Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: Invocado a Otro Mundo con una Clase Común

Parte 6

A la mañana siguiente, todos se reportaron a la plaza que servía de entrada al Laberinto del Gran Orcus lo suficientemente temprano como para que el sol aún no hubiera salido.

Todos los estudiantes estaban llenos en partes iguales de temor y curiosidad. Hajime, sin embargo, tenía una expresión más complicada en su cara. También estaba algo emocionado y nervioso por su primera excursión a un laberinto, pero cuando vio cómo se veía la entrada del Laberinto del Gran Orcus, algo de su excitación se desvaneció.

Lo que Hajime había esperado era la entrada estándar de la caverna que llevaba a profundidades oscuras desconocidas. Sin embargo, la vista que lo saludaba era algo que se parecía más a la entrada de un museo, con su propia recepcionista en un mostrador. Una chica de uniforme estaba mirando a la gente entrando y saliendo del laberinto con una sonrisa. Parecía que la placa de estado de todos era revisada en la entrada. De esa manera, el número de víctimas podría ser calculado de manera exacta. Ante la amenaza de una guerra inminente, el gobierno quería evitar la pérdida de demasiados hombres, por lo que aplicó esa política como una de sus contramedidas.

Numerosos puestos estaban alineados en la plaza que rodeaba la entrada, y todos los comerciantes competían entre sí para exhibir sus mercancías. Se sentía casi como un festival.

Los laberintos menos profundos que no tenían tantos pisos eran populares entre los comerciantes, ya que la gente se reunía naturalmente allí. Las personas presentes iban desde aventureros bulliciosos que hablaban a lo grande, pero que rápidamente perdieron la vida en el laberinto, hasta criminales que operaban en los callejones traseros y otros lugares desagradables. Mientras el gobierno se preparaba para la guerra, no querían malgastar demasiados recursos manejando esos problemas, así que cooperaron con el gremio local de aventureros para mantener la zona segura. La gente vendía sus mercancías hasta el mostrador de la recepcionista de la entrada, lo que en cierto modo facilitaba la vida a los aventureros que se adentraban en las profundidades del laberinto.

Hajime se tranquilizó y se rascó la cabeza mientras miraba a su alrededor, viendo a todos los demás estudiantes mirando boquiabiertos como si fueran pueblerinos mientras seguían al Capitán Meld en fila única, como una fila de patitos.

Una vez dentro, el ambiente animado que les había rodeado se desvaneció. Frente a ellos había un pasaje de poco más de cinco metros de ancho. Aunque no había ninguna fuente de luz evidente, todo el laberinto estaba tenuemente iluminado, suficiente para poder distinguir vagamente su entorno sin la ayuda de una antorcha o un objeto mágico. En realidad, todos los pasajes estaban iluminados por un mineral especial llamado piedra verde que estaba enterrado en las paredes. Todo el Laberinto del Gran Orcus era en realidad una vena excavada de mineral de piedra verde brillante.

Todos los miembros del grupo entraron en filas y lentamente avanzaron por el laberinto. Después de unos minutos tranquilos, el pasaje que bajaban se abrió en una plaza amplia.

A una altura de siete u ocho metros sobre ellos había un techo en forma de cúpula. Todos los estudiantes miraban a su alrededor con curiosidad, cuando de repente un número de criaturas grises parecidas a bolas de pelo rojo salieron disparadas por las grietas de la pared.

“¡Muy bien, Kouki, tu equipo irá al frente! ¡Todos los demás retrocedan! ¡Haré que los reemplacen al cabo de un tiempo, así que manténganse alerta! ¡Estos monstruos se llaman Ratmen! Son rápidos de pies, pero no tan fuertes. ¡Mantengan la calma mientras pelean!”

Como el Capitán Meld había dicho, los Ratmen eran bastante rápidos, y corrieron hacia ellos con una agilidad alarmante. Pares de ojos rojos oscuros brillaban con una luz espantosa desde dentro de las bolas de piel. Su nombre era bastante apropiado, ya que parecían ratas gigantes, musculosas… que se paraban sobre dos pies. Sólo el área alrededor de sus pechos fibrosos y sus impresionantes músculos abdominales estaban desprovistos de pelo, casi como si estuvieran intentando presumir de ellos.

