Overlord

Volumen 12: El Paladín del Reino Sagrado

Capítulo 2: En Busca de Salvación

Parte 2

 

 

Al término de las conversaciones con Blue Rose, la delegación diplomática del Reino Santo, al que pertenecía Neia, se retiraba pronto de la capital real. Esto era porque ya habían comprobado que nadie en el Reino estaba dispuesto a ayudar al Reino Santo. Además investigar la verdadera forma de Jaldabaoth necesitaría recursos económicos que eran escasos y que les demandaría varios meses de trabajo. Por último, habían tomado conocimiento que el único capaz de vencer a Jaldabaoth era Momón.

Además, el solo pensar en el sufrimiento de los ciudadanos del Reino Santo les aumentaba la ansiedad y la presión de hacer algo por ellos.

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Con este pensamiento aceleraban al máximo su desplazamiento haciendo descansar lo menos posible sus caballos. A veces incluso les lanzaban hechizos y viajaban hacia el este por las carreteras a velocidades que los viajeros normales no podían igualar.

Pasaban por la última aldea del Reino y finalmente ahora se encontraban en la zona fronteriza entre el Reino y el Reino Hechicero.

Las colinas suavemente asentadas bloqueaban las líneas de visión de los viajeros y ocasionalmente podían divisar un bosque primitivo densamente poblado. No había ningún sentimiento de habitabilidad humana en su interior y era de esperar que un monstruo saltara en cualquier momento. Esto podía haber sido originalmente el territorio del Reino, pero eso era todo. La posibilidad de ser atacado por monstruos sólo había disminuido. De ninguna manera había desaparecido.

En un terreno como éste, era cuando las habilidades de Neia eran muy valiosas pues su sentido de la visión y su olfato de Neia se agudizaban y por eso ella se adelantaba.

No había rastro de criaturas esperando en una emboscada cerca. Tampoco había rastros de grandes carnívoros cerca del camino.





Había muchos parches de tierra desnuda expuestos en el camino. Si continuaban, estarían entrando en territorio anteriormente controlado por el Reino, cuyas carreteras parecían estar pavimentadas. Los caminos pavimentados eran más convenientes para los viajeros, pero para Neia, la tierra desnuda a partir de ahora haría más fácil detectar las mejores pistas.

Neia miraba sus manos.

No le gustaban estas manos.

No era que le molestaba el endurecimiento de sus manos debido a su entrenamiento. Era simplemente desagrado por su falta de talento.

Ella había tenido la buena fortuna de haber heredado los agudos sentidos de su padre, pero tristemente no había recibido nada de su madre.

La madre de Neia había sido una famosa paladín en su tiempo y tenía excelentes habilidades con la espada. Sin embargo, como su hija, Neia no había heredado su talento para la espada, a pesar de lo mucho que había practicado. Estrictamente hablando, las técnicas de arco transmitidas por su padre significaban que ella podía usar los arcos hábilmente incluso sin ningún tipo de entrenamiento.

El hecho es que Neia había tenido la suerte de heredar solo esa mitad de su herencia. Sin embargo, las habilidades utilizadas por los paladines que Neia admiraba tanto sólo podían ser utilizadas con armas cuerpo a cuerpo. Para Neia, que quería convertirse en un paladín, ser talentosa con armas a distancia era un desperdicio.

Una vez más, agarraba las riendas con fuerza.

Estiraba la cintura y ajustaba su posición en la montura. Había pasado mucho tiempo a caballo después de salir de la capital real y su trasero y muslos estaban ahora bastante adoloridos.

Ante estas dolencias podía haberles pedido a los Paladines que usaran hechizos curativos de bajo nivel para deshacerse del dolor. Sin embargo, ella era una chica y estaba un poco avergonzada de preguntarles eso. Además, aún no estaba a un nivel en el que pudiera afectar su habilidad para trabajar las riendas, por lo que le resultaba aún más difícil preguntar.

….Todo esto llenaba su mente de ideas y recuerdos. Creo que debía aplicarme cataplasma después, como siempre. Tenía que agradecerle a papá. En el pasado, cuando cabalgaba con el y le decía que me dolía las posaderas, él me atropellaba con una mirada de enfado en su cara… ¿Le agradecí entonces? … ¡Hah!

