Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 11: La Hermana de la Gran Maga

Capítulo 4: ¡Eliminando a este Monstruo Obsceno!

Parte 3

En las profundidades de un pequeño bosque al oeste de Axel crecía un árbol de tamaño excepcionalmente grande. Este árbol tenía muy mala fama entre los aventureros y el personal del gremio. La zona de alrededor era un terreno prohibido, pero aun así los turistas de otras ciudades venían constantemente a visitarlo.

¿Por qué la gente quería ir a este sitio en particular? Porque bajo este árbol gigantesco vivía un monstruo. Su nombre: Princesa de la Tranquilidad.

Probablemente sea una versión avanzada de la chica de la tranquilidad que destruí hace ya un tiempo…

―…Mira, Kazuma, ¿por qué no abandonamos esta misión? Nuestro enemigo es una princesa de la tranquilidad, ¿acaso sabes cómo ha conseguido permanecer ahí durante tanto tiempo sin que nadie la haya destruido todavía?

De camino hacia el bosque, que era el hogar de la princesa de la tranquilidad, Aqua estuvo todo el tiempo montando un escándalo detrás de nosotros.

―Kazuma, Kazuma, en realidad ya no tengo tantas ganas de matar a esa princesa de la tranquilidad…

Incluso Megumin estaba protestando.

―Chicas, no deberían echarle toda la culpa a Kazuma. La princesa de la tranquilidad es de hecho un ser muy benigno para algunas personas. Por ejemplo, aquellos que están atormentados por una enfermedad terminal pueden acudir a ella y fallecer en paz… ¿De verdad eso cuenta como algo malo? Aunque, también por culpa de su existencia, el número de suicidios se ha disparado en este bosque. Sí, utilizarla cuenta como suicidio. Como sierva de nuestra diosa, no estoy de acuerdo con que se produzcan este tipo de muertes, ya que es un pecado. Incluso si el sujeto tiene buenas intenciones, de ningún modo puedo tolerar el suicidio asistido.

A juzgar por la excusa que Darkness había pensado para mí, ella tampoco se encontraba muy cómoda con la situación. Dejé la mochila en el suelo y me di la vuelta para mirarlas.

―¿Pero cómo es que todavía siguen teniendo dudas? ¿De verdad piensan que quiero destruir a la princesa de la tranquilidad para conseguir fama y riquezas?

―Por supuesto, ¿acaso no eres tú el hombre que sería capaz de tratar brutalmente a unas hadas adorables e inocentes sólo para conseguir experiencia y dinero? La última vez asesinaste a un hada de las nieves que atrapé y a la que además puse nombre. ¡Todavía no te he perdonado por ello!

Esta desgraciada ya está sacando los problemas del pasado.

Di un largo suspiro.

―Yo no le hice nada, ¿vale? Se debió derretir cuando la dejaste cerca del brasero.

En los tiempos en que estuvimos exterminando a unos monstruos llamados Hadas de las Nieves, Aqua quiso atrapar a una y quedársela como mascota. El hada que se llevó consigo a casa desapareció al día siguiente, por lo que pensó que yo era el culpable sin tener pruebas. No hubo manera de convencerla de lo contrario.

―Cuando fuimos a la aldea de la Magia Carmesí, ¿no les conté lo que me pasó con la chica de la tranquilidad que nos encontramos? No son caritativas para nada, de hecho tienen bastante maldad.

En aquel momento todas me reprocharon haberla matado y dijeron que era una persona terrible; tuve que estar explicándoles lo que sucedió realmente durante muchísimo tiempo.

Y yo que pensaba que en esta ocasión lo entenderían…

―Todavía sigo teniendo dudas por todo lo que pasó. Si de verdad la chica era tan malvada como dices, entonces ¿cómo pudo pasar inadvertida frente a mis ojos que todo lo ven?

―¿Estás segura de que tus ojos no son de cristal?

Le devolví los ataques al instante, y Aqua hinchó las mejillas con rabia. Entonces me agaché y saqué de mi mochila un objeto que ya conocíamos todos.

―Aah… Kazuma, eso es…

Era el detector mágico de mentiras que habían utilizado en nuestra presencia numerosas ocasiones.

Si dejo las cosas como están, seguro que Aqua y sus amiguitas tratarán de impedir que destruya a la princesa de la tranquilidad. Por lo tanto es hora de que este aparato haga su trabajo.

Si lo usaba mientras conversábamos con el monstruo, dejaría al descubierto sus mentiras y al mismo tiempo corroboraría mi testimonio de lo que sucedió la otra vez.

―Bueno chicas, presten atención; les aseguro que estoy diciendo la verdad.

Aqua puso una mirada de sospecha al escuchar mi declaración rebosante de confianza.

Tuvimos que recorrer una buena parte del camino a través de matorrales densos y finalmente llegamos al árbol gigante. Nos resultó curioso que sólo nos hubiéramos encontrado con unos pocos monstruos. Algunos rumores decían que los aventureros ya se habían ofrecido voluntarios en el pasado para limpiar la zona y proteger a la chica de la tranquilidad de cualquier amenaza.

En serio, ¿cuánto tiempo hemos estado caminando por este bosque?

Empecé a preocuparme de que nos hubiéramos equivocado de camino y por tanto de árbol, pero justo entonces…

―Oye Kazuma, ¿no es aquello de allí? Veo algo de luz en esa dirección.

Miré hacia donde Aqua me estaba señalando y a través de la oscuridad del bosque vi un claro iluminado por el sol. Nos dirigimos hacia allí inmediatamente y nos encontramos con un árbol aún más grande y un arroyuelo. Los árboles eran bastante escasos a su alrededor, por lo que el agua del arroyo reflejaba la luz del sol provocando el efecto que habíamos visto antes.

De repente alguien nos habló.

―Hola, aventureros. ¿Habéis venido a buscar un final apacible o simplemente os habéis perdido?

La voz sonaba calmada, suave como la seda y muy clara, como el murmullo de las gotas de lluvia cayendo en el agua. Cuando me di la vuelta para mirar al origen de esa voz…

―¿O quizás habéis venido a… verme?

Una mujer elegante cuya parte inferior era casi como un árbol nos estaba sonriendo con el rostro ruborizado; hablaba como si nos conociera de toda la vida.