El grupo de Kouki, que les miraba de frente, puso una mueca de asco cuando consiguieron una mejor imagen, especialmente Shizuku, que estaba de pie al frente. Ciertamente se veían asquerosos.

Una vez que los Ratmen entraron en el rango, Kouki, Shizuku y Ryutarou atacaron a la vez. Mientras tanto, Kaori y dos de sus amigas íntimas, Eri Nakamura, la chica con gafas y Suzu Taniguchi la chica la infantil y enérgica, comenzaron a cantar sus hechizos. Ya estaban preparando su magia. Esa era la formación básica que habían practicado durante el entrenamiento.

Kouki balanceó su espada bastarda más rápido de lo que el ojo podía seguir, y mató a una veintena de ellos con su primer golpe. Su espada era uno de los artefactos que habían estado descansando en la tesorería de Heiligh, y tenía el nombre más bien cliché de “La Espada Santa”. Fue bendecida con el elemento de luz, que tenía las propiedades asquerosamente eficaces de debilitar simultáneamente a los enemigos que eran golpeados por la luz que emitía, mientras que también aumentaba la propia fuerza física. Seguro que jugaba sucio para una espada “sagrada”.

Ryutarou, por otra parte, tenía el trabajo de monje, que era una clase de artes marciales que luchaba con sus puños. Estaba equipado con un par de guanteletes y canilleras. Esos también eran artefactos, y eran capaces de desencadenar ondas de choque encantadas. También eran irrompibles. Ryutarou tomó una postura y derrotó espléndidamente a cualquier enemigo que se acercara con golpes y patadas, sin dejar pasar que ni un solo pase. A pesar de estar prácticamente descalzo, su contextura enorme le hacía parecer un caballero blindado y pesado.

Shizuku, mientras tanto, poseía el trabajo de Espadachín, que era apropiado para una chica samurái como ella. Ella blandía una espada que estaba a mitad de camino entre una katana y una shirshir, y cortó a cualquier enemigo que llegase al alcance de su espada con sus habilidades de desenfunde rápido. Había refinado aún más su manejo de espada desde que llegó a Tortus, e incluso se había ganado la admiración de muchos de los caballeros. Mientras todo el mundo estaba ocupado viendo a Kouki y a los demás pelear, las chicas de la línea trasera terminaron sus cantos.

“¡Llamas más negras que la brea, arremolínense sobre tus enemigos! ¡Quema hasta que no quede nada más que sus cenizas, [Espiral de Fuego]!”

Lanzaron el hechizo al unísono, y un torbellino enorme de llamas envolvió a los Ratmen, quemándolos hasta hacerlos crujientes. Los Ratmen chillaron de dolor, temblando salvajemente hasta que las llamas que se derramaban sobre ellos los redujeron a cenizas. En un abrir y cerrar de ojos, todos los Ratmen habían sido aniquilados. Los otros estudiantes ni siquiera tuvieron oportunidad de pelear. Parecía que los monstruos del primer piso eran demasiado débiles para luchar contra el grupo de Kouki.

“¡Vaya, bien hecho! Muy bien, el resto de ustedes serán los siguientes, así que todavía no se relajen.”

El Capitán Meld recordó a la clase que no bajaran la guardia, aunque sonreía, impresionado por su destreza. Sin embargo, no pudo evitar que los estudiantes se entusiasmaran con su primera expedición de eliminación de monstruos en el laberinto. Se encogió de hombros impotente al ver a los estudiantes sonreír.

“Oh, y.… mientras que no tienen que preocuparte por ello esta vez ya que están entrenando, en el futuro intenten matar a sus enemigos de una manera que preserve sus cristales de maná. Lo que hicieron allá fue exagerado.”