Con la emoción que la embargaba producto de estos recuerdos Neia se detenía antes de que sus lágrimas se derramaran.

“Capitana, puedo ver carreteras pavimentadas. Estamos a punto de entrar en el dominio del Reino hechicero.”

El camino de tierra repentinamente se convertía en adoquines a mitad del camino. Se sentía extraño.

“Entonces. ¿Cabalgaremos hasta el Reino Hechicero? ¿O acamparemos esta noche?”

Neia miraba al cielo.

“Creo que deberíamos poder llegar antes del atardecer si no pasa nada más. Sin embargo, podríamos ser tomados por un grupo de asalto. ¿Qué debemos hacer?”

“Déjame discutir esto.”

Remedios tiraba de sus riendas y su caballo se detenía y luego empezaba a hablar con Gustav.

Sin embargo, este debía ser el dominio del Reino Hechicero de ahora en adelante…pero ¿Dónde estaban sus tropas? Tampoco había fortalezas. Había fuertes por parte del Reino…

Normalmente había fuertes en las fronteras de un país, pero aquí no había nada de eso. Puesto que el Reino Hechicero era sólo una ciudad. ¿Habían concentrado todas sus fuerzas en la ciudad?

La mirada de Neia viajaba por la carretera asfaltada.

La suave pendiente corría entre las colinas. En la distancia, ella podía ver un parche de bosque de invierno estéril.

Nuevamente los recuerdos la invadían. Ella recordaba cómo se había ido de camping un invierno con su padre. Eso no cambiaba, sin importar adónde fuera. El paisaje aquí se sentía como el del Reino Santo.

Vivir en el mundo era doloroso.

Las palabras que su padre había balbuceado casualmente, se sentían como una espina en su corazón.

Su padre había elegido vivir en una ciudad por su madre. Si su madre por alguna razón no hubiera vivido con ellos, él habría preferido quedarse en un pequeño pueblo cerca del bosque, viviendo de la abundancia de la naturaleza.

Cuando todavía era niña, ella pensaba que vivir en un entorno natural era un fastidio. Sin embargo, después de este viaje, podía entender lo que su padre había querido decir con sus palabras. ¿Era una señal de madurez? Ahora hubiera estado en condiciones de poder hablar de cosas diferentes con él.

El dolor le asaltaba el corazón mientras pensaba en todas estas cosas. Sin embargo, era sólo por un momento. Eso era porque delante de ellos, justo al este a lo largo de la carretera, ella podía ver algo borroso a lo largo del serpenteante camino creado por las colinas.

¿Podía ser un incendio?

Neia entrecerraba los ojos y luego volvía a mirar cuidadosamente.

Había un objeto blanco, parecido al humo allí. No, no era humo, sino niebla. Y…

“¡Siento interrumpirlos mientras hablan! ¡Hay algo como niebla delante!”

“¿Y qué?”

Después de que Neia se reportaba a la retaguardia, Remedios se quitaba el casco. Había una mirada desconcertada en su cara.

“Neia Baraja. ¿Hay algo que te moleste?”

“Sí. Según este mapa, no hay grandes lagos alrededor, pero hay un gran banco de niebla delante. Estoy segura que debe ser un acontecimiento anormal.”

El banco de niebla espesa y lechosa parecía extenderse cada vez más y más y parecía que llegaría a Neia y a los demás en cualquier momento.

Su padre le había enseñado todo tipo de fenómenos naturales y cuando ella reflexionaba sobre la situación basada en ese conocimiento, la aparición de esta niebla era realmente extraña.

“Escudera Baraja. ¿Podría ser algún tipo de cambio especial en el ambiente?”

Esa pregunta venía de Gustav, quien había captado lo que estaba pasando antes de Remedios.

Los cambios ambientales especiales en cuestión se referían a fenómenos que por lo general eran imposibles de realizar en una zona extensa. Por ejemplo, podía haber un lugar donde un hechizo ritual a gran escala que salía mal llenaba un área con gases tóxicos de putrefacción o un lugar donde una vez al año, un desierto podía enfurecerse con tormentas de arena durante una semana o quizás un lugar donde la lluvia multicolor cayera en ciertos momentos.

