Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: Invocado a Otro Mundo con una Clase Común

Parte 5

El Laberinto del Gran Orcus. Era un calabozo enorme de cien pisos. Como era uno de los siete grandes laberintos, mientras más profundo ibas, más fuertes eran los monstruos a los que se enfrentaban. A pesar de los peligros, era un lugar de entrenamiento muy popular para los aventureros, mercenarios y nuevas tropas por igual. Las razones principales para ello fueron que era bastante fácil medir la fuerza relativa de los monstruos a los que uno tendría que enfrentarse en base al piso donde se encontraban, y que los cristales de maná contenidos en los monstruos eran de una calidad superior a los que se recogían de los monstruos en la superficie.

Un cristal de maná era el núcleo de un monstruo; fue lo que hizo de un monstruo un monstruo. Cuanto más poderoso es un monstruo, más grande y puro es el cristal de maná que lleva dentro. Los cristales de maná eran un componente importante de los círculos mágicos. Un círculo mágico sólo necesitaba dibujarse para poder lanzar el hechizo inscrito en su interior, pero habría reducido la eficacia sin los cristales de maná en polvo utilizados en el grabado del círculo. De hecho, sólo sería un tercio más poderoso.

Los cristales de maná permitían una transferencia de maná más eficiente, era por eso que mejoraban tanto la eficacia. Además, la mayoría de las herramientas mágicas más comunes usaban cristales de maná como fuente de energía. Debido a que eran usados por la gente común y no sólo por los militares, los cristales de maná siempre tenían una demanda bastante alta.

Sin embargo, los monstruos que poseían cristales de maná de alta calidad también eran capaces de usar magia especializada poderosa. Era especializada ya que mientras que tenían grandes cantidades de maná, los monstruos eran incapaces de usar círculos o cantos mágicos, lo que significa que sólo podían usar un solo tipo de hechizo. Sin embargo, el poder desatar ese hechizo sin necesidad de un círculo mágico o conjuro era una ventaja poderosa. Era la razón número uno por la que uno nunca podía bajar la guardia cuando luchaba contra un monstruo.

Hajime y los demás llegaron a la avanzada ciudad de Horaud, junto con el Capitán Meld y algunos de sus caballeros. Era un pequeño pueblo que existía principalmente para servir a los aventureros que viajaban allí deseando desafiar el Laberinto del Gran Orcus. Como el laberinto también se utilizaba como campo de entrenamiento para nuevos soldados, el reino mantenía una posada estatal en la ciudad, donde se alojaban todos los estudiantes.

Hajime se alegró de ver una habitación normal por una vez, y felizmente se sumergió en su cama con un suspiro aliviado. Cada otra habitación tenía al menos dos personas en ella, pero Hajime tenía una para él solo.

“Vaya, qué suerte la mía,” murmuró Hajime, algo decepcionado. Después de todo, se sentía un poco solitario estar solo en una habitación.

Mañana todos entrarían en el laberinto. El plan era no ir más allá del piso veinte, que según el Capitán Meld era lo suficientemente alto como para que los caballeros pudieran protegerlo. Todo lo que Hajime podía decir en respuesta eran disculpas por la carga que era. Honestamente, hubiera preferido que lo dejaran atrás y se hubiesen ido solos… pero no tuvo el valor de decírselo al Capitán Meld, considerando la atmósfera y todo eso.

Hajime comenzó a leer el libro ilustrado que había tomado prestado que describía algunos de los monstruos que habitaban los niveles inferiores del calabozo. Después de un tiempo, sin embargo, decidió que necesitaría tanto descanso como pudiera conseguir, así que se plantó en la cama a pesar de la hora temprana. Las habilidades que había desarrollado en la escuela para permitirle dormir en cualquier situación aún funcionaban en otro mundo.

Pero justo cuando se estaba quedándose dormido, oyó un golpe en la puerta que lo sacó del estupor. Aunque había mencionado que aún era un poco pronto, eso significaba que era temprano para él, que estaba acostumbrado a quedarse despierto toda la noche. Era bastante tarde para la gente de Tortus. Sospechando que el visitante inesperado nocturno podría ser Hiyama y los demás, Hajime se puso tenso. Sin embargo, sus temores desaparecieron cuando oyó la voz al otro lado de la puerta.

“Nagumo-kun, ¿estás despierto? Soy yo, Shirasaki. ¿Podemos hablar un momento?”

