Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo!

Volumen 5: Explosión Kouma, LET’S GO!

Capítulo 4: ¡Buscando Justicia en esta Noche Ajetreada!

Parte 6

 

 

¿Qué debería hacer? ¿Cómo puedo manejar esta situación?

—¡Escucha, Megumin, deja de fingir que estás durmiendo! ¡Estás despierta, ¿verdad?!

Grité a Megumin mientras dormía supuestamente como un tronco a mi lado. Y obviamente, ella no me respondió. Yo soy del tipo de persona que enseguida se dejaba llevar.

¿De verdad puedo hacer esto?

Pensé en cómo Megumin me había cogido repentinamente de la mano cuando acampamos, e hice lo mismo mientras escuchaba su respiración regular en el futón. Sus manos estaban un poco frías, por lo que tocarlas se sentía muy agradable.

…Mi mente está funcionando a toda velocidad. Si fuera más lejos con ella me convertiría en un criminal. Primero necesito un motivo justificado para juntar mis manos con las suyas mientras dormimos dentro del futón.

…Y de repente la inspiración me hizo una visita.

Cuando Megumin se despertó la otra noche me colé dentro de sus sábanas con la excusa de que hacía mucho frío fuera. Solo tengo que transformar esta excusa en realidad. Si consigo bajar la temperatura de esta habitación hasta que haga frío podré meterme debajo de la sábana. Eso es, mis poderes seguramente estaban hechos para este preciso día.

Sosteniendo la mano de Megumin con mi mano derecha, saqué la izquierda por fuera de la sábana, la apoyé en la ventana y realicé un conjuro.

—¡Congelar!

Fue un hechizo tan potente que casi consumo todo mi maná. Conseguí congelar la superficie de la ventana, cubriéndola con una capa de varios centímetros de hielo. A partir de ahí, la temperatura de la habitación cayó drásticamente.

¡Oh, ese es el efecto que esperaba! ¡Con la ventana congelada, Megumin ya no podrá escapar por allí como hizo ayer! Perfecto. ¡Soy todo un genio por haber pensado en un plan tan infalible!

…Mientras estaba impresionado por mi propia estratagema…

—…Ugh…

Puede que hubiese hablado demasiado alto al realizar el conjuro, y Megumin se despertó.

—Buenos días, Megumin, ¿has dormido bien?

—…Buenos días. ¿Umm? ¿Estoy en mi habitación?

Megumin apretó mi mano mientras miraba a su alrededor ligeramente aturdida. Probablemente aún se encontraba medio dormida. Finalmente se dio cuenta de que estaba agarrando mi mano.

—¡¡…!! ¡Al final has cruzado la línea, animal! ¡Kazuma, eres una bestia descontrolada! ¡Pensaba que lo máximo a lo que podías llegar era al acoso sexual, pero en el fondo eres un cobarde que no tiene lo que hay que tener para hacerlo cuando llegue el momento!

Megumin salió disparada del futón con lágrimas en sus ojos.

—¡Eh, espera, no hecho nada! ¡Solo estábamos agarrados de la mano, no te pongas así! ¡Mira, ¿no hace mucho más frío que ayer?! Solo te he cogido de la mano inconscientemente porque hace demasiado frío.

Megumin se dio cuenta de que la habitación se encontraba excesivamente fría en cuanto dije eso. De repente empezó a tiritar. Comprobó su cuerpo con esmero y finalmente me habló con la cara sonrojada.

—¡¿De, de verdad no has hecho nada?! Pero después de la lección de ayer no voy a confiar en ti tan fácilmente.

—Idiota, ¿cuánto tiempo crees que has estado durmiendo? Llevo todo ese rato tumbado a tu lado respetándote.

—¿Lo, lo dices de verdad? Perdóname, Kazuma, me he vuelto a equivocar. Es cierto, si tuvieras agallas para cruzar esa línea ya habrías probado suerte con Darkness… He dicho algo muy feo, te pido perdón.

Megumin se disculpó bajo la tenue luz de la Luna.

—Ah, no pasa nada. Pero no estaría de más que me dieras las gracias de vez en cuando, ¿no crees? Ninguna de ustedes deja de meterse en problemas, y yo tengo que encargarme de resolverlo todo después. ¿No creen que me merezco un poco de gratitud?

En realidad la escena de antes con Megumin solo fue mi merecida recompensa. Quería decir más cosas, pero no pude continuar cuando vi la cara de la chica iluminada por la Luna.

—…¿Gratitud, dices? Tienes razón.

Megumin, que siempre me miraba con rabia, resignación o lástima, puso una sonrisa muy poco común que encajaba mucho con su edad.

¿Umm?

Su expresión y su mirada fija me hicieron sentirme inquieto.

—…Gracias por acogerme en tu grupo cuando no tenía a dónde ir en Axel a pesar de ser una maga problemática que solamente conoce el conjuro de explosión. Gracias por cargarme hasta casa cuando consumo todo mi maná. Gracias por permitir que me quedara en el equipo después de todos los problemas que te he causado.