En otras palabras, él preguntaba si esta niebla era uno de esos misteriosos sucesos. Sin embargo, Neia no había reunido ninguna información sobre esas cosas. Sentía que probablemente sería regañada si respondía insegura, pero no tenía más remedio que responder honestamente.

“Mis más sinceras disculpas, pero no tengo información sobre la niebla que ha aparecido ante nosotros.”

“En otras palabras, fallaste en reunir inteligencia. ¿No?”

Otra pregunta difícil. ¿Quién podía decir que habían reunido suficiente información?

“Capitana Remedios, su sirviente dice que decidir qué hacer ahora es más importante.”

Sus caballos de guerra se habían detenido.

La niebla se estaba espesando lo suficiente como para que los caballos no pudieran avanzar a través de ella. A pesar de lo que habían aprendido antes, no había acantilados cerca de E-Rantel. Si avanzaban despacio, tenían que ser capaces de lidiar con lo que surgiera. Sin embargo, esta niebla de rápida formación les hacía dudar en moverse a través de ella, por muy lentamente que viajaran.

Neia olfateaba la niebla.

Olía a vapor de agua y nada más. No había nada que la hubiera molestado. Sin embargo, eso era exactamente lo que la molestaba.

“Capitana. ¿Esta niebla pudo haber sido generada por un monstruo? Mi padre dijo una vez que algunos monstruos tenían la habilidad mágica de generar niebla y se escondían en ella para acechar a su presa.”

“…¡Todos, desenvainen sus espadas! Si alguien sigue en la carretera. ¡Despejen enseguida!”

Esta rápida toma de decisiones era una muestra de la excelencia de Remedios en la batalla.

Neia y los Paladines movían sus caballos según las indicaciones y abandonaban la carretera, por lo que empezaban a girar en círculos. Para entonces, la espesa niebla parecía que se iba a tragar el mundo entero.

Era lo suficientemente gruesa que apenas se podía visualizar a través de ella, tanto así que apenas podía distinguir a sus compañeras junto a ella y la visibilidad era cero más allá de los quince metros. Su malestar hervía en su pecho y se imaginaba que veía a espectros en el movimiento de las corrientes de la niebla.

Sería bueno que ella pudiera detectar cualquier cosa que se les acercase por el sonido, pero estaba rodeada de caballeros completamente blindados. Cada movimiento que hacían causaba que el metal se raspara contra el metal y eso dificultaba su sentido de audición. En estas condiciones, era muy difícil detectar cualquier cosa que se acercara a ellos. Según los recuerdos de Neia, el único que todavía podía identificar objetos por el sonido en estas condiciones era su padre.

Mientras se daba cuenta una vez más de la grandeza de su padre, se agarraba desesperadamente los oídos para poder escuchar.

“Esta es una niebla muy rara. No llega a ser tan espesa ni siquiera en el mar.”

“¿No estábamos a punto de llegar a la ciudad del Reino Hechicero? ¿Habrá monstruos tan cerca de los límites de la ciudad? ¿O estas cosas extrañas son cotidianas porque es el Reino Hechicero?”

“No lo sé… ¿Podría ser algún tipo de hechizo defensivo usado por el Reino Hechicero?”

“Dejemos la magia fuera de esto. Hablar de eso solo causa confusión y molestia, tanto que hasta me duele la cabeza. Si ves algo, avísame y hazlo fácil de entender. Si es un monstruo, lo mataremos para que el Rey Hechicero nos deba un favor cuando le pidamos que envíe a Momon. ¿Qué te parece eso?”


“¿Cómo crees que podremos obtener eso? Todos dicen que limpiar monstruos dentro de las fronteras de un país es responsabilidad de ese país…”

Quizás era porque había concentrado todas sus energías en escuchar atentamente, pero podía distinguir claramente el contenido de la conversación entre la capitán y Gustav. Sin embargo, si se alejaba, ya no estaba segura de poder oírlos. ¿Qué haría su padre en un momento como este?

¡No puedo seguir confiando en alguien que no está aquí! ¡Necesito pararme sobre mis propios pies! ¡Depender solo de mis habilidades!

