Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 11: La Hermana de la Gran Maga

Capítulo 4: ¡Eliminando a este Monstruo Obsceno!

Parte 6

―¿Qué, qué? ¡¿Qué ha pasado?! ¡Oye, Kazuma, ¿qué has hecho?!

―Kazuma, ¿qué es eso que estás rociando? ¡No será herbicida!

Aqua y compañía irrumpieron corriendo en el claro cuando escucharon los gritos del monstruo planta.

―¡Han venido en el mejor momento! ¡Ayúdenme con esto, esta desgraciada sí que era una mentirosa!

Mi expresión de victoria sólo me sirvió para ganarme unas miradas de desaprobación.

―¿Qué has hecho mientras no estábamos? Has utilizado esa cosa mágica que hace “ding ding”, ¿verdad? ¡Explícate de una vez!

―Como dice Aqua, explica lo que ha pasado.

Les conté resumidamente la conversación que habíamos tenido. Entonces, la princesa de la tranquilidad empezó a gimotear con los ojos vidriosos.

―¡De pronto este tipo intentó hacerme cosas innombrables…!

―¡Ya basta! ¡No quiero escuchar nada más de ti!

Levanté la botella de herbicida por encima de su cabeza para amenazar a aquel monstruo que le gustaba hablar de más. Darkness me dio unos golpes en el hombro para pedirme explicaciones.

―Kazuma, esto es un poco difícil de digerir. ¿Por qué no nos explicas lo que ha pasado aquí exactamente?

―Ella en el fondo es malvada; cuando nos hemos quedado solos no ha hecho más que decir cosas sin sentido. Mira, ahora verás… Dilo alto y claro delante del detector, ¿de acuerdo? ¿Ha dado tu actitud un giro de ciento ochenta grados cuando Aqua y las demás no estaban presentes? ¡Si de verdad no eras una persona completamente distinta, entonces vamos, díselo a esta cosa!

La princesa de la tranquilidad se vio presionada por mi interrogatorio con el detector mágico de mentiras en la mano, de modo que no quiso responder y puso una expresión de derrota.

―¡Oye, con esa actitud vas a conseguir que la impresión que tienen de mí empeore aún más! ¡Deja de resistirte y cuéntales la verdad!

Creo que la he subestimado. Olvidé que es una experta en seducir y hacer que los hombres se degraden para quedarse a su lado.

La chica-monstruo no respondió, y en cambio jugó su última y mejor carta.

―Este caballero ha estado durante todo el tiempo enormemente interesado en la zona de mi pecho…

―¿De qué estás hablando ahora…?

El alarmante testimonio del monstruo hizo que las tres miraran inmediatamente al objeto que llevaba en la mano. El timbre no sonó y el ambiente se congeló hasta el cero absoluto.

―¡Buen intento! Reconozco que no me lo había esperado para nada. Aunque yo también tengo experiencia utilizando este objeto mágico para mi interés. Chicas, miren esto: esta princesa de la tranquilidad, aquí mismo, empezó a comportarse de forma claramente pervertida justo después de que se fueron, y estuvo constantemente soltando comentarios obscenos. ¡Fue algo muy difícil de soportar!

El timbre mágico permaneció una vez más en silencio. Aqua y las demás se quedaron absolutamente perplejas.

―¡A-Admito que mi lenguaje fue algo inapropiado, sin embargo, permitan por favor que me explique!

El detector seguía sin emitir ruido, de modo que las chicas empezaron a comportarse como diciendo “¿de qué habrán estado hablando estos dos?” y mantuvieron la distancia. Se estaban preguntando en cuál de nosotros debían confiar.

La chica sintió que toda la estrategia que había estado llevando a cabo hasta ahora se encontraba en grave peligro y realizó su ataque definitivo.

―¡T-Tú, ¿no estabas dispuesto a tocarme los pechos hace tan sólo un momento?!

No hubo respuesta por parte del timbre.

―¡Pero fue porque tú me tentaste! ¡Me dijiste que podía apretarlas todo lo que me diera la gana a cambio de perdonarte la vida!

―¡No lo dije de una forma tan obscena, no pongas palabras en mi boca que yo no he dicho!

Nada, ningún sonido del detector. Las miradas de mis tres compañeras aumentaron su decepción.

―¡Maldición, menuda pérdida de tiempo! ¡Hablar contigo no ha servido de nada, debería haber entrado en acción desde el principio! ¡Así es como mereces que te traten! ¡Prueba mi herbicida!