¿Qué demonios? Hajime se puso rígido durante un segundo antes de apresurarse a correr hacia la puerta. Rápidamente se tranquilizó y abrió la puerta. Parada al otro lado estaba Kaori, llevando nada más que una chaqueta sobre su bata blanca y pura.

“… ¿Qué demonios?”

“¿Eh?” Hajime estaba tan sorprendido que sin querer utilizó un acento extraño por un momento. Kaori lo miró en blanco, así que no debió haberlo oído bien.

Hajime se compuso lo mejor que pudo y preguntó qué quería mientras trataba de evitar mirarla lo más posible. Por mucho que haya sido un defensor del 2D, Hajime aún era un adolescente. La apariencia de Kaori era un poco demasiado estimulante para él.

“Ah, umm, no es nada. De todos modos, ¿qué pasa? ¿Tienes un mensaje para mí o algo?”

“No. Nagumo-kun , esperaba que pudiéramos hablar un rato… Pero supongo que estoy siendo una molestia, ¿no?”

“… Entra.” Hajime preguntó cuál era la razón más probable de la aparición de Kaori, pero ella se negó rotundamente y dio una respuesta muy inesperada. Y ella se lo había preguntado con ojos de cachorro tan suplicante. ¡La combinación fue súper efectiva! Antes de darse cuenta, Hajime ya había abierto la puerta completamente e invitado a entrar a Kaori.

“¡Gracias!” Kaori felizmente entró sin dudarlo, y luego se sentó en la mesa junto a la ventana.

Aún algo confundido, Hajime comenzó a prepararle reflexivamente un poco de té. La preparación podría haber sido un poco exagerada, sin embargo, como era sólo un té negro de mierda que hizo al verter algunas bolsitas de té en una olla de agua. Hizo suficiente té para los dos y le ofreció una taza a Kaori. Una vez servido el té, se sentó frente a ella.

“Gracias.” A pesar de la terrible calidad del té, Kaori todavía lo aceptó gentilmente. Llevó suavemente la copa a sus labios, y la luz de la luna iluminó su figura mientras lo hizo. Su pelo negro brilló tenuemente en la luz plateada, envolviéndola en un halo. Casi parecía un ángel.

Hajime la miró fijamente, cautivado de una manera puramente platónica por su aura misteriosa. Finalmente volvió a sus sentidos después de que Kaori dejó la taza con un tintineo. En un intento de calmarse, Hajime se tomó su taza de té negro de mierda en un gran trago. Se ahogó un poco mientras el diluvio de líquido fluía por su garganta. Bueno, eso fue bastante embarazoso.

Kaori se rió entre dientes mientras lo veía escupir. Para distraerse de la vergüenza, Hajime rápidamente empezó a hablar.

“Entonces, ¿de qué querías hablarme? ¿El viaje al calabozo de mañana?” Kaori asintió con la cabeza, y su sonrisa fue reemplazada por una expresión increíblemente grave.

“Quiero que… te quedes aquí cuando vayamos al laberinto mañana. Convenceré a los instructores y al resto de nuestros compañeros, así que, por favor, ¡no vayas!” Kaori se emocionó cada vez más mientras hablaba, y al final se estaba inclinando hacia Hajime, suplicándole.

Por su parte, Hajime estaba completamente desconcertado. Parecía un poco desesperada para ser alguien que simplemente lo quería fuera del camino porque él sería una carga.

“Umm… Me doy cuenta de que me interpondría en tu camino, pero… No creo que me dejen irme cuando ya he llegado tan lejos.”

“¡No es eso! ¡No es porque piense que eres una carga o algo así!” Kaori intentó rápidamente corregir el malentendido de Hajime. Dándose cuenta de que se había emocionado demasiado, puso una mano sobre su pecho y respiró hondo. Después de calmarse, murmuró en voz baja: “Lo siento” y volvió a hablar una vez más.

“Verás, tengo un mal presentimiento. Estaba durmiendo hace un momento, y… Estaba teniendo este sueño…. Tú estabas en él, Nagumo-kun… pero no querías contestar ni siquiera cuando te llamé… y no importaba cuánto corriera, nunca podía alcanzarte… Entonces al final…” Kaori vaciló, temerosa de decir lo que pasaba después, pero Hajime la empujó tranquilamente a seguir adelante.

“¿Y luego al final?”

Kaori se mordió el labio y miró a Hajime con lágrimas sus los ojos.

