Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 11: La Hermana de la Gran Maga

Capítulo 4: ¡Eliminando a este Monstruo Obsceno!

Parte 5

―¿Por fin has empezado a mostrarte tal y como eres? ¿Una plantita dando lecciones a un humano?

―Qué hombre más terco. No hace falta preguntarse por qué eres virgen.

…

―Oye, no me parece bien que una planta me llame virgen. ¿Dónde ha aprendido un monstruo un vocabulario como ése? ¿Qué aventurero te ha enseñado esas cosas?

―Tengo muchos años y, quieras o no, el vivir tanto tiempo te hace sabia… ¿Y qué hay de ti? ¿A cuál de esas tres te quieres tirar?

¿Qué diantres está diciendo esta cosa?

―¿Ves?, por eso odio a los monstruos; no tienen nada de modales. Además, nosotros somos amigos, te equivocas al pensar de esa forma tan indecente. No me des motivos para arrancarte entera de raíz.

La princesa de la tranquilidad sonrió plácidamente ante mi amenaza…

―Tus amigas se volverían locas si hicieras eso. ¿Es que no te importa hacerles daño ahora que tienen un nivel de afinidad contigo tan alto? Además, deja de poner excusas; los machos humanos tienen ganas de aparearse todo el año, ¿verdad que sí?

―¡¿Qué machos, qué raza humana ni qué ganas de aparearse?! ¡Para ya de usar ese vocabulario de una vez! Nosotros los humanos utilizamos un método de aproximación al sujeto en cuestión elegante y paciente. Somos unas criaturas complejas, estamos a años luz por delante de los monstruos.

La chica inclinó la cabeza.

―Bueno, cuando me viste por primera vez, ¿no estabas mirándomelas?

Al decir eso, se apretó con las manos las dos frutas maduras y de aspecto jugoso que tenía a la altura del pecho y apenas cubiertas por una fina tela.

―Eso es algo instintivo para los hombres humanos. Al igual que ustedes las plantas hacen fotosíntesis y esparcen sus semillas por doquier durante la primavera, no es más que un proceso automático e involuntario.

―Dejando a un lado la fotosíntesis, la manera en que nos reproducimos tiene mucha más elegancia que el simplemente ir esparciendo semillas por ahí. No me compares con esas plantas inferiores e incivilizadas que puedes encontrar por cualquier parte y que se reproducen sin control. Nosotras, los monstruos de la tranquilidad, nos reproducimos convenciendo a los humanos para que transporten nuestros brotes a algún lugar lejano. Yo antes me encontraba plantada en otro sitio, pero le pedí a un hombre que me llevara a un lugar donde tanto monstruos como aventureros fueran débiles. Por lo tanto me estableció aquí.

Es más dura de lo que había imaginado.

―Además de eso, a diferencia de los humanos y los goblins, que están en época de celo durante todo el año, nosotras germinamos una vez cada siglo. Ustedes tienen una multiplicación insostenible y desproporcionada, nosotras buscamos la armonía y el equilibrio con la naturaleza.

―¡No nos rebajes al mismo nivel que los goblins! Aunque ahora que lo dices, sin duda la vida de una planta es muy dura.

Además, ¿cuándo se encuentra uno a un monstruo tan beneficioso para el medio ambiente como ella?

―…Bueno, ya has visto mi verdadero ser, perfecto. ¿Y qué vas a hacer ahora?

Se produjo un contraste espantoso respecto al momento anterior, y ahora la chica, más alerta, me miró con unos ojos traviesos.

―¿No es obvio? Yo soy un aventurero y tú eres un monstruo. Somos enemigos acérrimos e incompatibles en todos los aspectos.

Y esto es lo que me contestó…

―¿Pero se puede saber qué es lo que he hecho mal? ¡Todos los que vinieron aquí lo hicieron por propia voluntad! ¡En todo caso ellos me utilizaron a mí para que los enviara a conocer a su dios y no morir solos! Es totalmente justo que me alimente de sus cuerpos muertos a cambio. Los aventureros fallecieron sin dolor, sin sentirse solos; ¡fue como una bendición para ellos! Yo, a cambio, también estoy teniendo una vida maravillosa gracias a que siempre hay nutrientes de calidad a mi disposición. ¿Por qué te molesta tanto este ciclo positivo de beneficio mutuo? ¡Qué humanista más hipócrita!

Esta maldita planta es realmente insistente. No hay nada peor que un monstruo que sufre el efecto Dunning- Kruger.

―¿Crees que un escorpión deja de serlo por perder su aguijón? Eres un ser maligno, y he venido a eliminarte. Según el gremio de aventureros, como has convertido este bosque en un paraíso para suicidas, su reputación se ha visto afectada. Para evitar que más gente venga aquí buscando tu maldición, incluso han pensado en poner un cartel de advertencia muy vistoso a la entrada del bosque.