El hecho de pensar de esta manera la llevaba a la conclusión que el quedarse aquí sólo impedía el uso apropiado de sus habilidades. En ese caso, sería mejor ver si se le permitía alejarse sola para verificar la situación.

Probablemente se lo impediría.

Neia luchaba tratando de controlar su deseo de hablar.

Aunque no lo hiciera, la capitana apenas estaba cerca de ella. Si ella lo pedía y fallaba, no había manera de saber cómo sería castigada. No quería abrir esa lata de reproches y reprimendas.

Además, sería muy malo que, como resultado de este intento, la capitana dejara de confiar en ella como guía.

Neia luchaba para poner excusas en su corazón. Sin embargo pensaba que sería muy malo para su salud mental si ellos corrían peligro a consecuencia de no haber actuado correctamente pues le generaría un sentimiento de culpabilidad terrible. La duda de que podía haber sido un error el mantenerse callada la atormentaba.

Aunque parte de su mente pensaba que, si todos morian aquí, la gente que sufre en el Reino Santo tendría que esperar aún más tiempo para la salvación, pero las espinas de Remedios ya habían perforado innumerables agujeros en el corazón de Neia y ella no podía preocuparse más.

En ese momento, Neia veía algo que no podía ignorar.

En medio de la densa niebla, vislumbraba el oscuro contorno de algo enorme que venía del Reino Hechicero.

“Oye. ¿Puedes echar un vistazo por ahí?”

Neia empujaba a uno de los paladines montados a su lado.

“…Nada. Lo siento, pero la niebla es muy espesa y no veo nada. ¿Hay algo ahí?”

Escuchaba al paladín que llevaba su mano hasta su cintura y desenvainaba con fluidez su espada, luego el sonido de él apretando con fuerza su empuñadura.

“Ah, no es nada. Pensé que había visto algo, pero quizá estaba equivocada.”

“¿De verdad? Bueno, si crees que hay algo ahí, sólo dinos, no importa lo que sea.”

“De acuerdo, entonces contaré contigo cuando llegue el momento.”

Después de darle las gracias con una mirada seria en su cara, Neia volvía hacia el frente. Si se dividiera a las mujeres del mundo en las que sonreían y las que no se suponía que sonrieran, Neia caería en esta última categoría. Incluso una palabra de agradecimiento de su parte era mejor expresada con una expresión seria que con una sonrisa. Neia continuaba estudiando el banco de niebla. Quizás sólo Neia podía verlo y distinguir cualquier objeto en el a pesar que estaba demasiado lejos. Ella estaba segura de que no se había equivocado.

Quizás su interacción con el paladín le había devuelto el ánimo y le había dado el valor suficiente por lo que Neia decidía decirle algo a la capitána. Sin embargo, ella seguía hablando con Gustav.

“¿Qué deberíamos hacer ahora?”

“Es muy peligroso moverse en esta niebla. Esperemos un poco más y si no hay nada desmontaremos y descansaremos. Ahora que lo pienso. ¿Hay monstruos emisores de niebla en el mar?”

“Claro que los hay. Sin embargo, no hay mares ni lagos cercanos. Es como dijo la Escudera Baraja.”

“¿Es posible que cometiera un error o pasara por alto alguna información?”

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“Ella no lo arruinaría así. Francamente hablando, ella nos trajo a salvo hasta aquí. ¿No? Cuando estábamos saliendo del Reino Santo, los demihumanos que patrullaban cerca de la muralla rota tampoco nos vieron. No podríamos haberlo hecho solos. ¿Verdad?”

“Podríamos haber entrado por la fuerza.”

Estos últimos comentarios hacían que una vez más, el corazón de Neia se hundiera.

¿Cuántas frustraciones había tenido que soportar para traerlos hasta aquí?

Los recuerdos nuevamente inundaban su mente. Recordaba cuando les había pedido que se quedaran atrás mientras ella miraba por sí misma bajo la lluvia helada, arrastrándose por el suelo y embarrándose para evitar que la vieran emboscadas del tipo Ranger.