Kaori y los demás se sonrojaron ante las palabras del Capitán Meld, dándose cuenta de que quizás habían ido demasiado lejos. A partir de entonces, la clase avanzó suavemente por los pisos del laberinto, rotando la vanguardia entre batallas.

Finalmente, llegaron al piso veinte, el piso que separaba a los aventureros expertos de los aficionados. En la actualidad, el piso más profundo al que la gente había logrado llegar era el piso sesenta y cinco. Sin embargo, esa fue una hazaña legendaria que no se había replicado desde entonces, por lo que en los últimos tiempos cualquiera que pasara los primeros veinte pisos era considerado un luchador altamente calificado. Cualquiera que pasó los primeros cuarenta fue sobrehumano.

Con Kouki a la cabeza, los estudiantes pudieron avanzar con facilidad por los pisos. Aunque tenían poca experiencia en combate, sus habilidades sobre potenciadas fueron lo compensaban. El enemigo más peligroso al que se enfrentaron los estudiantes fueron en realidad las trampas esparcidas por todas partes. Algunas de ellas incluso fueron letales.

La contramedida más común para las trampas era algo conocido como un [Fair Scope]. Un [Fair Scope] era una herramienta práctica que detectaba trampas al leer el flujo de maná. La mayoría de las trampas en el laberinto eran de naturaleza mágica, por lo que un [Fair Scope] detectaba alrededor del 80% de ellas. Sin embargo, el [Fair Scope] poseía un alcance muy limitado, por lo que sólo era efectivo en manos de un usuario experimentado.

Por lo tanto, la verdadera razón por la que Hajime y los demás pudieron descender tan suavemente fue por lo bien que sus caballeros mentores los estaban guiando. El Capitán Meld también les recordaba a menudo a los estudiantes que nunca entraran en una habitación que no hubiera sido primero escaneada por trampas.

“Muy bien todos, desde este punto en adelante, los monstruos no vendrán a ustedes sólo una especie a la vez. Se coordinarán entre ellos y atacarán en grupos grandes. ¡No bajen la guardia sólo porque no hemos tenido más que victorias fáciles hasta ahora! El entrenamiento de hoy concluirá cuando terminemos el piso veinte, así que terminemos las cosas de buena manera.” La voz del Capitán Meld resonó por toda la habitación.

Hasta ese momento, Hajime no había hecho mucho de nada. Una vez se había enfrentado a un monstruo que los caballeros habían debilitado para él, atrapándolo en una trampa y apuñalándolo hasta la muerte con su espada, pero eso fue todo.

Esencialmente, acababa de pasar el tiempo en la retaguardia protegido por los caballeros, sin poder unirse al grupo de nadie. Fue francamente patético. Sin embargo, el uso de sus habilidades en combate ayudó a aumentar su estadística de magia, por lo que no fue completamente inútil. La estadística de magia de Hajime creció lo suficiente como para subirlo dos niveles, así que la práctica de combate había ayudado algo.

Pero hombre, me siento como una sanguijuela por hacer esto. Haaah… Los caballeros enviaron a otro monstruo debilitado hacia Hajime, y él se le acercó con un suspiro, poniendo sus manos en el suelo para transmutar la tierra a su alrededor. Lo inmovilizó en una trampa ante la remota posibilidad de que aún pudiera representar una amenaza, y luego lo atravesó con su espada.

Bueno, al menos mis habilidades de transmutación están creciendo un poco… Tendré que seguir con ello. Hajime se tragó una pastilla de maná y se limpió el sudor de la frente. No notó que todos los caballeros le miraban con admiración.

En realidad, los caballeros no esperaban mucho de Hajime. Estaban pasando por un momento tan fácil que decidieron enviarle unos cuantos monstruos, ya que parecía tan aburrido. Debilitados, por supuesto.

Todos pensaron que sacudiría su espada impotente durante un rato. Sin embargo, había utilizado eficazmente su habilidad de transmutación para inmovilizar al enemigo antes de despacharlo, una táctica que los caballeros nunca habían visto antes. Habían asumido que los sinergistas sólo eran buenos para la herrería, de ahí su creencia de que sus habilidades serían inútiles en el combate.

