese conejo abrumadoramente poderoso había sido asesinado tan fácilmente. Ni siquiera había tenido tiempo de pelear. Hajime comprendió por qué había estado tan asustado y corrió antes. Ese monstruo estaba en un nivel completamente diferente. Incluso las habilidades artísticas marciales de Capoeira del conejo no le habían servido de nada ante su poderío.

El oso caminó sin prisa hasta el cadáver del conejo, destrozó un trozo de él con su garra y comenzó a engullirlo, emitiendo ruidos nasales repugnantes.

Hajime estaba arraigado en el lugar. La combinación del miedo y la mirada aguda del oso lo mantuvo en su lugar. Mantuvo sus ojos en Hajime mientras masticaba el conejo.

Acabó el conejo en tres enormes mordiscos, luego giró su cuerpo y rugió hacia Hajime. Sus ojos le dijeron a Hajime todo lo que necesitaba saber. La próxima comida del oso sería él.

El pánico se apoderó de su mente mientras miraba fijamente a los ojos del depredador.

“Uwaaaaaaaah!!!” Sacó un grito entrecortado y momentáneamente se olvidó del dolor de su brazo izquierdo roto mientras montaba un intento desesperado de fuga.

Sin embargo, era imposible para Hajime escapar de un enemigo del que ni siquiera ese conejo había podido escapar. Escuchó el sonido del viento apresurado, y un instante después algo duro golpeó su lado izquierdo. Fue arrojado contra la pared.

“¡Gahaah!” Hajime tosió violentamente mientras todo el aire era expulsado de sus pulmones, antes de deslizarse por la pared para caer al suelo. Su visión se nubló, pero aún podía ver al oso masticando algo.

Pero no sabía muy bien lo que era. Ya había terminado de comerse el conejo, así que no pudo haber sido eso. Entonces se dio cuenta de que el oso estaba masticando un brazo muy familiar. Aún confundido, Hajime miró hacia su lado izquierdo, que se había vuelto inexplicablemente más ligero. O, más específicamente, donde debería haber estado su brazo izquierdo.

“¿H-Huh?” Sus expresiones se endurecieron, e inclinó la cabeza desconcertado. ¿Por qué no tengo un brazo? ¿Por qué brota tanta sangre? Su mente, no, todo su ser rechazaba la realidad que sus ojos veían. Pero no podía fingir ignorancia durante tanto tiempo. El dolor insoportable de que le arrancaran el brazo finalmente lo golpeó, lo que lo trajo de vuelta a la realidad lo suficientemente pronto.

“¡Agaaaaaaaaaaaahh!” El grito de angustia de Hajime resonó por todo el laberinto. Su brazo izquierdo había sido limpiamente arrancado del codo hacia abajo.

Esa era la habilidad mágica especial del oso. Sus garras estaban envueltas en hojas de viento, y podían cortar treinta centímetros más allá de lo que su longitud sugería. Considerando todo eso, era un milagro que Hajime sólo hubiera perdido su brazo. Hajime no estaba seguro si era porque el oso también jugaba con él, o si tenía suerte, pero ese último ataque debería haberlo cortado por la mitad.

Cuando terminó de bajar su brazo, el oso lentamente empezó a caminar hacia Hajime. A diferencia del conejo, no parecía despreciar a Hajime. En vez de eso, simplemente lo veía como comida, nada más.

Lentamente extendió una de sus garras hacia Hajime. El hecho de que no lo hizo pedazos le dijo a Hajime que el oso quería comérselo vivo.

“¡Aaaaaaah! ¡Gaaaah! ¡[Transmutar]!” Con su rostro cubierto de lágrimas, mocos y baba, Hajime gritó su hechizo de transmutación y puso su mano derecha contra la pared detrás de él. Apenas era consciente de sus propias acciones.

Había sido ridiculizado como incompetente y no tenía ninguna afinidad mágica o talentos físicos de los que hablar, así que Hajime, el más débil de todos ellos, dependía del único poder que poseía. Una habilidad que normalmente sólo se usaba para fabricar armaduras y armas.

Hajime, que poseía un trabajo que normalmente sólo estaba destinado a los herreros, luchó desesperadamente. Debido a que había sido ridiculizado por su falta de fuerza, había usado todo su conocimiento para pensar en maneras únicas de usar su poder. Sus resultados habían sido tan poco ortodoxos que había sorprendido incluso a los caballeros, y su ferviente devoción a su habilidad solitaria lo había hecho incluso algo útil para sus compañeros de clase. Esta fue la razón por la que, incluso en los pozos del infierno, Hajime instintivamente confió en esta habilidad, y fue también la razón por la que esa habilidad fue capaz de salvarlo.

Su maná azul cielo brilló brevemente, y una depresión se abrió en la pared detrás de él. Hajime apenas evitó la garra extendida del oso y volvió a caer en el agujero que había creado detrás de él.

El oso rugió, furioso porque su presa había logrado escapar justo debajo de sus narices.

“¡Graaaaaaaaaaaah!” Volvió a envolver sus garras con hojas de viento, y luego metió su pata en el agujero que Hajime había hecho para sí mismo. El muro chirrió enfadado mientras las garras del oso se adentraban en él.

“¡Aaaaaaaaah! ¡Transmutar! ¡Transmutar! ¡Transmutar!” La mente aterrorizada de Hajime registró el rugido del oso y el sonido de las paredes siendo arrancadas, por lo que siguió transmutando en sucesión, intentando poner la mayor distancia posible entre él y el oso.

No se atrevió a mirar atrás ni siquiera un segundo. Sólo siguió transmutando. Y arrastrándose hacia cada nueva apertura que hizo. El dolor de perder su brazo izquierdo fue temporalmente olvidado. Sus instintos de supervivencia habían entrado en acción, y transmutó como si su vida dependiera de ello. Lo que, francamente, sucedió.

No tenía forma de saber hasta dónde se había arrastrado. Hajime no tenía ni idea; sólo sabía que ya no podía oír el ruido del oso detrás de él. En realidad, no había llegado tan lejos. La transmutación sólo era efectiva a dos metros de su objetivo (aún era el doble de lo que había sido al principio), y la pérdida de sangre lo había ralentizado considerablemente. No podría seguir moviéndose por mucho más tiempo.

De hecho, ya estaba al borde de la inconsciencia. Aun así, sacó hasta la última onza de fuerza para seguir avanzando. Sin embargo…

“Transmutar… Transmutar… Transmutar… Transmutar…” Él seguía cantando el conjuro, pero la pared delante de él permanecía inalterable. Su maná se había agotado antes que su conciencia. Drenado de todas sus fuerzas, su mano cayó de la pared y se desplomó en el suelo.

Hajime usó cada gramo de su fuerza de voluntad para mantenerse consciente, rodando sobre su espalda. Miró fijamente al oscuro techo que había sobre él. Allí no había cristales verdes para iluminar su entorno.

Hajime empezó a recordar acontecimientos de su pasado. Supongo que esto es lo que quieren decir cuando dicen que tu vida pasa ante tus ojos. Repasó su vida, desde el preescolar hasta la escuela primaria, la secundaria y finalmente la preparatoria. Los recuerdos pasaron volando, hasta que al fin se detuvieron… la noche en que él había hablado con Kaori. Recordó la luz de la luna que caía por la ventana, y la promesa que había hecho con ella.

Su conciencia finalmente se desvaneció mientras recordaba aquél recuerdo grato. Pero antes de que se hundiera completamente en la inconsciencia, sintió que el agua goteaba sobre su mejilla. Parecían las lágrimas de alguien.