Si la lograban detectar la solitaria Neia seguramente moriría. Aún así, Neia había continuado con la determinación de morir, aferrándose a la creencia de que estaba haciendo esto para salvar a sus sufridos compatriotas.

Así era. Ella no estaba trabajando duro para ganar elogios o algo así.

Trataba de hablar y decidir por su cuenta. Incluso aun cuando la Capitán se negara a reconocer sus contribuciones, los demás seguramente aprobarían sus esfuerzos, aunque no lo dijeran.

Querer ser elogiado o recompensado por trabajar duro era sólo el egoísmo de un niño. Esto era lo que significaba ser un protector de la humanidad. Hacer lo que fuera necesario para mitigar el dolor y el sufrimiento de la gente era el deber de un paladín. Seguramente la capitán debía ser igual. Aún así…¿Podría bajar el volumen? No, tal vez los dos pensaban que estaban hablando lo suficientemente bajo para poder ser escuchados.

Los dos seguían hablando.

Al haber sido excluida, Neia pensaba que no debían concentrarse en hablar y más bien debían mantenerse vigilantes de su entorno. Especialmente Remedios, cuyo sentido del peligro de bestia y su habilidad para luchar significaban que ella debía ser capaz de responder mejor que nadie.

Neia calmaba la frustración en su corazón y se concentraba en la sombra de la niebla. Eso también se debía a que todavía no había recuperado la fuerza ni el valor necesarios para llamarles de nuevo y también a que no quería seguir escuchando su conversación.

De pronto Neia vislumbraba algo en la niebla. Quizás la niebla se había separado por las corrientes del viento y por un momento observaba claramente la rueda de la sombra.

“¿Ah? De ninguna manera…¿Eso es una nave?”

De hecho, Neia había discernido la verdadera naturaleza de la sombra. Un barco que flotaba en el mar.

Además, era un barco grande, similar a un galeón. Era algo momentáneo y de pronto la pesada niebla lo volvía a ocultar de nuevo, por lo que ella no estaba realmente segura de haberlo visto.

Por supuesto, tal cosa no era posible para el sentido común.

A pesar de la información que poseía, el propio Gustav ya había dicho que no había lagos en las cercanías. No, incluso si los hubiera, sólo un intelecto del grado de Remedios flotaría un barco del tamaño de un galeón en un lago interior.

Si se trataba de una región costera, podía ser posible que hubieran utilizado un viejo barco como fortaleza o lo hubieran trasladado a tierra firme para algún otro propósito. De hecho, había varios ejemplos de eso en el Reino Santo. Sin embargo, era imposible hacerlo en el interior del país.

Estaba viendo cosas. ¿Verdad?

Esa era la mejor manera de pensar en ello.

Aún así, sus ojos se negaban a retirarse de esa dirección, escaneando una y otra vez.

“… Así que sí viste algo después de todo. ¿Ah?”

En respuesta a la pregunta del caballero con el que había hablado antes, Neia gritaba un.

“¡¿Que?!”

“Estabas mirando en esa dirección en forma repetida, lo que significa que viste algo allí. ¿No?”

“¿Ah? No, eso…”

Pensaba decir que había visto la sombra de lo que parecía un bonito barco. Si ella decía eso, probablemente pensarían que estaba loca. Ciertamente Neia lo haría. En ese caso. ¿Qué debía decir?

“No importa si te equivocaste, pero ¿podrías decirme si viste algo? Ayudará mucho saber si algo está pasando allí.”

Era un argumento perfecto.

Miraba de un lado a otro. Dudaba de que era lo que debía responder ya que todos estaban escuchando el intercambio de Neia con el paladín y todos los ojos estaban puestos en Neia.

La situación era muy complicada y ella no podía simplemente alardear o librarse de la alta responsabilidad que demandaba el momento solo diciendo “Oh, yo sólo estaba viendo la niebla”.

“…Ah, sentí que había una gran sombra negra ahí fuera.”


“¿Es esa gran sombra un monstruo?”

Quien preguntaba era la persona que Neia menos quería oír que le disparara una pregunta. Maldita sea, no me preguntes. Pensaba ella, pero obviamente no podía decir eso.

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Neia suspiraba varias docenas de veces en su corazón antes de responder.