Hajime sólo tenía su habilidad única de transmutación, por lo que la había entrenado diligentemente, asumiendo que su habilidad para transmutar el mineral también podía extenderse a la tierra. Había funcionado, pero con lo difícil que era para él derribar a un solo monstruo debilitado, y con lo fuerte que era todo el mundo a su alrededor, seguía pensando que era débil.

Era la primera vez que mostraba esta habilidad a la gente. Se había puesto en ridículo durante su excursión anterior para matar monstruos fuera de la capital, y esta era la solución que había encontrado.

Mientras se tomaba un pequeño descanso, Hajime miró al frente, y sus ojos se encontraron con los de Kaori. Ella le sonreía. Ella se había tomado muy en serio su promesa de “protegerlo”, y Hajime miró hacia otro lado, avergonzado, al darse cuenta de que ella lo había estado vigilando todo el tiempo. Kaori hizo un puchero cuando lo vio mirar hacia otro lado. Shizuku se rió suavemente mientras veía su pequeño intercambio por el rabillo de su ojo, y luego habló en voz baja.

“Kaori, ¿por qué sigues mirando fijamente a Nagumo-kun? ¿No sabes que está mal recoger chicos en un calabozo?” Shizuku dijo eso de una manera burlona, pero Kaori se sonrojó, y enfureció hacia Shizuku.

“¡Oh, vamos, Shizuku-chan! ¿Podrías por favor no decir esas cosas extrañas? Me preguntaba si Nagumo-kun estaba bien.”

Eso es básicamente que tratas de recogerlo, ¿no? Shizuku pensó, pero sin querer enfadar a Kaori, decidió callarse. Aun así, no pudo ocultar la alegría en sus ojos, y Kaori solo puso mala cara y dijo “Jeez” cuando vio la expresión de Shizuku.

Hajime había estado observando su pequeño intercambio cuando sintió que alguien le miraba fijamente y se enderezó reflexivamente. Era un resplandor repleto de odio. Estaba acostumbrado a que sus compañeros de clase le miraran fijamente, pero la intensidad de ese estaba en un nivel completamente diferente.

No era la primera vez que sentía esta mirada. La había sentido muchas veces desde aquella mañana, pero cada vez que intentaba buscar al que la hacía, parecía calmarse. Hajime se estaba cansando de ello.

¿Qué está pasando…? ¿Le hice algo a alguien? Aunque todo lo que he estado haciendo es hacer lo mejor que puedo a pesar de mi incompetencia… Esperen, ¿ese podría ser el motivo? Tal vez estén pensando: “¿Qué demonios crees que haces, actuar como si fueras de ayuda?” o algo así…

“Haaah…” Hajime suspiró profundamente. Había empezado a pensar que podría haber habido algo de sabiduría al prestar atención a la advertencia de Kaori.

La clase continuó explorando el piso veinte.

Cada uno de los pisos del laberinto abarcaba unos pocos kilómetros en todas las direcciones, y los nuevos pisos normalmente tomaban un equipo de docenas de personas, desde medio mes hasta un mes revisar y mapear completamente el piso.

Sin embargo, en la actualidad, todos los pisos hasta el 47 se habían trazado, por lo que no había peligro de que se perdieran. Tampoco deberían haber estado en peligro de caer en una trampa.

La habitación más profunda del piso veinte era como una cueva de piedra caliza, pero hecha de hielo. Los círculos sobresalían de las paredes, algunos de ellos fundidos, creando una topografía compleja. Las escaleras que conducían al piso 21 estaban pasado eso.

Una vez que llegaran así de lejos, su entrenamiento del día habría terminado. Lamentablemente, mientras que la magia de la teletransportación había existido durante la Edad de los Dioses, ya no lo hacía, así que tuvieron que caminar de regreso a la entrada. Los estudiantes ya habían comenzado a relajarse cuando una protuberancia en el muro les había impedido avanzar en formación, forzándoles a continuar en fila india.