La Megumin que siempre tenía una excusa para discutir dijo algo completamente fuera de lo normal en ella. Su piel blanca como la porcelana contrastaba con su pelo de color negro, y un toque de rojo se mezcló con el conjunto. Era el símbolo de la Magia Carmesí; sus ojos resplandecieron con una luz fascinadora.

—¿Qué pasa? Solo te estoy dando las gracias, ¿no? ¿No me lo habías pedido? ¿Por qué actúas de forma tan tímida?

Me preguntó con actitud traviesa y yo me quedé mirándola estupefacto.

Ah, esto es muy embarazoso. Siempre me habla con un tono de superioridad, pero mostrarse amable de repente me ha cogido completamente por sorpresa.

Dudé qué debía responder.

—…Bueno, emm, tú también me has salvado muchísimas veces. Según tus costumbres… yo soy Satou Kazuma, el que siempre se ve arrastrado en los problemas de los demás y el que posee el oficio más débil de todo Axel. Mi objetivo es ganar mucho dinero y vivir para siempre felizmente junto a ustedes… ¡Por favor, por favor, llevémonos bien a partir de ahora!

Me sentí más avergonzado a medida que continuaba hablando. Entonces ella hizo una risita.

—Lo mismo digo, cuídame a partir de ahora, por favor… Por cierto, hoy hace un frío de espanto. La casa se está viniendo abajo, y puede que el calor se esté escapando por alguna parte… Emm, has dicho que no vas a hacerme nada, ¿verdad? Hace demasiado frío, así que voy a volver a meterme entre las sábanas.

Megumin se sonrojó mientras se acurrucaba en el interior del futón. Meterse en la cama con esta clase de ambiente entre nosotros me puso aún más nervioso, pero es que ese día hacía muchísimo frío.

No hay más remedio…

…En ese momento recordé el hielo de la ventana.

¿Qué excusa pongo si alguien lo ve? Si ella se da cuenta, todo lo que he conseguido con tanto esfuerzo no habrá servido para nada. ¿En qué estaba pensando cuando hice algo tan estúpido? Puede que estuviera un poco desesperado.

Megumin se giró hacia mí. Ahora se encontraba mucho más cerca que antes, cuando solo estábamos tumbados el uno junto al otro.

—…M-Megumin, ¿no estamos demasiado cerca…?

Y ella me contestó tratando de ponerme nervioso.

—Tú siempre estás haciéndome cosas sucias, ¿y ahora te pones en plan tímido? ¿No has dicho que no vas a hacerme nada? Pues entonces está bien.

Mis nervios ahora tenían una causa diferente.

Está bien. Tiene razón, no es para tanto. Después de todo dije algo verdaderamente embarazoso y ella ahora tiene una confianza plena. Pero si ve la ventana congelada, su enfado alcanzará un nivel histórico.

Sin previo aviso, algo frío cubrió mi mano derecha. Al parecer Megumin me había cogido de la mano voluntariamente.

—…Eh, oye, no seas tan atrevida, jovencita. Ya pasó lo mismo esa vez mientras acampábamos; si vuelves a hacer algo tan inesperado como eso, mi corazón no será capaz de soportarlo… Anoche, Darkness incluso le dijo a tu madre que dejarme dormir contigo era como poner un pedazo de carne en la jaula de una bestia que no había comido en una semana.

La habitación estaba fría, pero yo comencé a sudar. Mi voz sonaba varios tonos más aguda por culpa de los nervios. Megumin se rio como respuesta.

—¿Darkness dijo eso? Pero si también dijo que aunque te encontraras en una situación real serías demasiado tímido como para hacer algo y dejarías pasar la oportunidad con una broma.

¡Esa zorra!

—Hey, ¿de qué hablas con Darkness cuando están las dos a solas? Cuéntamelo, te prometo que no me voy a enfadar.

Megumin se puso un poco nerviosa cuando dije eso y giró la cabeza.

—…Eh, entonces hablaron mal de mí.

—Es un secreto. D-dejando eso a un lado, será mejor que descansemos. Vamos a volver a Axel mañana, ¿verdad? Regresemos a nuestra vida pacífica de allí.

Está tratando de evadir el tema.

…Llegados a este punto, Megumin escondió la cara bajo las sábanas y habló con timidez.

—…Tengo ganas de ir al baño.

Entonces se salió del futón.

…¡Eh, espera!

—Ah, pero tu madre ha vuelto a cerrar la puerta~

Sonrió amargamente antes de que yo pudiera terminar la frase.

—En serio… No importa, saldré por la ventana como ayer…

Miró a la ventana y se quedó paralizada allí mismo. …Me tapé los oídos, metí la cabeza debajo de las sábanas y me encogí como un balón.

Ah sí, este es el momento perfecto para activar Ocultarse.

Mientras lo hacía, Megumin siguió mirando la ventana sin reaccionar.

—…Kazuma, ¿qué está pasando?

—…El Señor del Invierno ha pasado por aquí justo ahora y se marchó después de congelar la ventana.