“No, no es así. Tenía la sensación de haber visto un edificio o algo parecido.”

“…¿Realmente lo viste?”

“No estoy muy segura. Es más probable que me haya equivocado.”

“¿Un edificio? ¿Un fuerte del Reino Hechicero o algo así?”

“No lo sé. Sin embargo, el hecho es que no hemos visto nada parecido a un fuerte del Reino Hechicero cerca de las carreteras o cerca de los pueblos. Esas construcciones no estarían fuera de lugar en las tierras fronterizas.”

Aunque ella había sentido que era un barco, sería más convincente decir que era un edificio que parecía un barco en vez de decir que había visto un barco.

“Ya veo…¿Qué te parece, Gustav?”

“Yo le creo. Aunque…no has comprobado que era un edificio. ¿Verdad?”

“Sí, fue sólo por un momento. Podría haber sido otra cosa completamente diferente.”

“Capitana Custodio, en cualquier caso, creo que esperar en la niebla es la mejor opción. No creo que los fuertes del Reino Hechicero permitan la entrada de extranjeros.”

“Tiene sentido. Hagámoslo entonces. Todo el mundo, manténganse alerta.”

Ella recibía como respuesta un coro de voces. Lo mismo respondía Neia.

Mientras ellos estaban concentrados en la vigilancia, la atención de todos se centraba en un solo punto. Eso era porque todos querían verificar lo que Neia había visto.

La espesa niebla seguía obstaculizando toda la visión y justo cuando todo el mundo comenzaba a perder interés en el edificio, algo sucedía.

“… ¡Qué!”

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Neia y el caballero a su derecha, producto de la sorpresa, jadeaban sorprendidos.

Una sombra se movía en la espesa niebla.

“¿Q-Qué? ¿Qué fue eso?”

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Neia no podía responder a la pregunta del paladín. Decir que era un barco era una locura.

“¿Esta esa sombra…moviéndose? ¿No es un edificio?”

La pregunta del capitán era muy razonable. Sin embargo, dado que Neia no le había dicho desde el principio lo que era en realidad, todo lo que podía decir hasta el final era que parecía un edificio.

“Cuando lo vi, parecía una…”

“Pero ahora se está moviendo. ¿No? Además…la sombra parece que se está oscureciendo. ¿Se dirige hacia nosotros?”

De hecho, si eso era realmente un barco, entonces podía avanzar hacia ellos. En otras palabras, ese barco era uno que podía navegar por tierra.

“¿Un barco…? ¿Cómo es posible que…? ¡De ninguna manera…!”

Al final, la sombra se acercaba lo suficiente a través de la niebla hasta un punto que incluso la gente aparte de Neia podía ver lo que realmente era.

Era indiscutiblemente un barco y se movía como si navegara sobre las olas. Filas de largos y gruesos remos sobresalían de sus lados, remando como si estuvieran empujando a través del agua.

“¿Estás bromeando?”

Las palabras escurridizas que escapaban de la boca de Remedios hablaban por todos en el grupo.

“¿Los barcos del Reino hechicero viajan por tierra? Los países del interior tienen toda clase de juguetes sorprendentes…”

No, no, así no era, decía Neia en su corazón. Probablemente no era la única que pensaba así.

“Una nave que viaja a través de la niebla… Me parece recordar haber oído hablar de algo así antes…”

“¡No esperaba menos de ti, Gustav! Ven, trata de recordarlo, estoy segura que puedes hacerlo. Me enseñaste todo tipo de cosas en el pasado, estoy segura que puedes hacerlo. Bien ¿Quieres que te frote la cabeza?”

“Por favor, no hagas eso. Además, no soy un sabio ni nada. Es sólo porque nuestra Capitán no tiene cabeza para tales hechos, lo que me obligó a recordarlos en su nombre.”

“…Eso es porque todo lo que necesitaba hacer era preguntarte a ti o a Kylardos.”

“Parece que te hemos estado malcriando demasiado. Una vez que enviemos a Jaldabaoth de vuelta al infierno, me aseguraré de que recuperes todos tus años de aprendizaje perdido. Gracias a eso, ahora me acuerdo. Es una nave fantasma. Oí a unos marineros hablar de ello, un barco que aparece en la niebla. Es un barco que debería haberse hundido, pero que navega una vez más y es gobernado por los no-muertos.”