Finalmente, las dos personas que encabezaban la procesión, Kouki y el Capitán Meld, se detuvieron. Desconcertados, los estudiantes se prepararon para la batalla mientras miraban a su alrededor. Parecía que habían encontrado un monstruo.

“¡Se está camuflando! Vigilen de cerca su entorno.” El Capitán Meld gritó una advertencia a todos.

Un instante después, lo que todos habían confundido con una protuberancia cambió repentinamente de color y comenzó a moverse. La criatura que había asumido la forma de una pared era en realidad de un color marrón oscuro, y estaba allí de pie sobre dos patas. Comenzó a latirle el pecho. Parecía que el monstruo era un gorila que podía camuflarse como un camaleón.

“¡Un Rockmount! ¡Cuidado con sus brazos, tienen mucha fuerza!” La voz del Capitán Meld resonó por toda la caverna mientras el grupo de Kouki se preparaba para enfrentarse al enemigo.

Ryutarou repelió los enormes brazos del Rockmount con sus puños. Mientras tanto, Kouki y Shizuku se arrastraron a ambos lados para flanquearlo, pero no pudieron rodearlo adecuadamente debido a lo escabroso del terreno.

Dándose cuenta de que no podía pasar la pared humana que era Ryutarou, el Rockmount retrocedió y respiró hondo.

“¡Graaaaaaaaaaaaah!” Segundos después, miró hacia atrás y rugió tan ferozmente que la habitación entera se estremeció.

“¿Guh?” “¿Uwaaah?” “¿Kyaaah?” Aunque la onda expansiva del sonido que golpeó a los estudiantes no hizo daño, hizo que todos tuvieran miedo. Esa era la magia que los Rockmounts eran capaces de usar [Rugido Intimidante]. Era un rugido infundido con maná que podía paralizar temporalmente a todos los que lo oyeran.

Kouki y los demás, que lo tomaron de frente, se encontraron incapaces de moverse ni un centímetro. Esperaban ser atacados mientras estaban aturdidos, pero el Rockmount los esquivó, cogió una roca cercana y se arrojó al grupo de Kaori. Voló limpiamente sobre las cabezas de la inmóvil línea de frente y se dirigió directamente hacia su objetivo.

Todos ellos apuntaron sus bastones con círculos mágicos amplificados hacia la roca y se prepararon para interceptar. No había espacio para esquivar.

Sin embargo, ellos detuvieron su canto a mitad de camino, la vista de lo que venía hacia ellos los dejó inmóviles.

¡La roca que el Rockmount había lanzado era un segundo Rockmount! Saltó de bruces en el aire y extendió sus brazos, dirigiéndose hacia Kaori. La forma en que extendió sus brazos se parecía a la Zabullida Lupin. El parecido era tan extraño que casi se esperaba que gritara “¡Kaori-chaaaan!” mientras la golpeaba. Incluso tenía los ojos enrojecidos y una respiración pesada. Kaori, Eri, y Suzu gritaron aterrorizadas y olvidaron seguir cantando.

“¿Qué crees que hacen en medio de una pelea?” El Capitán Meld cortó rápidamente al Rockmount que se zambullía hacia las chicas.

Todas se disculparon rápidamente, pero esa debió ser una vista bastante desagradable, ya que sus rostros aún estaban pálidos. Cierto alguien se rompió cuando vio lo nerviosas que estaban las chicas. Amanogawa Kouki, el autoproclamado héroe de la justicia.

“Bastardo… ¿Cómo te atreves a lastimar a Kaori y a los demás… ¡No te perdonaré!” Debe haber pensado erróneamente que su palidez provenía de su estrecho roce con la muerte, y no de lo asquerosamente espeluznante que parecía el Rockmount.

¿Cómo te atreves a asustar a una chica así? Kouki se puso furioso por esa razón bastante cliché. Maná blanco puro comenzó a salir de su cuerpo, y casi como en respuesta, su espada santa comenzó a brillar.