―Espera un segundo, no hagas conclusiones todavía. Dejando todo eso a un lado, sabes que no puedes hacerme nada, ¿verdad?

La princesa de la tranquilidad sonrió con maldad.

¿Qué quiere decir con que no puedo hacerle nada?

―Llevo enraizada aquí desde hace casi cien años. ¿De verdad crees que nadie hasta ahora ha descubierto mi verdadero ser en todo este tiempo? ¿Acaso sabes qué acabó siendo de ellos?

Aquella amenaza encubierta hizo que me arrepintiera de haber mandado a otra parte a las otras.

Me olvidé de lo fuerte que puede llegar a ser como monstruo. Además, la otra chica de la tranquilidad vivía cerca de la aldea de la Magia Carmesí, en medio de un territorio de monstruos destacablemente poderosos. Nació en un entorno donde la supervivencia es para los que mejor saben adaptarse, por lo que ésta también debe de tener un buen nivel en absoluto.

Justo cuando pretendía coger la espada de mi cintura…

―Eh, eh, tranquilo. No me malinterpretes, no estoy planeando asesinarte en secreto. Es más, se suponía que debía ser un incentivo para ti.

El monstruo señaló a la parte de tierra que tenía debajo.

―¿Qué quieres decirme con eso?

―Excava. Allí encontrarás cosas de valor.

Esa proposición me dejó trastocado.

Las chicas de la tranquilidad consumen los cadáveres de los aventureros para conseguir nutrientes. Pero, ¿dónde acaban todo su equipo y su dinero?

La respuesta era bajo su cuerpo. Es decir…

―¿No eres demasiado humana? Incluso estás intentando sobornarme.

―Pero será un buen trato para ambos. Tú te quedas con el dinero y yo sigo viviendo. Aquí ganamos los dos. Como he dicho antes, nuestro propósito es vivir en armonía con la naturaleza.

Así que ha estado acumulando dinero desde hace mucho tiempo para salir de una situación como ésta… Qué lista. ¿Pero qué está pasando, un monstruo que ahorra dinero para poder sobornar en caso de que algún humano quiera matarla? Aunque…

―Te has encontrado con el hombre equivocado. Mi nombre es Satou, Kazuma Satou, el aventurero de Axel que ha exterminado a varios comandantes del ejército de demonios. Por favor, no me pongas a su nivel, ¿quieres? Mi excelencia en el ámbito de las aventuras me ha hecho ganar más dinero del que necesito.

Bajé mi mochila al suelo después de decir eso. Fue entonces cuando la princesa de la tranquilidad se vio intimidada por fin.

―Oye, oye, espera, cálmate. Ahora entiendo que eres un hombre fuerte y jamás te dejarías llevar por la codicia o la lujuria. No, realmente te he subestimado. Eres sin duda el aventurero más inteligente que he conocido nunca; un hombre auténtico con una determinación admirable.

Me detuve ante tal cumplido.

―Intentando ablandarme con halagos después de que tu tentativa de soborno haya fracasado, ¿eh? Qué vergüenza, para alguien como yo que ya ha demostrado sus habilidades en multitud de ocasiones, no me dejo engañar por esos cumplidos tan ridículos. Después de todo, hace escasamente unos días, hice que las doncellas de la capital redactaran una lista distinta todos los días con al menos diez cosas buenas acerca de mí.

―¡¿Pero a ti qué te pasa?! Incluso si fueras un monstruo seguiría pensando que estás loco.

Justo cuando la confusa princesa de la tranquilidad había procesado por completo mi mensaje…

―…Oye, ¿qué es eso? Espera un segundo, ¿qué haces?

Su cara se puso de color verde cuando vio lo que saqué de mi mochila. Aunque pensándolo bien, decir que la cara de una planta se volvió verde ha sido cuanto menos absurdo. Pensé que lo mejor sería ignorar mi descripción mental y concentrarme en lo que tenía que hacer.

―¿No lo ves?, es herbicida.

―Lo pillo, vamos a parar un momento y sigamos hablando. Si no te parece bien que siga viviendo aquí, no lo dudes y llévame a cualquier lugar de esas montañas lejanas… Además me gustaría que tuvieras en cuenta que desde el primer momento nunca he animado a los humanos a que acorten su vida utilizándome; es más, incluso he ayudado a algunos aventureros ancianos con sus asuntos de baño ofreciéndoles mis hojas para que se limpiaran. Para ser sincera, he tenido que escuchar todas sus historias, que encima casi siempre eran las mismas, cientos y cientos de veces. ¡A mí también me pasan cosas malas en la vida! ¿No crees que merezco al menos un poco de perdón?