¡Megumin tiró de la sábana en ese mismo instante!

—¡Kazuma! ¡¿Qué es lo que ha pasado?! ¡Esto tiene que ser obra tuya! ¡Sabía que tú lo habías hecho, pero no entiendo cuál es el objetivo! ¡¿Por qué has congelado la ventana?!

¡Qué frío!

Empecé a sentir frío en cuanto me arrancó la sábana. Me encogí aún más y traté de evitar la mirada de Megumin.

—…¿Si te cuento lo que pasó de verdad, me prometes que no te vas a enfadar?

—Si no me lo cuentas haré que las chicas te traten de una forma mucho más cruel que ayer.

Lo confesé todo.

—…¿Eres idiota? No sé si eres una persona capaz reaccionar en función de la situación o sencillamente un idiota. ¡Devuélveme ahora mismo mi gratitud!

—Tienes toda la razón. Yo también pienso que es un poco extraño, ¿por qué habré actuado como un estúpido dos noches seguidas?

Puede que últimamente haya hecho demasiados viajes y mi cerebro no haya sido capaz de soportarlo.

Megumin dio unos pequeños toques en el cristal congelado de la ventana. La magia de congelación que había consumido todo mi maná dejó una gruesa capa de hielo sobre el cristal, y no se iba a romper con solo unos toquecitos. Al darse cuenta, Megumin corrió hacia la puerta.

—¡Abre la puerta! ¡Eh, ábrela…! ¡Mamá, mamá!

Empezó a gritar mientras aporreaba la puerta. Sin embargo, la casa se mantuvo en silencio y nadie mostró signos de querer levantarse. Hacía mucho frío, por lo que recogí la sábana con cuidado para que no me viera y me tapé.

—…¿Cómo debería decir esto? Hace frío, así que por el momento será mejor que durmamos. Está bien, no voy a hacerte nada, confía en mí. Si no puedes aguantarte… hay una botella vacía por ahí.

—¡Déjame que te pregunte otra vez, ¿qué es lo que quieres que haga con esa botella vacía?! ¡Y hasta ahora he confiado en ti, pero en este momento tengo una sensación de peligro como nunca antes! Aaah, esto es realmente…

Megumin me gritó mientras trataba de contener la ira. El ambiente tranquilo de antes había desaparecido por completo.

—La culpa es mía, te aseguro que no voy a hacer nada. Lo más seguro es que me haya poseído un espíritu maligno para haber podido congelado la ventana mágicamente de esa manera. Lo siento muchísimo.

Y cuando escuchó eso…

—Al menos dilo fuera de la sábana…

Megumin renunció a decirme nada más y volvió al futón. Probablemente ya no era capaz de seguir aguantando el frío.

—¡Vamos!

—Kazuma, te vas a enterar por la mañana.

En respuesta a mi exclamación de alegría, Megumin me advirtió que podría haber consecuencias mientras sus ojos se iluminaban. Un gran hombre dijo una vez: no te preocupes por el mañana, deja que el mañana se preocupe de sí mismo. Y teniendo eso en cuenta decidí seguir las enseñanzas de mis predecesores y tan solo vivir el presente. Megumin, que antes me había cogido de la mano voluntariamente, estaba durmiendo en un extremo del futón con la espalda dirigida hacia mí.

Somos como un matrimonio que están cansados el uno del otro.

—…Oye, ¿no tienes frío? Yo sí, así que acércate un poco más.

—…Quiero que me devuelvas el buen ambiente que teníamos antes…

Dijo eso con resignación. Entonces yo realicé un conjuro con la voz más baja que pude.

—Congelar.

—¡¿Acabas de quejarte porque hace frío y estás usando el hechizo de congelar?! ¡¿Pero hasta qué punto quieres estar pegado a mí?!

Megumin volvió a regañarme.

—Aah… Solo hay una almohada, así que úsala. Yo dormiré sobre tu brazo.

Pero enseguida murmuró y se apoyó sobre mí.

—Eh, eh, me voy a sentir preocupado si te pones encima de mí tan obedientemente.

Megumin ignoró eso y colocó la cabeza encima de mi brazo derecho, con su cara tocando mi pecho.

Konosuba Volumen 5 Capítulo 4 Parte 6 Novela Ligera

 

—Como dijo Darkness, incluso en una situación donde pudieras hacerlo de verdad, eres demasiado tímido como para actuar y tan solo dejarías pasar la oportunidad con una broma.

Acompañó esas palabras con una risita desde debajo de las sábanas.

…¿Umm? ¿Es posible que Megumin no lo esté haciendo a disgusto? ¡Así que realmente esta es mi etapa de popularidad…!

Y justo cuando mi débil esperanza estaba aumentando poco a poco…

 

[¡Alerta del ejército del Rey Demonio! ¡Alerta del ejército del Rey Demonio! ¡Una parte del ejército enemigo se ha infiltrado en la aldea!]

 

—…Yo ya sabía que esto iba a ocurrir.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

6 Comentarios
Mas Votados
Mas Recientes Mas Antiguos
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios