C³ – Cube x Cursed x Curious

Volumen 5

Capítulo 2: Festival de Trabajo / ¿Dónde está la Cura para la Soledad?

Parte 2

Tan jodidamente caliente.

Debido a este traje de mascota hermético… ¿Cuantas veces lo he dicho ya?… Kururi suspiró mientras caminaba en medio del bullicio festivo del festival cultural. Su vestimenta no era particularmente rara y el entorno caótico aceptó fácilmente su atuendo.

Los estudiantes moviéndose; gente caminando, vendiendo a gritos fideos yakisoba fritos; fotógrafos diciendo ―Fotografía del club, personal de grabación”, brazaletes; compañeros mascotas en trajes de gato, entregando volantes; una profesora con un chándal, llevando una pala en el hombro por alguna razón; hombres jóvenes en ropa casual, tratando sin descanso de charlar con las chicas; y finalmente… Una niña de escuela primaria en el hombro de su padre, felizmente paseando entre los puestos del festival cultural, un padre y un par de niños. Padres e hijos…

En ese instante, Kururi comenzó a imaginar las caras de su padre y su hermana. Sus rostros, que cayeron por el precipicio ante sus ojos, así como el sonido del impacto que vino desde muy abajo.

Luego se imaginó el rostro de su madre, cantando alabanzas al final de su vida, cayendo hacia abajo, agarrándose del acantilado, chasqueando la lengua hacia Kururi… Y luego, el sonido que sólo Kururi encontraba especial…

¡*Crash*!

Kururi disipó el sonido inexistente y siguió caminando, caminando en esta escuela secundaria, un espacio que nunca había experimentado antes.

Estaba lleno de gente, pero no al punto en el que la gente se golpeara los hombros. Había chicas de secundaria, hablando hasta por los codos mientras se miraban unas y otras, al igual que mascotas humanoides que tropezaban tal vez debido a la mala visibilidad. Incluso si tuvieran que realizar algún movimiento inesperado, no serían capaces de tocar siquiera un dedo de ella. Para Kururi que presta mucha atención a la distancia de un milímetro más que cualquiera en este mundo… Los cientos de milímetros que los separaban eran realmente enormes.

Naturalmente, esto se aplicaba también a la mujer que caminaba a su lado en una parka. La mujer se mantenía separada por aproximadamente 740mm. Naturalmente, eso era perfecto de acuerdo a sus deseos. Dado que ambos lados no necesitaban ni querían contacto con el otro, ya sea en términos físicos o no físicos.

De hecho, aunque existía la necesidad de actuar juntos, Kururi quería estar lo más lejos posible de ella, que era una miembro de la familia. Ella no quería contemplar esa existencia. Simplemente conocer la existencia de esta mujer a su lado era suficiente para causar una sensación desagradable en el corazón de Kururi.

Parecido a la vergüenza, el dolor parecía, parecía resentimiento, parecía miedo… Una sensación caótica y desagradable que incluso Kururi no podía explicar con claridad.

Por tanto, no había necesidad de hablar con ella a menos que fuera necesario. Pero si intentaba iniciar una conversación, Kururi no podría ignorarla.

—Hasta ahora, el resultado es que todavía no hemos encontrado nuestros objetivos…

—¿Cómo es posible que sea fácil? Lo vi una vez antes, pero sólo fue por casualidad.

—Realmente hay demasiada gente.

Debajo de la máscara, Kururi sonrió. Si estas a tan pocos pasos de alcanzar tu objetivo, ¿por qué simplemente no matas a esos estudiantes, uno por uno? Una vez que la situación sea grave, tu objetivo probablemente vendrá corriendo… Esa solución medio en broma entro a la mente de Kururi, pero, por supuesto, ella se negó a expresarlas.

Porque si fuera a hacerlo, esa mujer probablemente lo haría.

Kururi lo entendía muy bien.

Ella conocía la naturaleza de esta mujer y de la familia como organización.

— ¿Qué tal si cambiamos de tema? ¿Tienes también un Wathe?

Kururi contestó “No” Ese cuchillo Kukri ya no estaba en su poder. Sintió que una respuesta tan simple podría no ser suficiente, Kururi la complementó con una mentira simplemente asquerosa.

—Por eso sólo puedo actuar como algo parecido a un ayudante, y cobarde también.

—No dejes que eso te moleste. O mejor dicho, no creo que moleste a la Matriarca. Creo recordar que algunos de nosotros no tienen Wathes.

—… El tuyo es uno Llamado «Tragedy Method*», ¿No es así? (*Método de la tragedia)

Kururi cambió deliberadamente de tema. La mujer le hizo un gesto al objeto en su hombro.

—De hecho, es cierto. Es mi salvador.

La familia era más o menos un lugar de reunión para gente como ella. Un grupo de personas que fueron salvadas por las herramientas malditas y luego dejaron el camino recto. Dependientes incurables a las herramientas malditas, esas personas habían convertido esa dependencia en la palabra “Amor” que marco profundamente sus mentes.

Por lo tanto, Kururi se preguntó, ¿Fue esta mujer salvada realmente? ¿De verdad no perdió algo?

Ella tragó saliva, pero trató de preguntar de manera subrepticia.

—Dime… ¿Has descubierto que se te haya olvidado algo?

—¿Hmm? Ah, es cierto. Casi se me olvida.

Kururi saltó del susto, pero la respuesta de la mujer no era lo que esperaba.

—Espérame un momento. Tengo que hacer una recarga.

La mujer se acercó a una llave de agua en medio de un pasillo y la giró. Lo que procedió a hacer un fue un acto para satisfacer su maldición. Detrás de la máscara, Kururi frunció el ceño mientras observaba.

Ahhh, qué raro.

Wathe, Wathe, Wathe. En un principio, además de los Wathes, no había nada más digno de preocupación. Ese fue en algún tiempo su modo de pensar y el modo de pensar de la familia y esta mujer.

Si como Kururi, esta mujer había sido forzada a olvidar algo, entonces seguramente debería haber recuperado sus recuerdos ya. Sin embargo, ella parecía completamente consciente de eso. En ese caso, sólo había una respuesta.

Esta mujer estaba completamente loca.

Loca por la herramienta maldita y la misión de amor de la familia…

Ver a esta mujer era como observar su propio pasado.

Y observar como su anterior locura era sentida nuevamente en las profundidades de su corazón.

Kururi entendía muy bien, que por eso ella actuó de esta manera.

Por eso se quedó con esta mujer que no le agradaba. Por eso sentía una repulsión que no podía disipar sin importar lo mucho que intentara convencerse a sí misma de que “Esto era necesario para completar su objetivo”

—Lo siento por la espera… Vamos.

Al regresar de la llave del agua, la mujer siguió adelante una vez más. Kururi reflexionó otra vez mientras caminaban.

En cuanto a su yo del pasado, en cuanto esta mujer que representaba una imagen de su propio pasado, Kururi reflexionó una vez más.

Qué asco.