Esta vez estuvo muy cerca de llegar a la última base, así que me detuve.

―¿Y entonces cómo quieres que te trasplante? ¿Acaso este árbol gigante no es parte de ti?

―En realidad mi cuerpo abarca el bosque entero. Mis raíces están por todas partes, así que sólo tienes que desenterrarlas todas…

―¡Pero eso no es posible! ¡¿Es que no sabes lo grande que es este bosque?!

Destapé una a una las botellas de herbicida que había traído y las coloqué todas en el suelo.

―Vale, si eso es lo que quieres, lo haré. Te lo suplico, no me mates por favor… Puedes llevarte todos mis tesoros, y además, si me dejas vivir, te recordaré para siempre. Te prometo que recuerdo a cada aventurero al que he ayudado con su eutanasia. Incluso aquellos que acortaron su vida enormemente aún siguen vivos en mi memoria. Estoy dispuesta a apreciar los recuerdos hasta de las personas que no fueron capaces de perder su virginidad; ¿qué te parece? Te lo ruego, déjame vivir…

Esta planta es un incordio, pero tiene talento para la persuasión. Bueno, ya es suficiente, será mejor acabar con esto rápido.

Dejé de escucharla, recogí una de las botellas y apunté a su tronco.

―Eh, ¿es una broma? ¿No habías dicho antes que no me harías daño? El detector mágico de mentiras no hizo ningún ruido, ¿verdad? A menos que hayas cambiado de opinión, no puedes… ¡Esto es muy sospechoso! ¡En realidad sólo me estás amenazando, ¿es eso?!

―Nunca dije que no te haría daño. ¿Recuerdas la forma tan inteligente con la que escogiste tus palabras para superar el interrogatorio? Lo que dije fue que no te cortaría mientras ellas no estuvieran, y no lo he hecho, ¿verdad? No estaba mintiendo.

Al oír esto, el monstruo entró en pánico seriamente.

―¡Tienes que estar de broma, no me jodas! ¡L-Lo entiendo, pero aún podemos seguir hablando! ¡Haré todo lo que me pidas! …¡Mira, por ejemplo puedo dejarte jugar todo lo que quieras con estas cosas que has estado mirando constantemente!

La princesa de la tranquilidad se levantó sus exuberantes pechos frutales e hizo una risita juguetona.

―Oh, por favor, créeme, no pude evitarlo, ¿acaso tenía otra opción? Encontrar una utilidad para los restos de los muertos es una forma de reciclar, un proceso beneficioso para el medio ambiente. De todas formas se iban a convertir en polvo, así que ¿por qué no dejar que los absorba?

Empezó a hablar muy rápido y seguido, pero se quedó en silencio durante un momento.

―…Dime, ¿no te excitan aunque sólo sea un poquito?

―En absoluto.

Es cierto que unos buenos melones moviéndose me atraen la mirada, pero no son suficientes para excitarme. Y aunque todavía tengo mucho que mejorar en cuestión de moralidad, por lo menos no me la paran los monstruos planta. Lo único que necesito son las súcubos.

―Mira, ¿por qué no hablamos los dos con sinceridad? No hay nadie por aquí, ¿ves? Dime que estás interesado en mí aunque sólo sea un poco, por favor.

¿De verdad es así el jefe de la misión más difícil de todas las que nadie quería? Es mucho más que un monstruo mentiroso y persistente. Satou Kazuma, no desfallezcas. Piensa que tu enemigo es una planta comparable al nabo sexy que Vanir te enseñó el otro día.

―Absorber nutrientes del suelo es lo que nos hace a nosotras las plantas, al igual que la necesidad de tocar unas tetas es un atributo que define a los hombres. ¿Por qué debemos criminalizar nuestros instintos primarios? ¡Los monstruos son seres vivos, tú también eres un ser vivo! ¡Vamos, sigue tus instintos, deja que la naturaleza guíe tu vida!

Seguir los instintos, seguir mi naturaleza… Como podía esperar de los monstruos planta, teniendo una actitud tan enigmática en cuanto al orden natural de las cosas.

Me detuve súbitamente cuando me di cuenta de que mi mano se estaba moviendo involuntariamente hacia su pecho.

―¡¿Qué demonios estoy haciendo?! ¡Eres muy peligrosa, casi me haces cruzar incluso la línea de la humanidad!

Al ver que había conseguido resistir, la princesa de la tranquilidad entendió que su atractivo físico tenía un efecto limitado.

―¡Yaaaaaagh~!

Entonces dejó salir un fuerte chillido que seguramente se escuchó por todo el bosque.