Cogí de nuevo la botella que había dejado a mi lado y la rocié sobre la parte visible de las raíces del monstruo.

―¡P-Para! ¡Qué ataque más despreciable contra un ser que no puede moverse! ¡Es muy patético por tu parte recurrir a la fuerza bruta tras perder una batalla verbal!

―¡Eres muy molesta, un simple monstruo no tiene derecho a hablar de razonamientos! Eh, ¿todavía sigues intentando resistirte? ¡Déjalo ya o te lo meto por la fuerza!

La princesa de la tranquilidad me agarró del brazo mientras protestaba con furia para evitar que le echara más herbicida.

―¡Para ahora mismo, no seas ridículo! ¡Deja de echarme esa cosa asquerosa por encima! ¡Me estoy envenenando! ¡Sálvenme, e-este fluido está entrando por mis partes bajas y me está envenenando…!

―¿Cómo es posible que todo lo que digas suene tan obsceno? ¡Lo único que estoy haciendo es rociar herbicida cerca de tu base!

Seguí vertiendo el producto mientras discutíamos al mismo tiempo. El químico tuvo un efecto más rápido de lo que me esperaba, y me di cuenta porque…

―…Esto es una señal espantosa; siento ganas de vomitar pero no puedo. Y no es como si tuviera órganos internos para hacer eso de todas formas… Da igual, me estoy sintiendo terriblemente enferma…

Una vez que hubo absorbido el herbicida, la chica se mareó rápidamente y empezó a perder color. En realidad parecía como si se hubiera emborrachado; su cara se puso verde y su cuerpo temblaba incontroladamente.

―Genial, ésta es nuestra oportunidad. ¡Chicas, ayúdenme a echar más herbicida!

Me di la vuelta contento para encontrarme con que todas tenían una mirada horrorizada.

―N-No me miren así. Tenía razón, ¿verdad? Aunque ella no mentía, tampoco estaba diciendo la verdad. Ni siquiera yo soy tan patético como para dejarme atraer por los encantos de un monstruo.

Ding

La mirada de las chicas se hizo ya insoportable.

―Ojojojojo…

Aunque se encontraba afectada, la princesa de la tranquilidad se rio con aire triunfante.

―¡Ya lo has visto, pequeño aventurero, ahora se dirigirán a ti con el vergonzoso título de “monstruo-con” durante toda tu vida! ¡Irás al infierno por haberme echado esa cosa tan asquerosa por encima, mocoso virgen!

Empezó a soltar insultos sin parar. De este modo quedó al descubierto la verdadera personalidad de la princesa.

―¡Habló la que se ha emborrachado de herbicida! ¡Pues si voy a ir al infierno, tú te vienes conmigo!

Me acerqué de nuevo a ella con la sangre hirviendo de rabia; tenía otra botella en la mano. El monstruo se deshizo de su último rastro de dignidad y comenzó a lanzar insultos como una maníaca.

―¡Otra vez recurriendo a los ataques físicos cuando sabes que vas perdiendo! ¡¿Acaso sabes lo que es la vergüenza?! ¡¿Es que has explotado por verte tan humillado?! Hace un rato incluso asegurabas ser un aventurero profesional. ¡Pues qué vergüenza entonces, un profesional que sigue siendo virgen! No lo has hecho nunca a pesar de tener a tres mujeres contigo, ¿eres impotente sexualmente o qué? Pero si hasta las has llamado amigas; bueno, pues ¿sabes qué?, puede que tú seas el único que lo piensa de esa forma. Probablemente están cómodas contigo aunque consideran que tienen una relación demasiado estrecha contigo como para seguir llamándose sólo “amigas”…

Le rocié el producto herbicida todo lo rápido que me fue posible antes de que pudiera decir nada más.

―¡Qué asco! ¡Me da… tanto asco…! ¡Maldito seas, virgen patético! ¡Mis raíces están repartidas por todo el bosque, así que eliminarlas por completo te llevará décadas! ¿De verdad esperas acabar conmigo en lo que te queda de vida? ¡Como quieras, aunque te advierto que no te será rentable, porque te daré más problemas de lo que valen los tesoros que guardo! ¡Adelante, puedes ir a cavar todo lo que te dé la gana!

Incluso al borde de la muerte, la princesa de la tranquilidad insistió en dejarme cicatrices en el corazón.