“¡Levántense al cielo, oh alas divinas! [Destello Celestial]”

“¡No, para, idiota!” Kouki ignoró al Capitán Meld, levantó su espada en alto, y se agachó con todas sus fuerzas.

Terminó de cantar su hechizo en el mismo instante, y su espada sagrada desató una deslumbrante espada de luz. No había escapatoria. La luz curvada pasaba a través del Rockmount con sólo el más mínimo indicio de resistencia, cortándolo limpiamente en dos, y se detuvo sólo después de estrellarse contra la pared.

Hubo un fuerte estruendo, y empezaron a llover trozos del muro. Kouki respiró un profundo suspiro, y luego se volvió hacia las chicas, con una sonrisa cautivadora en su cara. Había derrotado al gran monstruo malo por ellas. Justo cuando estaba a punto de decir: “¡Está bien ahora!” El Capitán Meld, que sonreía enfadado con las venas saliendo de su frente, se acercó a él y le dio un puñetazo.

“¿Hobwah?”

“¡Maldito tonto! Entiendo por qué te enfadaste, pero no puedes usar esas habilidades en un pasaje estrecho. Podrías haber derribado toda la cueva.” Las quejas de Kouki murieron en su garganta ante las palabras de regaño del Capitán Meld, y se disculpó torpemente. Las chicas sonreían irónicamente y trataban de consolarlo.

De repente, Kaori se giró para mirar la sección desmoronada de la pared.

“… ¿Qué es eso? Todo brilla…” A sus palabras, todos se volvieron para mirar en la dirección que ella señalaba.

Había un mineral extraño que emitía un resplandor azul pálido, saliendo de la pared como una flor abierta. Parecía un cristal con Indigolita enterrado en su centro. Todas las chicas, incluida Kaori, estaban fascinadas por la belleza de la gema.

“Oh, eso es un cristal de Glanz. Y un bastante grande. Qué raro,” dijo el Capitán Meld.

Los cristales de Glanz eran básicamente un tipo de piedra preciosa en bruto. Aunque no tenían propiedades especiales, su lustre y resplandor los hacía populares entre las damas nobles y sus hijas. A menudo se procesaban en anillos, aretes, colgantes y otras joyas para regalar. Aparentemente, la mayoría de las chicas estaban encantadas de recibir joyas de Glanz como regalos. Estaba entre las tres mejores joyas usadas en los anillos de proposición.

“Eso suena tan encantador…” Kaori se sonrojó cuando oyó la explicación del Capitán Meld, y se quedó fascinada por la piedra. Entonces ella dio una mirada a Hajime. Fue tan rápido que casi pasó desapercibido. Sin embargo, Shizuku y otra persona sí tomaron nota.

“¡En ese caso, iré a tomarlo para nosotros!” Hiyama se adelantó de repente después de decir eso. Rápidamente trepó por los escombros de la pared derrumbada, dirigiéndose hacia el cristal de Glanz lo más rápido posible. El Capitán Meld intentó detenerlo apresuradamente.

“¡Oye! ¡No te vayas por tu cuenta! ¡Ni siquiera estamos seguros de que sea seguro todavía!”
Sin embargo, Hiyama fingió no oír, y pronto estuvo de pie frente al cristal.

El Capitán Meld persiguió a Hiyama en un intento de detenerlo. Al mismo tiempo, uno de los caballeros sacó su [Fair Scope] y escaneó el área alrededor del cristal. Un momento después, su cara se puso pálida.

“¡Capitán! ¡Es una trampa!”

“¿Qué!? ¡Alto!” Sin embargo, tanto el Capitán Meld como la advertencia del caballero llegaron un momento tarde.

El segundo en que Hiyama lo tocó, un círculo mágico apareció en el centro del cristal. La trampa había sido puesta para cualquiera que tocara el cristal de Glanz. “Si parece demasiado bueno para ser verdad, entonces probablemente lo sea.” Esa era una de las reglas de oro del mundo.

El círculo mágico brilló con fuerza, y luego creció lo suficientemente grande como para abarcar toda la habitación. Era como el día en que fueron convocados.