“… Desapareciste…”

“Ya veo…”

El silencio llenó la habitación. Hajime miró fijamente a Kaori, que volvió a bajar su cabeza. Eso ciertamente sonó como un sueño siniestro. Pero al final, fue sólo una pesadilla. Hajime dudaba de que pudiera obtener permiso para quedarse atrás por una razón tan endeble como esa, y aunque pudiera, sus compañeros de clase lo habrían condenado por ello. Independientemente de cómo terminara, no habría tenido adónde ir si lo hubiera pedido. Por eso, tristemente, Hajime no tenía otra opción más que ir.

Habló tan suavemente como pudo, intentando tranquilizar a Kaori.

“Shirasaki-san, sólo fue un sueño. Tendremos a los caballeros experimentados del Capitán Meld con nosotros, junto con gente ridículamente fuerte como Amanogawa-kun. O más bien, una tonelada, ya que todos nuestros compañeros tienen habilidades bastante rotas. Tanto, que en realidad compadezco un poco a nuestros enemigos. Probablemente tuviste ese tipo de sueño porque has visto lo débil que soy últimamente.” Las palabras de Hajime sólo parecían preocupar aún más a Kaori.

“Y… Y si sigues preocupada…”

“¿Entonces qué?” Hajime se sintió un poco avergonzado, pero todavía miró a Kaori a los ojos, y luego susurró…

“¿Por qué no me proteges?”

“¿Eh?”

Hajime se dio cuenta de que era vergonzoso para un hombre preguntarle algo así a una chica. De hecho, se ruborizó de lo avergonzado que se sentía. La luna brillaba, así que el interior de la habitación estaba suficientemente bien iluminado como para que Kaori pudiese ver fácilmente lo rojo que estaba.

“Tu trabajo era el de sacerdote, ¿verdad, Shirasaki-san? Es un trabajo que sobresale en magia curativa, ¿no? Así que no importa lo que me pase… aunque me hieran mortalmente, deberías poder curarme. ¿Así que me protegerás, por favor? Así estaré bien pase lo que pase.” Kaori miró fijamente a Hajime durante mucho tiempo después de oír sus palabras. Hajime sabía que no podía apartar los ojos en una situación como esa, así que miró fijamente a Kaori a pesar de casi morir por la vergüenza de lo que acababa de decir.

Hajime había oído una vez que el peor temor de la gente era lo desconocido. Por el momento, Kaori estaba asustada porque no sabía qué era lo que iba a atacar a Hajime. Así que, aunque fuera por su propia tranquilidad mental, Hajime quería darle la confianza de que podía manejar cualquier cosa que se le acercara, independientemente de lo que fuera.

Kaori y Hajime se miraron fijamente durante unos momentos, pero finalmente rompió el silencio con una sonrisa.

“Nagumo-kun, nunca cambias, ¿verdad?”

“¿Eh?” Hajime inclinó su cabeza interrogativamente ante las palabras de Kaori, y Kaori se rió entre dientes ante su confusión.

“Nagumo-kun, me conociste por primera vez en el instituto, ¿no? Pero sabes, te conozco desde el segundo año de secundaria.”

Los ojos de Hajime se volvieron tan grandes como los platos de la cena cuando escuchó eso. Se rompió el cerebro, intentando recordar dónde la había conocido antes, pero se quedó en blanco. Kaori volvió a reírse entre dientes cuando lo vio quejarse.

“Te conocía, pero tú no me conocías… Te vi por primera vez cuando estabas arrodillado en el suelo, así que es natural que no me vieras.”

“¿Arrodillado?”

¿Lo vio en un estado tan patético? Hajime se retorció de vergüenza por una razón totalmente diferente cuando escuchó eso. Intentó recordar dónde podría haberse arrodillado en público. Kaori continuó su relato mientras Hajime pasaba por una pantomima de expresiones extrañas.

“Sí. Te estabas postrando frente a un grupo de delincuentes. No te detuviste ni siquiera cuando te escupieron, ni te derramaron jugo… ni siquiera cuando te pisaron. Eventualmente se rindieron y se fueron.”

“Lamento que hayas tenido que ver algo tan desagradable…”

Hajime deseaba poder derretirse en el suelo. Eso fue casi tan malo como revelar de nuevo el angustioso pasado adolescente de la escuela secundaria. Sólo podía sonreír débilmente. Era la misma sonrisa incómoda que tenía cuando su madre encontró su colección de pornografía y la organizó ordenadamente en su estante.

Sin embargo, Kaori lo miró amablemente, sin una pizca de desprecio en su mirada.