“¡Oh! Sí, he oído que los barcos fantasma están precedidos por una densa niebla. …¡Todos formen! ¡Si es un barco fantasma, nos enfrentaremos a los muertos vivientes! ¡Es el enemigo!”

Incluso los paladines no podían evitar ser sacudidos por la orden de su capitán.

“¡Espere! ¡Por favor espere, Capitána Custodio! El reino hechicero que es nuestro destino está gobernado por un rey no-muerto, así que. ¿Qué pasa si este es uno de los barcos del reino Hechicero?”

“¿¡Qué!? ¿Trajo un barco fantasma a tierra firme y luego lo usó? …¿Qué demonios es esto?”

Era natural que Remedios se quedara estupefacta.

Los no-muertos podían controlar a otros no-muertos. Sin embargo. ¿Qué clase de no-muerto podría poner un barco fantasma, que originalmente habría navegado los mares, bajo el mando de uno?

Pronto, la nave se revelaba en su totalidad.

Como su nombre indica, era un barco fantasma.

Estaba roto por todas partes. Había un enorme agujero en el costado del casco y las tablas de cubierta se doblaban hacia arriba en muchos lugares. Su estado era calamitoso.

Era gigantesco, incluso más grande que el buque insignia de la Marina del Reino Santo “Martillo del Rey Santo”. Si su estado no fuera tan ruinoso, daría la impresión de tener un tremendo poder.

El último de sus tres mástiles volaba con las velas en popa, mientras que los otros tenían velas cuadradas regulares. Sin embargo, todas estaban destrozadas y harapientas y no parecía que pudieran cumplir su misión de propulsar un barco.

Había una agudeza anormal en la forma en que su proa sobresalía. Se veía muy impresionante, como si hubiera sido pulida. Además, brillaba con una luz tenue y mística y daba la sensación de que el barco estaba orgulloso de sí mismo.

Además de todas estas características especiales tenía una que era la más llamativa y ésta era la bandera que estaba izada en la parte superior del mástil principal. Llevaba el símbolo del Reino Hechicero.

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La nave flotaba a un metro del suelo mientras avanzaba.

Pronto, la nave pasaba por el costado del grupo, el cual estaba congelado en su lugar por la extraña vista.

Nadie podía moverse y entonces la niebla súbitamente comenzaba a hacerse más ligera. ¿Alguien decía que el barco arrojaba niebla mientras navegaba? No, si ese fuera el caso, entonces la niebla habría sido más densa cuando uno estaba cerca de la nave y eso habría imposibilitado ver en detalle el casco. Probablemente era como una especie de capa oculta que cubría el área alrededor de la nave con niebla.

O quizás era una jaula para evitar que su presa escapara. Neia estaba muy asustada por ese pensamiento suyo.

El Rey Hechicero…un rey no-muerto. Podía ser un temible enemigo por lo que sabíamos.

Cuando se enteraba de que él había convocado a gigantescas cabras de origen desconocido, ella las había imaginado como ovejas adorables, así que muy posiblemente Neia podía haber subestimado al Rey Hechicero de alguna manera.

Eso la desconcertaba y generaba incertidumbre en ella.

Al igual que los paladines veían a los muertos vivientes como enemigos, los no-muertos podían también considerar a los seres vivientes como sus enemigos. Si ese era el caso, el destino de su grupo sería…

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Aun así, no tenían otra opción que rogarle ayuda para encontrar a Momon, el hombre que una vez había luchado a la par de Jaldabaoth. Neia se limpiaba el sudor con la palma de la mano.

“… La niebla se ha despejado. Todo el mundo, vamos.”

El rey no-muerto que gobernaba a estos extraños seres.

Neia se daba cuenta de su determinación.

El Rey Hechicero era un no-muerto de cierta manera especial, pues permitía que los humanos vivieran… ¿Qué clase de persona era realmente? Bueno, era casi seguro que no podría ver ese lado de él, pues ella solo era una simple escudera y todo eso que su bajo rango conllevaba.

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