“Eso no es verdad. No fue nada desagradable. De hecho, cuando lo vi, pensé que eras una persona realmente fuerte y amable, Nagumo-kun.”

“… ¿Eh?” Hajime no podía creer lo que acababa de oír. Ciertamente no parecía la impresión adecuada al ver una escena como esa. ¿No me digas que Shirasaki tiene algún tipo de fetiche raro por eso…? pensó Hajime, bastante rudamente.

“Quiero decir, Nagumo-kun, hiciste todo eso por el bien de un niño y su abuela, ¿no es así?”

Con esas palabras, Hajime finalmente lo recordó. Algo así había sucedido durante sus días en la escuela media.

Un niño pequeño se había topado con algunos delincuentes y el takoyaki que había estado comiendo se había derramado sobre su ropa. Los chicos con los que se había topado se enojaron, y el niño empezó a llorar mientras su abuela se acurrucaba en un rincón. Había sido toda una escena.

Hajime pasaba por allí en ese momento, y planeaba ignorar la conmoción. Sin embargo, incluso después de que la abuela del niño les dio a los delincuentes algo de dinero, probablemente como disculpa por arruinar la camisa, ellos continuaron acosándolos. De hecho, ellos empeoraron aún más y al final le robaron la billetera de sus manos a la pobre dama. Fue en ese momento cuando el cuerpo de Hajime se había movido instintivamente.

Pero por supuesto, era alguien que odiaba la violencia. Los únicos movimientos asesinos que conocía eran los temblorosos que practicaba en casa después de ver los programas de acción. Hizo lo único que pudo, postrarse delante de ellos y rogar misericordia. Era, por supuesto, increíblemente vergonzoso para él, pero también sorprendentemente vergonzoso para aquellos a los que se arrodillaba. De hecho, era tan vergonzoso que no podían soportarlo. Y como estaba planeado, los delincuentes acabaron por irse.

“Es fácil para la gente fuerte resolver las cosas con violencia. Gente como Kouki-kun puede fácilmente meterse en problemas y luchar para salir de ellos… pero pocas personas débiles tienen el coraje de defender a los demás, y menos aún pueden inclinarse así por alguien más… Sabes, en ese entonces siempre estaba asustada… Siempre inventaba excusas para no ayudar a otras personas diciéndome a mí misma cosas como ‘No soy fuerte como Shizuku- chan’, así que cuando me metía en problemas, siempre esperaba a que otras personas vinieran a salvarme en su lugar.”

“Shirasaki-san…”

“Nagumo-kun, por eso creo que eres el más fuerte de todos aquí. Me sentí muy feliz cuando te volví a ver en el instituto, ¿sabes? Quería parecerme más a ti. Quería hablar más contigo, aprender más sobre ti. Aunque siempre te quedabas dormido cuando estabas en la escuela…”

“Ahaha, lo siento por eso.” Desde que finalmente se había dado cuenta de por qué Kaori siempre estaba a su alrededor, y por qué lo tenía en tan alta estima, Hajime se ruborizó y sonrió torpemente.

“Tal vez por eso estoy tan preocupada. Nagumo-kun, podrías volver a hacer algo temerario por el bien de otra persona. Igual que cuando te enfrentaste a esos delincuentes…” Miró decididamente a Hajime.

“Nagumo-kun, yo te protegeré.”

Hajime miró a los ojos a Kaori, y luego asintió, aceptando su determinación.

“Gracias.”

Hajime sonrió amargamente en el intercambio. Sus roles como chico y chica habían sido completamente invertidos. Aunque Hajime tuvo que admitirlo, Kaori se convirtió en un gran héroe. Eso habría convertido a Hajime en la heroína. Como hombre, no estaba muy seguro de cómo sentirse al respecto, así que todo lo que podía hacer era sonreír.

Hablaron un rato más, y luego Kaori volvió a su habitación. Cuando Hajime finalmente se hundió en su cama, su mente estaba trabajando furiosamente. Tenía que encontrar algo que pudiera hacer a toda costa, y librarse del estigma de “sin valor”. No podía seguir siendo la princesa protegida para siempre. Hajime renovó su determinación mientras se dormía.

Kaori había regresado a su propia habitación después de dejar la de Hajime. Una figura oculta en las sombras vio como ella salía de su habitación y se dirigía hacia la suya. Nadie estaba allí para ver… cuando su cara se retorció en una expresión horripilante.